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23 de junio de 2013

Los Santos de Rincón Hondo- José Natalio Estrada

LOS SANTOS DE RINCÓN HONDO


Puñado de ovejas tristes
gozando  de ajeno techo
golondrinas ateridas
bajo un inhóspito alero;
es lo que le queda al hombre
cuando se le acaba su pueblo,
un poquito de fe trunca
como el muñón de sus dedos

San José, Miguel, la Virgen
quedaron cuidando el pueblo,
Santigao se fue de viaje
y se olvidó sus luceros;
¿Quien pudiera Virgen Santa
tejer de nuevo tu velo
con hilos de sedaluna
en los telares del viento?

Derruido campanario
que se ubicó en un uvero,
como cigarra sin voz
como corazón sin sueños;
ya no resuenan tus notas
al golpe de mis recuerdos,
pero un Domingo de Rosas
al amanecer llanero
despertarán tus campanas
y abejas de raudo vuelo
irán tumbando el rocío
a los claveles del cielo

El llano siempre renace
su fe tiene sus renuevos
y guarda en ricos filones
los tesoros del ensueño,
un dia el clarín del gallo
le dará la nueva al  viento,
la brisa vendrá en puntillas
y despertará al llanero....
San José tendrá su nardo,
la  Virgen tendrá su velo
sus ojos de mansedumbre
y su regazo de sueño!!

Diciembre 1953
Santicos de Rincón Hondo
recuerdo de tiempos buenos,
están  sus ojos sin luz
y mutilados sus dedos;
los quemó un soplo del Mal
en velorio de los viejos,
cuando entre juegos y cantos
se divertían los llaneros.

¡Cuantas cuitas no escucharon
cuadno amor hacía su juego!
¡Cuantas penas no aliviaron
los pobres santicos viejos!
Una noche vi surcar
lágrimas del ancho cielo,
augusto dolor del Padre
por sus santos que están ciegos

Ellos velaron mi infacia
humildes santos de pueblo,
San José que está sin nardo
la Virgen que está sin velo,
pero San José era guapo
con sus ornamentos nuevos,
y tenía linda cara
la Virgen de los hoyuelos.

Oscura que está su noche
con tanta luz en los cielos,
la selva cubrió su iglesia
cuando se murió su pueblo,
y ahora que perdieron todo
también la fe se le ha muerto,
no olvides, Señor, tus Santos
en la hostilidad del yermo!

Con una estrella en la punta
me incita un camino lejos,
en alguna noche oscura
de sus miradas sin cielo;
y en los descansos sin rumbo
se escucha un gemido lento,
son los dedos de la brisa
que estan doblando el recuerdo


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