Semblanza de ADELIS SOTO VALERA
(En la palabra de cinco poetas portugueseños)
Juan Torrealba*
Foto cortesia de Alirio Acosta |
De una rica y
extensa creación artística, de la cual; alrededor de doscientas (200)
composiciones, han sido grabadas en la voz de distintos intérpretes de
la música llanera, a lo largo de más de cincuenta (50) años que transitó
su poesía, por los infinitos caminos del llano, exaltando con su pluma
los valores más genuinos de la llanura colombo-venezolana. Entre los
tantos interpretes que llevaron a los estudios de grabación sus
composiciones, podemos mencionar al maestro Simón Díaz, Rogelio Ortiz,
Armando Martínez, Ángel Custodio Loyola, José Catire Carpio, Cheo
Hernández Prisco, Miriam Salcedo, Luis Escalona, Flavio Serrada, Jesús
Moreno, Nelson Morales, Héctor Hernández, Luis Lozada “El Cubiro”,
Sexagésimo Barco, El Carrao de Palmarito; entre muchos otros, y hasta el
reconocido canta-autor apureño Jorge Guerrero, quien junto a Cheo
Hernández Prisco grabara la letra de un contrapunteo, escrito
especialmente por el poeta Soto Valera para ambos cantadores.
Mantuvo una cercana amistad con el maestro Simón Díaz, con quien trabajo
en Caracas, a principios
de los años 70, en programas radiales como
“Rumbos, Coplas y Canciones” (Radio Rumbos) y en programas de televisión
como “Mi llanero favorito” (Televisora Nacional), escribiendo las
letras de infinidad canciones, joropos y galerones para estos programas
de corte criollo. Experiencia que le permitió cultivar la amistad de
infinidad de importantes figuras de la radio y la televisión de la
época, y de personajes representativos de la llaneridad, como lo fueron:
Don José Romero Bello, Julio Cesar Sánchez Olivo, Augusto Braca,
Ignacio “Indio” Figueredo, Germán Fleitas Beroes, de músicos como Hugo
Blanco, Amado Lovera, Cándido Herrera, cantantes como Alfredo Sadel,
Luis D´Ubaldo, Adilia Castillo, entre tantos otros.
Adelis Soto y Graterolacho. foto cortesía de Alirio Acosta |
Como
reconocimiento a su tesonera labor como poeta y compositor, fue
galardonado en diversos e importantes festivales nacionales. Ganador del
Festival “El Florentino de Oro” (en dos ocasiones), la “Garza de Oro” y
el “María Lionza de Oro”. Recibió en vida un sinnúmero de
condecoraciones, siendo distinguido como “Patrimonio Cultural del estado
Portuguesa” (Concejo Legislativo del estado Portuguesa), “Patrimonio
Cultural del Municipio Esteller” (Concejo Municipal del Municipio
Esteller) y premiado en el Festival Internacional “El Silbón” (Guanare);
además: fue objeto, en vida, de innumerables homenajes y recibió
infinidad de placas y diplomas; a lo largo de su fructífera carrera
artística.
Hijo de Doña Lucrecia Valera de Soto y de Don
Francisco “Pancho” Soto Palacios, ambos de tradicional estirpe llanera,
quienes se radicaron en Piritu, provenientes del caserío Mata de Caña,
en la década de 1940. Allí cursaría el poeta la educación primaria en la
Escuela Rural denominada “Palo Grande” y allí mismo, como él lo
confesara, aflorarían sus primeros versos e improvisaciones, bajo la
influencia de la recia figura de su padre.
Gran parte de su
obra permanece aún inédita. No obstante, para redescubrir un tanto el
contenido de su legado artístico y acercarnos un poco a las dimensiones
humanas del poeta, revisaremos algunos aspectos de su vida y obra,
reseñados magistralmente por otros baluartes de la poesía portugueseña;
conocedores del transitar poético y humano de Adelis Soto Valera. Ellos
son: Arjuna Castro Castillo, Joel Hernández, Luis Mendoza Silva, Yorman
Tovar y el periodista y poeta Luis Bazán García.
Con la
anuencia de estos cinco bardos de la poesía llanera, y tomando prestada
su prolífica pluma, podemos dibujar de manera sucinta, un perfil de la
vida y obra de este personaje popular.
Acerca de la familia Soto Valera, el poeta piriteño Arjuna Castro Castillo, escribe:
“Los padres de Adelis, eran llaneros de cepa. Nacieron y se criaron en
ese ambiente templado, de constante peligro, de toro volantón, caballo,
soga y llano abierto. Según comentarios, los Soto Palacios, nacieron en
ese paño de sabana que baja de los cerros de Ospino, buscando la
vecindad con el Municipio Esteller. En cambio, los Valera (eran dueños
del Fundo La Esperanza), son nativos de ese cajón de llano que comparte
históricamente su extensión entre los linderos de los Municipios Papelón
y Guanarito.”
En esta misma tónica, el compositor portugueseño Joel Hernández, reseña lo siguiente:
“Su padre Pancho Soto, era una leyenda en este llano. Hombre llanero de
a caballo, de soga buena y certera. Diestro y fino enlazador en
cimarroneras, cantador, coleador de toros en su caballo vaquero, debió
trasmitir genéticamente y también por formación, a su descendiente, el
amor por la llanura, sus costumbres, tradiciones y vivencias. Y
especialmente, su querencia amatoria hacia el caballo, unido al cual, su
padre era autentico centauro de la pampa… Pancho Soto, convertido en
juglar de la llanura, desgranaba como maíz en mazorca, los versos en
coplas, cantando al pie del arpa sabanera en los contrapunteos, en la
porfía cantada frente a ardorosos copleros, en cuyo duelo sobresalía
como triunfante vencedor…”
A finales de la década de 1960, el
poeta Soto Valera conforma una trilogía artística junto al arpista y
compositor piriteño Rigoberto Ramírez y el cantante y cuatrista Cheo
Hernández Prisco. Unidos por una entrañable amistad, emprendieron un
trabajo artístico-musical, con el cual, gracias a la constancia y al
talento creador, logran cosechar, después de años de trabajo, la semilla
del reconocimiento nacional como compositores e intérpretes de la
música llanera. Hilvanado versos octosílabos, se va tejiendo la poesía
nativista de Adelis Soto Valera, lo cual le permite participar como
autor en el renombrado Festival de música llanera “Florentino de Oro”,
en San Fernando de Apure, y obtiene el preciado galardón con los temas
“Pergamino llanero” y “El bastardo” (en los años 1974 y 1984,
respectivamente), con la interpretación vocal de Cheo Hernández Prisco y
los acordes y arpegios del maestro Rigoberto Ramírez. Su perseverancia
y capacidad creadora lo llevaría, como compositor, a ubicarse entre
los autores más reconocidos de la canción llanera en el ámbito nacional,
sin perder jamás su sencillez, humildad y la profunda identificación
con su tierra y su gente.
El Dr. Joel Hernández (El viejo soguero), acerca de la poesía de Soto Valera, refiere:
“Soto Valera le da rienda al caballo de la inspiración y cabalga al
pasitrote por las trochas del octosílabo, que es el verso que identifica
al poeta llanero, no solo al bardo culto, sino también al poeta
popular.”
Con relación al Romance, como una modalidad de poema
característico de la tradición española, cultivado por Soto Valera, Joel
Hernández, indica que el poeta:
“…canta a las costumbres,
tradiciones y vivencias de nuestra llanura y también; a las recias
faenas del llano, en donde el caballo y la soga de rejo se hermanan con
el peón llanero para la enlazada del toro bravío. A esa llanura
tradicional que la moderna tecnología, los avances y logros de los
nuevos tiempos van dejando atrás, para quedarse en el recuerdo y en la
nostalgia, a los cuales, se ha han referido muchos escritores de la
“llaneridad”, como el barines José León Tapia. Rememora los tiempos
antiguos del llano, cuando Florentino venció en un célebre contrapunteo,
y en noche de recio aguacero, al mismo Satanás. Considero, que uno de
sus romances de mejor calidad poética, lo constituye el titulado “Camilo
Pérez”, cantado por Jesús Moreno en son de “Seis Corrido” y
perfectamente adaptado a la estructura de la trama de esta modalidad o
forma poética antigua.”
Al referirse a los motivos de inspiración y musa del poeta, agrega Joel Hernández:
“Adelis conoce bien su llano portugueseño. Lo ha recorrido. Lo ha
transitado por sus caminos y trochas. Comprende todo cuanto concierne a
la vida del hombre llanero: Su manera de amar, de sentir, de esperar por
la redención social, pero también comprende sus momentos de dicha y
alegría, volcadas en el tañido del cantador sabanero y en el zapateo y
escobilleo del arrogante joropo. Conoce de la ternura y rudeza de la
mujer llanera, de la amante y compañera fiel, de la novia o concubina.
Todo eso lo sabe. Por eso, cuando canta a la tradicional faena del
coleo, plasma poéticamente en el tema “La novia del coleador”, a la
mujer llanera que engalana la manga con sus encantos femeninos...”
Otros aspectos de la poesía de Adelis Soto, referidos por Joel
Hernández, se relacionan con la temática del desamor o el despecho, en
el pasaje llanero escrito por el poeta, señalando lo siguiente:
En la canción (pasaje) “Llanto de amor”, Soto Valera aborda la
embarcación del desamor o despecho. Canta a un tema muy humano en donde
el canalete y la palanca lo conducen por corrientes, remolinos,
desparramaderos y vueltas fluviales que pueden trambucar la canoa de la
existencia. El poeta canta al despecho en este pasaje “guayabero”,
expresa que al llanero se le descompone su existencia humana por efecto
de haber perdido a su amada mujer.
Por otra parte, el periodista
y poeta Luis Bazán García, pincela la semblanza poética de Soto Valera,
con las siguientes palabras:
“No es difícil seguir la huella de
Adelis Soto Valera. Basta con acercarse a la pulsación de sus palabras
para llegar hasta la fuente donde se alimenta su intimidad y la poesía
que sirve como instrumento de comunicación. Esa huella y esa palabra
tienen fragancias a llanura abierta y de todo cuanto trasciende de esta
geografía física y humana que ha sido su cuna de nacimiento, de
formación y sobre todo de profunda fidelidad. En consecuencia, todo el
caudal de vivencias acumuladas en su vida pueden encontrarse en los
poemas y canciones que ha venido creando como testimonio de identidad y
referencia de su tierra.”
En cuanto a la sensibilidad y sentimiento que se percibe en la poesía de Soto Valera, Luis Bazán, agrega:
“Siguiendo esa huella, repetimos, nos deleitamos en el paisaje del
llano venezolano, no por la vía de la imaginación, sino por la realidad
que Adelis Soto Valera perfila en cada verso, en toda metáfora, en los
personajes que penetran su sensibilidad de poeta y que él revierte en
poesía y música. El llano cabalga en las palabras, con destreza de
baquiano en los rumbos y espejismo de la llanura, sin dejarse
influenciar por otros espejismos literarios que tratan de abrir nuevos
caminos, generalmente imprecisos y oscuros, en la poesía y en el arte en
general. Es asombrosa y prolífica su capacidad creadora y la facilidad
para trasladar a la escritura todas las vibraciones exteriores y las
generadas por su propio espíritu, que han ido conformando una obra
valiosa por el contenido y amor sustentador.”
Adelis Soto
Valera, falleció en su pueblo, Piritu (Portuguesa), el 31 de octubre de
2011, dejando una extensa obra poética, que en su mayoría permanece aún
inédita, y la cual representa un invaluable aporte para el acervo
cultural de la tierra que lo vio nacer.
Tras su partida física,
Luis Mendoza Silva, poeta, escritor y Cronista Oficial del Municipio
Boconoito, estado Portuguesa, escribió:
“Con su alforja repleta
de cantares, leyendas, mitos y un exquisito anecdotario recogido por
todos los caminos de la patria que le vieron pasar con sus sueños y
nostalgias amanecidas, se marchó por los rumbos azules del silencio,
quien fuera uno de los más exquisitos y apreciados poetas de la llanura
colombo venezolana, Adelis Soto Valera. … nos consolamos en la amistad
practicada, en la solidaridad que se hizo eterna, en la fidelidad y el
recuerdo de las sustanciosas tertulias, a la cual acudían sus
innumerables amigos, para abrevar esperanzas en ese pozo de alegrías,
disfrutar de los chistes más sabrosos y de su exquisita conversación,
que era como abrir un libro del más puro humor criollo,… Pues, eso fue
este gran venezolano, portador de excepcionales valores humanos y, por
ende patrimoniales de su comunidad.”
Así mismo, Yorman Tovar,
poeta y escritor, destaca el ejemplo cívico y el legado artístico de
Adelis Soto, en los siguientes términos:
“Adelis nos transfiere
el orgullo portugueseño, la palabra empeñada del llanero y la dignidad
de un ejemplar ciudadano, digno de reconocimiento. Murió pobre pero rico
de vergüenza, a diferencia de muchos “cultores-folkloristas” que medran
a la sombra de la adulación, vendiendo el talento al primer postor
politiquero. “El hombre del potro bayo” se ha ido. Los cascos de su
corcel quedaron estampados en los caminos que transitó su sencilla
poesía. A diferencia del Rey Atila, que dijo: “Donde pisa mi caballo no
vuelve a crecer la yerba”, el (caballo) de Adelis seguirá sembrando de
cantares los surcos del tricolor patrio. En su humilde hogar quedan las
paredes forradas de reconocimientos, y en sus amarillentos cuadernos los
versos madrugadores, productos óptimos de un soñador; y en un cacho de
venado reposa su inconfundible sombrerón de paño, custodiando los
octosílabos que no tuvo tiempo de exteriorizar.”
El poeta Arjuna
Castro Castillo, paisano piriteño de Adelis Soto, resalta la
identificación profunda que el poeta mantuvo con su tierra, de la manera
siguiente:
“En el caso de Adelis Soto Valera, se hace palpable
el dolor colectivo de un pueblo que lo hizo suyo y él así lo entendió
hasta el punto de declararse públicamente piriteño: Veamos su versos:
“Yo soy un fiel piriteño/a la prueba me remito/ como será que al
nombrarlo/ hasta el sombrero me quito”. Así cumplió Adelis lo que plasmó
en su copla. Amó entrañablemente a Piritu; le sirvió en lo individual,
con amor y franqueza y, de esa misma manera, en su condición de
funcionario público y, por si fuese poco, dejó un legajo
poético-cultural que al parecer sobrepasa de las cien piezas. Era un
artista de resonancia interior. Todas estas razones, me obligan a citar,
del gran Atahualpa Yupanqui, poeta argentino, los siguientes versos:
“Cantor que cante a su pueblo/ ni muerto se ha de callar/ pues; donde
vaya a parar/ el canto de ese cristiano/ no ha de faltar un paisano/ Que
lo haga resucitar”.
Así era la dimensión humana del poeta
Adelis Soto Valera. Un personaje popular arraigado en la memoria
colectiva de su pueblo. Un genuino creador, quien nos legara una obra
artística fecunda que rebasó con creces las fronteras de su tierra
llanera, para germinar, como fértil semilla poética, en los surcos de la
vasta geografía cultural de la patria.
(*) Abogado, Economista, poeta.
Correo: juanetor18@gmail.com
Fuentes consultadas:
Luis Bazán García: Reseña publicada en: “Antología de poeta
piriteños.” (2001). Compilador: Francisco Gallegos. Edición particular
del compilador.
Joel Hernández. Discurso pronunciado en
ocasión de Primer Encuentro de poetas “Adelis Soto Valera”. Piritu, 30
de agosto de 2014.
Arjuna Castro Castillo: “El Adelis que yo conocí”. Diario Última Hora. Acarigua, 20 de enero de 2012.
Luis Mendoza Silva. “Con su alforja de cantares se marchó Adelis
Soto Valera”. Tinta y Papel. Noviembre de 2011. Publicación digital en: http://poetaluismendozasilva.blogspot.com/
Yorman Tovar. “El hombre del potro bayo.” Diario Última Hora. Acarigua, Domingo, 6 de noviembre de 2011.
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