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10 de noviembre de 2014

El Estero - Omar Carrero Araque



ESTERO

Omar Carrero Araque

Baquiano

2012


A la escucha de la palabra Estero nos surge un viaje imaginado a la llanura aluvial, provocado por la consagración que han logrado estos elementos geográficos como referenciales del paisaje llanero. Los esteros aparecen en los puntos más ahondados del llano sedimentario hacia los cuales convergen las aguas, que en lámina se conservan durante la mayor parte del año, convirtiendo a estos parajes en tiempo de mengua  en  refugios para los animales de pluma, de pelo, de concha o de cuero que allí se citan en procura de nutrimento.

Parte de  la aureola de “íconos de la llanura” conferida a los esteros se debe a su extraordinaria belleza paisajística que ha sido profusamente resaltada en  versificaciones de corte nativista, a estos hechos se agrega  el interés que ha tomado el turismo “de aventura” por estos parajes que ponen en contacto al citadino con el “monte y culebra” como despreciativamente se mencionaba a esa naturaleza que ahora se quiere descubrir.

Sin embargo, pese a su raigambre en nuestro medio es necesario acotar que el vocablo Estero no es exclusivo de Venezuela como de habitual se entiende,  pues como equipaje verbal de los conquistadores llegó a diferentes lugares del  “nuevo mundo”, en muchos de los cuales aún persiste aunque con distintas acepciones.


El origen del término se encuentra en la palabra latina Aestuarium, mediante la cual los habitantes de la región del Lacio identificaban a “todo aquel terreno  inmediato a la orilla de una ría, por el cual se extienden las aguas de las mareas” (1). Esta definición primigenia se amplió territorialmente con la expansión  misma del imperio romano por el viejo continente, encontrándose así que en la península ibérica se aplicaba el término Estero a  “los lagos artificiales, de agua salada, creados normalmente con el objeto de explotar la sal presente, muchos de ellos en desuso pero ahora convertidos en refugios de vida silvestre” (2).  En otras regiones ibéricas como en la andaluza, se entiende por estero a un arte de la pesquería, empleado para “la captura de peces pequeños en los brazos de mar y desembocadura de los ríos“(2). En la América española el vocablo perduró en el tiempo y es común encontrarlo en varios lugares del continente, aunque no siempre con el mismo significado.  Así se tiene que para los chilenos un estero es un arroyo o riachuelo. En  México y Honduras se identifica con este término a las entradas del mar que confluyen con masas de agua dulce (1). En Nicaragua, reciben el nombre de estero aquellos humedales estuarinos de la costa pacífica (6). En Puerto Rico el término persiste como un hidrónimo en el municipio Hormigueros - Río Estero - (7) y,  en República Dominicana como un topónimo de la Provincia de Puerto Plata (Estero Hondo); igualmente es topónimo en Paraguay (Estero  Patiño) (8). En Argentina y Colombia la definición de Estero coincida en gran medida con la empleado en nuestros llanos al aplicar este vocablo a todo “terreno bajo, pantanoso, intransitable, que suele llenarse de agua por la lluvia o por la filtración de un río o laguna cercanos,  y que abunda en plantas acuáticas” (3). Igualmente en la llanura beniana (Bolivia) aparecen esteros muy similares a los nuestros, pero allá son llamados Curichis.

Son famosos en Argentina los Esteros del Iberá que ocupan las planicies situadas entre los ríos Paraná y Uruguay, sobre una extensión de unos 25.000 Km².  En Colombia es bien conocido el Estero de Lipa que en época de lluvias abarca una superficie de unos 3.500 Km²,  entre el Arauca y el Meta.  
En Venezuela, el llanero reconoce como estero a las depresiones cerradas o cuasi-cerradas que por su cercanía a ríos y caños pueden llenarse de agua en los momentos de desborde, pudiendo en parte, conservarla durante la estación seca o de verano. Estos cuerpos de agua a menudo son colonizados por plantas acuáticas como la bora, el lirio de agua, los platanillos y los taburíes o nenúfares, así como por gramíneas,  ciperáceas y palmeras. En Venezuela, los esteros de Camaguán y de Chiriguare son quizá los más conocidos, tal vez por formar parte de la red de áreas protegidas que los cobija jurídicamente bajo la figura de Refugio de Fauna Silvestre.                       

La importancia de muchas de estas áreas, ahora consideradas internacionalmente como Humedales, se debe al papel que juegan como reguladores del clima, refugio de la fauna silvestre, zonas de descanso de las aves migratorias o en la conservación de la biodiversidad. Los esteros, en tanto que Humedales, dejan sentir su cuantía para “el sistema medioambiental, que ha hecho que se les conozca también como los riñones del planeta gracias a su cualidad de realizar los procesos naturales de filtración, renovando el agua que discurre bajo tierra y convirtiendo el líquido en apto para el consumo humano” (4). También regulan los caudales de los ríos evitando las inundaciones. Estos humedales juegan papel importante en la producción de alimentos como el arroz pues constituyen un hábitat propicio para esta importante gramínea. Del mismo modo son primordiales para la ganadería bovina pues muchos pastos forrajeros, como la lambedora, encuentran en ellos el óptimo ecológico para su persistencia y desarrollo. También los esteros sirven como área de desove de muchas especies de peces importantes para la alimentación y las  economías locales (5). Por último, la belleza paisajística que brindan estos parajes es explotada desde el punto de vista turístico, una actividad que incluye además, la pesca deportiva o el avistaje de animales de la fauna silvestre, principalmente aves.  

En otro contexto y particularmente en Venezuela, los esteros han jugado un papel muy importante en la estructuración de la cultura llanera, sobre todo en lo referente a las versificaciones y a la música, especialmente a la asociada con lo lírico. El poeta Arvelo Torrealba calificó al estero como la capital de paisaje, dándole de  este modo preeminencia en el espacio llanero. También Don Germán Fleitas Beroes, poeta de Camaguán, escribió numerosos versos, incluidos los del himno de su pueblo,  en los que resalta el encanto de su entorno, específicamente el  que mana del Estero.  Mas no es solamente en la llanura nuestra donde los esteros son fuente de inspiración, pues tal como se muestra en algunas coplas del ámbito latinoamericano, la presencia de estos escenarios mueve la musa de los poetas como lo dejan ver las rimas de Pedro Emilio Sánchez Y Florencio Morales Ramos (Ramito), venezolano uno y portorriqueño el otro:

Al pasar por el estero

vi una garza pensativa

y me uní a sus sentimientos

para hablar de tu partida

(Pedro Emilio Sánchez)   


vuela hacia el monte oscuro
rauda la tórtola esquiva
y una garza pensativa
vigila el turbio pantano
(Ramito)


Los Esteros, en el caso de Venezuela y Colombia, se han erigido en una suerte de Parnaso,  el mítico asiento de las musas inspiradoras, puesto que los llaneros que son y los llaneros que se sienten, inagotablemente han encontrado vena en las “musas” del estero, encarnadas en las boras, campanillas, palmas, juncos y espadillas:



En cada estero hay un verso y un pasaje en tus cañadas!!
(Sabanas de mi cariño)
Pedro Telmo Ojeda, Poeta elorzano



ESTERO DE LOS TROMPILLOS

(Jorge Guerrero)


Voy a echa una travesía
por esta llanura mía
sobre mi mente baquiana
aprovechando lo fresco
de un despertar pintoresco
que me brinda la mañana

Hoy amaneció bonito
el monte esta verdecito
y clarita la sabana
aunque hay unos nubarrones
que vienen con intenciones
de opacar la resolana


se fue julio y viene agosto
se inunda mi tierra plana
ya cualquier cañito angosto
moja la villacurana
quedan zuritos plagosos
donde el ganao se entabana
y unos tonos quejumbrosos
de sapos, grillos y ranas

entre Infante y Leche Miel
con un litro de Parmana
cantando sobre un corcel
con mi sombrero y mi ruana
me lloviznaba el querer
de una morena elorzana
cuando volveré a morder
su boquita de manzana

Estero de Los Trompillos
donde enlacé aquel novillo
en mi caballito cano
y donde el del toro lebruno
del hierro el numero uno
me iba malogrando el ruano
los huesos del mulo viejo
que le decíamos Cangrejo
se murió hace seis veranos
se están pudriendo en mi estero
como un testigo sincero
de lo recio que es mi llano

como voy rumbo al Cubarro,
tengo que salir temprano
hay voy a bregar con barro
sin ser familia e marrano
allá se ve el monte lejos
con un horizonte plano
aunque si fueran cangrejos
lo tocaría con la mano
mañana cuando regrese
mediante el dios soberano
quiero recordar las veces
que anduve cuando mediano
trajinando por tus trillos
solitario y sin baquiano
estero de Los Trompìllos
te quiero como a un hermano.









Consultas en:
2.- Diccionario SALVAT 1968. XIII Edición - Salvat Editores - Barcelona
5.- Esteros de Camaguán - Diversidad Biológicadiversidadbiologica.info.ve/diversidadbiologica.php?seccion=2...
8.- Estero Hondo - Wikipedia, the free encyclopedia en.wikipedia.org/wiki/Estero_Hondo

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