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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

1 de marzo de 2010

La pena del Becerrero - Simón Diaz

 Esta bellísima canción, emana dulzura y sencillez . No usa metáforas, pero habla de la vida cotidiana del becerrero. Simón Diaz en el evento Canta 50 y cuenta 70, describe la motivación de la canción y la interpreta.  Para ver ambos, descarga los videos anexos. Pero también hemos encontrado la descripción en su libro Mis Querencias:

"Un muchachito campesino como de unos seis años entraba todos los días a un hato que le quedaba cerquita. Llegaba ahí y se sentaba en la punta de un banco muy largo donde había una mesota en la que comían los peones. Con un mandador se encargaba de espantar perros, gatos, gallinas y cochinos ¡cochi!¡cochi! perreeeerrro ¡ ¡echen pa´allá, vayen pa´allá, sió ¡ ¡júa, pa´allá ¡…. Y así estaba todo el día y cuando llegaba la hora de la comida, a él le ponían también. Él no era ni familia de ninguno de los que trabajaban en ese hato, pero se metía en todo. Allí fue creciendo, escuchándoles sus vivencias y haciendo la suya propia. Aprendiendo a cuidar la puerta de trancas cuando están ordeñando, a curar un becerrito recién nacido echándole creolina en el ombliguito para que no le caiga gusanos, aprendiendo a hacer queso de cincho, a quebrar la cuajada, a separar las vacas de los becerros después del ordeño pa´que no se mamen, porque el peor error que comete un becerrero es dejar que se le mamen las vacas; en fin, aprendiendo lo que tiene que saber un buen becerrero.

Al cumplir los trece años ya era un habilidoso y fino en los quehaceres del llano de tal manera que el dueño le dió el cargo de becerrero del hato. Cuando ese señor llegaba a San Fernando, Calabozo, o La Pascua, se ufanaba con los demás dueños de hatos diciendo que tenía el mejor becerrero del mundo. Pero un día le llego el amor al becerrero, y ¿de quien se enamoró?, bueno, de la hija del dueño, o de la hija de la cocinera, o de una muchachitta que fue a pasar allá una Semana Santa, la cuestión es que se enamoró y de ahí no daba pie con bolas, todo le salía mal ¿y por culpa de quien? Por culpa del amor

Becerrero, becerrero
Con una pena en el alma
Abre la puerta al tranquero
Pa’que las penas se vayan (BIS)

Esta empezando a querer
Esta sembrado de amor
El becerrero del fundo
Es la primera mujer
Que lo ha mirado profundo

En los fogones del hato
Hay una brasa encarnada
Y el becerrero hace rato
como queriendo apagarla (bis)

En el cincho ya no hay queso
No saca suero ni le quiebra la cuajada
Porque el tropel de unos besos
Le tumbó la empalizada

El ordeñador le canta
Le esta pidiendo Orinoco
Y el se enreda con las trancas
Y se le salen los otros (bis)

Se le murió un becerrito
Recién nacido
Porque no lo curó a tiempo
Camina sin rumbo fijo
Con el corazón enfermo

Se le mamaron las vacas
Ya no anda con la peonada
Y se le caen de la hamaca
Los sueños de madrugada (bis)

Becerrero, becerrero
Por vida tuya en el botalón de horqueta
Amárratela del pecho
Pa’que se acabe la fiesta


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