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20 de marzo de 2013

Don Jorge Virigay, Sabiduria Ancestral

A continuación otro  importante ícono de Caparo, maestro de maestros como Jesús Bolaños y Luis Ballesteros. Este relato es especialmente triste sobre todo en las últimas líneas donde la pérdida progresiva de la Selva de Caparo va ameritando menos expertos: "ahora que no hay espesura no hacen falta baquianos", dice el profesor Carrero.

JORGE VIRIGAY 
1924 -2010 
SABIDURÍA ANCESTRAL 

Baquiano Omar Carrero A
 2010 

San Rafael bajó del cielo a conocer nuestro llano y tuvo la mala suerte de no conseguir baquianos… Con esta copla del Cubiro Lozada se podría dibujar el panorama que se vive en el Caparo barinés con los diestros de la baquía porque ahora San Rafael, el santo pescador en un nuevo intento, bajó del cielo este 24 de octubre buscando a los mejores baquianos para llevarlos a sus aposentos en el paraíso. 

Antes había invitado a Juan y Jesús Bolaños y ahora en una semana, queriendo completar su equipo de baquianos mayores, se llevó a Luis Ballesteros y a Jorge Virigay. 

 El viejo Virigay junto a Don Pedro Rodríguez era uno de los últimos representantes de esa hornada de curtidos conocedores del cuadro histórico-ambiental del rincón suroeste apureño-barinés, asiento de las montañas de Caparo y San Camilo. 

 Virigay como se le conocía, mostraba en su semblante los rasgos originarios de su línea ancestral. Hombre fuerte para el trabajo de campo, silente, observador y metafórico. Conocía las plantas y su uso, los caminos y su rumbo y, la gente y su tradición. 

 El bosque le había develado sus secretos, un hecho que se revelaba en la facultad que tenía para curar los males con la medicina de las plantas. Aquí debe subrayarse que últimamente le preocupaba el abandono de la yerbatería y en ese sentido decía que la gente de ahora no procura la rama !!!. 

También sentía y lamentaba a su manera, la mengua que sufría la montaña ante lo cual expresaba que los monos ahora tendrán que andar a pie !!!! Se adelantó a señalar el cambio climático pues desde hace mucho tiempo atrás se dio cuenta de que las cabañuelas habían perdido su capacidad para el pronóstico de las lluvias. 

En los últimos años de su vida, ya más tranquilo y rodeado de su gente, tuvo que agudizar el sentido del oído para compensar la pérdida de la visión. En las visitas que le hacíamos nos reconocía por la voz y en un rincón de su memoria reunía a sus compañeros de andanzas: Hole Umar, dame razón de Clemente; que es de la vida de Liscano; y el Señor Coco todavía recoge matas?; y Miguel….. Miguel, cómo era el apelativo de ese musiú que comía chimó, carajo ya la memoria no me ayuda!!. Ya te vas pa´Mérida. Si Jorge. Entonces dámele saludos al doctor Dodríguez y al doctor Vince. La ida de Jorge o mejor Joroge como el pronunciaba, coincide con la ida de la montaña, tal vez pensando que ahora que no hay espesura no hacen falta baquianos.

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