"Era el mes de mayo, mes de espantos y de aparecidos, época de lluvia, cuando la sabana se viste de flores y el terronal se remoja. Llano en mayo con sus noches oscuras y caminos llenos de agua"
"Llano es llano y a nosotros nos gusta de esa manera, supersticiosos y todo puede que seamos, pero con un corazón que no nos cabe en todo el ancho de la sabana y en esa misma sabana, que no alcanza para arroparle el corazon al llanero, es donde se ven todas estas cosas que le estoy contando....."
"La tarde llegó con nubarrones de lluvia y viento fuerte que sacudía los chaparrales asustando la sabana. Los caminos fueron llenándose de agua y las aves se recogieron temprano"
Fragmentos del trabajo llevado al acetato por Dámaso Delgado: El Silbón.
Estando en el mes de mayo, mes que tradicionalmente se ha denominado el mes de espantos y aparecidos, habiendo hablado ya extensamente de La Cruz de Mayo y del paisaje de la estación, dedicaremos los quince días restantes del mes, a narrar algunas de las historias, mitos y leyendas que caracterizan la llanura venezolana. Es específicamente en el estado Portuguesa, donde ubicaremos la fuente de estas historias, por ser la cuna del Silbón, espanto mayero tan conocido en todo el país y del cual ya hemos hablado suficientemente en la sección de Espantos y Aparecidos.
Muchas son las leyendas, que conforman el folclore nacional. Entre las leyendas del estado Portuguesa, podemos mencionar, además del Silbón, al Ahorcado de Turén, el Amo del Agua de Chabasquén, el Hachador de Ospino, la cochina parida de Píritu, la Culeca de Mesa de Cavaca, el venado de Piedra de Agua Blanca, la Burra Maniada de Papelón, la culebra gigante de la Represa de San Rafael de Onoto, el Tigrito de Píritu, la Bola de Fuego, el carretón de Acarigua, entre otros. De otros estados tenemos Florentino y el Diablo, El Espanto del Troncon, Juan Machete, entre otros.
Algunas de estas leyendas, las narraremos en los próximos días. Algunas son muy simples y mas que leyendas considero que son "decires", pero todas, con su ingenuidad o su profundidad, con sus testimonios o sin ellos, con su mayor o menor grado de credibilidad, forman parte de nuestro folclore.
Eso era lo que contaba
el Silbón y la parranda,
que una noche se encontraron
Hilarión y el desandas,
Víspera de un tres de mayo
como a las seis de la tarde,
fueron grandes tempestades
y relámpago en el aire.
No vayas para esa fiesta,
te dijeron Juan Hilario,
que en tierras de Portuguesa,
va un espanto desandando
El que vaya de parranda
que se vaya preparando
que si la noche lo agarra
el Silbón lo esta esperando
y por todos los caminos de Portuguesa se comentaba el corrio y la leyenda.....
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