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21 de enero de 2016

Apure es la Hazaña - José Vicente Abreu

Apure es la hazaña. Allí sobrevive su habitante, el llanero, un nuevo mestizaje de la creación de América.
Si se camina como Humboldt por el centro de Venezuela, siempre al Sur, como si se buscara el polo -chaparrales, curujujules, tremedales, de morichal, de estero a estero, ente palmeras de todos los tamaños, entre vuelos que rayan de colores el horizonte, se llega a Apure.

Allí el llanero hace mas por la hazaña que por el heroísmo. Un río que recoge todas las aguas del piedemonte andino surge de pronto como una aparición,  donde el sol refleja sus luces sobre el lomo moreno, para establecer los límites de un territorio que se hace desierto en verano y gran lago interior en invierno donde se ahogan todas las angustias.

Ochogavía - uno de sus descubridores- cuando salió de Barinas, con su cronista Fray Jacinto de Carvajal, se fue por los barrancos, de isla en isla, se levantaban impresionados con la música de los pájaros y cerca de los montículos  artificiales de los indios, encontraron al cacique Tabacare, que se veía noble en uniforme español, pese a su larga cabellera negra que le llegaba hasta las nalgas. Y un mes después  llegan a Santo Tomás de Guayana, donde se podían comer todavía las hayacas angostureñas que traían. No fundaron pueblos, buscaban solamente una ruta, una salida, que ya el ganado vacuno había encontrado en la búsqueda de pastizales vírgenes.
Pero Apure no empieza todavía como hazaña. Dos siglos después, nace en los heroísmos en los llaneros con José Antonio Páez a la cabeza, en la gesta de la Independencia. Apure era libre a punta de lanza, coraje y Vuelvan Caras de la muerte. Y el Libertador, Simón Bolívar viene a encontrarse con Páez en San Juan de Payara, donde hay un parque que lo conmemora. Cunaviche, San Juan de Payara - la tierra del Negro Primero y Guachara- las primeras fundaciones- se quedaron sin hombres en esa guerra. Pero desde entonces Apure y Guerra de Independencia fueron la unidad terrible que llega hasta Bolivia y tal vez más allá.

Cuando el mas grande novelista de Venezuela, Rómulo Gallegos, va a Apure, todavía hay lanzas ensangrentadas, esperanzas, caminos, horizontes, y le dedica dos de sus mejores obras: Doña Bárbara y Cantaclaro. Gallegos es el máximo intérprete  de un Apure que hoy reclama otra originalidad. Toda caminos para andar a pie, a caballo o en bongo. Con aeropuertos en todos los hatos y haciendas, porque en cada banco de llanura pueden aterrizar las avionetas.

Más de 72000 kilómetros de extensión de un bajo llano a un alto llano que también se inunda y sufre sed, pero donde suena la misma arpa que es el instrumento musical predilecto. Una tierra de tránsito entre el Orinoco y Los Andes con partes mas andinas que llaneras. Con su riqueza de ganado vacuno.

Con lo que fue riqueza en sus plumas de garza queun día adornaron la cabeza y el pubis de la Mata-Hari.
Pero hoy ya no es una aventura llegar a Apure. Se pasa el río a San Fernando por un puente que el pueblo bautizó   con el nombre de uno de los personajes de Gallegos: "María Nieves", aquel que se lanzaba primero en la punta de ganado para pasar el río en aquella hazaña del trabajo que necesitaba la paz.

José Vicente Abreu.
Publicado por la Asociación de Escritores del Estado Apure en 1993

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