Continuamos contando nuestra historia con los versos del Poeta Fleitas Beroes. En esta oportunidad, el corrío trata de José Tomás Boves. Igual que en los anteriores poemas, el poeta demuestra conocimiento y pasión en los hechos que protagonizaron nuestra independencia. Boves no queda atrás, él fue sin duda un gran caudillo con carisma y capacidad estratégica comparada sólo con el General Páez. Ambos fueron caudillos con algunas características comunes y grandes antagonismos: catires, llanerazos de colcha y cobija (recordemos al poeta Luis Alberto Crespo: "no se nace en la llanura. Uno nace llanura, viene de ella o va hacia ella"), recios, fieles con su tropa, con capacidades insólitas de reclutamiento y formación de grandes ejércitos en poco tiempo, capacidad para arrastrar masas, para grandes estrategias, decididos, valientes, seguros…. Se podrían mencionar muchas otras similitudes, pero también tenían grandes antagonismos, siendo el más resaltante la crueldad del primero contra la nobleza del segundo, crueldad nacida del resentimiento y la sed de venganza en uno y nobleza nacida de un corazón sencillo con capacidad de perdón, y sentimientos paternales de protección en el otro. Uno el terror de una época, otro un orgullo para los venezolanos. Ambos “Taitas”, ambos conductores de llaneros….
Boves y sus Hombres
Corrido.
Había nacido en Asturias
Aquel joven chapetón
Catire de ojos azules
Marino de profesión
Boves era su apellido,
Su carácter bravucón
Aprendió marinería
Con Don Diego del Cayón
Considerado en España
Eminente profesor
Lo examinaron después
En el puerto del Ferrol
Y se graduó de piloto
Debido a su aplicación
¿A que vino a Venezuela?
Nadie sabe dar razón;
Estando en Puerto Cabello
-refiere la tradición-
Introdujo un contrabando
Pero de poco valor;
Sin embargo ya tenía,
La boleta de expulsión
Para mandarlo a su tierra
A pagar larga prisión;
Pero cambiaron la pena
por una pena menor
y lo enviaron para el llano
sin mayor explicación.
Fue a parar a Calabozo
Con la recomendación
De tener bonita letra
Y ser un hombre de acción:
Lo enseñaron a llanero
Los mozos de la región:
Aprendió a tumbar un toro
A jinetear un potrón
A cruzar a nado un rio
A enlazar un cimarrón
A bailar un golpe de arpa
Dándole duro al talón
A sacudir las maracas
A tocar un guitarrón
A rabiatar una soga
A pegar un pescozón
Y a robarse una muchacha
Sin mucha contemplación.
Luego se metió a pulpero
Y gano real a montón,
Dicen que el padre Llamozas
Fue siempre su protector;
hacía viajes para Oriente
montado en su carretón
víveres y mercancías
los compraba al por mayor;
media docena de mulas
cargaba en cada ocasión
y después en el negocio
empezaba la función:
-¡Cambio una vaca parida
Por este sombrero alón,
Y un par de espuelas de plata
Por un burro mamantón!.
Sus vicios y sus virtudes
Causaban admiración:
Como enemigo era malo
Hasta la exageración,
Pero pagaba con creces
Cualquier tipo de favor;
Al negocio concurrían
El llanero socarrón
El bandido y el honrado
El decente y el ladrón
Entre aquella perolera
Nunca le faltaba el ron
Y para el padre Llamozas
Vino de consagración.
Aquel joven chapetón
Catire de ojos azules
Marino de profesión
Boves era su apellido,
Su carácter bravucón
Aprendió marinería
Con Don Diego del Cayón
Considerado en España
Eminente profesor
Lo examinaron después
En el puerto del Ferrol
Y se graduó de piloto
Debido a su aplicación
¿A que vino a Venezuela?
Nadie sabe dar razón;
Estando en Puerto Cabello
-refiere la tradición-
Introdujo un contrabando
Pero de poco valor;
Sin embargo ya tenía,
La boleta de expulsión
Para mandarlo a su tierra
A pagar larga prisión;
Pero cambiaron la pena
por una pena menor
y lo enviaron para el llano
sin mayor explicación.
Fue a parar a Calabozo
Con la recomendación
De tener bonita letra
Y ser un hombre de acción:
Lo enseñaron a llanero
Los mozos de la región:
Aprendió a tumbar un toro
A jinetear un potrón
A cruzar a nado un rio
A enlazar un cimarrón
A bailar un golpe de arpa
Dándole duro al talón
A sacudir las maracas
A tocar un guitarrón
A rabiatar una soga
A pegar un pescozón
Y a robarse una muchacha
Sin mucha contemplación.
Luego se metió a pulpero
Y gano real a montón,
Dicen que el padre Llamozas
Fue siempre su protector;
hacía viajes para Oriente
montado en su carretón
víveres y mercancías
los compraba al por mayor;
media docena de mulas
cargaba en cada ocasión
y después en el negocio
empezaba la función:
-¡Cambio una vaca parida
Por este sombrero alón,
Y un par de espuelas de plata
Por un burro mamantón!.
Sus vicios y sus virtudes
Causaban admiración:
Como enemigo era malo
Hasta la exageración,
Pero pagaba con creces
Cualquier tipo de favor;
Al negocio concurrían
El llanero socarrón
El bandido y el honrado
El decente y el ladrón
Entre aquella perolera
Nunca le faltaba el ron
Y para el padre Llamozas
Vino de consagración.
Hizo dinero el catire,
Tuvo una rica mansión
Le gustaban las muchachas
Como al pájaro la flor,
Pero los tiempos cambiaron
Sonó la revolución;
Caracas, la gran Caracas
No quiso más opresión,
Entonces el taita Boves
Estudió la situación
Alardeaba de patriota
En toda conversación;
A la hora de hacer lanzas
Daba su contribución
Pero en el alma tenia
Siempre la doble intención
De ser patriota fingido
Y realista de corazón
Luego se marchó a San Carlos
Con escasa provisión
Fue solo por conocer
La verdad de la cuestión
Al regreso trajo “bolas”
De las de marca mayor:
”que el terrible Monteverde
Comenzaba la invasión,
Que BOLÏVAR y sus hombres
Aceptaron rendición
Y que el gobierno tenia
todo bajo su control”
Por orden del juez Briceño
Lo metieron en prisión
Lo sentenciaron a muerte
Sin gracia de apelación;
Pero fue el propio Antoñanzas
Su tabla de salvación
Este lo sacó del cepo
Y le concedió el perdón
Entonces vino la purga,
La muerte sin distinción,
La puñalada trapera,
El machetazo a traición.
Como el hombre era valiente
Produjo tal sensación
Que enseguida se le unieron
Los indios de “La Misión”;
Por otra parte llegaban
Negros, pero por montón,
No querían ser mas esclavos
Y en eso tenían razón.
El llano estaba revuelto;
De Calabozo al Rincón,
Del Sombrero a San Fernando,
De Camaguán a la Unión.
Del Rastro a Guardatinajas,
Del Corozo a Remansón,
De Guayabal a San Jaime,
Del Calvario a la Estación,
Marchaban hombres con lanzas
Y todo era confusión;
La consigna:¡Viva El Taita,
La Corona y el León!
Lo demás, todos lo saben,
Boves fue un hombre feroz
Con un ejército criollo
Que siempre lo respaldó.
Aquí cabe recordarles
La terrible emigración
A Oriente, y a la cabeza
BOLIVAR, LIBERTADOR.
El ejército de Boves
Permítanme la expresión;
Era un barco del infierno
Con un loco en el timón;
Pero a cada quien le llega
Su momento de expiación
Y a Boves le llego el suyo
En Urica , en plena acción;
Cuentan que Pedro Zaraza
Lo derribó del Potron
Y entonces llegó Bramante
Y le partió el corazón.
La noticia de su muerte
Fue como una bendición,
El ejército quedó
Como cuatro sin bordón
Como tinaja sin agua
Como bongo sin patrón;
ni Morales ni Ceballos
gozaban de admiración
y poco a poco los hombres
volvieron a su región…
Tuvo una rica mansión
Le gustaban las muchachas
Como al pájaro la flor,
Pero los tiempos cambiaron
Sonó la revolución;
Caracas, la gran Caracas
No quiso más opresión,
Entonces el taita Boves
Estudió la situación
Alardeaba de patriota
En toda conversación;
A la hora de hacer lanzas
Daba su contribución
Pero en el alma tenia
Siempre la doble intención
De ser patriota fingido
Y realista de corazón
Luego se marchó a San Carlos
Con escasa provisión
Fue solo por conocer
La verdad de la cuestión
Al regreso trajo “bolas”
De las de marca mayor:
”que el terrible Monteverde
Comenzaba la invasión,
Que BOLÏVAR y sus hombres
Aceptaron rendición
Y que el gobierno tenia
todo bajo su control”
Por orden del juez Briceño
Lo metieron en prisión
Lo sentenciaron a muerte
Sin gracia de apelación;
Pero fue el propio Antoñanzas
Su tabla de salvación
Este lo sacó del cepo
Y le concedió el perdón
Entonces vino la purga,
La muerte sin distinción,
La puñalada trapera,
El machetazo a traición.
Como el hombre era valiente
Produjo tal sensación
Que enseguida se le unieron
Los indios de “La Misión”;
Por otra parte llegaban
Negros, pero por montón,
No querían ser mas esclavos
Y en eso tenían razón.
El llano estaba revuelto;
De Calabozo al Rincón,
Del Sombrero a San Fernando,
De Camaguán a la Unión.
Del Rastro a Guardatinajas,
Del Corozo a Remansón,
De Guayabal a San Jaime,
Del Calvario a la Estación,
Marchaban hombres con lanzas
Y todo era confusión;
La consigna:¡Viva El Taita,
La Corona y el León!
Lo demás, todos lo saben,
Boves fue un hombre feroz
Con un ejército criollo
Que siempre lo respaldó.
Aquí cabe recordarles
La terrible emigración
A Oriente, y a la cabeza
BOLIVAR, LIBERTADOR.
El ejército de Boves
Permítanme la expresión;
Era un barco del infierno
Con un loco en el timón;
Pero a cada quien le llega
Su momento de expiación
Y a Boves le llego el suyo
En Urica , en plena acción;
Cuentan que Pedro Zaraza
Lo derribó del Potron
Y entonces llegó Bramante
Y le partió el corazón.
La noticia de su muerte
Fue como una bendición,
El ejército quedó
Como cuatro sin bordón
Como tinaja sin agua
Como bongo sin patrón;
ni Morales ni Ceballos
gozaban de admiración
y poco a poco los hombres
volvieron a su región…
Mucho se ha escrito sobre José Tomás Boves y hay quienes critican abiertamente la versión de Francisco Herrera Luque en su Boves el Urogallo, en la cual, al igual que en este poema, el hombre sencillo, bonachón, trabajador e inicialmente partidario de la Independencia, fue azotado, encarcelado y condenado a muerte por “hablar en contra de la libertad”, cuando aparentemente solo estaba expresando las noticias o su opinión. Este hecho, aunado al asesinato de su mujer “María Trinidad” y el de un muchacho que el autor denomina “Juan Caribe”, presuntamente transformaron su alma y una inquebrantable sed de venganza se apoderó de él, dejando salir su monstruosa naturaleza. Muchos opinan que esa versión de los hechos, “justifica” en cierto modo su transformación y minimiza los desmanes y espantosos crímenes que cometió con sus hombres, acabando con pueblos enteros en una destrucción de sangre y fuego. También se plantea en el referido libro que él no luchaba en realidad por la causa realista, sino que poco a poco se fue endiosando y hacía su propia lucha, desconociendo con frecuencia las órdenes de sus superiores. Si esto fue así, se concluye que ni él ni sus llaneros luchaban por un ideal, digamos político, luchaban por ellos mismos y por conseguir reivindicaciones a su condición. Quizás esto explica el motivo por el cual, una vez desaparecido Boves, esos mismos llaneros pasaron a engrosar las filas patriotas.
A propósito del Bicentenario de la Batalla de Urica
ResponderEliminarFUE ZARAZA QUIEN MATÓ A BOVES
Por Víctor Belis
victorbelis37@gmail.com
0414-2483325
http://www.aporrea.org/actualidad/a199655.html