Nacido en Zaraza, estado Guárico, en febrero de 1916, es considerado uno de los nombres más importantes de la poesía popular venezolana. Hombre versátil, diestro no solamente en poesía, sino en las artes de la composición de canciones, himnos y arreglos musicales, dejó una herencia de esencia venezolana de valor incalculable.
Desde muy niño se interesa por la copla. A los 12 años pierde a su padre y abandonando la escuela, viaja a Caracas y consigue como oficio “cobrador de bicicleta” Vuelve posteriormente a Zaraza y se desempeña en cargos públicos, alcanzando hasta el de Senador de la República por el estado Cojedes. A los 18 años compuso uno de sus más famosos poemas: Rosalinda.
Ya a los 20 años publica su primer poemario titulado Agraz (1936), dedicado a su padre y a quien llama “compañero del mismo itinerario” y a su hermana Elsa, quien falleció siendo una niña de 9 años. A partir de ese momento comienza su incesante labor lírica, la cual se prolonga en obras como Cantares de Tierra Llana (1938); Pasitrote (1948); El Color de Entonces (sonetos 1957); Arriero (1960); Arriba Capitán, (1971); Ernesto Luis Rodríguez y sus poemas, Obras Completas (1971); Tiempo de Volver (1982); La Copla Infinita (1961) y Desde el Olvido (1995), entre otros.
Paralelamente, Ernesto Luis Rodríguez se desarrolló como periodista colaborando en revistas y periódicos de renombre como Fantoches, La Verdad, Élite, 2001 (Columna Tarantín de Feria), El Mundo, La Esfera, El Universal, El Camaleón y El Nacional, así como en diversos diarios de provincia.
Como reconocimiento a su activa participación en todo lo relacionado con la cultura venezolana, es nombrado Hijo ilustre de Zaraza, por su fibra cultural humanística y dotes de caballero honorable, valores por los cuales es recordado. Prueba de ello es el hecho que en 1965, se funda la Casa de la Cultura de Zaraza, que lleva su nombre “por ser considerado puntero de la poesía venezolana de todas las épocas”.
“Su obra fue mucho más allá de la poesía popular. Durante su fructífera vida sus letras para himnos de universidades, instituciones militares, deportivas y municipales fueron premiadas –más de treinta– en diversos concursos. Letras que hoy día son parte de los himnos de, entre otras instituciones: la Universidad de Carabobo (1959), la Universidad Metropolitana (1995), ambos con música del maestro Antonio Lauro; la Universidad de Guayana (1990), con música del maestro Inocente Carreño; Fuerza Aérea Venezolana (1981); Escuela de Aviación Militar (1981). También fue el autor del Himno de la Juventud – Batalla de La Victoria (1945); Canto al Río Orinoco y Lago de Maracaibo (1943), por el cual recibió el Premio Udón Pérez; Himno del Anciano (Inager, 1980); Himno del Sesquicentenario de la Independencia, con música de Antonio Estévez, además de los himnos de los municipios caraqueños Baruta (1994) y Chacao (1994).
Perteneció a la Asociación de Escritores Venezolanos, Colegio Nacional de Periodistas, Asociación Venezolana de Autores y Compositores, Asociación Venezolana de Redactores Industriales , entre otros.
Además, fue autor de numerosas letras de conocidas composiciones del maestro Juan Vicente Torrealba, como “Barquisimeto”, “Valencia”, “Luna y Lejanía”, “Junto al Jagüey”, “Por el camino real”, “La Jardinera” y “Rosario” (tema ganador del primer lugar de la Voz de Oro de Venezuela, cantado por Héctor Cabrera en 1969).
También se destacó por sus arreglos musicales para importantes agrupaciones y artistas, como La Serenata Guayanesa, Simón Díaz y Hernán Gamboa; y por su colaboración en la discografía de Raúl Amundaray, Balbino Blanco Sánchez, Víctor Morillo, Luis Edgardo Ramírez, Adilia Castillo, entre otros” Mi cuatro.com.
Entre las condecoraciones que recibió está la Orden del Libertador, Orden Andrés Bello y Cruz de las Fuerzas Aéreas, otorgadas por el Gobierno Nacional y Orden de Honor al Mérito, concedida por la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela.
Me he propuesto leer parte de la obra de este insigne compositor y en ella destaca el llanero auténtico, lo criollo y autóctono. Su verbo es, al igual que el de Alberto Arvelo Torrealba, rico en expresiones, refranes, paisajes y palabras llaneras. Sus poemas y composiciones sitúan al lector con mucha facilidad en los paisajes y situaciones que describe. Leyéndolas con atención se puede conocer la vida popular del Llano.
Una particularidad que observo en su poesía es su pasión hacia la mujer, como se evidencia en La Catira Cruz Peralta, La Negra del Maraquero, Rosalinda, Guariqueñita, Galerón de la negra Juana María, etc
Una particularidad que observo en su poesía es su pasión hacia la mujer, como se evidencia en La Catira Cruz Peralta, La Negra del Maraquero, Rosalinda, Guariqueñita, Galerón de la negra Juana María, etc
No puedo dejar de transcribir un fragmento de un artículo realizado por Francisco Salazar Martínez, en el Diario El Heraldo, 1956: “De pocos poetas, pues, se puede decir que escriben una poesía “sabrosa”, como en el caso de Ernesto Luis Rodriguez. Las imágenes de sus versos son fotográficas y poseen una plasticidad de soga abierta. Es la de él, una poesía que se puede saborear. Ernesto Luis Rodriguez es quizá el único juglar verdadero que ha dado nuestro país…”
Ernesto Luis Rodríguez murió el 24 de octubre de 1999, en Caracas, con 83 años.
Muchos de sus poemas se irán colocando a lo largo del desarrollo de este Blog, pero queremos colocar en esta entrada uno de ellos :
Muchos de sus poemas se irán colocando a lo largo del desarrollo de este Blog, pero queremos colocar en esta entrada uno de ellos :
PANCHO VALENTÍA
Nació Pancho Valentía
entre leyendas de asaltos
puñado de anhelos altos
al afán y a la porfía;
sin mas ley que su manía
ni más Dios que su amuleto,
por nadie tuvo respeto
ni nada le causó pena,
caliente la piel morena
y a flor de labios el reto.
Con puñal de acero fino
salio una ve de la choza,
enbusca de aquella moza
que era tinta como el vino,
hija de un tal Luis Padrino
que entre copleros y arpistas
tenía dos mulatas listas
al grito de anhelos hondos,
con los pezones redondos
y empinados de conquistas
Una, la niña mas bella
desde los pies a la cara,
como pulpa de agua clara
donde se mira la estrella.
Se enamoraron de ella
toditos los cantadores;
era luz, panal de amores,
ramo de sol en la brisa
cuando pasabasirisa
abriendo los cundiamores
Otra llamábase Amanda,
la de los dulces resabios,
la que al roce de los labios
daba miel a la quisanda;
la que en noches de parranda
salpicaba las maracas,
y entre aromas de albahacas
con la flor de las espumas
festoneaba las totumas
bajo el vientre de las vacas
entre leyendas de asaltos
puñado de anhelos altos
al afán y a la porfía;
sin mas ley que su manía
ni más Dios que su amuleto,
por nadie tuvo respeto
ni nada le causó pena,
caliente la piel morena
y a flor de labios el reto.
Con puñal de acero fino
salio una ve de la choza,
enbusca de aquella moza
que era tinta como el vino,
hija de un tal Luis Padrino
que entre copleros y arpistas
tenía dos mulatas listas
al grito de anhelos hondos,
con los pezones redondos
y empinados de conquistas
Una, la niña mas bella
desde los pies a la cara,
como pulpa de agua clara
donde se mira la estrella.
Se enamoraron de ella
toditos los cantadores;
era luz, panal de amores,
ramo de sol en la brisa
cuando pasabasirisa
abriendo los cundiamores
Otra llamábase Amanda,
la de los dulces resabios,
la que al roce de los labios
daba miel a la quisanda;
la que en noches de parranda
salpicaba las maracas,
y entre aromas de albahacas
con la flor de las espumas
festoneaba las totumas
bajo el vientre de las vacas
Se fue el piropo a la casa
como raudal sin escollo;
era propicio el pimpollo
para la flor de la raza
ya que afinando su traza
se cuenta de Valentía
que en medio de su osadía,
entre el afán y el denuedo,
siempre pensaba con miedo
que se perdiera su cría.
Como fin de su aventura
se la llevó con la tarde;
iba guapeando el alarde
con el arma en la cintura;
pasó por esta llanura
como quien va por el viento,
firme, gallardo, contento
muchas veces suspirando
y los caminos sonando
bajo el caballo sediento
En la sola pulpería
donde se cuela el camino
la angustia de Luis Padrino
tuvo retozos de hombría
Se fue tras de Valentía
con su potro y con su pena:
-¡Me llevaron la mas buena!-
dijo rabiando el jinete,
y en el filo del machete
parpadeó la luna llena.
Dos meses después andando
el hambre halló la comida...
cara a cara, vida a vida...
sobre el machete sangrando
dijo un hombre agonizando
tendido en el campo verde:
-¡Mi risa tu rabia muerde,
yo me burlé del destino;
no has hecho na, Luis Padrino,
mi raza ya no se pierde!-
como raudal sin escollo;
era propicio el pimpollo
para la flor de la raza
ya que afinando su traza
se cuenta de Valentía
que en medio de su osadía,
entre el afán y el denuedo,
siempre pensaba con miedo
que se perdiera su cría.
Como fin de su aventura
se la llevó con la tarde;
iba guapeando el alarde
con el arma en la cintura;
pasó por esta llanura
como quien va por el viento,
firme, gallardo, contento
muchas veces suspirando
y los caminos sonando
bajo el caballo sediento
En la sola pulpería
donde se cuela el camino
la angustia de Luis Padrino
tuvo retozos de hombría
Se fue tras de Valentía
con su potro y con su pena:
-¡Me llevaron la mas buena!-
dijo rabiando el jinete,
y en el filo del machete
parpadeó la luna llena.
Dos meses después andando
el hambre halló la comida...
cara a cara, vida a vida...
sobre el machete sangrando
dijo un hombre agonizando
tendido en el campo verde:
-¡Mi risa tu rabia muerde,
yo me burlé del destino;
no has hecho na, Luis Padrino,
mi raza ya no se pierde!-
Fuente consultada: micuatro.com y comentarios en sus Obras Completas.
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