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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

30 de noviembre de 2012

Apoya a la Escuela La Coromoto - Asopica

Queremos transmitir por este medio, la hermosa labor que adelantan un grupo de venezolanos en pro del desarrollo y educación de los niños y jóvenes que habitan las sabanas apureñas del Capanaparo y que en su mayoría son indígenas de las etnias pumé y guahibo.

Mediante una planificación adaptada a las inmensas distancias  existentes entre las distintas agrupaciones indígenas y caseríos, Asopica ofrece  educación  a niños que de otro modo no la obtendrían, precisamente por efectos del aislamiento y condiciones precarias  en que viven muchos de ellos.

Asopica  busca a los niños en sus casas y los traslada a la escuela, donde permaneceran  durante 15 dias recibiendo educacion, alimentación, atención  integral, entre otros y los regresa por una semana a sus casas, para reiniciar el ciclo una vez transcurrido este tiempo.

Transcribimos el objetivo de esta organización, de su página web asopica.org:

"Por medio de la educación, buscamos el desarrollo próspero de los habitantes del eje San Fernando-Cinaruco (en especial de los niños y adolescentes) Además de consolidar y construir comunidades autoabastecidas, educadas, sanas, trabajadoras y cívicas. Facilitamos las herramientas necesarias a niños/as y adolescentes, para que se desarrollen de conformidad al ambiente en el que viven, respetando su cultura. A través de la educación, la atención integral y el fomento de valores humano-cristianos buscamos crear y brindarles oportunidades a niños/as y adolescentes que no tienen acceso a un colegio o liceo público de calidad. Apoyamos y acompañamos a los jóvenes para continuar sus estudios en otras instituciones, con miras a que logren una educación superior universitaria. Realizamos alianzas estratégicas con otras organizaciones y personas naturales para promover el desarrollo integral de las comunidades y mejorar su calidad de vida."

23 de noviembre de 2012

La Voz del Pueblo Barinés: Refranes oidos en los Llanos de Barinas ( 7)


REFRANES SOBRE LA CONFORMIDAD Y RESIGNACION
  • De mosquito pa´rriba todo es cacería
  • No importa que nazca chingo, con tal que respire bien
  • No es lapa, pero es buena cacería
  •  Mas vale un jarto que cien hambrientos
  • Mas vale chicuaco ajito que pato gordo volando
  • El que va a morí en lo oscuro, ni que ande vendiendo vela
  • Lamento de burro no llega al cielo
  • Prefiero sé bolsa que gusano e´seda, porque el gusano muere y la bolsa queda.
  • Habiendo colcha y afecto, no importa catre encogío

21 de noviembre de 2012

Paisajes, matas y bichos en la versación de Alberto Arvelo Torrealba


PAISAJES, MATAS Y BICHOS EN LA VERSACIÓN DE ALBERTO ARVELO TORREALBA  

Omar Carrero A. 2011 

Un paseo visual por la obra de Alberto Arvelo Torrealba nos coloca frente a la infinidad de paisajes, matas y bichos que abundan en el llano, así en singular para diferenciarlo de otros llanos. Fue en esa tierra plana de sabanas naturales donde se dio la mezcla étnico-cultural de las tres razas que crearon al llanero y donde la mixtura de las lenguas originó una terminología propia de ese llano, apuntalada en los nombres de los pueblos, plantas, animales, ríos, utensilios y eventos geográficos, climáticos o culturales, entre otros. 

Este llanero es por excelencia el hombre de toro, soga y caballo, nacido y criado en la brega del hato, que convive con otros tipos de llaneros como el veguero, el costero y el pueblerino. Es el hombre de baquía en la copla y en la improvisación, arte éste en el que descuella apoyándose en la percepción y comprensión de su entorno. Una comprensión que ha creado una oralidad propia en la que se manifiestan muchos adagios, dichos o refranes que animan al habla coloquial del llano. 

Esta eventualidad no pudo pasar desapercibida para un ojo avizor como el del Poeta Arvelo, quien haciendo alarde de su intelectualidad emparejó la copla culta con los dichos, símiles y refranes del llanero. 

En un intento por interpretar la diversidad de ambientes y organismos del llano a través de la poesía arveliana, se hizo la revisión de 37 poemas con el propósito de extraer y cuantificar todos los vocablos que identifican a los entes con presencia en el entorno doméstico del llanero. De esta exploración surgieron 266 términos propios de ese ambiente a los que el poeta Arvelo pone en su justo contexto para explicar situaciones o describir acciones cotidianas, que abarcan desde la brega diaria con la res o con el bongo hasta lances de amoríos, no escapando en sus rimas, entidades de la flora, de la fauna o de los utensilios de uso cotidiano, así como espacios y accidentes geográficos, la historia y sus héroes, el santoral y hasta el mismísimo demonio. 

Como una manera de compendiar esta pluralidad se proponen 17 Clases en las que se incluyen todos aquellos términos con relaciones de semejanza. Éstos son: VEGETAL, ANIMAL, ENTORNO, ARTIFICIOS, RÍOS, PUEBLOS, OFICIOS, CULINARIA, ECONÓMICA, MUSICAL, BAILES, LLANERISMOS, VESTIMENTA, ÉTNICA, CLIMÁTICA, GENTILICIOS Y SABERES. Algunas de éstas se subdividieron a objeto de hacer más explícita la variedad intrínseca en cada una de ellas, como en el caso de las Clases VEGETAL, ANIMAL y ENTORNO

La denominación de esta Clases se ajusta a su naturaleza y en la más de las veces se explican por sí solas. Otras por el contario ameritan una aclaración: Los LLANERISMOS son aquellos vocablos propios de la jerga de hombre llanero que difícilmente se encontrarían en otros ambientes, por lo menos con el mismo significado (por ej. Chocotero). Los ARTIFICIOS serían los inventos propios del llanero creados para llenar una carencia, valiéndose de los recursos que tiene a la mano (por ej. un Botalón). Los SABERES se refieren a la sapiencia adquirida en el medio y transmitida de generación en generación. Se resalta que algunos Términos pueden aparecer incluidos en más de una Clase u Orden, como por ejemplo Madre Vieja o Carama. Las Clases ANIMAL, VEGETAL y ENTORNO  fueron diferenciadas en Órdenes, a fin de conocer más finamente la influencia de los elementos que conforman estas Clases en la vida de los llaneros. La Clase Animal se separó en Arácnidos, Aves, Batracios, Crustáceos, Insectos, Mamíferos, Moluscos, Ofidios, Peces, Reptiles (separando a los Quelonios), mientras que la Vegetal fue disgregada en Árboles, Arbustos y Hierbas. Igualmente la Clase Entorno se segregó en los Órdenes: Vegetal, Acuática, Edáfica, Económica, Geográfica, Estelar, Animal y Climática. 

 Las Clases RÍOS y PUEBLOS bien pudieron haberse incluido dentro de Entorno, pero se decidió darles sello propio no sólo para delimitar otro nivel de la diversidad, sino también para destacar la visión geográfica del poeta, quien sorprende por la justa comprensión de un medio al cual no pertenecía enteramente, pues su impronta seguramente tenía la marca del borde piemontano en el que había nacido, pero tal como lo señaló Guillermo Jiménez Leal, uno de sus mayores exégetas, Arvelo Torrealba fue “un poeta de cepa bariniteña, que cabalgó en el albur del llano más que en pie de monte”. En el Cuadro 1 se presentan las diferentes Clases con su respectivas Frecuencias y Valores porcentuales.

Cuadro 1
CLASES DIFERENCIALES

Al examinar el cuadro anterior se observa que entre las Clases Animal (32,57%), Entorno (18,56%) y Vegetal (16,67%) cubren casi el 70% del total. Se entiende que este hecho indudablemente está ligado a la facilidad que tienen los elementos de estas Clases para ser percibidos e internalizados por parte del hombre y la mujer llaneros y a las estrechas relaciones que éstos han establecido con la naturaleza. Las otras Clases apenas aparecen representadas pero no por eso dejan de ser importantes para el llanero. Se destacan los Ríos, siempre presentes en sus versos; los Saberes, en este caso el Color del Ganado, un punto muy importante para diferenciar las reses, ahora simplificado con la llegada del ganado Cebú, casi todo de color blanco. La Clase Climática deja ver los efectos del Invierno y del Verano. Los Oficios de Caporal o Baquiano son considerados en los versos. El Liquilique y las Alpargatas también tiene su cabida en la poesía arveliana.

Cuadro 2°
ÓRDENES DE LA CLASE ANIMAL


En la Clase Animal se destaca el alto porcentaje alcanzado por los Órdenes: Aves (53,48%), Mamíferos (16,28%) e Insectos (12,79%) que en conjunto representan casi el 83% del total. Sin duda estos son los animales con los cuales los habitantes de la llanura establecen mayor relación, ya sea por el apoyo que prestan en el trabajo o en la alimentación, por las dolencias o epidemias que causan o por su cercanía visual, auditiva o táctil. Muchas plantas y animales forman parte del entorno familiar. Entre los Arácnidos destacan los alacranes y las garrapatas. Otros órdenes como el de los Peces (2,32%) y los Ofidios (1,16%) bien notorios en la vida del llanero, extrañamente no son muy nombrados a pesar de que en el coloquio llanero son bastante usados para establecer analogías con los humanos: Una persona puede ser mapanare, guabina, caribe o payara dependiendo de su carácter fuerte, de su ambigüedad, de su viveza o del tamaño de sus piezas dentales, respectivamente. Entre los moluscos sólo destaca la Guarura, una especie de caracol, cuya caparazón al ser soplada de manera especial emite un sonido ronco y fuerte que puede ser escuchado a la distancia por lo que la Guarura, en esas lejanías, antecedió al celular como medio de comunicación. 

 Cuadro 3°
ÓRDENES DE LA CLASE VEGETAL


En relación a la Clase Vegetal se destaca que el Orden Árbol (50%) ocupa la mitad de las referencias encontradas en los versos revisados, aunque las Hierbas no aparecen muy alejadas pues alcanzan un notorio 36%. Esta circunstancia demuestra la estrecha relación de llanero con las plantas de su entorno, una relación que se puede verse y sentirse en la alimentación, la sanación material o espiritual, el ornamento y el suministro de materiales de construcción de viviendas, canoas o instrumentos musicales, entre otros. Entre los árboles hace mención del cedro para el arpa, el Araguaney para el ornamento, la palma y la Caña dulce para el símil femenil. Los Arbustos sólo alcanzan un 13,63%, destacándose el espinito. La relación hombre/árbol no pasó desapercibida para el Poeta quien la integra frecuentemente en sus octosílabos. 

Cuadro 4°
ÓRDENES DE LA CLASE ENTORNO


Para conocer la relación Llanero/Entorno vista en la poesía, se dividió esta Clase en los Órdenes: Vegetal, Acuática, Edáfica, Económica, Geográfica, Estelar, Animal y Climática. Esta separación dejó bien claro como el paisaje llanero aparece representado en casi el 75 % de los versos arvelianos, quien los compuso utilizando de manera cabal, referentes de la vegetación (30,5%), al agua (22,03%) y el suelos (22,03%). Esta alta proporción se podría interpretar a través del sometimiento del llano a las ordenanzas de los vientos alisios que establecen dos estaciones climáticas bien diferenciadas, cuyos efectos afectan el comportamiento de la fauna y la vegetación y del hombre mismo. Los demás Órdenes cubren en conjunto el restante 25%. El Entorno Económico alcanza cerca del 14% mientras que Animal apenas llega al 2%. Como curiosidad se menciona al término Garcero como la única aparición de un elemento del paisaje derivado del Entorno Animal y las Cabrillas en el Estelar. 

A MANERA DE CONCLUSIÓN 

 Podría establecerse que el conocimiento sobre la llanería, recogido y labrado por el Poeta Arvelo, es volcado en la copla de manera admirable para mostrar mediante ésta, parte de la biodiversidad de la entidad llanera basándose en la consustanciación que había logrado con esta entidad. En sus coplas mayormente octosílabas describe bellamente el paisaje, la vegetación, la fauna y las costumbres llaneras. Se destaca la compenetración del Poeta Arvelo con el ambiente y la cultura del llanero propio (el hombre bregador en las faenas hateras), del llanero veguero, del llanero de río y del llanero pueblerino. Su aproximación al lenguaje coloquial de estos llaneros, a su refranero, a la variabilidad estacional del clima y su influencia sobre las plantas y los animales y sobre el trabajo de llano, lo vierte con fidelidad en cada una de sus coplas. Como un ejemplo que destaca la compenetración del Poeta con la llanería se presenta una copla en la que describe de manera sutil, la antigua costumbre del hombre sabanero de “robarse” a la muchacha de sus amoríos, llevándosela en su caballo por la mañanita, antes de rayar el día: “Alba de rubios asomos, floreció su cañal tinto, y me le prendió al retinto, espigas sobre los lomos”. Para alboroto del Caserío y bajo el silencio cómplice de la familia, se llevó a la catira por la mañanita apenas rayaba el día, en lomos de su caballo negro retinto ahora adornado con una cabellera rubia. 
 ***
En una próxima entrada, se  colocarán los anexos  de este análisis

Anochecer sobre el Llano - José Vicente Rojas

ANOCHECER SOBRE EL LLANO
I
La tarde se va muriendo
por los caminos del llano,
detrás del monte lejano
la luna viene saliendo,
mi copla se va extendiendo
por la infinita sabana,
lucero de luz y llama
alúmbrele al buenvaquero,
que buscando un cachalero
se  fue por la tierra llana.

II
Ya cantó el alcaraván
diciéndole al carretero,
que se vaya hacia el garcero,
que allá lo espera el gabán.
Las chusmitas también van
buscando hacia el dormidero,
y  millones de luceros
le están alumbrando el caño,
pita un toro en el rebaño
relincha un potro cerrero
III
Echan cacho en el caney
los llaneros acostados,
y en  un cuatro entusiasmado
un peón va punteando un seis.
Cantador de buena ley,
cántale tú a mi llanura,
dile al viento mi amargura,
mis amoríos, mis pesares,
que saben los chaparrales,
el río y la noche oscura.

IV
Luego duerme la peonada
en los caneyes del hato.
Y un toro viejo araguato,
se oye pitá en la cañada.
despierta la madrugada,
el gallo desde un totumo,
viene el alba y sus lebrunos
canturrea el ordeñador,
¡A zambo madrugador!
desde un chinchorro grita uno.

18 de noviembre de 2012

Navidades Sanfernandinas

Se acercan las fiestas navideñas, ¿qué mejor momento para recordar cómo celebraban antiguamente? Hoy, aunque algunas familias conservan las antiguas tradiciones, es cada vez menos frecuente  el contacto con las costumbres antiguas. La navidad se ha convertido en algo muy comercial y en pocas casas se tiene contacto real con la significación de ese día. Toda la atención se va en  fiestas, estrenos, regalos y adornos que dicho sea de paso, pertenecen a otras culturas. Vemos por todas partes, muñecos de nieve, San Nicolases, renos, cascanueces, guirnaldas, nieve, etc, todos ajenos a nuestro acervo cultural. Asimismo, en muchos hogares, los niños piden sus regalos a Santa en lugar que al Niño Jesús   y tenemos ahora hasta un viejito parecido  que llaman espíritu de la navidad. Por suerte el pesebre o nacimiento sigue teniendo un papel importante como simbología  católica y tradicional, así como nuestros platos típicos decembrinos.

Les ofrecemos a continuación, otro relato de Francisco Castillo Serrano, en su Ultimo Violín, donde se recuerdan las antiguas navidades sanfernardinas:

"En San Fernando, cercanos los dias de diciembre, comenzaban los preparativos de navidad y año  nuevo. 

En cada hogar se elegía un lugar de privilegio donde ubicar el nacimiento y meses antes, se coleccionaban objetos destinados a su decoración: ramas. conchas, figuritas de madera o cartón, espejos y animalitos componían los adornos de aquellos santuarios. Algunos –más fervientes- ocupaban todo el año en confeccionarlos, resaltando de los demás por su fastuosidad e imponencia. 

Las casas se blanqueaban y las mejores galas, “carne salá”, como les decían, se exponían al sol para despojarlos de los fuertes olores a baúl y naftalina y lucirlos en las celebraciones de cabo de año.

En estos tiempos, el firmamento se presenta limpio y profundamente azul, sólo contrastan a lo lejos las fugaces franjas níveas y púrpuras que dibujan las garzas en su frágil aletear. Los días se ofrecen frescos y cortos con noches prolongadas, induciendo al descanso o la parranda. La brisa matinal sopla a ráfagas sobre la ribera del río, cortejando al trovador trasnochado o al pescador certero que procura faenas. 

¡Solsticio de Invierno, cósmico ingenio oferente de tiempo para el reposo..! 

A partir del 16, las madrugadas se tornaban alegres y ruidosas. ¡Comenzaban las misas de aguinaldos..! La feligresía se agrupaba en comisiones y los “capitanes de misa” invitaban a su celebración, caravanas bulliciosas, música y pólvora, eran los signos de aquel jolgorio popular, que se sucedía para festejar el compromiso cristiano. En los alrededores de la iglesia, se vendían bebidas y comestibles ofrecidos por humildes señoras del pueblo. 

Con júbilo pascual y la emoción de nuestros tiempos de muchacho, saltábamos del chinchorro despertados por sonidos de campanas y el tronar de cañones que anunciaban la primera “misa de aguinaldo”. Ya en la media noche unos cantores callejeros de villancicos nos desvelaron con lo mejor de su repertorio, entonados al compás del afónico furruco, un cristalino cuatro y maracas bochincheras. 

 Soñamos con la nochebuena y vemos en la imaginación las sabrosas hallacas de “picadillo”, el dulce casabe de “La Negra”, y el vino generoso que nos alegra el espíritu para recibir con entusiasmo el advenimiento del mesías. 

Las misas de mayor animación fueron siempre la de los estudiantes, los chóferes y las Fuerzas Armadas, pero para los vecinos inmediatos a la iglesia, el intenso alboroto, los obligaba a compartir la comunión en todas. 

El primer llamado lo hacían los serenateros y las partidas de muchachos que recorrían las calles haciendo ruido, arrastrando metales y otros objetos, con el propósito de estimularnos a participar en la celebración eucarística. 

Una medida para garantizar la asistencia de esos mozalbetes a la cita mañanera, consistía en atarse la punta de un guaral a un dedo del pié, mientras el otro extremo se ajustaba a la ventana. Así, el primero en levantarse, presuroso, tiraba del cordel, armándose una verdadera legión de frenéticos alentadores de las madrugadas decembrinas.

Al clarear el día, quedaba atrás la pintoresca cita religiosa y, arropados por la túnica azul del firmamento, entusiasmados por la armonía de voces femeninas y gratas ocurrencias partían a pié grupos de amigos hasta la antigua plaza Libertad, buscando pasatiempo en aquel pulmón boscoso tupido de árboles con amplia fronda y apacibles caminerías.

Otros se dirigían al malecón, a contemplar el Apure en su viaje raudo y silencioso hacia la gran sabana de sal, y los más, emigraban a campos vecinos, pródigos en flores y aromas silvestres. En el volteo de Pancho, se apiñaban compadres y vecinos. Muy temprano, concluido el culto, marchaban de excursión a sitios abiertos en plena sabana, a cobijarse bajo la sombra de un árbol o a fundos de afectos, donde compartían hasta la tarde. 

Estos viajes se combinaban con transacciones comerciales como la compra de frutos y aditamentos para el negocio y las hallacas: carne, hojas, maíz pilao. 

El 24 de diciembre , desde la mañana y hasta media noche, recorría el poblado la comparsa melódica de Fernando Villalobos. Músico sencillo y grato que con populachera ingenuidad alegraba los hogares. Su grupo compuesto de cuatro, maracas, un cacho de res el cual hacía de charrasca y un furruco, adornado en la vera por una multicolora estrella de papel vibrante al trepidar sobre el cuero y ejecutado por el propio Villalobos. Coro de hombres y versos improvisados se obsequiaban a quienes presenciaban aquella humilde cantata, espontánea, parida de la bondadosa sencillez pueblerina. 

En nochebuena, Pancho y su violín, acompañado de sus hijos, entonaban aguinaldos que a coro tarareaban los presentes; la familia permanecía unida, esperando el nacimiento de Jesús, anunciado por el repique de campanas e invitaba a la “misa de gallo” .

Y el 31, fue costumbre hasta hace poco que la ciudad se preparara, el gobierno circulaba invitaciones para recibir junto a ella el nuevo año en la vieja catedral; a media noche se ofrecía un te deum y el Batallón Guaicaipuro disparaba doce salvas de cañón, el pueblo se abrazaba emocionado y la Banda del Estado estrenaba repertorio en la Plaza Bolívar. Posteriormente se visitaban los enfermos, llevando parabienes, las fiestas se prolongaban hasta tarde, solo el sueño y el cansancio las vencían, mientras la plácida luna mostraba su claror nacarado y el dosel estelar anunciaba el sol radiante en el nuevo amanecer.

16 de noviembre de 2012

La Agonía del Río Arauca, José Natalio Estrada

El día 10 de febrero de 1981 amaneció el agua del río Arauca de un color verde, lo cual quiere decir que ese día empezó su agonía, porque esa es una de las características de las aguas estancadas; e indica que no está lejano el día en que dejará de correr, en que se trozará en charcos como dicen por aquí. Eso es un mal irreversible. No hay duda que el nivel del agua subirá y bajará muchas veces hasta julio y agosto que ya estaremos en pleno invierno y ya no bajará mas hasta las salidas de aguas en noviembre. 

Llovió desde el 19 de febrero de un modo intermitente hasta el 4 de marzo y el río acusó el influjo del agua de las lluvias. El nivel del agua, sucia, cenagosa y de color oscuro, subió hasta casi desbordarse sobre las orillas, llenando igualmente los caños laterales que de él salen y en él desaguan luego. Como su cauce se ha perdido por la sedimentación, inunda las sabanas adyacentes y este año en que el invierno fue muy largo, hubo inundación, y en este hato perecieron alrededor de 600 equinos, atacados por encefalitis y la tripasonomiasis, no obstante haber sido vacunados. Los equinos son muy sensibles a la inundación, no así el ganado vacuno que si duerme en terreno seco, puede pastar sin ningún peligro en terreno inundado todo el día. 

La inundación sirve de vehículo a las semillas de la borrachita, una planta rastrera, venenosa que ocasiona la muerte de reses en las sabanas inundables. En la cuadra cercana al río de la avenida Ruiz Pineda, en San Fernando de Apure, hemos visto matas de borrachita. Siempre habrá inundaciones.

En las sabanas en las que el agua deja de correr, ésta se pone negra por falta de oxígeno y los peces mueren asfixiados. Quien haya remontado nuestros ríos mayores en pleno invierno en que las sabanas están inundadas, habrá visto peces de todo tipo bajar muertos arrastrados hasta el río desde las sabanas de aguas estancadas. 

Varios factores han coadyuvado para que esto suceda. Los principales son la apertura del Caño Bayonero en la margen colombiana del rio Arauca, que se lleva buena parte del agua de este río a los ríos Hele y Lipa, y de allí al río Meta, todos en territorio colombiano. Pensar en dragar el río, es una ilusión. Seria mas práctico construir un canal en territorio venezolano, que tome parte del agua que fue anteriormente toda nuestra, más acá de las cabeceras del río y las vierta nuevamente en él, aguas debajo de la Boca del Bayonero, sin mayor perjuicio para éste. Así se le devolvería al Rio Arauca parte de su anterior viva corriente y se detendría un poco, quizás, el proceso de sedimentación de las arenas. 

El otro factor que ha ayudado en forma decisiva a acabar con el río Arauca ha sido la destrucción de los millares de caimanes que en él vivían y se reproducían, así como de toda manifestación de fauna acuática. En el río ya no queda nada. Hasta las toninas las han diezmado. Alguien lanzó la especie de que la manteca de tonina cura el asma y los asmáticos en su desesperación, pagan sesenta bolívares por una botella de aceite de tonina y este hermoso cetáceo está en vías de desaparecer.

 Los caimanes son dragadores naturales que vivían continuamente removiendo el lecho del río con el fin de hacerse un sitio cómodo para guarecerse de la corriente y librarse de sus enemigos naturales; como también para gozar de un ambiente de agua fresca. Los sedimentos arenosos removidos por ellos, fueron finalmente a parar a las Bocas de Orinoco y las obstruyeron. Como todos sabemos fue necesario dragarlas. Es probable que ya no haya que hacerlo otra vez porque ya no hay caimanes que remuevan el fondo del río y hagan que la arena viaje con el agua hasta las bocas del Orinoco.

El agua del río antes era clara y buena para consumirla. Como su corriente era muy rápida, se aireaba continuamente y arrastraba todos los detritus. Hoy está contaminada. Los pescadores dejan las cabezas y los restos de los peces que benefician sobre las playas. Luego vienen zamuros a comer y defecan entre los despojos dejados allí, y cuando el río crece de nuevo, cosa que sucede a menudo, todas estas inmundicias son arrastradas al agua. La gente pobre que vive a orillas del río y consume esa agua contaminada necesariamente sufre las consecuencias. 

Y nadie piensa en evitar eso ni en aplicar ninguna forma de veda. Es cosa sabida que los peces, en una época determinada del año, remontan la corriente de los ríos para ir a desovar en las cabeceras. Para proteger ese proceso de reproducción fue creada la veda. “Cuando el río era todo nuestro, su corriente era muy fuerte y formaba a menudo lo que la gente llamaba “chorros”. Los producía una curva pronunciada del río, algún árbol caido en la orilla o algún saliente del barranco mismo. En frente de esta hato La Trinidad de Arauca existe una isla y como la parte correspondiente al hato era en principio una zanja que luego se fue profundizando y ampliando, los barcos de chapaleta o sea con una rueda propulsora trasera, con varios planos para impulsar el barco, remontaban por la parte mas ancha del río, y la corriente a menudo los devolvía un buen trecho y tenian que probar de nuevo para vencerla. Así llegaban hasta El Viento, hoy Elorza” 

“Hoy el río puede ser vadeado a pié y a caballo por muchos lugares, y la gabarra que sirve al tráfico de pasajeros y vehículos hacia y desde Elorza, se ha estado varando ultimamente en pleno mes de febrero. El río Arauca es hoy, practícamente una cloaca. En nuestros potreros de engorde a orillas del río nos quedaban grupos dispersos de chigüires, restos de la magnífica riqueza de esos animanles que tuvo el hatro recientemente. Ya de ellos no queda ninguno y de paso nos han incendiado los potreros de engorde.

En 1962, año en que filmamos la película Séptimo Paralelo, según opinión autorizada lo mejor en ese ramo quese ha hecho en Venezuela, recogimos a caballo en una sola laguna del hato mas de trescientos de estos animales y los pasamos delante de las cámaras de filmación con un efecto inolvidable. Entonces pastaban en este hato no menos de diez mil chigüires, muchos de ellos reproducidos por nosotros en granjas. 

Toda esa riqueza ha sido robada por cazadores furtivos En los pueblos ribereños arrojan al agua a millares de latas de cerveza vacías y toda suerte de desechos. Cuando crece el río arrastra todas esas cosas que luego se van al fondo y crean pequeños promontorios de arena que a su vez se convierten en playas que van anulando su cauce. Igual proceso ocurre en el río Apure que ya ha perdido mucho de su cauce y ocasiona inundaciones todos los años.

 La suerte de la ganadería del estado Apure y de toda Venezuela está ligada a este proceso de destrucción de nuestros ríos. “El río Arauca fue como pocos de nuestro rios de una belleza incomparable. Lo inmortalizó la bella melodía “Alma Llanera” nuestro segundo himno nacional. Hoy es un rio sucio y feo y los factores que lo destruyen son una fuerza difícil de combatir"

Tomado de Maria del Llano, José Natalio Estrada

15 de noviembre de 2012

Los Hijos de Guárico: Juan Esteban García

Nació en Los Cantiles, en la Fila Maestra al norte de San José de Guaribe, el 24 de junio de1927. 

Sus conocimientos iniciales los obtuvo por transmisión oral de los intérpretes JuanRebolledo y Manuel Marcano, entre otros. La práctica continua convirtió a Juan en uno de los mejores exponentes de la bandola, y su ejecución musical lo llevó a presentarse en lugares diversos del mundo como Europa, América y Asia. 

Se le consideraba el intérprete más destacado de la bandola cordillerana, maestro de una gran cantidad de intérpretes y cultores del género, y gracias a su trabajo de desarrollo y difusión de este estilo de joropo obtuvo en 1999 el Premio Nacional de Cultura Popular que otorgaba el Consejo Nacional de la Cultura, Conac. 

Llevó su música por distintos puntosde la geografía nacional e internacional. Falleció el 18 dejunio de 2005 y póstumamente fue declarado Patrimonio Cultural Humano por la Asamblea Nacional. Cuadernos IPC

"Yo oí unos negros cantando. A esos negros, concho, la cara no se les veía, era una música bonita, yo les tenía miedo. Y me metía debajo de la cama pa’ verlos canta sin asustarme, eran los Guarañeros. Lo que más me impresionaba era una mujer grandota bailando, era grandísima. Y después descubrí que eran hombres vestíos de mujer, pero cantaban bonito esa gente. 

Después de eso yo le cogía el hilo a mi mama, porque no se conocían las cuerdas, cogía una tablita, le hacia un hueco y les ponía las cuerditas, corticas. Mi mama me regañaba ¡Muchacho, me estas botando el hilo! Y yo seguía le pegaba una lata de sardina atrás, y me pegaba a tocar mi vainita y tocaba eso como cuatro. Porque yo veía la gente tocar y decía ¡Cónchale esta gente toca sabroso! 

Después me compraron un cuatrico de verdad y yo me puse a tocar, a silbar yo mismo, los valses, los pasajes. Hasta que conocí a Manuel Marcano, que era el que tocaba nuestra bandola. Me oyó, lo acompañé, y él me pregunto que quien me había enseñado. “Nadie yo mismo que me enseñe”. Tocó muchas horas, y para el tono que salía con las piezas, ahí estaba yo, acompañándolo, completico. Yo no me pelaba, Entonces me dijo “yo lo voy a enseñar bandola, porque nadie lo enseñó a tocar cuatro y está tocando cuatro”. Inclusive el no sabe tocar cuatro… Y toca su bandola. 

Después conocí al indio Marcano, su hermano, ese me cargaba, me llevaba en peso en los pasos de ríos. Me tenía que agarrar, porque yo estaba carajito y no podía con el agua. Me llevaba a tocar a San José de Rio Chico, y yo lo acompañaba. Cuando él dejaba la bandola y se iba por ahí, yo me ponía a practicar con ella. Y oía que la gente decía ¡Cónchale ese muchachito toca mejor que el indio! 

Después me ajunte con Juan Rebolledo Hernández que le decían El Papaupa de la Bandola de Barlovento. Tuve con él dos años, me quería como un hijo. Juan Rebolledo y yo, por allí por las costas del rio del Guapo, hoy en día le llaman Barro Seco. Yo le saqué un pasaje, que se llama Barro Seco. Era el mejor bandolista de Barlovento. Y estaba uno que llamaban el Cante, que tanto le daba a esas maracas como cantaba bueno. Eso lo tengo yo por ahí como recuerdo. Y de ahí me fui agarrando todos los pasajes que tocaban esas gentes, y después que toco lo de ellos, comencé a sacar lo mío. Por ejemplo Los Cantiles, El Barro Seco, después yo tocaba los Yaguazos y un poco de esos golpes. 

Eso fue como en los años 30 más o menos yo era un carajito como de unos 16 años y ya estaba tocando bandola, la aprendí con un cuatro, porque la bandola era muy grande… Esa bicha no me cabía en la mano" Tomado de por12metrosde  cultura musical, blogspot

Cuenta Don Arzola Parariá refiriendose a Juan Esteban:  “Andaba descalzo, no usaba alpargatas en aquellos primeros años de su vida. Refiere que una vez vino Juan Rebolledo a tocar en un baile de Río Negro y ahí estaba Juan Esteban tocando el cuatro. “Se lo llevó y aprendió a tocar bandola. Estuvo años por allá (en el estado Miranda): Juan Rebolledo le enseñó el golpe mirandino. Para entonces su mamá vendió un novillo y con eso le compró la bandola a rebolledo”Guarico, Cruce Obligado de Caminos, Manuel Abrizo (Min Planificación y Desarrollo)


13 de noviembre de 2012

El Joropo, Historia y Evolución (10): La Expansión del Joropo en Venezuela

Una visión de la evolución del joropo o mejor dicho su expansión en el territorio nacional, la obtenemos de Rafael Salazar y Oswaldo Lares en su trabajo titulado VENEZUELA, CARIBE Y MUSICA, quienes opinan lo siguiente: 

 "De la expansión del joropo conjeturamos que a la luz de los primeros fandangos, llegados a Caracas a comienzos del siglo XVIII y ejecutados con bandurrias, vihuelas y mandoras, se tocarían en las veladas de los “grandes cacaos”, en las haciendas circunvecinas de Caracas".

De los fandangos tañidos en arpa y pulsados en el clavecín por los mantuanos que organizaban las fiestas en sus haciendas, nuestros campesinos –negros y mulatos- aprenderían de oídas las frases más comunes y alegres de esta música afroandaluza; en sus ratos Iibres, la peonada iba descubriendo los secretos del fandango, pero le imprimió la fuerza rítmica del negro, dándole a los bordones de un arpa rústica, hecha de bambú, o de una bandola, construida de taparo, una presencia primordial; había nacido el joropo central, de los Valles del Tuy mirandino y de Aragua. 

En adelante, aquel fandango reposado se transformarla en una forma contrapuntística popular donde alternarán en el arpa el tipleteo -de la región aguda- los tenoreteos -en la región media- y el bordoneo propio de los bajos. 

Y en la bandola de ocho cuerdas pero de cuatro sonidos, al igual que en el arpa criolla de 36 cuerdas, se dieron variaciones de joropos nacidos en las haciendas aragüenas y mirandinas y que hoy conocemos como golpes, resbalosas, pajarillos, yaguazos, pasajes, revueltas y hornadas. Quizás por ello, por haber tenido al clavecín como padre putativo y al fandango como madre, de fraseos expresivos cargados de virluosismo, el joropo central no incorporó el cuatro a su instrumentación, para poder lucir las excelencias del arpista y de sus cantadores, los que a su vez resuenan los capachos o maracas con gran maestría. 

Del Tuy partió el joropo hacia el Valle de Orituco, y como potro cimarrón Ilegó a los llanos centrales y occidentales cuando comenzaba el acopio cierto nuestra ganadería, heredera quizás de aquella primera importación de los 4.000 ovejos que trajo a Caracas en 1567 Diego de Lozada, su tercer y último fundador. 

En Los Ilanos occidentales la bandola sustituyó al arpa y por utilizar solamente cuatro cuerdas en lugar de sus ocho originales requirió una técnica que precisaba del tipleteo y bordoneo simultáneos a través de la pajuela y de la uña del intérprete. Galerones, para narrar historias; pasajes para cantarle al amor y al terruño; seis para los contrapunteos o canciones de controversia y que por su tempo son los herederos directos del fandango; y por último el pajarillo, la expresión más acabada del resonar del llano, quizá el hijo más fiel del fandanguillo. 

Ya con el tiempo brotarán nuevas formas, derivadas de joropos que se van haciendo célebres en el pulso de bandolistas, arpistas y recios cantadores. En los llanos del Arauca colombiano, el joropo incorpora el requinto, el cuatro y la carraca; a veces el bandolín va a sustituir al requinto, pero con el tiempo entra en desuso y poco a poco -ya en nuestra época- el arpa toma posesión de los llanos comunes, desplaza en Colombia al requinto y se tutea con nuestra bandola llamada también de Payara, por ser el primer lugar de donde tengamos noticias acerca de su nacimiento criollo; por su parte, las maracas harán lo propio con la tradicional carraca colombiana. 

La riqueza del joropo nacional se hace presente en el oriente venezolano a través de las variantes: zumba que zumba, sabana blanca, catira, golpe de arpa, llabajero, media diana y golpe y estribillo. En esta región el bandolín y la bandola oriental (de ocho cuerdas) sustituyen el arpa como instrumento solista. En la costa del estado Sucre se ha incorporado también la cuereta o acordeón como instrumento melódico, constituyendo una curiosa variedad dentro de la música nacional. 

Miguel Acosta Saignes, prestigioso antropólogo venezolano, nos informa acerca de la expansión del joropo en Venezuela desde los llanos occidentales hacia el oriente del País. (…) “En la época de sequía (octubre-marzo de cada año), los animales emprenden una huida forzada por la búsqueda afanosa del agua, e inician una peregrinación hacia el Orinoco, dado que su caudal les garantiza suministro de agua abundante durante todo el año. Con ellos viajará también el llanero; lo acompañan su caballo, su cuatro (por ser un instrumento de bajo costo y de fácil transporte), sus coplas y la nostalgia por la mujer amada que dejará en el rancho campesino. Allí echará raíces, en nuevos suelos, esparciendo su música por los llanos y montañas orientales, con la esperanza primigenia del viajero que solo regresará en sus recuerdos, porque ha descubierto la abundancia eterna. 

En Sucre al joropo llanero y en especial el corrío es denominado llabajero, porque vino de «allá abajo, desde los llanos occidentales hacia las tierras de oriente. Allí la guitarra, el bandolín y la bandola se establecieron desde la Colonia en el ambiente señorial de Nueva Andalucía (hoy Cumaná) y Angostura (hoy Ciudad Bolivar), para servir de base instrumental a la interpretación de polkas, mazurcas, valses y fandangos, principalmente. Luego se incorporaron estos instrumentos a los aires renovados del joropo llanero, creándose una variante muy popular, hoy día propicia para el baile y la improvisación: el golpe y estribillo. 

El golpe es un joropo desarrollado a tres tiempos, que posee una temática libre, muy bien elaborada, como la del valse, y que comprende varias partes o periodos musicales. Luego, en un instante de la ejecución, se transforma en un tiempo más rápido, fogoso; es así que el 6 x 8 indica el inicio del estribillo, que desarrollado sobre un ciclo armónico fijo recorre la cuarta, la tónica, la dominante y nuevamente la tónica. El estribillo es ideal para la improvisación tanto del ejecutante como del cantante, quien trama el texto poético, dándole cierta característica de variación dificultosa por su excelente riqueza rítmica, a través de la repetición de aquellas palabras que dentro de su poesía se prestan para realizar el juego rítmico requerido. 

Dentro del estribillo se produce el cotorreo en el canto, conocido también como estribillo cotorreao por la asociación directa con el habla excesiva que caracteriza a la cotorra criolla. Se cuenta que esta forma de canto le sirvió a los esclavos de la costa sucrense como forma de comunicación política (casi ininteligible, a manera de trabalengua) para trasmitir los partes de guerra y los mensajes tácticos de las acciones patrióticas revolucionarias durante la campana de la Independencia (1810-1821). 

En el joropo oriental intervienen como instrumentos solistas, el bandolín, la bandola (de ocho cuerdas) o el acordeón; y de acompañamiento: el cuatro, las maracas, el violín, la marimbola y la tambora. Estos dos últimos instrumentos se expandieron, sobre todo en el estado Sucre, como aporte de las comunidades negras de origen africano y de Las Antillas, para el enriquecimiento de esta particularísima forma musical. La manera de percutirse las maracas se diferencia notablemente de la llanera del centro y occidente del país; se le conoce en Oriente como "maraca ordeñada" por semejanza con los movimientos característicos del ordeño mañanero en las vaquerías."

A continuacion tres videos con distintos grados de formalidad en la grabación, que nos muestran algo del joropo oriental. Llama la atención el uso de instrumentos de confección casera.





11 de noviembre de 2012

Refranes

La sabiduría de los refranes es indiscutible, pero además nuestros refranes se han creado con una chispa especial que los hace muy agradables y fluyen en la conversación de una manera natural. El llanero tiene un amplio repertorio de refranes, muchos de ellos tomados directamente de su entorno y vivencias, como los que ofrecemos a continuación:

 Cada quien arrima el coporo para su topia

Caimán que sale e´su charco, muere arponeao

Letras en el Apure de principios del siglo XIX

Conversando con el abuelo, con frecuencia me sorprendo de la vastedad de sus conocimientos. Pero los que más llaman mi atención son los adquiridos en su época de liceista, por la amplitud del pénsum de entonces.

Les ofrezco el pénsum  establecido en  el  Decreto del Ejecutivo del Estado Apureño, para los quintos y sextos grados de educación primaria en el colegio Guzmán Blanco de San Fernando de Apure, a principios del siglo XIX, el cual fue reseñado por el Poeta Sánchez Olivo en sus Crónicas de Apure:

 "Gimnasia, Elementos de Fisiología e Higiene, Gramática Castellana, Etimologías y Literatura Greco-Latinas, Literatura Hispano Americana, Inglés, Francés. Elementos de Algebra y Trigonometría, Aritmética Razonada, Cálculo y Práctica Mercantil, Teneduría de Libros. Dactilografía, Ciencias Físico Naturales (Física, Química, Zoología, Mineralogía y Botánica), Tecnología Agrícola, Industria Pecuaria, Geografía e Historia Universal, Cosmografía y Cronología, Economía Nacional y Elementos de Estadística, Elementos de Lógica y Psicología, Ética Individual y Social, Elementos de Derecho Civil, Dibujo a Mano Suelta, Lineal y Topográfico."

Tomado de El Último Violín, Francisco Castillo Serrano

10 de noviembre de 2012

Prefiero el Llano Atrasao, Julio César Sánchez Olivo

PREFIERO EL LLANO ATRASAO

Soy hijo del llano adentro
ignoro hasta deletreá,
como llanero ordinario
es que yo sé conversá
Perdóneme que me atreva
en versos a relatá
este asunto, que no es cuento
sino la pura verdá:
pero es que si no lo digo
me viene una enfermedá:
me pica tanto la lengua
que ya la tengo pelá

Me tiene el cuerpo maluco
cierta gente de ciudá
de esa que llaman poray
gente muy civilizá,
pues entre esa gente hay hombres
que yo no puedo pasá,
parecen - vistos al rompe-
mujeres encalzonás:
los zapatos con tacones
de formita acubaná,
las cejas arreglaitas
así... como dibujás:
a fuerza e´crema y cuidao
la cara muy delicá,
cuando se van a reí
ponen la boca sesgá
y medio apagan un ojo
de una manera endulzá.
Cargan una  melenita
con copetico y ondeá,
recogía con vaselina
hacia la parte de atrás
y con gran delicadeza
se la suelen manoseá
cuidando de que ni un rizo
se les vaya a alborotá.
Lo peor del caso es que el mal
no es de jóvenes na´más
Hayunos señores viejos,
que hasta nietos tendrán ya
que con la mayor frescura
sin importarles la edá,
se ponen unas camisas
de cuadrotes y ramiás
lo mismo que un camisón
de cotorra enamorá

Si eso es civilización,
si eso llaman avanzá
prefiero las cosas mías
en mi llanura atrasá:
mi franela "cocodrilo"
mi pañuelo de Madrás,
mi ruecacho de coleta
mis patas encotizás,
mi sombrero pelo e´guama
en mi pelo sin peiná,
mi chaparro en una mano
y mi cobija terciá,
y mi grito sin linderos
como voz de tempestá
cantando el "seis por derecho"
al pié del arpa vená
con mi boca oliendo a ron
 y a tabaco de mascá,
después de ganá la arepa
con mis dos manos honrás

Valle de  la Pascua
1 de junio de 1958

Alejandro Arzola Parariá, luthier de Bandola Montañera


Imagen Manuel Abrizo en Guarico, cruce obligado de caminos

Arzola Parariá tiene su taller en el arbolado y fresco patio trasero de su casa en San José de Guaribe. Allí trabaja bajo un techo de zinc sostenido por troncos. En el centro está el meson de madera y sobre éste las herramientas, las hormas, una que otra tabla y las primeras piezas ensambladas de lo que será una guitarra. Su fábrica se llama La Nacional.

Cuenta que nació en Rio Grande de Cúpira, un poblado mirandino en 1925, aunque cree que su madre estaba equivocada pues recuerda que siendo un bebé, presenció un verano muy fuerte que ocurrió en 1922 o 1923, durante la dictadura de Gómez.

Desde muy joven mostró interés por los instrumentos musicales. Un día en Rio Chico, vio trabajando a un  luthier que se llamaba Esteban Matute y le gustó lo que hacía.

Fue completamente autodidacta en los secretos del arte de elaborar instruimentos, el primero que fabricó fue una bandola. Agarró un pedazo de apamate e hizo la tapa de abajo y la de arriba, usando como herramienta  un pedazo de vidrio que agarraba con un trapo para no cortarse, tenia 12 años.

Imagen Manuel Abrizo en Guarico, cruce obligado de caminos
“Llegó un dia a  las seis de la tarde a San José de Guaribe, hace 56 años. Desde entonces es el luhier.  del pueblo. De sus manos han salido arpas, bandolas, bandolines, mandolines de media lira, guitarras, cuatros, instrumentos que sigue trabajando porque don Arzola Parariá sigue activo a sus 82 años."

A pesar que mucha gente identifica la bandola de San José de Guaribe como Bandola cordillerana, "Don Arzola Parariá no está de acuerdo, ya que dice que “esa bandola como que no está en el mapa”. Para él hay dos tipos de bandola en Venezuela: La central de cuatro cuerdas, que toca Anselmo López como uno de sus máximos exponentes, y  la oriental de ocho cuerdas de acero que tuvo en Juan Esteban García un excelso ejecutante."

Tomando textualmente la referencia que sobre éste importante luthier, publica el blog Bandola Montañera:

De sus manos salieron las octocuerdas que Juan Esteban, su primo, el Geógolo de la Bandola por su propio decir, tocó en todos los bailes y conciertos que en vida ofreció para hacerse eterno entre todos nosotros, él era el autor material e intelectual de las creaciones instrumentales de Don Alejandro.

Desde que aprendió en Río Chico a blandir la bandola, que para entonces era y todavía es un centro de comercio de la zona, no ha dejado de enseñar, incluso hoy inhabilitado físicamente, los consejos a su hijo Marcos y discípulos, van acompañados de la sabiduría y sapiencia de antiguos aprendices, por eso es el Maestro Parariá, categoría que se ha ganado por años de enseñanza que con paciencia ha labrado desde que era un joven de la mano de Angel Matute y Pedro Pablo Arteaga.
 
No existen registros sonoros ni escritos de tales maestros, pero si escuchamos las grabaciones de la bandola de Pedro Pablo Arteaga, desde Río Chico podemos intuir ese sonido ancestral que el negro tomó para vibrarla al ritmo del tambor, seguramente así sonaban las primeras bandolas que oyó Parariá y que aprendió a tocar y luego a construir.
 
Su último gran aporte para la conservación del instrumento es la escuela que formó junto a Fernando Millán en Clarines estado Anzoátegui con apoyo de PDVSA y de donde han salido nuevas promesas de luthiers que darán continuidad a la obra del maestra Alejandro Arzola Parariá.

El Maestro Alejandro Arzola Parariá como los viejos cedros hoy da el mejor sonido a sus creaciones, sus memorias están por escribirse y todavía por componerse uno de esos pasajes que evoquen su paso por la vida acompañado de un viejo cuatro y una bandola guaribera de ocho cuerdas.
 

Don Arzola Parariá se ha destacado tambien como ejecutante de instrumentos de cuerda y cantor de fulías a la Cruz de Mayo en San José de Guaribe y los caseríos aledaños como Río Negro, Los Cantiles y la Cubanera.


Fuentes Consultadas:    Guárico, Cruce Obligado de Caminos, Min de Planificación y Desarrollo, 2007. Crónica  Manuel Abrizo; bandolamontañera.blogspot

8 de noviembre de 2012

La Bandola Montañera o Cordillerana

Continuando con la serie de entradas relacionadas con San José de Guaribe, les ofrecemos a continuación, el instrumento musical preponderante en su cultura musical: la bandola Montañera. Tomaremos uns informacion muy completa sobre  este instrumento, del blog BandolaMontañera

 "La bandola de San José de Guaribe, es un instrumento de cuerdas pulsadas de cuatro órdenes dobles (doble cuerda), con encordado metálico, cuya afinación característica es Mi- mi, La-La, Re re, Sol sol. Esta bandola perteneciente a la familia de los laúdes, y emparentada directamente con las Bandurrias del siglo XVI y XVII español que describiera Juan de Bermudo en su "Declaración de Instrumentos Musicales" (Osuna 1555), es construida con una caja plana en forma de pera, con 39, 5 cm de largo, 30, 4 cm en su parte mas ancha y 9,3 cm de profundidad. Su mástil o diapasón de 16 trastes sirve de base para una cuerda vibrante de 47, 5 cm. y le brinda al instrumento una tesitura de tres octavas y segúnda menor. 

La longitud total de este cordófono es de 76,5 cm. y por lo general está construido por maderas tropicales de la flora de la región integrada básicamente por árboles con flor, como el, Puy , Curarí ó Acapro (Tabebuya spectbilus), árboles flor amarilla como los araguaneyes, el Cedro (Cedrela odorata) , y la Caoba (Swietenia mocrothylla), pertenecientes a los ecosistemas de bosques secos tropicales o bosques de galería. En la actualidad se incorporan con poca frecuencia maderas importadas de Pino para la tapa armónica y Ébano para el mástil o diapasón, también se usan las maderas autóctonas de Saqui-Saqui, Pardillo de Mata y Pardillo Amarillo, para los aros de la caja. 

La vida de este instrumento es relativamente reciente entre los habitantes de San José de Guaribe, población Guariqueña que fuera capital del Cantón de Río Chico, provincia de Caracas, en 1832. Alejandro Arzola Parariá es fabricante de bandolas, violero o "luthier" y es el más destacado del estado Guárico en la fabricación de este instrumento musical cuyo epicentro es San José de Guaribe. 
Él ha seguido la historia viva de este instrumento de cuerdas que originalmente vino del oriente del país.

Esta bandola se utilizaba desde 1930 en los bailes de la poblaciones de la vertiente sur del ramal interior de la Cordillera de la Costa, al Noroeste del estado Guárico en los caseríos: Río Grande, Quebradón, Casupo, La América, La Tinidad, La Unión, La Cubanera Los Cantiles, La fila de la Cruz, La Fila de la Balbona y Budarito, todos cercanos a la quebrada de la Tomuza, esparcidos en la geografía de los límites de los Estados Guárico, Miranda y Anzoátegui. Alejandro Arzola vio la bandola por primera vez en 1930 a la edad de 6 años en las manos de un afamado bandolista llamado Manuel Marcano, quien iba camino a un baile acompañado de "el indio" Santiago Bautista y la voz y las maracas de Rafael Martínez. Ya para ese entonces se tocaba este cordófono con cuerdas de metal, y se le llamaba Bandola Río Chiqueña, dado que procedía de Río Chico, Estado Miranda. 

Este instrumento arraigado en Río Chico antes de 1930 se utilizaba también en la Isla de Margarita y en las costas del Estado Sucre para la interpretación de "golpes de arpa", estribillos, puntos y galerones. Las dimensiones del instrumento, el número de trastes, la relación de intervalos de la afinación entre sus cuerdas, hasta los dibujos de la tapa y aros del instrumento, así como las técnicas de pulido y encolado, fueron las mismas en Barlovento que en el oriente del país. 

A pesar de mantener las características básicas, la música, los géneros (de canto y danza) y el repertorio, variaron adquiriendo otras particularidades en la subregión Barloventeña. Allí la bandola perfiló unas características musicales propias influenciada por el arpa del joropo central de la cuenca del río Tuy. Quizás por esto se usen cuerdas de acero en Barlovento y Guárico a diferencia de las cuerdas de tripa o nylon que se usan en la zona oriental del país. 

Fue Angel Matute, constructor de instrumentos de cuerda nacido en Margarita según Arzola Parariá, e intérprete de esta bandola de dobles órdenes, quien al radicarse en Río Chico hacia 1925 trajo a Barlovento este cordófono. Allí contribuyó a su propagación haciéndolo del alcance de otros intérpretes como Teodoro Monzón, Regino Colina, Pancho Bolívar, Inocencio Caraballo, Juan Rebolledo, Manuel Marcano, estos dos últimos fueron los maestros de Juan Esteban García hacia 1939, quién se convertiría luego en el intérprete más destacado, obteniendo en 1999 el premio Nacional de Cultura Popular

La importancia que tienen para esta manifestación tradicional venezolana García y Arzola Parariá, es confirmada por la Profesora Tibayre Rojas: "Con Juan Esteban García y Alejandro Arzola Parariá, llegó la Bandola Cordillerana a San José de Guaribe".

Fue designado este instrumento musical como "Bandola", utilizando el mismo vocablo con el cual se le designaba en el oriente del país. Sin embargo el gentilicio del instrumento ha sido parte de una polémica. Arzola Parariá relata que en su infancia, hacia la década de 1930-40, se le llamaba Bandola Río Chiqueña. En 1993 la Profesora Tibayre Rojas presenta en el encuentro sobre cultura popular organizado en Barlovento, la propuesta de designar con el título de Bandola Cordillerana o Montañera a la Bandola que se toca en San José de Guaribe y zonas aledañas basada en el hecho de que " … a través de la montaña se trasladaron sus cultores para crearla y posteriormente difundirla" "(...)porque (esta bandola) es hija de la cordillera de la costa, y aunque los medios de comunicación masiva la han dado a conocer con otras denominaciones, al darle ésta tomamos en cuenta el contexto de la manifestación (…)" y "porque al hablar de Bandola Cordillerana, reconocemos su doble filiación: oriental por el instrumento y Tuyera … (por) la estructura del golpe Yabajero", que como la del Tuyero, es una suite integrada por: pasaje, guabina y yaguaso. "

Los Servicios Funerarios en San Fernando hasta mediados del siglo XX

Los Servicios Funerarios en San Fernando hasta mediados del siglo XX

Prof. Hugo Arana Páez

Hasta finales de la década de los años cincuenta del siglo veinte no había en San Fernando servicios fúnebres establecidos; en ese sentido, era usual observar como los familiares, vecinos y amigos llevaran en hombros hasta la última morada, al familiar, vecino o amigo fallecido.

Asimismo era habitual observar como los habitantes de este pueblo se horrorizaran ante un homicidio y ante la “muerte de repente” (como coloquialmente denominaban los apureños a los fallecidos de un ataque de infarto) de una persona. Por otra parte, cuando algún parroquiano fallecía inesperadamente, víctima de un paro respiratorio, cardíaco o un accidente cardiovascular (ACV), se escuchaba la frase: -iAnoche se murió Don fulano!. De inmediato alguien preguntaba
-¿Y de qué?
-De repente! Respondía el interlocutor queriendo expresar que el mal que consumió al infeliz parroquiano era morir de repente.

Asimismo era habitual escuchar en los sanfernandinos aquellas frases que aludían a los que recién fallecían: Fulanito templó el dulce, Zutanito peló el diente, Doña Ana cruzó el páramo sin escarpines, Fulanita peló gajo, Doña zutana se nos puso adelante, Perencejo anoche se cansó de vivir en San Fernando y se fue con la Pelona, o el más expresivo de todos: - Don Zutano se mandó a medí (tal vez por aquello de que en esa época, el carpintero del pueblo, acudía al lecho del enfermo a medirlo para fabricarle la urna a su medida).

Las parihuelas y los chinchorros:
 Primigenias ambulancias de San Fernando. Las formas de llegar a un hospital eran menos expeditas. Cuando un agricultor, por ejemplo, en un lejano caserío se cortaba con el hacha con la que estaba derribando un árbol, era recogido por sus compañeros y llevado en parihuela al pueblo más cercano.

Se llamaba parihuela a una pieza de cuero seco de res, de un metro ochenta de largo, por medio metro de ancho; el cual era atravesado por dos varas de dos metros de largo, constituyendo una especie de camilla. En su defecto el lesionado o el muerto, era transportado también en una hamaca o chinchorro, al que le atravesaban por las cabulleras una vara de dos metros de largo, que porteaban dos hombres.

En estos transportes acostaban al lesionado o al difunto, los cuales eran llevados por dos fuertes hombres; que cada cierto trecho eran relevados por otros dos y así alternadamente hasta llegar a destino. Así llegaban al cementerio o al centro de salud. En su ausencia al “Curioso” como se denominaba entonces a quien practicaba la medicina empírica.

Aprestos para el velorio:
 En esa época cuando se anunciaba la gravedad de un enfermo era necesario comenzar a arreglar la casa para el futuro velorio, ésta se pintaba rápidamente, se solicitaban sillas prestadas a los vecinos y se compraba suficiente aguardiente, café, chocolate, cigarrillos y hasta tabaco para obsequiar a los acompañantes.

El velorio era, en algunos casos, una especie de pequeño jolgorio, ya que entre sollozos de los dolientes, tragos de aguardiente, humo de cigarrillo, mascadas de tabaco y escupitajos (salivazos), los amigos del finado amanecían contando chistes, cuentos, e historias y algunas veces jugando barajas.

 También se practicaban otros ritos. Primero se vaciaba en el patio el agua de beber, es decir, la que se hallaba contenida en las tinajas y la que se hallaba en la piedra o filtro del tinajero y también se sacaban de la casa todos los alimentos. Simultáneamente se armaba el altar y comenzaban los rezos.

Inmediatamente que salía de la casa la procesión fúnebre, había que tomar medidas para evitar que el espíritu del difunto quedara deambulando por la casa, asustando a los familiares. Alguien debía quedarse para colocar las sillas contra las paredes, para evitar que el espíritu del difunto tuviese la tentación de venir a sentarse en ellas, quedándose en la casa y no viajar al más allá.

Urnas a la medida:
En esa época no había en San Fernando empresas dedicadas a prestar servicio de pompas fúnebres, por lo que eran los carpinteros del pueblo los encargados de elaborar el sarcófago. A veces ocurría que en medio de la gravedad, la esposa u otro familiar del enfermo llamaba al carpintero para que le tomara las medidas al futuro viajero y de esta manera comenzar a elaborar el cajón, el cual generalmente se forraba en pana negro, de allí que en Apure los mamadores de gallo le pusieron apodos a aquellas personas de color, a los que llamaban “Forro de urna”.

Para el entierro todo era más fácil. En el solar de la casa donde estaba el moribundo, comenzaba la construcción de la urna. De modo que desde el lecho el individuo oía los martillazos y por supuesto sabia de qué se trataba el asunto.

Otros más precavidos compraban el sarcófago y lo mantenían en un rincón de la casa. Algunas veces la urna era dada en préstamo a algún vecino, familiar o amigo que lo agarraba la pelona, porque sus familiares no tomaron la previsión de mandarle a fabricar previamente su sarcófago. Este préstamo era mientras se celebraban los actos fúnebres, porque finalizado el mismo, los familiares mandaban a construir otra, para devolvérsela a la persona que le había hecho el favor de prestárselas.

Las más solicitadas eran aquellas hechas de madera de cedro amargo, porque se creía que sus tablas ahuyentaban a los espíritus. Esas, por supuesto, eran las más caras. En Tinaquillo, según lo relata su cronista José Ramón López Gómez, la municipalidad tenía una urna llamada por el pueblo “vaya y vuelva”, que servía para enterrar a los menesterosos, era un cajón de madera, hecho de recortes de madera, generalmente de tablas de embalar, eran urnas sin forrar, donde se leían los letreros de los productos que contenían, tales como, “Kerosene El Capitán” o “Velas de esperma El Carmen”. Iba esta urna montada en un par de ruedas, que transportaban los enterradores de oficio y donde se colocaba al difunto, llegado a la fosa seleccionada previamente, se sacaba al infeliz se volteaba la carretilla y se arrojaba al cadáver al fondo del duro, frío y pedregoso albergue, retornando la urna vacía de nuevo a la municipalidad.

Blas Gómez, popular fabricante de urnas a la medida era un carpintero muy conocido en todo San Fernando que tenía su taller detrás de la antigua casa parroquial.(...)

Cuando un enfermo comenzaba a agravarse, y después que sus familiares hubieran agotado todos los recursos médicos, el futuro viajero debía cumplir previamente tres fases en su limitado resto de vida que le quedaba. Primeramente, la familia solicitaba a la inspectoria del Tránsito, (…) colocara un aviso en los extremos de las dos esquinas donde yacía el enfermo Estos avisos decían: Despacio, enfermo. No toque cometa, que amén de incómodos, eran pavosísimos.

No obstante, los familiares todavía abrigaban esperanzas de que al infeliz todavía no se lo Ilevara la pelona. Sin embargo pese a los esfuerzos de los médicos, los familiares observaban que el enfermo inexorablemente continuaba agravándose; en ese momento acudían al sacerdote para que le diera la Extremaunción o los Santos Oleos, rituales que se realizaban entre gemidos y sollozos tenues de la familia. No obstante todavía abrigaban un halito de esperanza.

Pero el acabóse (como decían los viejos y viejas apureñas), era cuando Blas Gómez, entraba al aposento del moribundo. Ahí si, el escándalo de dolor y llanto era mayúsculo e incontenible, porque su presencia significaba que ya no había tutía, por cuanto, esta visita significaba la despedida del paciente, es decir, que su muerte era inevitable.

El entraba al saloncito con su ayudante y su cinta métrica y acercándose al agonizante enfermo, tenía el tupé de preguntarle ¿como estas?. De inmediato tomando la cinta métrica, comenzaba a dictarle a su acompañante en alta voz: uno ochenta de largo, setenta de ancho y sesenta de alto. Posiblemente de allí viene el refrán... "fulanito se mandó a medir"..., queriendo significar que ese individuo había fallecido;