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30 de enero de 2016

A 78 años del nacimiento de Adelis Soto Valera

Copiamos texto enviado gentilmente por Alirio Acosta, cronista del municipio Esteller del estado Portuguesa:
Semblanza de ADELIS SOTO VALERA
(En la palabra de cinco poetas portugueseños)

Juan Torrealba*
Foto cortesia de Alirio Acosta
Adelis Soto Valera. (Mata de Caña, 30-01-1938 - Píritu, 31-10-2011). Poeta nativista, compositor, creador de más de cuatrocientas (400) composiciones entre poemas y canciones, llanero a carta cabal, de verbo y trato sencillo, cronista oficioso de su pueblo, portador de un rico anecdotario y de una singular vena humorística. Estas fueron algunas de las honorables virtudes de este portugueseño que lo hicieron acreedor de un profundo afecto popular en su tierra llanera.
De una rica y extensa creación artística, de la cual; alrededor de doscientas (200) composiciones, han sido grabadas en la voz de distintos intérpretes de la música llanera, a lo largo de más de cincuenta (50) años que transitó su poesía, por los infinitos caminos del llano, exaltando con su pluma los valores más genuinos de la llanura colombo-venezolana. Entre los tantos interpretes que llevaron a los estudios de grabación sus composiciones, podemos mencionar al maestro Simón Díaz, Rogelio Ortiz, Armando Martínez, Ángel Custodio Loyola, José Catire Carpio, Cheo Hernández Prisco, Miriam Salcedo, Luis Escalona, Flavio Serrada, Jesús Moreno, Nelson Morales, Héctor Hernández, Luis Lozada “El Cubiro”, Sexagésimo Barco, El Carrao de Palmarito; entre muchos otros, y hasta el reconocido canta-autor apureño Jorge Guerrero, quien junto a Cheo Hernández Prisco grabara la letra de un contrapunteo, escrito especialmente por el poeta Soto Valera para ambos cantadores.
Mantuvo una cercana amistad con el maestro Simón Díaz, con quien trabajo en Caracas, a principios
Adelis Soto y Graterolacho. foto cortesía de Alirio Acosta
de los años 70, en programas radiales como “Rumbos, Coplas y Canciones” (Radio Rumbos) y en programas de televisión como “Mi llanero favorito” (Televisora Nacional), escribiendo las letras de infinidad canciones, joropos y galerones para estos programas de corte criollo. Experiencia que le permitió cultivar la amistad de infinidad de importantes figuras de la radio y la televisión de la época, y de personajes representativos de la llaneridad, como lo fueron: Don José Romero Bello, Julio Cesar Sánchez Olivo, Augusto Braca, Ignacio “Indio” Figueredo, Germán Fleitas Beroes, de músicos como Hugo Blanco, Amado Lovera, Cándido Herrera, cantantes como Alfredo Sadel, Luis D´Ubaldo, Adilia Castillo, entre tantos otros.
Como reconocimiento a su tesonera labor como poeta y compositor, fue galardonado en diversos e importantes festivales nacionales. Ganador del Festival “El Florentino de Oro” (en dos ocasiones), la “Garza de Oro” y el “María Lionza de Oro”. Recibió en vida un sinnúmero de condecoraciones, siendo distinguido como “Patrimonio Cultural del estado Portuguesa” (Concejo Legislativo del estado Portuguesa), “Patrimonio Cultural del Municipio Esteller” (Concejo Municipal del Municipio Esteller) y premiado en el Festival Internacional “El Silbón” (Guanare); además: fue objeto, en vida, de innumerables homenajes y recibió infinidad de placas y diplomas; a lo largo de su fructífera carrera artística.
Hijo de Doña Lucrecia Valera de Soto y de Don Francisco “Pancho” Soto Palacios, ambos de tradicional estirpe llanera, quienes se radicaron en Piritu, provenientes del caserío Mata de Caña, en la década de 1940. Allí cursaría el poeta la educación primaria en la Escuela Rural denominada “Palo Grande” y allí mismo, como él lo confesara, aflorarían sus primeros versos e improvisaciones, bajo la influencia de la recia figura de su padre.
Gran parte de su obra permanece aún inédita. No obstante, para redescubrir un tanto el contenido de su legado artístico y acercarnos un poco a las dimensiones humanas del poeta, revisaremos algunos aspectos de su vida y obra, reseñados magistralmente por otros baluartes de la poesía portugueseña; conocedores del transitar poético y humano de Adelis Soto Valera. Ellos son: Arjuna Castro Castillo, Joel Hernández, Luis Mendoza Silva, Yorman Tovar y el periodista y poeta Luis Bazán García.
Con la anuencia de estos cinco bardos de la poesía llanera, y tomando prestada su prolífica pluma, podemos dibujar de manera sucinta, un perfil de la vida y obra de este personaje popular.

Acerca de la familia Soto Valera, el poeta piriteño Arjuna Castro Castillo, escribe:
“Los padres de Adelis, eran llaneros de cepa. Nacieron y se criaron en ese ambiente templado, de constante peligro, de toro volantón, caballo, soga y llano abierto. Según comentarios, los Soto Palacios, nacieron en ese paño de sabana que baja de los cerros de Ospino, buscando la vecindad con el Municipio Esteller. En cambio, los Valera (eran dueños del Fundo La Esperanza), son nativos de ese cajón de llano que comparte históricamente su extensión entre los linderos de los Municipios Papelón y Guanarito.”

En esta misma tónica, el compositor portugueseño Joel Hernández, reseña lo siguiente:
“Su padre Pancho Soto, era una leyenda en este llano. Hombre llanero de a caballo, de soga buena y certera. Diestro y fino enlazador en cimarroneras, cantador, coleador de toros en su caballo vaquero, debió trasmitir genéticamente y también por formación, a su descendiente, el amor por la llanura, sus costumbres, tradiciones y vivencias. Y especialmente, su querencia amatoria hacia el caballo, unido al cual, su padre era autentico centauro de la pampa… Pancho Soto, convertido en juglar de la llanura, desgranaba como maíz en mazorca, los versos en coplas, cantando al pie del arpa sabanera en los contrapunteos, en la porfía cantada frente a ardorosos copleros, en cuyo duelo sobresalía como triunfante vencedor…”
A finales de la década de 1960, el poeta Soto Valera conforma una trilogía artística junto al arpista y compositor piriteño Rigoberto Ramírez y el cantante y cuatrista Cheo Hernández Prisco. Unidos por una entrañable amistad, emprendieron un trabajo artístico-musical, con el cual, gracias a la constancia y al talento creador, logran cosechar, después de años de trabajo, la semilla del reconocimiento nacional como compositores e intérpretes de la música llanera. Hilvanado versos octosílabos, se va tejiendo la poesía nativista de Adelis Soto Valera, lo cual le permite participar como autor en el renombrado Festival de música llanera “Florentino de Oro”, en San Fernando de Apure, y obtiene el preciado galardón con los temas “Pergamino llanero” y “El bastardo” (en los años 1974 y 1984, respectivamente), con la interpretación vocal de Cheo Hernández Prisco y los acordes y arpegios del maestro Rigoberto Ramírez. Su perseverancia y capacidad creadora lo llevaría, como compositor, a ubicarse entre los autores más reconocidos de la canción llanera en el ámbito nacional, sin perder jamás su sencillez, humildad y la profunda identificación con su tierra y su gente.

El Dr. Joel Hernández (El viejo soguero), acerca de la poesía de Soto Valera, refiere:
“Soto Valera le da rienda al caballo de la inspiración y cabalga al pasitrote por las trochas del octosílabo, que es el verso que identifica al poeta llanero, no solo al bardo culto, sino también al poeta popular.”
Con relación al Romance, como una modalidad de poema característico de la tradición española, cultivado por Soto Valera, Joel Hernández, indica que el poeta:
“…canta a las costumbres, tradiciones y vivencias de nuestra llanura y también; a las recias faenas del llano, en donde el caballo y la soga de rejo se hermanan con el peón llanero para la enlazada del toro bravío. A esa llanura tradicional que la moderna tecnología, los avances y logros de los nuevos tiempos van dejando atrás, para quedarse en el recuerdo y en la nostalgia, a los cuales, se ha han referido muchos escritores de la “llaneridad”, como el barines José León Tapia. Rememora los tiempos antiguos del llano, cuando Florentino venció en un célebre contrapunteo, y en noche de recio aguacero, al mismo Satanás. Considero, que uno de sus romances de mejor calidad poética, lo constituye el titulado “Camilo Pérez”, cantado por Jesús Moreno en son de “Seis Corrido” y perfectamente adaptado a la estructura de la trama de esta modalidad o forma poética antigua.”
Al referirse a los motivos de inspiración y musa del poeta, agrega Joel Hernández:
“Adelis conoce bien su llano portugueseño. Lo ha recorrido. Lo ha transitado por sus caminos y trochas. Comprende todo cuanto concierne a la vida del hombre llanero: Su manera de amar, de sentir, de esperar por la redención social, pero también comprende sus momentos de dicha y alegría, volcadas en el tañido del cantador sabanero y en el zapateo y escobilleo del arrogante joropo. Conoce de la ternura y rudeza de la mujer llanera, de la amante y compañera fiel, de la novia o concubina. Todo eso lo sabe. Por eso, cuando canta a la tradicional faena del coleo, plasma poéticamente en el tema “La novia del coleador”, a la mujer llanera que engalana la manga con sus encantos femeninos...”
Otros aspectos de la poesía de Adelis Soto, referidos por Joel Hernández, se relacionan con la temática del desamor o el despecho, en el pasaje llanero escrito por el poeta, señalando lo siguiente:
En la canción (pasaje) “Llanto de amor”, Soto Valera aborda la embarcación del desamor o despecho. Canta a un tema muy humano en donde el canalete y la palanca lo conducen por corrientes, remolinos, desparramaderos y vueltas fluviales que pueden trambucar la canoa de la existencia. El poeta canta al despecho en este pasaje “guayabero”, expresa que al llanero se le descompone su existencia humana por efecto de haber perdido a su amada mujer.

Por otra parte, el periodista y poeta Luis Bazán García, pincela la semblanza poética de Soto Valera, con las siguientes palabras:
“No es difícil seguir la huella de Adelis Soto Valera. Basta con acercarse a la pulsación de sus palabras para llegar hasta la fuente donde se alimenta su intimidad y la poesía que sirve como instrumento de comunicación. Esa huella y esa palabra tienen fragancias a llanura abierta y de todo cuanto trasciende de esta geografía física y humana que ha sido su cuna de nacimiento, de formación y sobre todo de profunda fidelidad. En consecuencia, todo el caudal de vivencias acumuladas en su vida pueden encontrarse en los poemas y canciones que ha venido creando como testimonio de identidad y referencia de su tierra.”
En cuanto a la sensibilidad y sentimiento que se percibe en la poesía de Soto Valera, Luis Bazán, agrega:
“Siguiendo esa huella, repetimos, nos deleitamos en el paisaje del llano venezolano, no por la vía de la imaginación, sino por la realidad que Adelis Soto Valera perfila en cada verso, en toda metáfora, en los personajes que penetran su sensibilidad de poeta y que él revierte en poesía y música. El llano cabalga en las palabras, con destreza de baquiano en los rumbos y espejismo de la llanura, sin dejarse influenciar por otros espejismos literarios que tratan de abrir nuevos caminos, generalmente imprecisos y oscuros, en la poesía y en el arte en general. Es asombrosa y prolífica su capacidad creadora y la facilidad para trasladar a la escritura todas las vibraciones exteriores y las generadas por su propio espíritu, que han ido conformando una obra valiosa por el contenido y amor sustentador.”
Adelis Soto Valera, falleció en su pueblo, Piritu (Portuguesa), el 31 de octubre de 2011, dejando una extensa obra poética, que en su mayoría permanece aún inédita, y la cual representa un invaluable aporte para el acervo cultural de la tierra que lo vio nacer.

Tras su partida física, Luis Mendoza Silva, poeta, escritor y Cronista Oficial del Municipio Boconoito, estado Portuguesa, escribió:
“Con su alforja repleta de cantares, leyendas, mitos y un exquisito anecdotario recogido por todos los caminos de la patria que le vieron pasar con sus sueños y nostalgias amanecidas, se marchó por los rumbos azules del silencio, quien fuera uno de los más exquisitos y apreciados poetas de la llanura colombo venezolana, Adelis Soto Valera. … nos consolamos en la amistad practicada, en la solidaridad que se hizo eterna, en la fidelidad y el recuerdo de las sustanciosas tertulias, a la cual acudían sus innumerables amigos, para abrevar esperanzas en ese pozo de alegrías, disfrutar de los chistes más sabrosos y de su exquisita conversación, que era como abrir un libro del más puro humor criollo,… Pues, eso fue este gran venezolano, portador de excepcionales valores humanos y, por ende patrimoniales de su comunidad.”

Así mismo, Yorman Tovar, poeta y escritor, destaca el ejemplo cívico y el legado artístico de Adelis Soto, en los siguientes términos:
“Adelis nos transfiere el orgullo portugueseño, la palabra empeñada del llanero y la dignidad de un ejemplar ciudadano, digno de reconocimiento. Murió pobre pero rico de vergüenza, a diferencia de muchos “cultores-folkloristas” que medran a la sombra de la adulación, vendiendo el talento al primer postor politiquero. “El hombre del potro bayo” se ha ido. Los cascos de su corcel quedaron estampados en los caminos que transitó su sencilla poesía. A diferencia del Rey Atila, que dijo: “Donde pisa mi caballo no vuelve a crecer la yerba”, el (caballo) de Adelis seguirá sembrando de cantares los surcos del tricolor patrio. En su humilde hogar quedan las paredes forradas de reconocimientos, y en sus amarillentos cuadernos los versos madrugadores, productos óptimos de un soñador; y en un cacho de venado reposa su inconfundible sombrerón de paño, custodiando los octosílabos que no tuvo tiempo de exteriorizar.”

El poeta Arjuna Castro Castillo, paisano piriteño de Adelis Soto, resalta la identificación profunda que el poeta mantuvo con su tierra, de la manera siguiente:
“En el caso de Adelis Soto Valera, se hace palpable el dolor colectivo de un pueblo que lo hizo suyo y él así lo entendió hasta el punto de declararse públicamente piriteño: Veamos su versos: “Yo soy un fiel piriteño/a la prueba me remito/ como será que al nombrarlo/ hasta el sombrero me quito”. Así cumplió Adelis lo que plasmó en su copla. Amó entrañablemente a Piritu; le sirvió en lo individual, con amor y franqueza y, de esa misma manera, en su condición de funcionario público y, por si fuese poco, dejó un legajo poético-cultural que al parecer sobrepasa de las cien piezas. Era un artista de resonancia interior. Todas estas razones, me obligan a citar, del gran Atahualpa Yupanqui, poeta argentino, los siguientes versos: “Cantor que cante a su pueblo/ ni muerto se ha de callar/ pues; donde vaya a parar/ el canto de ese cristiano/ no ha de faltar un paisano/ Que lo haga resucitar”.

Así era la dimensión humana del poeta Adelis Soto Valera. Un personaje popular arraigado en la memoria colectiva de su pueblo. Un genuino creador, quien nos legara una obra artística fecunda que rebasó con creces las fronteras de su tierra llanera, para germinar, como fértil semilla poética, en los surcos de la vasta geografía cultural de la patria.

(*) Abogado, Economista, poeta.
Correo: juanetor18@gmail.com 

Fuentes consultadas:
Luis Bazán García: Reseña publicada en: “Antología de poeta piriteños.” (2001). Compilador: Francisco Gallegos. Edición particular del compilador.
Joel Hernández. Discurso pronunciado en ocasión de Primer Encuentro de poetas “Adelis Soto Valera”. Piritu, 30 de agosto de 2014.
Arjuna Castro Castillo: “El Adelis que yo conocí”. Diario Última Hora. Acarigua, 20 de enero de 2012.
Luis Mendoza Silva. “Con su alforja de cantares se marchó Adelis Soto Valera”. Tinta y Papel. Noviembre de 2011. Publicación digital en: http://poetaluismendozasilva.blogspot.com/
Yorman Tovar. “El hombre del potro bayo.” Diario Última Hora. Acarigua, Domingo, 6 de noviembre de 2011.

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