Este personaje tan nombrado en poemas y canciones, es la imagen del llanero valiente y decidido, a la vez de socarrón y astuto, noble y fiel.
En Cantaclaro, obra de nuestro ilustre Don Rómulo Gallegos, personifica a un negro que por vicisitudes de la vida se convirtió en cuatrero y posteriormente pasó a ser un peón con los sueños rotos, en el Hato del Dr Payara. Hombre cabal, fuerte y fiel a la amistad, es ejemplo de búsqueda del ideal, de corazón generoso, y por que no? de ingenuidad sustentada con la ignorancia.
Había sido un cuatrero tan famoso, que Florentino le había compuesto un corrío:
De por los lados del Viento
Que es tierra de hombres bragaos
No hay llanero que no llegue
Hablando de Juan Parao
El del caballo Jerrao
Con el casquillo al revés
Pa que lo busquen pa un lao
Cuando po el otro se fue
Yo canto lo que escuché
De este llanero bragao.
Dice un fragmento de Cantaclaro cuando Juan Parao habla con Florentino sobre su sueño perdido:
“Yo tenía mi idea. Una gran idea que se me había metido en la cabeza y allí estaba dando vueltas, buscando acomodo como perro antes de echarse. Pero era una idea muy grande, muy grande y como el espacio que tenía para esplayarse era pequeño, todo se jué en dar vueltas. Y la idea era ésta, manque uste se reya, catire. Yo había llegao a reunir hasta veinte hombres que me seguían ande yo quisiera llevarlos, y eso me puso tan ufano que voy y me pregunto un día, recordándome de ciertos libros que me había leido ya el mentao Carlitos Jaramillo” (Juan Parao pensaba en la libertad de los negros) “Y yo con mi gran idea de llegá a serlo de veras! Pero dándole vueltas en la cabeza y buscando como ponerla en una güena proclama de guerra, de esas que entusiasman al soldao, como no podía escribirla porque entonces era completamente analfabeto, tenía que componerla y grabármelo en la memoria y en eso se méiba todo el tiempo. De donde vino a resultá que descuidé el negocio de robá ganao y cuando caté de ver que ya de los veinte hombres no me quedaban sino cuatro, porque los demás se fueron a trabajá por su cuenta.”
Sin embargo, Juan Parao logra reponerse de su vida sin alicientes y se lanza a formar una montonera para “cambiar el menudo por morocota”, y después de mucho guerrear, muere finalmente de un balazo infectado en el brazo.
Expresiones como "el llano de Juan Parao" o "el sueño de Juan Parao", con frecuencia se escuchan en canciones y poemas.
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