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28 de septiembre de 2010

Las Purgas de los Muchachos

Las purgas en el campo siempre han encerrado peligro para los niños, ya que muchas veces por ignorancia, las madres les daban,  con la mejor intencíon de librarlos de las lombrices y demás parásitos, brebajes que les recomendaban que producían unas diarreas muy severas que llevaban a la deshidratación y  a veces  la muerte de los infantes.

¿Que podía hacer una mujer campesina en pleno monte ante una diarrea severa?? Quizás conocía algunas hierbas o frutos que podían ayudar, pero si la cosa era mas fuerte ¿que podían saber de una solución tipo suero, o ocurrírseles mezclar agua con un poco de papelón y una pizca de sal para evitar la deshidratación?

Esta fue una verdad en tiempos del abuelo y no estaría segura de afirmar que todavía en los rincones mas apartados, pudieran seguirse  aplicando estos "remedios " para contrarestar los parásitos  que siempre tiene el niño campesino por andar descalzo en la tierra, por comer tierra, el niño que quizás desnutrido, tiene su "barriga inflada", el niño que tantas veces hemos visto en los pueblos y campos.

Cuenta el abuelo que a pesar que no presenció ninguna de esas desgracias, también lo purgaban con cierta frecuencia. Uno de los métodos era con una hierba llamada Pasote: se machacaba bien la hoja y se le daba a tomar al niño el zumo. Eso según mataba las lombrices.

Después  llegaron al campo donde vivía algunos purgantes más elaborados, se llamaban “Tiro seguro” y “Cuatro en uno”. Estos productos mal administrados provocaron la muerte de algunos niños.

Cuenta el abuelo que el peor que recuerda era el Sulfato de Sodio, el cual solo se disolvía en agua caliente. Lo preparaban con guarapo de Cañafístolo Llanero, el cual tiene una particularidad: si se hierve la maraca entera con concha, el resultado es un guarapo astringente, pero si se hierve sin concha, se convierte en laxante. Bueno, las madres preparaban una olla de guarapo de cañafístolo y le añadían el Sulfato de Sodio, agarraban al muchacho inmovilizándolo pues ya sabían lo que les venía y les metían una cucharada grande. Muchas veces, la bebida producía el vómito inmediatamente, entonces era administrada una segunda dosis, por eso se preparaba suficiente. Despues de ingerido el brebaje, les daban media naranja para pasar el mal sabor y la nausea.

Probablemente estos métodos tan rudimentarios, se siguen utilizando monte adentro, con los riesgos que implica, pues muchas abuelas desconocen las nuevas formas de desparasitar a los niños y con el típico " yo le dí a mis hijos y  allí están" o "eso se les da y no les pasa nada", muchas familias han sufrido  o sufrieron en aquellos tiempos, una desgracia.
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