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22 de mayo de 2016

Río Guanare: Leyenda, Paisaje y Copla




RÍO GUANARE: LEYENDA, PAISAJE Y COPLA
Omar Carrero Araque
Baquiano
2006
La revisión palmo a palmo de las tierras llaneras de la cuenca orinoquense, fue la ambiciosa tarea que Coco Guevara se impuso como penitencia para alcanzar las palmas de su biogeográfico doctorado. Como dijera Orlando Araujo, en estas cruzadas fui compañero de viaje, recogiendo experiencias no sólo de Don Manuel Costa Talens, su Tutor y de Leonardo Lugo, su vademécum edáfico, sino también del montón de personas llenas de pericia y baquía, que nos asistían en cada pueblo y en cada campo. Esa experiencia nos llevó a conocer al río Guanare en varios puntos de su recorrido, en cada uno de los cuales pudimos apreciar la visión y la historia que sobre este camino de agua tienen los ribereños. 
El Guanare es otro de los grandes ríos que bajan desde las crestas andinas buscando abrirse paso por entre los bancos de la tierra llana. Sus aguas reúnen la de numerosas quebradas que impetuosas buscan unirse a un torrente mayor para ganar renombre. Este río, que en la tierra de los despeñaderos amparados en la figura del Parque Nacional Dinira se llama Chabasquén, resulta de la alianza de las aguas menores de La Ciénega, Chabasquencito, Saguas y Biscucuicito. El Chabasquén una vez que gana horizontes se hace llamar Guanare para honrar a una especie de gaviota que hace vida en esos lugares, dicha guanaguanare por los indígenas. Ya Guanare, en el área de pie de monte al norte de Boconoíto, alimenta con sus aguas el embalse Tucupido-Guanare. Este río, uno de los emblemáticos del Llano, al atravesar pintorescos paisajes conformados por montañas, sabanas, palmares, madreviejas y desparramaderos ha servido de inspiración a poetas y copleros, tal como se reseña en 1928 en una composición del legendario coplero Cupertino Ríos, que escribe y musicaliza la versión primigenia de “Canoero del Guanare”, una pieza que han servido de matriz para que, sobre su melodía, se monten otras letras como las interpretadas por Juan Solito, Ángel Custodio Loyola, Luis Lozada y Reyna Lucero, entre otros. 
Al abrirse a la planada, el Guanare se gemela con el Portuguesa para iniciar una recorrida en paralelo de unos 400 kilómetros, trayecto en el cual rivalizan por el renombre, hasta que al fin acuerdan armonizar y unir sus aguas muy cerca de la población de La Unión y así hermanados deciden llenar las hondonadas de Camaguán antes de presentar sus saludos al Apure majestuoso. En su recorrido por el llano baña tierras barinesas y portugueseñas dispensando a los habitantes de Guanare, Guanarito o Arismendi, el bien de un camino de agua. 
En las áreas del bajo llano el río presenta un curso meándrico acentuado, debido a la poca pendiente del terreno. Esta condición hace que se difumine en algunos trechos creando desparramaderos como el del Palmar de Morrones, meandros de renombre como La Vuelta de Cambullón y madreviejas como las de Guanare viejo. A unos 60 Km hacia el sureste de Guanarito, en otro desparramadero, aparecen los Esteros de Chiriguare declarados como Refugio de Fauna Silvestre, una figura protectora de la fauna, “poligonizada” sobre 45.000 hectáreas en la que asiste alta diversidad biológica. 
En las vecindades del poblado La Morita recibe las aguas del Boconó, aumentando tanto su caudal que se ve forzado a romper uno de sus cerrados meandros cerca del Caserío Flores, derivándose entonces hacia el este. A partir de aquí, el cauce abandonado forma el Guanare viejo que se mantiene por largo trecho rumbeando al sur hasta que, en llegando al llano más bajo, en la zona de derrames, se convierte en el caño Guanaparo. 
 En la parte media del curso sus márgenes se pueblan mayormente de Guamo de río (Inga vera) y hacia la parte baja de Mangle de río (Croton cuneatus), formando los muy mentados Guamales y Manglares. Sus aguas, por lo menos en el pasado, fueron ricas en peces y sus pesqueros lograron notoriedad. Abunda o tal vez abundaba la Cachama (Colossoma macropomum), el Bagre rayado (Pseudoplatystoma fasciatum), la Palometa (Metynnis argenteus), el Caribe (Serraselmus rhombeus), el Coporo (Prochilodus mariae), el Cajaro (Phractocephalus hemiliopterus) y el Chorrosco (Pimelodus blochii). 

En los pozos arremansados que se emplazan en la cercanías de su unión con el Portuguesa, habitualmente se aprecian vistosas Toninas (Inia geoffrensis) que en sus saltos oxigenantes parecieran hacerle guiños a los navegantes. Los viejos llaneros como Don Pedro Manuel Petit, Profesor Ilustre de la Universidad de Los Andes, que en su muchachez espantaba el bochorno guanareño en los pozos del río y que sin duda, bogó de Guanare a Guanarito en solaces de pesquería, bien comprenderán los angustiados versos de un coplero, que no he logrado identificar, quien al ver la mengua de su río, cantó entristecido: 
Si vuelves a Guanarito
Por caminos sabaneros
Perplejo te dejarán
Mortificantes recuerdos
Verás cómo están las playas
Casi vestidas de negro
Muy tristes porque las aguas
Del río Guanare, se fueron. 



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