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2 de julio de 2012

La Leyenda de Quirpa -José Vicente Rojas

La leyenda de Quirpa es una de las mas conocidas en el llano venezolano y ese hermoso golpe llanero que es precisamente La Quirpa, mantendrá viva la leyenda por siempre. Que si era vendedor de pescado seco, que si era arreador y vendedor de ganado, que llevaba una "camoruquita" en todos sus viajes... En fin, muchos detalles se tejen alrededor de Quirpa. Una de las curiosidades mas relevantes que he conocido, es la opinión que dejó expresa el poeta Fleitas Beroes quien decía que en sus investigaciones había llegado a la conclusión de que el Güiripa donde mataron a Quirpa no era el pueblo aragüeño que siempre se ha relatado, sino que también tenía ese nombre un pueblo apureño que ya no existe. No he encontrado otra opinión que refuerce esta teoría, pero merecería la pena investigar un poco al respecto: LA HISTORIA DE QUIRPA  CONTADA POR FLEITAS BEROES .La veracidad de la historia de Quirpa, la avala Don Julio García (Ño Aguedo del Semanario Fantoches) en su relato sobre "el guitarrero", Juan Rafael Zárate, que puede leer en el  siguiente enlace: EL GUITARRERO DE QUIRPA.
Sin embargo, les ofrecemos hoy la versión de Quirpa realizada por el Poeta Rojas en su libro Mastranto, la cual presentaremos en dos entradas, dada su longitud,  aunque todo el relato de muy agradable lectura por el lenguaje utilizado. Sin mas: LA LEYENDA DE QUIRPA


-Mire, viejo, me han contado
Que usted fue arreador de ganado
En todo ese llano,  que perdió la cuenta
De las veces que cruzó la Selva de San Camilo
Con mil y pico de novillos por delante,
Que se topaba con los espantos
De la sabana acá rato
Y con los tigres cebados en mitad de los caminos
Y a los bien mañosos los correteaba
Pa´ torcerles la penca del pescuezo

Y a los caimanes de cinco cuartas de trompa
Les daba con el chaparro en el jocico
En esos caños corrientosos de toda esa llanura.


Que fueron muchas las noches oscuras
De aguaceros ventiados
De esos que llaman “tumba araguato”,
Que le clavó la cabeza escoterito, a Buria
A Guaritico,  la Aguada, a Setenta, a Terecay,
 a Caicara, Arauca Viejo, a Orichuna
puel paso de La Concepción
y tantos otros bien peligrosos
que se consiguen por el llano apureño
y Barinas, Cojedes, Guárico y Portuguesa.

Usté también arreó ganado
Del Alto y Bajo Apure
Con tripulaciones de ochenta hombres
Con rumbo a Villa de Cura, Tocorón;
Ganao que llevaban
Pa´los mataderos del Centro.
Mire…. Algo que le queria pedir que nos contara,
Porque usté y que andaba  con el llanerazo
Que mentaban Quirpa,
La noche que lo mataron en Güiripa
En una parranda de arpa, en una cantina
cuando estaba contrapunteando
Con un cantador de esos lugares

-Si es verdá muchacho,
Todo eso que tu has dicho
Que te han contao de mí,
De estos cuatro  güesos
Que ya no sirven sino pa´echá lavativa.
Tenía tiempo que no hallaba
Con quien conversá de esos años
Cuando era mozo,
Hombre de caballo  soga,
Cuando había ganado cimarrón
De comején en el cacho,
En esos chirivitales de la sabana.
Cuando uno andaba a caballo
Con la pata pelá y no embotado
Como andan esas cuerda de pangapanga,
De camisas de cuadritos, medias maliciosas,
Limpiando rabo,
En esas mangas de hierro de esos pueblos

Cuando se pasaban días y noches
En la pata de una camoruca,
Bailando y contrapunteando
Golpes y joropos tramaos.
No como esos que yo escucho ahora,
Que parecen un solo llorío
Echándole maldiciones e insultos a una mujé.

Ponéle cuidado, muchacho,
A este corrío que le sacaron  al cámara Quirpa
La vez que lo mataron malamente
Por ahí donde llaman Güiripa,
Por envidia, porque allí le tenían mala voluntad
 A nosotros los llaneros.
Porque nosotros parrandeábamos
Con churupos en los bolsillos
Y cargábamos buen caballo y buena silla,
Buen sombrero pelo e´guama alón,
Y a la mujer que le echábamos los perros
De atrás pa´lante,
 O corría o se encaramaba,
Porque si se paraba
Era mas seguro que darle un tiro al suelo,
Que en el anca del caballo
De algunos de los viajeros
De capotera se venia.

Pero mejor voy a llamar
A mis nietos Daniel y Antonio,
Pa´que con el arpa de Natalito
Y el cuatro que toca Carlucho
Y los capachos que toca su hijo,
Se lo canten como yo se los enseñé…


¡Ah tiempo, cuando era tiempo!
¡Ah llano , cuando era llano!
De cruzá estas soledades
Sobre el lomo de un caballo
De salí pa´ la sabana
Con puro café colao.
De hacé una sola comía
Después de haber encerrao
Como a las nueve e´ la noche
En el corral el ganao
Después se escuchaban “cachos”
En el chinchorro acostao
Y el cuatro y el pasajito
En el caney empalmao

¡Ah llano de enlazadores!
De jinetes bien forjaos
¡a punta de cimarrones!
Mañosos y bien formaos
Que  durante varios días
Cruzaban pueblos y llanos
Y pasaban esos ríos
Corrientosos, abordaos,
Por hombres, buenazos de aguas
De esos bien acostumbraos
A resistí corrientazos
De tembladores cebaos
Y a conocer el aguaje
De la raya y el pescao,
De no temerle a los tigres
En los caminos cebaos
De zumbársele a esos ríos,
 A esas lagunas y  caños
Con la silla en la cabeza
Y en una mano el chaparro
Pa´ espantá a los caimanes
Sin importar el tamaño

Escotero: aplica a quien va solo. Lavativa: en Venezuela se aplica a algo molesto: no me eches tanta lavativa implica no me molestes; Camoruca: se aplica este término al arpa; Poner cuidado: poner atención; Churupos: se aplica a dinero, monedas. generalmente se refiere a sencillo, poco dinero.


Entre esos  hombres famosos
De ese llano tan nombrado
Se hallaba el moreno Quirpa,
Que era coplero rajao,
No respetaba contrario
Cantando versos rimaos.
Después de haber encerrao
En el corral el rebaño,
Se iba pa´ esas cantinas
A jugá baraja y dao
Y a cantá en la pata el  arpa
Golpes de esos bien tramaos
Y a seguí una pofia
Que le plantara el contrario.

Una vez llegó a Güiripa
Remontao   acompañao
De alguno e´ sus compañeros
Que era un llanero bragao
Con ganas de divertirse
Entre mujeres y tragos,
 Y allí se encontraba un hombre,
Un negro mal encarao,
Que lo retó pa´cantá
Un contrapunteo tramado

En ese rincón de Aragua
No eran muy bien aceptaos
Los llaneros que venían
Hablando siempre gritao
Y alardeando de coraje
Y de sus hechos probaos
Y con la faja repleta
De dinero bien ganado.

Cuando reventó el joropo
En los bordones cueriaos
Se arremolinó la gente
Con el oído parao
Atentos y maliciosos,
Risueños pero callaos,
Se escuchó el tañío del negro
Y su tema acostumbrao.

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