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9 de diciembre de 2018

El Totumo o Taparo, usos, poesía y cuentos

A raiz de un poema de nuestro amigo Yorman Tovar  que nos gustó mucho, queremos dedicar nuevamente una entrada al Totumo (Crescentia cujete). La entrada original, de la pluma del Profesor Omar Carrero había sido publicada en enero de 2014. Hoy la retomamos y completamos con el mencionado poema.
 
Luego duerme la peonada
en los caneyes del hato.
Y un toro viejo araguato,
se oye pitá en la cañada.
despierta la madrugada,
el gallo desde un totumo,
viene el alba y sus lebrunos
canturrea el ordeñador,
¡A zambo madrugador!
desde un chinchorro grita uno. 


José Vicente Rojas
Anochecer sobre el Llano

He de mencionar que en esta etapa de mi vida, se ha despertado un especial interés por las plantas y sus usos, interés que ha tenido una maravillosa acogida en la Universidad Autónoma  de Chapingo en Texcoco, México, que tiene una cátedra muy amplia de Fitotecnia y muchas especialidades en medicina tradicional mexicana, ciencias que se están rescatando a gran velocidad por la efectividad de su uso.

TOTUMO: UNA PLANTA BIEN PLANTADA 


 Omar Carrero Araque 
Baquiano 
2010 


El Totumo es un árbol nativo, de mediano porte y de copa redondeada que expresa su modelo arquitectural mediante un llamativo ramaje cuasi horizontal, con largas ramas de corteza castaño claro, ligeras grietas y pequeñas escamas. Sus hojas en forma de espátula resaltan por su color verde oscuro, pueden alcanzar hasta 20 cm de largo y unos 4 de ancho, y se disponen a lo largo de las ramas en haces de tres a cinco. Las flores de color amarillento aparecen en los nudos de los tallos o de las ramas más viejas generando un fenómeno que los expertos llaman caulifloría, es decir flores asentadas en los tallos que conllevan a frutos en los tallos. La polinización está cargo de los murciélagos que hacen el trabajo nocturno y los insectos, el diurno. Los frutos de concha dura y color verde son globosos u ovalados, pudiendo alcanzar unos 25 cm de diámetro. La madera sin ser dura es resistente a las rajaduras. Taxonómicamente se ubica en la Familia Bignoniaceae dentro del Género Crescentia. Para Venezuela se reportan dos especies: C. cujete y C. amazónica y posiblemente exista también C. alata. 

 La palabra Totumo parece derivarse de una voz indígena que significa “para todos” (4). A esta planta también se le llama Taparo, un término que igualmente utilizado en Panamá, Colombia y Bolivia. En Cuba y México se le llama Jícara; Mate en Ecuador; Huacal en Honduras y El Salvador; Cutuco y Cuchara en El Salvador; Calabazo, Guaje cirial y Gὓira, en México. En otras partes del continente se le conoce con los nombres de Hayal, Higὓero, Morro, Choca, Cuyabra y Tima. (1) 

Esta planta adquirió tal importancia entre las naciones indígenas que vivían en América, que la misma era cultivada con esmero en los solares de los bohíos como despensero de utensilios, madera y medicinas; cuyo uso intenso en un principio, ha ido decayendo a medida que han ido apareciendo sustitutos de sus productos derivados. 

En la siguiente relación, mediante la enumeración de algunos tópicos se resalta el valor, pasado o actual, de esta especie vegetal.

EL TOTUMO O TAPARO y SU UTILIDAD 
La mata de Totumo fue cultivada en casi todas las casas de los ambientes rurales por la utilidad que prestaba, principalmente con sus frutos. Se sabe que con éstos se podían fabricar utensilios de cocina; cántaros para almacenar o transportar agua; recipientes para guardar granos o suero; biberones para los infantes, receptáculos para panales de abejas; materos para los jardines colgantes; boyas para pescar, “casas” de aves domesticadas como pericos y loros y por último, totumas para bañarse a orillas de los ríos y caños, plagados de caribes. En artesanía su fruto se usa aún para fabricar máscaras, piñatas, lámparas y adornos. También sirve para la elaboración de instrumentos musicales como charrascas y maracas. En la actualidad muchas calles y avenidas del país se engalanan con esta planta en un gesto que le suma su utilidad ornamental. 

Como medicinal se le atribuye un carácter curativo del asma, paperas, hemorroides, hemorragias, dolor de oídos, parásitos, contusiones, dolores de cabeza y ulceraciones. En veterinaria se usa para curar la sarna de los perros. (2) 

 En un trabajo realizado con los pobladores de las lengüetas geográficas de Apure y Barinas se conocieron diversos beneficios que brinda esta planta, entre los que se destacan los siguientes: (3) De los frutos de forma alargada, partidos longitudinalmente en cruz, se sacan las cucharas o los cucharones que sirven para sacar la sopa de la olla o para comer esta sopa. Con este mismo tipo de fruto, pero partido transversalmente cerca del extremo superior, se fabrica el Cucay o Mucurita, recipiente para colocar la sal encima del fogón evitando así su hidratación. Del taparo "pajuil" se hace la cona, un aparejo usado para sacar agua del caño quitándole la "tapa" y amarrándole un bejuco a manera de asa. 

Con los frutos del totumo de caño o mucurita (C. amazonica) de dimensiones pequeñas (± 6 cm x 4 cm) se hacen las "onoteras", unos recipientes agujereados y provistos de un mango, donde se guarda el onoto enmantecado. También con este tipo de fruto se hacen muy buenas maracas. 

Del totumo redondo (± 15 cm x 15 cm) se hacen los recipientes para sacar agua de los tanques o para beber. Este mismo totumo, agujerado y provisto de un mango largo, de un metro aproximadamente, se convierte en "la ramillona", que sirve para descachazar el melao cuando ya está hirviendo. Los biberones teteros para los lactantes se hacen con una "totuma" pequeña si se le coloca una mamila en el extremo donde está “el ombligo” de la tapara. Con los frutos tiernos se hacen "bueyes" de juguete, poniéndoles cuatro palitos a manera de patas, dos para los cachos y uno para el rabo. La madera del totumo, al igual que la del guayabo de caño, "por lo dura y zumbadora" sirve para fabricar muy buenos trompos. De las ramas del taparo se sacan las horquetas para las fondas o caucheras. El uso tal vez más generalizado en las casas campestres y en los poblados llaneros es la utilización del árbol de totumo como Palo Gallinero. En el medio rural es una necesidad mantener en cada casa “un patio de gallinas” que asegura la provisión diaria de huevos y eventualmente de carne. El Totumo es utilizado preferentemente como dormitorio de estas aves en función de su modelo arquitectural que le da una ramazón casi horizontal, con ramas no muy gruesas y cubiertas con una concha rugosa, condiciones necesarias para que las aves tengan mejor agarre y seguridad, además, como esta planta se ramifica a poca altura su acceso por las aves de corto vuelo, como las gallináceas, se hace más fácil. 

EL TOTUMO O TAPARO EN LA LENGUA COLOQUIAL
Los términos Totuma o Tapara han ganado terreno en el habla coloquial particularmente mediante refranes, sentencias o cantares. Por ejemplo, cuando se quiere hablar de algo oculto o no muy claro se dice “que aquí hay gallo entaparao” es decir como si ese algo estuviera guardado en una tapara. (3) Otras veces, para señalar a alguien como muy bruto se le dice que “es más tapao que un taparo”. (4) Para la época decembrina era común escuchar cantos de aguinaldo en los que se que mezclaba lo religioso con lo pagano: “Los Tres Reyes Magos llegaron de Oriente con sus Taparitas llenas de aguardiente” (5) Si una persona ha tenido malas mañas por más que manifieste un cambio de conducta, esta se mantiene en duda, algo que se interpreta a través del dicho: “Perro que come manteca mete la lengua en Tapara”. (5). Con la expresión verbal “Totumear” se manifestaba la acción de pensar o recapacitar, quizá por asimilar la forma de la cabeza con una totuma (5) La sentencia actual “se juntó el hambre con las ganas de comer” anteriormente se exponía como “Se juntó la arroba de queso con la tapara e melao” (5) Para señalar irónicamente que a alguien a quien le cortan el pelo a la usanza de algunas etnias indígenas se le dice que “le echaron un Corte Totuma”. Como hecho jocoso se destaca que en el estado Lara llaman Taparas a los testículos del hombre. Este evento dio pie a una anécdota que recuerda cuando el conductor de un programa radial en El Tocuyo, frente a la cantidad de huecos que había en las calles le pidió al Presidente del Concejo Municipal, las tapara. En el mismo sentido, pero esta vez en el llano-llano, llaman taparas a los senos de las mujeres sobre todo cuando son muy grandes. 

 EL TOTUMO O TAPARO EN LA TOPONIMIA
 Algunas plantas cuya presencia haya quedado guardada en la memoria de los pueblos han servido como marcadores de lugares, tal como se aprecia en los nombres de Higuerote, Guasdualito o Cabimas para citar sólo tres de los cientos de fitotopónimos que se registran en Venezuela. Para el caso del Totumo o Taparo se reconocen 36 lugares identificados con estos nombres a lo largo y ancho del país, tal como lo señala Casale (7)). Además y particularmente en el llano, muchos hatos y fundos se identifican con el nombre de Totumo. En la historia del Alto Apure todavía se recuerda el cambio de hatos que a finales del Siglo XIX llevaron a cabo Don Manuel Fuentes y Doña Francisca Vásquez de Carrillo. El primero, dueño de Mata e´ Totumo, en Apure y la segunda, de La Maporita en Arauca (Colombia). Doña Pancha Vásquez, una vez instalada en Mata e´Totumo, se hizo famosa no solo por su riqueza sino por la leyenda tenebrosa que se creó ante su figura y que sirvió de inspiración a Don Rómulo Gallegos para el personaje de Doña Bárbara. 

LOCALIDADES IDENTIFICADAS CON LOS NOMBRES DE TOTUMO O TAPARO 
 Taparales,  Táchira ; El Taparo de Altagaracia, Zulia;  El Taparo del Consejo,  Zulia;  El Taparo, Anzoátegui – Aragua – Mérida – Portuguesa – Sucre - Zulia;  Los Taparos, Falcón;  Taparote, Bolívar; Taparito, Falcón – Guárico;  Los Taparones, Zulia;  Totumo, Bolívar;  Totumal, Barinas;  El Totumal, Mérida;  Totumales ,Táchira;  Totumito, Apure – Cojedes– Lara – Miranda;  Totumitos, Apure – Portuguesa;  El Totumo, Anzoátegui – Apure – Aragua –Barinas – Sucre;  Los Totumos, Lara - Mérida

EL TOTUMO COMO EMBLEMA 

En retribución a los beneficios que algunas plantas ofrecen a un país, región o localidad, se acostumbra en algunos casos, nombrarlas como emblema. En el caso del Totumo su valiosa asistencia al hombre y a la mujer ha sido reconocida por las autoridades del municipio Antolín del Campo en el estado Nueva Esparta mediante su declaración como Emblema de este municipio. Su elección fue producto de una consulta popular a la que se sometieron otras 18 plantas. A la vista de los resultados los ediles emitieron un decreto en la Gaceta Municipal del 13 de septiembre de 2007, mediante el cual se declaraba su condición de Emblema. (6)

 EL TOTUMO EN LAS CANCIONES
Una planta con tan amplio abanico de oportunidades de uso como el Totumo, no podía pasar desapercibida para los músicos y compositores criollos quienes muchas veces logran su inspiración apoyándose en elementos del entorno, como en el caso del Profesor Benito Canónico, músico de la Orquesta Típica Nacional (5) y papá de Daniel “Chino” Canónico, uno de “los héroes” del Campeonato Mundial Amateur ganado por Venezuela en 1941, quien compuso la canción El Totumo de Guarenas, una pieza que ya es considerada como uno de los emblemas del folklore nacional. (8) 

EN CONCLUSIÓN 
Se ha querido mostrar el importante papel que en tiempos recientes jugó el Totumo en la vida de las comunidades pueblerinas, un papel ahora desplazado por el arribo “del progreso” hasta los mismos núcleos rurales, con su carga de productos mayormente manufacturados que han mandado al tiesto a buena parte de los utensilios aborígenes. 


Tal como lo describe el profesor Carrero, el totumo tiene múltiples usos en la vida diaria del llanero. Y Yorman Tovar,  poeta portugueseño nos regala estos versos llenos de amor hacia esta planta maravillosa:

La Parapara

Nuestra tierra venezolana tiene una biodiversidad muy vasta. Muchas veces lastimosamente desconocermos los usos y aplicaciones de la farmacia viviente que crece silvestre en todo el territorio. Hoy, en tiempos de transhumancia queremos dedicar este espacio para hablar  de una planta muy común y conocida que tiene distintos usos en el Llano.  Se trata del Paraparo ( Sapindus saponaria)


Nuestro  amigo y colaborador Francisco Castillo Serrano nos define su fruto como  una semilla muy dura, resistente y comestible su parte interior ( previamente tostada al fuego)  con  múltiples usos en el llano, entre los que destacan:
  •  Uso ornamental  para la confección de  collares, pulseras y adornos  en general  por parte de los indígenas.
  •  Uso  como detergente para lavar y como champú, para el aseo del cabello, a través de su cáscara pegajosa.
  • Como pegamento escolar (la cáscara).
  • Como cicatrizante para tratar las quemaduras de la piel, o laxante fuerte.
  • Sus hojas machacadas y tibias son usadas para tratar  las mordeduras de serpientes. 
No cuenta Franco Castillo que "Los muchachos apureños utilizaban aquellas semillas a manera de metras, en juegos colectivos o para cazar animales pequeños con fondas o gomeras." En su libro El Ultimo Violín describe varios juegos infantiles de la época y nos menciona: "El rayo de parapara. Una marca en el suelo cubierta de semillas simulando metras y los diestros jugadores se esforzaban, para tomar de él la mayor cuantía. 

Pepa..! (jugada simple) 

Pepa y palmo…! (cobraba doble) . Alardeaban antes de cada turno....


La semilla del Paraparo,  es completamente esférica y de color negro intenso, de allí una de las expresiones populares de Venezuela como "Tiene los ojos como dos paraparas", queriendo significar ojos grandes y oscuros.

El poeta Arvelo Torrealba versó en Florentino y el Diablo:

"Desde cuando yo jugaba 
paraparas del Rayuelo
vide con la noche oscura
la cruz de mayo en el cielo" 

El profesor Omar Carrero Araque nos contó en una oportunidad que el Rayuelo era un juego antiguo de muchachos, antes de la llegada de las  metras, canicas o pichas, que consistía en trazar "un círculo en  la tierra de unos 40-50 cm de diámetro marcando en éste dos diámetros en cruz sobre el que cada jugador colocaba  un número acordado de paraparas; después se trazaba un raya y desde cierta distancia cada jugador lanzaba una semilla  hacia la raya para ver quien la ponía más cerca, lo que definía el turno de las jugadas, siendo el primero aquel que acercaba más su picha a la raya.  Este jugador, utilizando los dedos medio y pulgar impulsaba su parapara hacia el círculo tratando de “volar” (sacar) el mayor número de paraparas ubicadas en el mismo, Repetía esta operación hasta que fallara, dando entonces  paso al siguiente jugador. 

Por su dureza, la parapara salta en pisos sólidos, lo cual no escapó de la sabiduría popular del pueblo creando el refrán que menciona  Ernesto Luis Rodriguez en el  Contrapunteo de los Refranes:

Se la bendice San Pablo / que es de la misma colmena;
no hay cantadores con pena / si a puro verso les hablo.
cuando canté con el diablo / lo vi parado en el viento;
después quedó sin aliento, / y a flor de rudos ahincos
se fue pegando mas brincos, que parapara en cemento. 
La oscura semilla del paraparo está envuelta en una cáscara suave y de textura pegajosa que cuando está madura luce de color amarillo. De allí que nuevamente Ernesto Luis Rodriguez lo mencione en el compendio de coplas que denominó "Cantares"

Tu fina piel de cochano 
la parapara no envidia; 
ella negrita por dentro 
tiene la concha amarilla. 

Desde el punto de vista botánico, el Profesor Carrero nos da la siguiente explicación:

El Paraparo es un árbol grande de copa ancha muy común en los llanos centrales y occidentales. En algunas partes lo llaman Jaboncillo porque la pulpa que recubre las semillas puede usarse como jabón. Sus semillas, llamadas Paraparas son de un color negro intenso, duras, redondas y lisas, que los niños utilizan a manera de metras o canicas. Cuando alguien tiene un comportamiento atolondrado se le dice que “da más brincos que parapara en cemento".
Como topónimo encontramos pueblos y caseríos con el nombre de Paraparo o sus derivaciones en Cojedes, Guárico, Portuguesa y Barinas, en donde aparecen Paraparo, Parapara y Paraparito. En el pueblo de Parapara del municipio Roscio (Estado Guárico) se ambienta parte de la novela Casas Muertas de Miguel Otero Silva. La historia señala también que en 1800 estuvo en este pueblo en científico alemán Alejandro de Humboldt.



Freddy Páez en su trabajo de investigación sobre la Flora reflejada en el Diario de un Llanero, también nos aporta algo más sobre el paraparo:
  
PARAPARA (Sapindus saponaria L)
Sinónimos:Pepo, Zapatero.
Usos: Industrial, Medicinal y Alimentación animal Domestico 
Árbol mediano, originario de América Tropical, Torrealba (4-85) ubica esta planta en las selvas del Orinoco, e indica que sus frutos lo consume el Venado (Odocoileus virginianus). Pitier,1978, (p-331) señala "... todas las partes del árbol contienen un principio saponificante amargo, las semillas son venenosas y reducidas a polvo sirven como insecticida, el aceite extraído de la raíz se usa en la medicina y en la fabricación de jabones, la infusión de las hojas contra mordeduras de serpientes y picaduras de rayas...". Sus semillas negras y redondas son usadas como sustituto de las metras en los juegos infantiles.
Finalmente y como ya mencionamos, es difícil hablar de Paraparas sin relacionar la palabra con la historia de ese pueblo aniquilado por el Paludismo y hecho célebre en la obra Casas Muertas, de Miguel Otero Silva:
En el rincón oscuro de los ranchos, nacidos con el instinto alevoso de ocultarse para el asalto, voraces filamentos alados, las hembras acechaban al hombre, a la mujer y al niño. Avidas agujas de la noche, caían sobre los cuerpos dormidos, clavaban los empuntados estiletes y sorbían la primera ración de sangre. El silencio se cruzaba de agudos zumbidos y una pequeña voz gimoteaba en el catre: -¡Mamá, que me pica la plaga! Se hundía el aguijón aquí y allá, una y mil veces, en la piel del niño sano y del niño enfermo, en la choza del hombre sano y del hombre palúdico.”
Les invitamos a conocer más de este pueblo en los siguientes enlaces:


 PARAPARA DE PARAPARA O PARAPARA DE ORTIZ

ORTIZ, LA FLOR DE LOS LLANOS



Las Pulperías, Francisco Castillo Serrano

Tiempos de Transhumancia quiere compartir en el día de hoy un poco de historia de las pulperías venezolanas, de la mano de Francisco Castillo Serrano, quien ha dedicado su vida a recuperar la historia oral de San Fernando de Apure, quedando plasmadas dichas crónicas en varios libros.
Las Pulperías fueron las precursoras las bodegas y posteriormente abastos. Eran lugares de gran importancia para los pueblos pada abastecerse de lo necesario. 



Ya que tienes pulpería,
véndeme un poco de afecto;
¡mándame un real de miradas!,
 ¡dame la ñapa de un beso!

Ernesto Luis Rodríguez

PULPERÍAS 

Francisco Castillo Serrano

Foto tomada del artículo original de Francisco Castillo Serrano
"El historiador Manuel Pinto afirma, que el origen de la palabra "pulpería" viene de la corrupción de "pulquería", es decir, puesto donde en Nueva España o México se vendía "pulque", una bebida fuerte destilada del cogollo del maguey. Otro grupo sostiene que deriva de "pulpa", conocido como el interior de las frutos tropicales y el dulce que de la misma se hacía, era artículo que se expendía en comercios menores, siendo esta versión la más aceptada. 

La pulpería se componía de rejas, trojas, mostradores y armaduras de madera y según viejas ordenanzas debía tener dos o tres puertas hacia la calle y mejor si estuviese situada en una esquina.  El peso o "la romana" para pesar debía ubicarse en el centro del negocio a la vista del público. La pulpería como medio de distribución de productos a la comunidad jugó un rol importante en casi todos los ámbitos locales y llegó a convertirse en: sitio de tertulia, espacio cultural y lugar de referencia, pues las esquinas de los pueblos llegaron a reconocerse por el nombre de la pulpería que las ocupaban. 

En San Fernando la pulpería tuvo un importante rol en su desarrollo y hubo pulperos famosos en distintos sectores de la localidad como: don Miguel Siso y su pulpería "La Fortuna", "La Colmena" de don Delfin Ramírez, "El Alambique" de don Plácido Díaz, "El Roble" de Rafael Pérez H., "El Cuji" de doña María Luisa Pérez, "Las Palmeras" de don Lorenzo Marchena, "La Época" de doña Luisa Osio y "La Sultana" de don Melesio Travasilo, por mencionar solo algunas. 

La pulpería fue la "casa de abasto" de épocas pasadas, la modernización, los nuevos sistemas de compra, venta y despacho, fueron borrando lentamente esa tradición que viene desde la colonia, algunas de ellas quedan en los barrios pero sin las características y el ambiente que en un tiempo fue privilegio de estos negocios. "

Fuente: CASTELLANOS., R. (1988). Historia de la pulpería en Venezuela. Caracas. 
CRÓNICAS DE FRANCISCO CASTILLO SERRANO

2 de diciembre de 2018

Doña Dominga Ortiz


No se habla mucho de las heroínas de la historia, bien sea por su participación directa en las luchas independentistas o por sus sacrificios en tiempos de crisis. En todo el mundo ha habido mujeres que destacaron de una u otra forma en los aconteceres de su época, quedando luego casi en el anonimato. En la historia de Venezuela ha habido muchas mujeres recias, dedicadas y mártires. Han existido las que iban al frente de batalla,  las que se ocupaban de organizar y también las que sufrieron calladas los mayores horrores. Hoy Tiempos de Transhumancia comparte un escrito del cronista Ferlipe Hernández, sobre la esposa del General Páez,  Doña Dominga Ortiz, en un momento específico de la lucha independentista .

 
DOÑA DOMINGA ORTIZ ESPOSA DEL GENERAL J.A. PÁEZ, EN VALLE DE LA PASCUA... Año 1816; 


Felipe  Hernández  G

* Doña Dominga Ortiz de Páez (1792-1875) oriunda de Canaguá, estado Barinas, quedó huérfana muy joven, heredó de sus padres un hato importante y a los 17 años se casó con José Antonio Páez, que en esa época trabajaba como peón en el hato La Calzada de don Manuel Antonio Pulido, un rico ganadero barinés, futuro prócer de la Independencia. Al año de matrimonio, Páez se alista en el ejército patriota donde gana el renombre que todos conocemos. Doña Dominga, mujer rica y con cierta educación, dueña de tierras y ganado de los que se había ocupado desde siempre, consciente de sus deberes de esposa, en las campañas, no vaciló en acompañar y compartir con su marido los riesgos y rigores propios de los campamentos instalados provisionalmente en una mata de sabana o a cielo abierto en la llanura para descansar y pasar la noche... “Dominga siempre lo seguía acompañada de un grupo de troperas... encargadas de la logística y atención de los soldados heridos y enfermos” (E. Fuguet Borregales, 2009). 

El panorama político y militar a comienzos 1816 no podía ser más desalentador para el ansia de independencia de los pueblos venezolanos. En España, el rey Fernando VII había restablecido la monarquía absoluta. Asimismo, lejos de aceptar las explicaciones de los americanos, tomó la determinación de someter a sus dominios de ultramar por la fuerza de las armas. En Venezuela, el general español Pablo Morillo desató una guerra feroz… Por su parte, José Antonio Páez al mando de sus huestes llaneras realizó importantísimas operaciones militares para liberar la región central del país. Entre los años 1816-1818 se convierte en el “Centauro de los Llanos”, su autoridad y fama crecen a la par de sus triunfos en el campo de batalla. En febrero de 1816 en Apure destruye varias columnas de las fuerzas realistas en los combates de Mata de la Miel (16/02/1816) y Mantecal (15/06/1816). Páez se crece como caudillo de los llaneros. El 16 de septiembre de ese año, la tropa y los oficiales de la guarnición de Guasdualito lo nombran Jefe del Ejército en los Llanos. Posteriormente vence al enemigo en Paso del Frío, el Yagual, San Antonio, Banco Largo, San Fernando de Apure, Mucuritas, Guayabal, y La Cruz. 

La estructura económica social caracterizada por un sistema de clases y de castas que la clase mantuana dominante se empeñaba en prolongar e institucionalizar... ello fue determinante para que en los llanos estallaran rebeliones de peones libres que no creían en el mando político de los que hasta entonces habían sido sus señores, lo que determinó que en Valle de la Pascua entre 1810 y 1821 al igual que en otros lugares del territorio del Guárico y de Venezuela se suscitaran hechos de gran trascendencia, especialmente a partir del terrible año catorce, cuando acontecieron una serie de sucesos lamentables, entre los que merece señalarse: La batalla de Valle de la Pascua (25/05/1814), la llegada al poblado del Dr. Miguel Peña disfrazado de orate en procura de protección del Gral. Pedro Zaraza (1814), el asesinato cerca de sitio de Las Campechanas del padre Pedro Ruiz en manos del bandido Centeno o Beomont en 1814, aunado a que ese año la pequeña comunidad sufrió las consecuencias de un terremoto que destruyó la casi totalidad de la pequeña aldea, a lo que se suma, que el 31 de enero de 1815 José Félix Ribas fue apresado en el sitio “Las dos palmas” cerca de Valle de la Pascua. 

Como puede apreciarse, en los sucesos narrados se detecta un hilo de continuidad histórica entre las rebeliones o insurrecciones que entre 1814 y 1816 ocurren en las poblaciones del interior del territorio, aunado a los desastres naturales. En marzo de 1816, el pueblo nuevamente fue escenario de la guerra que se libraba en todo el territorio, y los patriotas Pedro Zaraza, Julián Infante y Basilio Belisario ganaron nuevamente la batalla a las fuerzas realistas, sin embargo, la iglesia y el poblado fueron quemados hasta sus cimientos. Al respecto escribió el sacerdote realista Félix Yépez, al arzobispo Narciso Coll y Prat lo siguiente: "Luego que nuestro ejército salió de este pueblo de Chaguaramas, en persecución de los insurgentes, y se apostó en Jácome, territorio de Valle de la Pascua, no quise perder la oportunidad que se me presentaba para pasar por este último. Como en efecto me transferí a él, pero no encontré más que los vestigios del antiguo pueblo, que había sido incendiado y reducido a pavesas, en uno de los combates horrorosos de que fue teatro. Su antigua iglesia [construida por el padre Francisco Roque Díaz en 1790] había sido destruida del todo por el gran terremoto. Y una ermita de bahareque y cubierta de paja construida posteriormente se halla en el estado más deplorable amenazando su total ruina. Los pocos habitantes que han sobrevivido por el furor de la guerra se hallaban dispersos y sepultados en las montañas o en los retiros, huyendo de las terribles convulsiones que todavía agitan estos parajes. En el pueblo casi nadie habita, en una u otra chocita que ha quedado, (Archivo Episcopal, 1816). 

Esa es, grosso modo, la panorámica de Valle de la Pascua en 1816, un villorrio arrasado al que llegó doña Dominga Ortiz con sus troperas a organizar un grupo de mujeres para que actuaran como enfermeras para atender a los heridos, lisiados y enfermos aquejados de las secuelas de la guerra y de los desastres naturales (Violeta Rojo, 2008). En ese orden, señala el historiador Virgilio Tosta (1974), doña Dominga, consciente de sus deberes de mujer casada, no vaciló para compartir con el marido los riesgos del vivac y los horrores de la guerra. Fue leal compañera del caudillo en algunas de sus campañas, y prestó a la causa republicana tan abnegados servicios que, en forma justiciera, ha sido considerada como la primera enfermera del ejército patriota (Luis B. Guerrero, 1973, citado por V. Tosta)... "La primera enfermera efectiva de la naciente República de Venezuela, va a organizar en 1816, en Valle de La Pascua, un grupo de samaritanas para atender a los heridos de las huestes llaneras que luchaban por la emancipación" (Antonio Reyes, "Dominga Ortiz y Barbarita Nieves", El Universal. Caracas, 19 de febrero de 1973, citado por V. Tosta). El cronista Henry Nadales (2006), en sus escritos expone que “por amor a la causa de la Independencia y a su marido, participó Dominga en algunas campañas por la liberación de Venezuela del yugo español, y prestó servicios a la causa revolucionaria. En 1816 organizó a un grupo de mujeres en Valle de la Pascua para atender y curar a los heridos del ejército de llaneros que luchaban por la emancipación... Dominga fue una mujer modesta y profundamente bondadosa”... Sobre la bondad y el compromiso con la causa patriota de doña Dominga Ortiz, F. González Guinán (1954) señala: “Es que Doña Dominga era en el ejército republicano un consuelo para todos los que sufrían heridas o enfermedades. En la epidemia de fiebre que en el año 1817 diezmó al ejército patriota, fue una verdadera hermana de la caridad, asistiéndolos a todos, especialmente a su esposo, con asiduidad y afecto dignos de los mayores encomios". Y así fue siempre... una bendición para la muchedumbre que emigraba de los pueblos por el horror a la guerra que producía el acoso de los realistas. El propio Libertador Simón Bolívar, cuando llegó a Apure en 1818, hizo públicas y oficiales manifestaciones de gratitud a esta dama sin igual. 

Doña Dominga Ortiz murió en Caracas el 31 de diciembre de 1875. Pero vive como heroína en el recuerdo de las generaciones. Imborrable es su ejemplo de mujer extraordinaria que en el momento más aciago vino a Valle de la Pascua a formar samaritanas que dieran aliento y consuelo a los sobrevivientes de las epidemias y la guerra que sobrevivían en los vestigios de aquel pueblo arrasado... Con doña Dominga Ortiz los vallepascuenses tienen una eterna deuda de gratitud. 

REFERENCIAS ARCHIVO ARZOBISPAL. Episcopales. Carpeta de Coll y Prat. Caracas. Año 1816. BRITO FIGUEROA, Federico (1987): Historia Económica y Social de Venezuela. Caracas. Universidad Central de Venezuela. Ediciones de la Biblioteca. Colección Historia. Tomo IV, pp. 1227, 1228 y 1287. FUGUET BORREGALES, Eumenes. (2009): Doña Dominga Ortiz, esposa del Gral. Páez. Historia y Tradición. Valencia: Diario El Carabobeño, 20 de noviembre de 2009. GONZÁLEZ GUINAN, Francisco. (1954): "Historia Contemporánea de Venezuela". Caracas: Ediciones de la Presidencia de la República. Tomo V. HERNÁNDEZ G. Felipe. (2016): La batalla de Valle de la Pascua. Valle de la Pascua: Diario Jornada, 23 de mayo de 2016. p. 04. NADALES, Henry. (2006): Dominga Ortiz de Páez. Crónicas de Pedraza. 26 de diciembre de 2006. En: http://cronicasdepedraza.blogspot.com/…/dominga-ortiz-de-pa… NAVARRO GARCÍA, Luis. (1988): José Antonio Páez caudillo de Venezuela. Madrid: Ediciones Anaya. Biblioteca Iberoamericana N° 94. pp. 33-42. ROJO, Violeta. (2008): “Mujeres antes, durante y después de la Guerra de Independencia: El caso de Dominga Ortiz y Josefa Camejo”. Caracas: Universidad Simón Bolívar. Trocadero (20) 2008. pp. 155-160. TOSTA, Virgilio. (1974): La heroína Dominga Ortiz. Caracas: Colección Temas Barineses. pp. 2, 6 y 19. USLAR PIETRI, Juan. (1962): Historia de la Rebelión Popular de 1814. Madrid: Editorial Edime. pp. 7, 8 y 9. Testimonios: Dr. Franklin Santaella Isaac. Chaguaramas, 05 de octubre de 2018. Prof. Henry Nadales. Cronista del municipio Pedraza, estado Barinas, 13 de julio de 2013. Valle de la Pascua, miércoles 31 de octubre de 2018 * UNESR //


La Gripe Española de1918 en Guasdualito

Tiempos de Transhumancia agradece la incorporación de un nuevo colaborador, Aljer Chino Ereú, quien viene compartiendo hace varios años a través de sus redes sociales,  reseñas y crónicas del Llano especialmente en Guasdualito, estado Apure. Son reseñas de aquel Llano antiguo de caballo, soga y sombrero, de las historias sencillas y la gente sencilla que dejó su siembra de recuerdos para que hoy los conociéramos.  En esta oportunidad, el tema elegido es el de la terrible Peste Española y cómo azotó nuestro país. Mas adelante en la historia, el paludismo también diezmó la población dejando sólo "Casas Muertas". Hoy recordamos una de esas épocas de dolor y miseria que el llanero finalmente logró vencer.


LA GRIPE ESPAÑOLA 1918 EN GUASDUALITO

 Por: Aljer Chino Ereú 

Para 1918, Venezuela estaba gobernada por el general andino Juan Vicente Gómez, quien implantaría en el país una forma de regencia que se asemejaba en no poco al manejo de sus haciendas y fincas. Es bajo su mandato cuando formalmente se inicia la explotación de los yacimientos del llamado oro negro, esta actividad supuestamente impulsaría el desarrollo nacional; no obstante, el hecho de ser otorgadas las principales concesiones a grandes transnacionales como la Royal Dutch-Shell y la Pan American, conllevaría a que un considerable porcentaje de los recursos petroleros terminaran depositados en cuentas personales y compañías testaférreas, descuidándose en parte las precarias condiciones de los habitantes de las provincias, cuyas características comunes reflejaban nulos o deficientes servicios sanitarios, altísimos índices de analfabetismo, salubridad en deplorable situación y propagación alarmante de enfermedades como sarampión, paludismo, tifoidea, tétano, viruela, neumonía, disentería y tuberculosis, que afectaban sin contemplación a una huérfana población civil. 

El anterior escenario sería propicio para que lo clasificado por la historia médica mundial como Pandemia de 1918 o Gripe Española, causara estragos a lo largo y ancho de la geografía nacional, sin encontrar resistencia inmunológica que frenara su transmisión, al menos al inicio de la misma. Antes de entrar al país dicha epidemia traía como antecedentes alrededor de unas 40 millones de defunciones en todo el mundo, siendo España, Portugal, Italia y Grecia los países más afectados. 

En el contexto, el eminente galeno caraqueño Luis Razetti creador de la Junta de Socorro del Distrito Federal (organización dedicada a combatir la enfermedad) referiría en sus notas médicas: “El primer registro de la gripe española en Venezuela se presentó el 16 de octubre en el puerto de La Guaira, cuando se contabilizaron más de 40 soldados venezolanos infectados con este virus. Al día siguiente, el Gobierno Nacional había totalizado más de 500 casos tan sólo en el estado Vargas. La gripe rápidamente llegó a Caracas, tal vez viajando por el ferrocarril Caracas-La Guaira. Los primeros casos se manifestaron en la parroquia La Candelaria y luego se extendieron a lo largo de la ciudad”. (34:1918) 

La entrada de la peste mortal en el estado Apure seria el 21 de octubre de 1918, para una mayor comprensión de lo que significó la gripe española o peste negra en este estado llanero se trae a referencia el texto de Ramón Díaz Sánchez: “San Fernando no dejó de ser vulnerable a la pandemia de gripe más terrible y pavorosa que haya azotado a la humanidad a lo largo del tiempo. Se considera que fue este el flagelo causante del mayor número de muertes en el siglo veinte, y el que más espanto causó, no solo por sus efectos mortíferos, sino por la forma dolorosa y singularmente sucia de destruir a quienes atacaba. Aquel padecimiento se propago desde Mantecal a todas las poblaciones de esa provincia, con tal furia que familias enteras desaparecieron y casi no hubo en el llano una vivienda sin víctimas.” (43: 1939).

Investigador sobre lo tratado es el profesor y premio nacional de historia Oldman Botello, en consulta nos refiere: "En comparación como en otros estados, en Apure no hubo exceso de muertes. El presidente del estado general Vicencio Pérez Soto contrató al Dr. Aaron Benchetrit, judío criado en Caracas, autor del libro La Pandemia del año 1918, quien gracias a sus investigaciones había descubierto una medicina contra el mal. Se utilizó el aceite de tártago como medicina. En Apure la epidemia fue mínima, solo el 1% o menos se calculó la mortalidad. El general Pérez Soto puso la estación de cuarentena en Puerto Miranda, y el engripado no pasaba para el otro lado. El 1° de octubre de 1918 se comenzaron a tomar medidas, hubo una junta principal y juntas subalternas en barrios y pueblos lo que frenó la propagación en la capital del estado llanero" (Fin de la referencia) .

 Pero la realidad del alto con el bajo Apure contrastaba significativamente. En lo que respecta a Guasdualito, un segundo informe del Concejo Municipal del Distrito Alto Apure, reflejaba para 1918 las precarias condiciones de vida de los habitantes de esa geografía apureña, en donde la ausencia de médicos y de un centro sanitario era cubierta por el boticario Silverio Agüero, quien se ocupaba de atender a domicilio los casos más apremiantes. Unos 4900 habitantes conformaban la totalidad de la jurisdicción, de los cuales 2010 habitaban en la nueva población, mudada años anteriores desde el sector conocido como Pueblo Viejo a las costas ribereñas del turbio Sarare. Este contexto seria propicio para el azote inescrupuloso de la pandemia. 

Las noticias que recibían los pobladores por los transitantes de los caminos de recuas sobre la peste de Apure, alarmó a la mayoría, unos optaron por emigrar ante la llegada inminente de la apocalíptica peste. No faltó quienes recordaran los vaticinios desesperanzadores del profeta Enoc, hombre de mundo o supuesto predicador de la teología cristiana cuyo nombre real era Laureano Ojeda, quien años atrás vestido con batola blanca pasaría por el pueblo profetizando entre otras desgracias la llegada de una pestilencia negra, en alusión a la gripe española. 

Los primeros casos de gripe española en Guasdualito, aparecerían con la llegada de un grupo de vendedores de ganado provenientes de La Concordia (Táchira). El 03 de noviembre el jefe civil Victorino Rivero, enviaría una comisión a la intendencia del Arauca, con la finalidad de dirigir un telegrama (para la fecha aún en Guasdualito no funcionaba el telégrafo) directo al gobernador Pérez Soto, informándolo sobre un extraño virus caracterizado por la brusca aparición de fiebre, malestar general, dolor de cabeza y dolencias en el cuerpo; el mismo ya aquejaba a unas 50 personas, con 3 defunciones recientes. Conociendo las implicaciones del caso, la máxima autoridad del estado mediante decreto dispuso de 50 mil bolívares para atender y mitigar la enfermedad en el Alto Apure. 

El 10 de noviembre saldría del Puerto de Los Barbaritos (San Fernando), el steam boat Arauca con un cargamento de medicinas, y una comisión médica integrada por Francisco José Machado, hijo de otro médico con el mismo nombre, con amplia trayectoria en las luchas contra las epidemias febriles, y que llegaría a ser jefe de la Comisión Sanitaria Nacional; Vicente de Milita, galeno de origen italiano que optaría por quedarse en la enfermiza zona alto apureña. Arribada la comisión, el diagnóstico y la evaluación clínica recomendarían además de la cuarentena y el lenitivo de aceite de tártago, jarabe de ipecacuana y las infusiones de tilo con cebada diluida en agua. No obstante, la desconfianza de los pobladores, su renuencia a la prescripción científica y el arraigo a los remedios caseros con rezanderos incluidos, triplicaría en poco tiempo la cantidad de decesos. Se improvisaron fosas y zanjas para la sepultura de los fallecidos. Los sobrevivientes en su mayoría desalentados por la tragedia y las constantes refriegas guerreristas optarían por nuevos horizontes. Pasarían 5 largos meses para que la parte médica erradicara por completo la pandemia en Guasdualito. A nivel nacional el registro oficial reflejaría más de 20.000 muertos, incluyendo a Alí Gómez, hijo del general y presidente de la republica Juan Vicente Gómez.