Gran poeta cumanés con mucha historia y una sensibilidad infinita, nació el 6 de agosto de 1896. Hijo de Luis Felipe Blanco y de dolores Meaño, su infancia transcurrió en la Isla de Margarita y en 1908 se trasladó a Caracas para estudiar en el Colegio Nacional regentado por Don Luis Espelosín. Ingresó luego a la Universidad Central de Venezuela, donde cursó la carrera de Derecho, graduándose en 1918.
Como abogado de la República viajó hasta las tierras apureñas como apoderado de Doña Pancha Vásquez, apureña que fue la inspiración de Don Rómulo Gallegos, para su personaje Doña Bárbara. Nos dejó su opinión sobre esta recia mujer, la cual puedes conocer en el siguiente enlace:
PANCHA VÁSQUEZ Y DOÑA BÁRBARA Precisamente en San Fernando de Apure publica en 1921 su primer libro: “Tierras que me oyeron”.
Fue además de abogado y poeta, humorista, dramaturgo, político y periodista.
Se incorporó al Círculo de Bellas Artes en 1913. En 1918 recibió su primer galardón por el poema pastoral "Canto a la Espiga y al Arado", y publicó su primera obra dramática, El Huerto de la Epopeya.
En 1923 recibe el primer premio en concurso promovido por la Real Academia Española de la Lengua, en la ciudad de Santander (España), con su “Canto a España”. En 1924 fue nombrado miembro de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras.
En 1928 comenzó a editar clandestinamente el periódico disidente "El Imparcial", que sería el órgano de difusión de las proscriptas agrupaciones Unión Social Constructiva Americana y Frente de Acción Revolucionaria, contra la dictadura de Juan Vicente Gómez. Es hecho prisionero en el Castillo de San Felipe de Puerto Cabello hasta 1932, donde fue liberado por motivos de salud. Allí escribió "Barco de Piedra", inspirado en la apariencia del edificio. Fueron los poemas más tristes de su vida, “Pesadilla con Tambor”, es quizás uno de los mas representativos poemas de esa época, que refleja los horrores que le tocó vivir, entre torturas y muerte. Una vez libre y con prohibición de participar en asuntos políticos, publicó "Poda" en 1934, con poemas tan conocidos como "Las Uvas del Tiempo" y "La Renuncia" . Otros poemas muy famosos son "Coplas del amor viajero", "Silencio" y "La Hilandera".Un año después (1935) publicó La Aeroplana Clueca.
A pesar de ocupar cargos políticos a la muerte de Juan Vicente Gómez, siempre manifestó sus pensamientos y mantuvo una posición crítica ante las acciones gubernamentales con las que estaba en desacuerdo. Poco después de 1937, fundó el Partido Democrático Nacional, con el cual llegó al Congreso Nacional como diputado. Nunca desligó la política de su poesía, lo cual le ocasionó algunas críticas. En 1940 integra su partido en la recién fundada Acción Democrática, y trabaja para la candidatura de Rómulo Gallegos, quien lograría la presidencia en 1947.
En 1948 fue nombrado Ministro de Relaciones Exteriores por el presidente Gallegos. Y se exilia en México, tras su derrocamiento por Carlos Delgado Chalbaud. Allí siguió dando rienda suelta a su poesía, hasta que en 1955 perdió la vida en un accidente de tránsito en la calle Mier y Pesado, esquina con Xola, en Ciudad de México.
Andrés Eloy Blanco escribió poemas de amor, pero también mucha poesía social y de protesta. En el "Palabreo de la Recluta" por ejemplo, describe la desolación de esos tiempos donde la recluta se llevaba los hijos de las familias, posiblemente para no verlos más. ¿Puede haber acaso unos versos más expresivos que “Se llevó el latido, y le dejó el corazón” o “le dejó el corazón como capilla sin santo”? ¿Puede haber imagen más descriptiva que: He renunciado a ti “como esos granujillas otoñales, con los ojos estáticos y las manos vacías, que empañan su renuncia, soplando los cristales en los escaparates de las confiterías” y “Como el que ve partir grandes navíos como rumbo hacia imposibles y ansiados continentes”, en su poema "La Renuncia"? Puede plasmarse más amor y esperanza que en “A Dios que me dé tormentos, a Dios que me dé quebrantos, pero que no me dé un hijo de corazón solitario”, en "Coloquio Bajo la Palma", donde ofrece mensajes de un buen vivir, de igualdad y de trabajo? ¡Cuánto amor y sensibilidad existe en los versos de Los Hijos Infinitos : “Cuando se tienen dos hijos, se tiene la alegría y el ¡ay! del mundo en dos cabezas, toda la angustia y toda la esperanza, la luz y el llanto, a ver cuál es el que nos llega, si el modo de llorar del universo o el modo de alumbrar de las estrellas.”! Y en "Angelitos Negros", llevado a películas y canciones, donde plasma la injusticia a que siempre ha sido sometida la gente de color, especialmente la más humilde, ¿cuánta injusticia reclama en : “Pintor que pintas tu tierra, si quieres pintar tu cielo, cuando pintas angelitos acuérdate de tu pueblo y al lado del ángel rubio y junto al ángel trigueño, aunque la Virgen sea blanca, píntame angelitos negros.”?
Pudiéramos seguir citando infinitos fragmentos de la amplia y pródiga obra de Andrés Eloy Blanco y es en verdad difícil seleccionar los poemas que acompañaran a esta entrada, dada la belleza y profundidad de todos ellos. Colocaremos dos de los menos divulgados y en entradas posteriores, algunos de los más conocidos.
Puede leer varios de sus poemas en la web Los Poetas.comLA VACA BLANCA.
De un amor que pasó, como un paisaje
visto del tren, cuando se va de viaje;
de un romance de un mes, en un cobijo
del llano, una mujer me dejó un hijo.
Ella murió, y abrieron una fosa,
y allí metieron el residuo humano,
y una cúpula azul sobre una losa
fue el mausoleo: el cielo sobre el llano.
Y me dejó un pequeño
así de grande y como flor de harina,
con unos ojos como para un sueño
y el laberinto de su lengua china.
Yo vine de muy lejos para verle. Tenía
las pestañas muy largas; me miró fijamente
y me mostró la lengua bajo la calva encía,
con una picardía de granuja que dice: “Qué me verá esta gente?”
Tuvo hambre. Yo anduve de covacha en covacha
comprándole su leche al niño ajeno;
cada vez que encontraba una muchacha,
con cierta gula le miraba el seno.
Había seis mujeres:
eran cinco doncellas y una vieja arrugada;
eran diez pechos para los placeres
y dos que no servían para nada.
Pasé por el corral y hallé en la puerta
la vaca blanca y su ternera muerta.
Y se vino hacia mí la vaca blanca,
una estrella en la frente y una cruz en el anca…
Mi niño era de nieve; su ternera, de armiño;
por su ternera, yo le di mi niño.
Y era aquel despertar por la mañana,
cuando rompía el sueño
el mugir de la vaca en la ventana,
y el breve ordeñador iba al ordeño.
Y aquella boca en el pezón colgante,
y aquel mirar de vaca, mansamente,
y después, él delante
del testuz, y la vaca le lamía la frente.
Hoy le enterramos. Vino
la fiebre, y en dos días se me fue. En el camino
he encontrado la vaca; por la tierra albariza
se notaba a lo lejos su dolor de nodriza…
Los dos nos arrimamos, y se puso a mirarme;
en la frente dolida se le avivó el lucero,
y sus remotos ojos parecían hablarme
del dolor que le daba de perder mi ternero.
Y la nodriza y todo
cuanto del llano tuve, se me quedó en el llano…
La vaca me miraba…, me miraba de un modo,
que yo sentí la angustia de tenderle la mano…
COLOQUIO BAJO LA PALMA
Lo que hay que ser es mejor
y no decir que se es bueno
ni que se es malo,
lo que hay que hacer es amar
lo libre en el ser humano,
lo que hay que hacer es saber
alumbrarse ojos y manos
y corazón y cabeza
y después, ir alumbrando.
Lo que hay que hacer es dar más
sin decir lo que se ha dado,
lo que hay que dar es un modo
de no tener demasiado
y un modo de que otros tengan
su modo de tener algo,
trabajo es lo que hay que dar
y su valor al trabajo
y al que trabaja en la fábrica
y al que trabaja en el campo,
y al que trabaja en la mina
y al que trabaja en el barco,
lo que hay que darles es todo,
luz y sangre, voz y manos,
y la paz y la alegría
que han de tener aquí abajo,
que para las de allá arriba,
no hay porque apurarse tanto,
si ha de ser disposición
de Dios para el hombre honrado
darle tierra al darlo a luz,
darle luz al enterrado.
Por eso quiero, hijo mío,
que te des a tus hermanos,
que para su bien pelees
y nunca te estés aislado;
bruto y amado del mundo
te prefiero a solo y sabio.
A Dios que me de tormentos,
a Dios que me de quebrantos,
pero que no me de un hijo
de corazón solitario.
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