Publicada originalmente el 25/11/13
Creo que la mejor definición que podemos dar a nuestro llano es la de "tierra mágica". Solo tenemos que observar detenidamente y en varios momentos del año un territorio para descubrir que la naturaleza cambiante de esta tierra siempre nos sorprende y podemos encontrar belleza sobre la belleza.
Creo que la mejor definición que podemos dar a nuestro llano es la de "tierra mágica". Solo tenemos que observar detenidamente y en varios momentos del año un territorio para descubrir que la naturaleza cambiante de esta tierra siempre nos sorprende y podemos encontrar belleza sobre la belleza.
Hoy les traigo unas pinceladas de color de la llanura eólica del estado Apure, por los lados del Capanaparo, por esas sabanas inmensas donde en 360° vemos exactamente lo mismo: un horizonte infinito.
Esta parte del estado Apure, de la cual hemos hablado en otras oportunidades, se nos presenta con un suelo arenoso cuya vegetación predominante es la paja saeta y chaparros en algunos sectores, aunque en su mayor parte solo vemos la referida paja, verde en invierno o amarilla en verano. Mas nada vemos sobre el suelo, salvo algunos nidos de comején que se levantan por doquier.
La fauna es escasa: alcaravanes, aguaitacaminos, alguna que otra garza sin duda perdida o alejada de algún bosque de galería, algún gavilán y pequeños pájaros (pocos).
En cuanto a mamíferos, además de vacas y búfalos, he visto un zorro y en esta oportunidad tres o cuatro conejos pequeños. De modo que esas sabanas se nos presentan muy solitarias con un cielo muy azul y casi siempre despejado y unas noches que recuerdan el poema de Manuel Gallardo, "Quiero a mi llano compay" donde dice que "juraría que en la llanura, alumbran más las estrellas".
Pero visitando esas soledades en noviembre, salida de aguas, que por cierto este año el invierno se presentó menos copioso que el año pasado, descubrí otros colores en la llanura: el de pequeñas flores, algunas casi imperceptibles y un tono blanquecino de la paja saeta que no conocía.
Las flores son tan pequeñas que hay que buscarlas, pero existen asomándose tímidamente entre las macollas de paja y aqui les muestro algunas:
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