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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

26 de mayo de 2011

Pajarote Prisionero

Fragmento tomado de Cantaclaro de Don Rómulo Gallegos

Habíamos caído en manos de los revolucionarios del gobierno,  y como nosotros les habíamos dado mucho que hacer en dondequiera que nos tropezábamos - y Pajarote carga la fama- a mí me habían colgado las mías y las ajenas, y ya estaba resuelto que me iban a fusilar. Eso fue cerca de las bocas del Apure y estaba el río de monte a monte. La gente que me cargaba preso se llegó hasta la orilla, para que bebieran las bestias. Todos íbamos cubiertos de barro hasta las narices y al capitan de la compañía le dieron ganas de bañarse; pero en la orillita, porque no era bueno de agua. Se me ocurrió mi idea y dije, de modo que él me escuchara:
“-Ah capitán para tener bríos! Yo en el pellejo de él no me estaría bañando ahí tan tranquilo, con la caimanada que hay en ese río”
-Me oyó el hombre y como cuando uno empieza a hacer la diligencia para salir de un mal paso, ahí mismo está Dios haciéndose cargo de lo demás, se le ocurrió también al capitan su idea, que  no era muy bendita, y me preguntó:
-Y usted no es llanero, pues?
-Si, señor mi capitán-le respondí mansito-llanero soy pero de a caballo, que no es la misma cosa. A mí, búsqueme usted en la tierra, pero en el agua no me encontrará nunca, ni en la orillita.
Me lo creyó el hombre, porque estaba de Dios que así sucediera, y para divertirse conmigo, o para no tener que pasar el mal rato de fusilarme, mandó a que me quitaran el cabo e soga con que me tenían amarrado y me echaran al agua para que me bañara, diciéndome:
-Acérquese amigo,para que se lave las patas, no vaya mañana a ensuciar el cielo cuando San Pedro lo mande a pasar adelante
-Los soldados echaron a reirse, y yo me dije; “Te salvaste Pajarote” y seguí haciendo mi papel:
-¡No, mi capitan! ¡Por vida suyita! Yo prefiero que me fusilen, si esa es mi suerte, antes que morir comido por un caiman
-Pero él le gritó a los soldados:
-Echen al agua a ese cobarde!- y me zumbaron al río para que me ahogara. Eso fue del lado allá del Apure. Hice como si me hubiera ido de cabeza….
Pajarote deja en suspenso el cuento y uno del auditorio reclama:
¿Que hubo, pues , vale?¿Va a dejar el cacho sin punta?
-Pero ¿no me está viendo del lado de acá?. Vine a sacar la cabeza en la otra orilla y les grité :-No dejen de hacerme pasar un susto como este otro día! - Me hicieron que se yo cuantos tiros, pero ¿Quién alcanza a Pajarote cuando es hora de decir: ¡Pata ¡ ¿pa qué te quiero?

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