Flores doblegadas, ramazones caídas, nidos destruidos, charcos ocres que invadían los corredores, atrayendo ranas terrosas de canto desvaído
Pozos desbordados en los patios, animales refugiados bajo los aleros, rebaños ajilados en busca del cobijo de los árboles, madrinas de caballos desbocados, levantando con sus cascos el barrizal de los esteros. Lluvia y lluvia en monótona cadencia, mientras la mujer se quejaba en los aposentos.
Mas tarde arreció el aguacero con ráfagas intermitentes de chubasco y garúa, relámpagos y truenos y al amainar lentamente, casi hasta aparecer el sol, nubes negras cerraban el firmamento para continuar lloviendo
El río acrecentado rugía entre los disparos de las centellas, árboles arrancados a raíz, chispazos y relámpagos, poblados por inmensos caramos arrastrados por la corriente y centenares de reses y bestias aboyadas en el cauce espumoso y pestilente". José León Tapia- Los Vencidos
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