A continuación otro "sabroso" relato de Ño Aguedo, relacionado con el Arpa venezolana:
"Don José Matías Fleitas Fleitas, nacido en Camaguán,
rico y criador ganadero, de origen español, era mi vecino más cercano; nos
separaba el paloapique que dividía nuestros solares. Nos unía demás de una
estrecha amistad, el hecho de ser mi
esposa, una prima hermana suya y el sacramento de haber apadrinado en las aguas
bautismales tres de mis hijos. Llanero cien por cien. Su franqueza y sinceridad
rayaba en el civismo.
Para confirmar lo que digo, les mostraré un “botón”.
Cuando el General Francisco Franco echó de España a todas las personas que no
estaban de acuerdo con su tiranía, vino a domiciliarse en Camaguán un eminente
médico-cirujano español a quien todos le llamábamos “el doctor Raúl”. Su porte
distinguido, sus modales, su pulcritud en el vestir y su manera de expresarse
daban a entender a las claras que pertenecía a la nobleza de España, además de
probar por sus aciertos en su profesión, que era un científico en la verdadera
amplitud de la palabra. Tuvimos suerte que ese eminente médico viniere a
ocultar su dolor y su desengaño entre las malezas de este humilde e insulso
rincón de Venezuela y América. Don José Matías Fleitas enfermó y “el Dr. Raúl”
lo curó, salvándolo de una posible y grave operación quirúrgica. Cuando Don
José Matías le preguntó: -¿Cuánto le debo Dr.?, éste le contestó:
-Nada Don José, era mi placer verlo curado.
Don José Matías Fleitas era hombre inculto
pero inteligente y noble, su cara se enrojeció y sus ojos rojos como el caimán,
demostraban la emoción que embargaba su alma. Entró a su cuarto y luego
apareció y puso entre las manos del Dr. Raúl, 5 onzas mexicanas de oro,
diciéndole:
-Ud. tiene que aceptarme este regalito porque
sí, y además mi amistad- y diciendo esto le tendió su mano derecha, aquella
manaza terrible acostumbrada a domar toros cimarrones y potros cerriles.
El Dr.
Raúl extendió la suya, fina como la de un duque; y las dos manos se estrecharon
sellando así una amistad nunca desmentida. Llegaron a chancearse y bromear,
hacer chistes uno contra el otro, para divertirse.
Luchando contra Franco en las calles de
Madrid, “el Dr. Raúl”, quedó inválido de una pierna, además era tuerto y calvo.
Un día en una reunión, llegó don José Matías cabalgando su hermosa mula y dirigiéndose al Dr.
Raúl le dijo:
Dr., Si Franco no lo hubiera botao de España,
usté lo hubiera tumbao y allá estuviera usted de Presidente, porque usted tiene
todas las trazas de un hombre malo
-¿Y cuáles son esas?- contestó el doctor
Guá, la canta dice así y esa no falla
Si viene un renco bueno
Escríbelo que es milagro
Jacéle la cruz a un tuerto
Y Dios te libre de un calvo.
Todos rieron ruidosamente y mucho mas el Dr. que la
replicó:
-Ah viejo caimán de charco!- mientras Don José
Matías “picaba espuelas” a su mula y se alejaba riendo.
Cierta vez en las cercanías de nuestro
barrio, un grupo de vecinos, para festejar un bautismo, celebraron un baile “de
arpa”, y digo “de arpa” porque para aquellos tiempos nosotros los llaneros
llamábamos “música de viento” aquella producida por instrumentos que se
soplaban; la predilecta de la gente “alta” que tomaba brandy Hennessy tres estrellas, mientras que la clase popular, bebía aguardiente blanco de las
destilerías de Don Luis Berlioz de
Guayabal, aguardiente que al que abusaba en exceso de él, amanecía padeciendo
además del insoportable “ratón” una tremenda diarrea de pronóstico reservado; de ahí que el pueblo siempre
sabio, lo llamó: “Cajón de Guayabal” (observa Germán que he suprimido la g por
la j, para hacer menos sucia esta narración). El baile comenzó decentemente
pero a la media noche cuando “el cajón” empezó a hacer su efecto, alguien
quebró la lámpara y “campeó por su respeto “la pluma” (el pardillo). La “sanpablera"
duró como dos horas. Al día siguiente ojos amoratados, cabezas rotas, barrigas
hinchadas, rabadillas doloridas, y toda clase de contusiones debidos a los
impactos contundentes de “la pluma”
Mi compadre Don José Matías amaneció ´muy
temprano en mi “ratonera” y me dijo:
- ¿qué le parece compadre la “zaparapanga” de anoche? Por eso es que a mí no me gustan los bailes de
arpa, porque terminan con un bochinche, razón tienen de llamarlo
“burreado”; yo desearía saber quién fue el inventor del arpa.
Para satisfacer el deseo de mi querido
compadre recurrí a la historia y narré lo siguiente:
Según las sagradas escrituras en Génesis
capítulo 4 versículo 21, un nieto de
Caín fue el primero que tocó el arpa, la cítara y el órgano. Se llamaba Inbal
-¿Así es la cosa?- replicó mi compadre- ¿con
que fue un nieto del vagabundo Caín,
quien la inventó? Por eso es que el arpa engendra bochinche cuando le jalan los pelos ( no se entiende bien la letra de Ño Aguedo en esta palabra) y la llaman
“arpa – vená”.
Pero antiguamente, -continué- era un instrumento
religioso, antes que David la tocara, ya la usaban las jóvenes vírgenes de
Jerusalén, por este hecho histórico y dogmático el arpa pertenece a los hebreos. Ellos la usaban en sus cultos
religiosos, también los asirios y los egipcios de quienes la tomaron los
griegos; los celtas la tuvieron en gran estima. Era un instrumento
esencialmente religioso y cuando se empleó profanamente la música y con ella el
arpa, el filósofo Platón en su “Tratado de Leyes” calificó de Libertinaje
musical la profanación del arpa. El arpa fue a España y allí se embarcó en
las carabelas de Colón y cuando llegó la
hora de la independencia de Venezuela, tomó parte activa como inspiradora al
lado de Páez y sus centauros en las vísperas de las grandes batallas que dieron
la libertad a Venezuela.
Ver el resto de esta Historia en el siguiente enlace: Páez y la Música
Se pintaron arpas en Egipto antiguo tan temprano como en la 4th Dinastía (sobre el siglo 26 AC), y parecen haber sido muy grandes, más de (1.8 metros) alto. Se supo en la civilización Asiria del siglo 7 y 8 AC de dos tipos de arpas, una tenía su propia caja de resonancia hacia el fondo, la otra hacia arriba. En el siglo 9 AC el arpa Siria aparece con un bastón de apoyo. Los griegos lo copiaron y ajustaron por en el siglo 4 AC. Eventualmente este se convirtió en el modelo de arpas en todo Europa Occidental. Asociacion venezolana suiza
Arpa Asiria (1) |
"Las arpas se usaban comúnmente en Mesopotamia y en Egipto desde tiempos muy remotos. La más antigua representación de un arpa, un instrumento de once cuerdas, aparece en un relieve de piedra de Lagash (Baja Mesopotamia), que data de antes del año 2000 AC. Las arpas mesopotámicas tenían la caja de resonancia en su parte superior, como lo indica el ejemplo de Asiria (Figura 1), o en su parte inferior, donde lo tenían todas las arpas egipcias (Figuras 2). Por lo general, las arpas egipcias eran tan grandes que el músico debía apoyarlas en el suelo para tocarlas. El instrumento musical bíblico que puede compararse con las arpas de Egipto o de Mesopotamia es el que la Biblia hebrea llama nébel.
Arpa Egipcia (2) Jerónimo, traductor de la Vulgata, explica que en estos instrumentos la caja de resonancia estaba en la parte superior. De ser así, el arpa de los hebreos se habría parecido al arpa asiria. Su caja de resonancia era redondeada y estaba totalmente recubierto de cuero, por lo cual, según las fuentes rabínicas judías, este instrumento recibió el nombre de nébel, que en hebreo significa "odre". Las mismas fuentes nos informan que las cuerdas del nébel eran más numerosas y más grandes que las de la lira. En consecuencia, el sonido debía ser más grave. Josefo, al escribir en el siglo I DC, afirma que este instrumento tenía 12 cuerdas que se tocaban con los dedos. Todas estas observaciones indican que el nébel de los hebreos sin duda era un instrumento muy similar al arpa. Al estudiar los textos bíblicos que se refieren a este instrumento, se nota que el nébel se usaba casi exclusivamente con fines religiosos. Los profetas con quienes Saúl se encontró, luego de haber sido ungido rey, llevaban un nébel entre otros instrumentos . Se los usó en la orquesta de David que acompañó el traslado del arca (2 Samuel 6: 5). En muchos textos aparece como una parte de la orquesta del templo (ver 1 Crónicas 15: 16, 20, 28; Nehemías 12: 27; etc.). El salmista exhorta a usar el nébel para alabar al Señor (Salmo 150: 3)." eltextobiblicoat.blogspot.com.
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