Les ofrecemos otro de los relatos contenidos en el libro
Bruzual de mis Recuerdos.de Armando Rafael Garrido
LA GRAN RIBAZÓN
Así fue por muchos años pasados, en las relingas o corrientes de las puntas de las playas y a
orillas del Río Apure frente a Bruzual, el veintitrés de diciembre de mil
novecientos treinta y ocho está pasando una gran ribazón de peces que precedió a otras que comenzaron en agosto
con varios días de intervalos entre sí, estas ribazones o manchas de peces se
prolongan por varios kilómetros durante
dos días y están compuestas por bagres,
valentones, cajaros, torunos, cachamas, dorados, palometas, coporos y otra gran
variedad, todos van aguas arriba buscando para desovar en la cabeceras de los
ríos del pie de monte andino.
El espectáculo o la algarabía de las noches decembrinas y los cañonazos
de pólvora se unen al sonido como un tableteo que producen los caimanes junto
con los grandes peces cuando cazan y con la claridad de la luna se ve el brillo
de los coporos y palometas cuando saltan sobre el agua escapando de sus
depredadores.
Dos días después llegan grandes bandadas de gaviotas y cotuas, estas
últimas formando grandes manchas negras en el río comiendo chorroscos y
cascarrones que son los peces de la cola de la gran ribazón. El agua se pone
turbia y huele a pez y para tomarla para el uso diario hay que embarcarse en
canoas retirado de la orilla porque los cardúmenes de los pececitos que pasan son
como de dos metros de ancho en las costas.
Así pasó la gran ribazón de mil novecientos treinta y ocho, años
después pasaron otras que fueron diezmadas por el consumo nacional, muchos
habitantes no conocen las especies acuáticas porque muy pocos peces se mueven
en las corrientes del río frente a Bruzual, las bandadas de gaviotas y cotuas
se fueron a otras partes y no se oye el tableteo que producen los caimanes
cazando y confundiéndose con los cañonazos
decembrinos.
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