Nuestro país nos muestra en todos los Estados, dos caras totalmente diferentes: la del verano y la del invierno. Nos gusta mucho comparar ambos períodos pues es realmente sorprendente el cambio que se ofrece a nuestra vista.
Visitamos nuevamente la región del Capanaparo en apoyo a la Escuela La Coromoto, de la cual haremos posteriormente una reseña. En esta época el llano se nos ofrece cargado de verdes y mucha agua atrapada en bajíos y cursos de agua.
El cambio y la transitabilidad son tan diferentes, que hay dos caminos: el camino de verano y el camino de invierno. Por el camino de verano en esta época, los pasos de agua están profundos y los puentes improvisados se aprecian cubiertos de agua.
La entrada al camino de invierno nos ofrece una desagradable vista: un gran basurero principalmente de plásticos dispersos en un importante área como puede apreciarse en las fotografías. Un contraste muy marcado, ante la belleza natural que se abre a nuestros ojos apenas unos metros despues de esta vista:
Pero después se abren las trochas, y el camino lleno de chaparros manteco ofrece un paisaje de verdores característicos. Mas adelante se abre la sabana inmensa....... Recordando esa sabana, me viene a la mente el poema La Hilandera de nuestro gran Andrés Eloy Blanco:
Los caminos están frescos
los campos verdes de agua
hay un iris en las cosas
que me las llena de gracia...
En cuanto a la fauna, en esta oportunidad vimos algunos pocos más que en verano: algunas garzas blancas, patos Güirirí y "de dos en dos sus Yaguazos". Vimos en esta oportunidad más ganado pastando, ya que por ser la tierra un poco mas alta es menos inundable y por tanto representa una alternativa para el ganado que en otros territorios quedaría atrapado hasta que bajen las aguas.
Les ofrecemos imágenes de las llanuras capanapareñas en invierno y les invitamos a revisar la primera entrada para que puedan hacer sus comparaciones.
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