Este es un tema profundo y sobre todo muy sensible, pues se trata del hombre que trabaja de sol a sol y que sin embargo, con frecuencia no sale de su condición de pobreza. Desarrolla su vida en un ambiente lleno de rudeza donde la supervivencia se lucha: la sequía en el verano, la inundación en invierno, las culebras y demás animales peligrosos, la incierta cosecha, las enfermedades, etc.
El término veguero tiene varias acepciones entre nosotros. Se aplica al llanero veterano, decidido, conocedor y rudo. Hay quien lo relaciona con el llanero campesino que habla de una determinada forma. Sin embargo, la significación real del término se aplica al hombre que habita o trabaja en una vega (porción de tierra a orillas de un río) y que tiene su siembra o conuco, a veces propio o a veces simplemente se lo trabaja al dueño.
"Yo no soy rancho veguero que le mete el agua al río", dice Florentino
La visión general que se tiene de un veguero, es en realidad la de un hombre desposeído, desasistido y lamentablemente de ignorancia académica, producto de su aislamiento.
Sobre este particular, Carlos Gómez de la Espriella, cineasta guariqueño, realizó un documental, que lamentablemente no he podido ver, pero que su reseña, elaborada por Marlen Leal, en el Blog documentalvegueros.blogspot.com, plantea precisamente la necesidad de cambiar este concepto de hombre campesino inculto e ignorante, “que no conoce mas allá del monte que habita”, y resalta que los vegueros son agricultores de tanta valía cultural como el llanero.
Carlos Gómez de la Espriella, en entrevista que le fue realizada, manifiesta:
“Cuando estuve por varios meses en la población de Parmana, a orillas del Orinoco, entendí la complejidad de lo que significa ser un veguero, sobre todo ahí en esa zona, porque hay vegueros en el resto de la región llanera. Un veguero es una persona que cultiva en las vegas de los ríos, y las vegas son las zonas anegadizas, son como las costas, la orilla de los ríos, que durante la época seca quedan al descubierto y gracias al mismo río, están abonadas, enriquecidas, por la materia orgánica que arrastra el río durante la época de lluvia. Y a mí me impresiona que se desconozca la existencia de esta forma de hacer agricultura.”
El veguero se adapta a la estación, siembra en verano cuando las aguas se retiran y espera en invierno cuando el río llena la vega.
Uno de los venezolanos que aparece en el documental, nos da una idea muy clara de cómo se desarrolla su vida, con estas palabras:
“Mire, cónchale, un veguero sufre miles y miles cosas y necesidades. Le digo que yo tengo 57 años y bueno, yo tengo tiempo trabajando, desde que nací estoy trabajando la agricultura de la vega. Sí, bueno, y hay años que nos va bien y hay años que nos va regular, hay años que nos va bien y así. Y eso uno trabajando la vega, uno aguanta muchas necesidades y muchas cuestiones. Pero usted sabe que cuando uno no es profesional, que no tiene, por lo menos que uno no es pues bien estudiado ni bien preparado pa´ las cosas, uno tiene que, nada, trabajar vega porque es lo más fácil pa´ uno, pues”.
Después al referirse que prefiere ser llamado Productor en lugar de Veguero:
“Sí, no, sí, vegueros, vegueros, usted sabe que de los vegueros muchos, casi todo el mundo se espanta. Bueno, he oído yo, pues, yo oigo decir no un veguero, un veguero no, cónchale. Bueno, no, veguero. Uno es productor que lo que hace es darle producción al país. Beneficio, beneficio pa´ que haiga pues, bromas. Uno, porque sin uno el pobre, el productor, mire, la broma está embromada. No se jalla, al no tener, al no trabajar uno cómo se vive”.
Dice también que nadie es propietario de una vega porque en su opinión, “el propio amo de esto es el Orinoco” y subraya que “nadie tiene propiedad aquí en la costa del Orinoco”.
“Nosotros los hombres somos los que le quitamos tierra a él pa´ nosotros trabajar, sí. Ah, bueno, el Orinoco, es que es el dueño, el patrón de las tierras, sí. Esto era grandísimo pa´ allá, mire, grandísimo pa´ allá y ya nos ha venido quitando ya, no nos viene dejando mucha tierra ya el hombre, pero ahí vamos luchando. Pa´ lante, sí. Ya cuando uno cosechó todo, que no le queda nada, uno lo que hace es picar y arreglar las tierras, que ya finalizó todo, se fue. Y ahí uno le entrega es al Orinoco, que es lo último que uno hace, entregarle al Orinoco pa´ uno irse”.
Palabras sencillas, respeto al padre río que proporciona el sustento, adaptación a un tipo de vida, lucha....
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