Difícil
es abordar el tema de la historia del Joropo desligándonos de las
tendencias y ritmos que fueron llegando a Venezuela desde otros rincones del
mundo, que marcaron clara influencia en nuestra historia musical.
Venezuela
siempre ha sido receptora de influencias de otros países y con el correr del
tiempo se han adaptado muchas de estas influencias, al sentir y modo
de ser del venezolano. Otras, sin embargo, han permanecido tal cual llegaron y
terminaron por adoptarse definitivamente.
Esto ha
sido un arma de doble filo, pues en muchos casos esa “adopción” de costumbres,
música y pensamiento, ha ido
separándonos de nuestras raíces. Fuimos siempre un pueblo joven vulnerable a la
influencia de otros más antiguos y por
ende, mas desarrollados.
Aproximadamente en los años 30, Buenos Aires, La Habana y Ciudad de México
eran centros muy fuertes de difusión cultural, un hecho muy bien
aprovechado para su promoción. La televisión por cable se inició en
México en 1954 y en Cuba en 1922 junto con la Radio. La
CMQ (La Voz
de las Antillas) de La Habana
y la XEW de
México entraban en nuestros radios Telefunken con tanta claridad como si
estuvieran trasmitiendo en la casa. Para la misma fecha, en nuestra ciudad capital,
todavía estábamos oyendo las retretas de Pedro Elías Gutierrez. Por ello es natural que mediante películas, canciones y otras manifestaciones artísticas y culturales extranjeras, la Caracas antigua y su consecuente influencia sobre el resto del país, se plegara a dichas manifestaciones.
En esta
primera entrada, repasaremos a grandes rasgos los ritmos musicales que fue
adoptando la Caracas de antaño, con la finalidad de recrear lo antes señalado. Para ello, así como para las subsiguientes
entradas sobre este tema que empezamos hoy, nos basaremos en los estudios
realizados por Don Eleazar López Contreras, nieto del ex presidente del mismo
nombre y que en un trabajo muy completo y de lectura muy amena denominado
ESTAMPAS MUSICALES DE CARACAS, nos ubica en el tema:
“Los
modos y costumbres de un país se reflejan en las letras y melodías de la música
popular de cada generación, que cambia y adopta y adapta ritmos y estilos acordes
con su idiosincrasia. En tiempos remotos, esos cambios eran muy lentos y
se daban por épocas.
Cuando
las costumbres eran predominantemente religiosas, la música también lo era;
cuando salió a la calle llevó consigo a los villancicos navideños y aparecieron
los diablos de las fiestas de Corpus Christi. A esas músicas se sumaron las de
carácter festivo de los toros y los carnavales. Esta mezcla también se dio en
la provincia donde el joropo se desarrolló a la par de las tonadas de ordeño,
de origen árabe, que se remontan a los primeros hatos que se fundaron a partir
de 1600.
En
contraste, en los salones citadinos de la Colonia, donde la vida era apacible y
cómoda, se desarrolló una música instrumental pausada y formal. Más tarde, las
revoluciones y los temas políticos impusieron las canciones patrióticas.
Algunas de éstas, como la que luego pasó a ser el Himno Nacional, se
convirtieron en canciones de cuna, mientras que tanto la música popular
española como el romance dieron nacimiento a todo lo demás."
"En los
primeros años de conformada la ciudad, con sus noches lúgubres y sus faroles de
apagada luz, coexistían estilos marcadamente diferentes pues los bailes
sociales de la Colonia tenían su contraparte en los cantos populares de los
humildes. Entonces, la formalidad de los bailes coreográficos de la cuadrilla y
las danzas europeas citadinas ofrecían un claro contraste con el bullicio de
los fandangos o joropos de arrabal, que fueron sustituidos por las pachangas de
los actuales barrios.
No obstante,
siempre hubo una diferenciación entre lo urbano y lo rural. Si en el campo
floreció la alegría del joropo, a la par de las danzas y los cantos del
folclore del país, estos tuvieron su contraparte en la capital, con aires como
La Perica, la guasa Sancocho e´guesito y el merengue criollo Dámele Betún (el
cual nació en Caracas, por la gran cantidad de limpiabotas que había allí)"
"Mas hacia
nuestros días -ya en pleno siglo 20- cuando la sociedad comenzó a modernizarse,
salieron a flote las músicas ligeras y sincopadas del momento, que fueron
precedidas por el tango en 1910, el cual dio paso a estilos de
corte norteamericano como el charlestón y el foxtrot, que Pedro Elías
Gutiérrez asumió en las retretas. Luego vinieron los medios de difusión.
En 1914
cuando el maestro Gutiérrez incorporaba pasodobles y foxtrots al repertorio de
la retreta, la prensa caraqueña criticaba que se presentara en Caracas “un
ciento de sainetes estúpidos y de comedias sin gusto ni conjunto, y como
quinientas películas”. Lo de la crítica a las películas era comprensible,
porque entonces algunos consideraban al cinematógrafo como “el mal del siglo”.
Para alivio de los críticos, ese mismo año presentó Gutiérrez su exitosísima
zarzuela Alma Llanera, sin contar con que, con el correr del tiempo, el cine
habría de imponer cientos de melodías populares de todos géneros, pues fueron
las películas, junto al disco y la radio, además de las presentaciones
personales de orquestas y cantantes en los teatros y cabarets y en la
televisión, los que modificaron el perfil musical de gran parte del siglo 20,
el cual fue caracterizado por sucesivos ritmos y canciones que le dieron
significancia a cada década."
Si los
años 30 nos trajeron la todavía vigente música cubana, los cuarenta vinieron
acompañados de boleros, corridos, porros, merengues dominicanos, sambas, rumbas
y congas. En los cincuenta aparecieron novedades como el mambo, el cha cha cha
y la bossa nova, que le cedieron el paso al rock al roll de los sesenta y sus
múltiples corrientes. En los sesenta, la balada desplazó al bolero, que
había sido renovado por la suave voz de Lucho Gatica y la lírica Armando
Manzanero.
Para ilustrar lo anteriormente señalado, y reforzar
el origen del joropo que hoy conocemos, colocaremos el audio de La
Perica, que era el tipo de Joropo "urbano" de la capital.
LA PERICA
Autor: Lino Gallardo
Cuando la perica quiere
que el perico vaya a misa
se levanta muy temprano
a plancharle la camisa.
(bis)
se levanta muy temprano
a plancharle la camisa.
(bis)
Ay mi perica dame la pata
para ponerte las alpargatas.
Cuando la perica quiere
que el perico la enamore
se coloca en la pechuga
un collar de cundeamores.
(bis)
Ay mi perica...
Cuando la perica quiere
que la bese su perico
coquetona abre las alas
se adormece y abre el pico.
Ay mi perica...
LINO GALLARDO: Músico,
director de orquesta y compositor. Hijo de José Rudecindo Gallardo y de
Bárbara Timotea Aguado, pardos libres. Discípulo de Juan Manuel
Olivares, pertenecía al grupo de la Escuela de Chacao. Como ejecutante
fue violinista, violonchelista y contrabajista. Compositor de
canciones patrióticas que se entonaban por las calles de Caracas. Puso
música a la Canción Americana, escrita años antes por los conjurados de
1797, e impresa en los talleres de J. Baillío, en 1811. Estuvo comprometido en las conspiraciones de 1808 y 1810 y fue miembro de la Sociedad Patriótica. En
1810 era ejecutante en una orquesta formada en Caracas, que daba
conciertos frecuentemente en el teatro; esta agrupación tuvo actividad
hasta 1812. Después de la caída de la Primera República (julio 1812),
fue enviado preso a las bóvedas de La Guaira por sedicioso. En
1818, bajo el régimen realista, funda la Sociedad Filarmónica de
Caracas, que era escuela de música y sociedad de conciertos a la vez;
Gallardo fue el director de la orquesta de conciertos, director y
profesor en la escuela. El 9 de Agosto de 1824, es nombrado maestro mayor de música de Caracas. En
1827, cuando Simón Bolívar entra en Caracas, Gallardo compuso una
canción patriótica. Amigo y compadre de Bolívar, éste le compensó de sus
actuaciones al lado de los patriotas, nombrándolo fiel de peso en la
aduana de La Guaira (1827). Este nombramiento le valió la enemistad de
su antecesor en el cargo, José María Muñoz, quien intentó recuperarlo en
1830, una vez muerto Bolívar, pero esta vez fue José Antonio Páez quien
protegió a Gallardo. Se le ha atribuido a Gallardo, si no la música, al
menos participación en la composición de la canción patriótica Gloria
al Bravo Pueblo, que en 1881 fue decretada Himno Nacional de Venezuela. Se le atribuye igualmente el joropo La Perica
Nieto mayor del ex presidente ELC, economista y publicista creativo, es además un cronista musical de la vieja Caracas. Es periodista vocacional y acucioso investigador de la pequeña historia en general.Como ecléctico promotor, su nombre está ligado a diferentes iniciativas y empresas relacionadas con la música y el entretenimiento. Como tal, fue creador del Juan Sebastián Bar y co-fundador del desaparecido Círculo Musical y co-productor de su Colección Caracas 400 años; pero también fue presidente de la Orquesta Filarmónica de Caracas y de Onda Nueva C.A, organizadora de tres exitosos festivales de música. Como compositor, grabado por innumerables artistas, se desempeñó como presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de Venezuela (SACVEN). También es autor de varios libros publicados, entre los cuales figuran Historia de la Música Popular en Caracas, Consejos de un Lobo Enamorado y Modos, Modas y Modales, los cuales son muestra de su versatilidad. Pero también es autor del libro Música Caribeña y Estampas Musicales de Caracas, que será la fuente principal de una nueva serie de entradas en este Blog, relacionadas con la Historia del Joropo.
Estampas Musicales de Caracas, Recuerdos de una ciudad que mas nunca volverá; puedo decir que me he quedado admirada con su contenido, pues además de muy completo, está desarrollado con un lenguaje muy ameno y “venezolano” con un toque de humor en verdad muy agradable, que invita a seguir leyendo. El libro nos muestra la evolución de la música en la ciudad capital, desde la Colonia hasta épocas recientes, los distintos ritmos que causaron furor en aquellos tiempos de la Caracas de antaño, con reseñas de hechos acaecidos y artistas que nos visitaron. Nos muestra también la conducta y modo de actuar del venezolano culto de entonces, así como la del pueblo y por supuesto, la forma como se fue creando y fortaleciendo la música folclórica de nuestro país. Es un libro de Colección que consideramos debe existir en las bibliotecas de todos aquellos venezolanos interesados en conocer las raíces musicales venezolanas. Para los interesados en adquirir el libro, pueden escribir al autor por el correo electrónico eleazarlopezc9@gmail.com
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