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17 de agosto de 2012

Los Chicharroneros

Les ofrecemos otro interesante escrito del Profesor Hugo Arana Páez,  Miembro Investigador del Centro de Estudios Histórico-Sociales del Llano Venezolano, en su incansable  esfuerzo por conservar las referencias del llano antiguo. Particularmente, disfruto mucho estos escritos, no solamente por el contenido, sino por el peculiar estilo del Profesor Arana. Por esta razón me honra ser el canal para difundir su trabajo. 

  “CHICHARRONEROS”, VAPORES Y BARCOS. ICONOS DEL PROCESO DE INTEGRACION SOCIO-ECONÓMICO DE APURE HASTA MEDIADOS DEL SIGLO VEINTE.

            La Historiografía tradicional venezolana ha exaltado al peón de hato apureño (ese  hombre cuatriboliao, ese hombre de  toro, soga y caballo), como el único representante de la llaneridad, más específicamente de la apureñidad; ese macho, que algunas veces siguió al Taita Boves, otras al Catire; ése que para liberar pueblos, remontó páramos detrás del soñador Bolívar y que más tarde a mediados del siglo diecinueve, siguió a caudillos como El Chingo Olivo en El Paso Arauca o aquél que a principios del siglo veinte, siguió al pascuense Emilio Arévalo Cedeño. Contrario a esa concepción historiográfica del peón de hato devenido en héroe, me he propuesto resaltar que también han existido otros héroes apureños como son: Los Chicharroneros, los Pescadores, los Conuqueros, los Cabestreros, los Arrieros, los Queseros (Queseros, Ordeñadores y Becerreros), los Carreteros e incluso hasta los Areneros, que con su trabajo, contribuyeron a la formación de la apureñidad.
Con el presente ensayo, inicio una serie de trabajos, que serán partes de un libro que titularé Patrimonios de Apure.  En esta primera entrega, se reseñará lo que significó para el Estado Apure el intercambio comercial y cultural realizado a través de sus caños y ríos hasta mediados del siglo veinte y el papel que en ese proceso de relacionamiento desempeñaron los llamados Chicharroneros. Asimismo, se hará referencia a los vapores y barcos de la Compañía Anónima Venezolana de Navegación CAVN, que transportando pasajeros, mercancías y hasta tropas del ejército venezolano, les tocó enfrentar las torrenteras, remolinos, carameras y hasta chubascos que en algunos caso trambucaron a algunas de esas embarcaciones.

canoero con palanca
¿Quiénes eran los Chicharroneros?
El comercio y la navegación en Apure, se hacía en verano únicamente por los cauces de los ríos;  en invierno por todo el Estado, atravesando caños, esteros y sabanas, para llegar a los  hatos  y caseríos de esta región. Esta actividad  constituía hasta finales de la década de los años  cuarenta del siglo veinte, un modo de relación y desenvolvimiento económico  de mucha importancia. Correspondía ejercer este comercio tan particular a los llamados coloquialmente Chicharroneros, comerciantes que fletaban  uno o dos bongos, quienes utilizaban la palanca, los canaletes y la espadilla, como único medio de propulsión. Aventurando se iban estos negociadores por la inmensidad del llano. Cuando se acercaban a su destino avisaban su cercanía con una sonora y quejumbrosa guarura  marina que todo bonguero  de la época portaba. En esos lugares eran esperados con ansiedad  por los habitantes de esos recónditos territorios del Estado, por cuanto,  obtenían de ellos provisiones  que les serían muy costosas  comprarlas en San Fernando. 
¿Cómo navegaban los Chicharroneros?
Sabanas, caños y ríos, aguas arriba (a contracorriente) iban por la costa en bongos a la palanca con uno,  cuatro y hasta seis palanqueros  en la proa. Navegando por la costa, había el peligro que una Macaurel dormida en las ramas de un árbol saltara a la embarcación o que la palanca perdiera contacto con un árbol o con la barranca y una torrentera arrastrara el bongo  Aguas abajo, en esa situación de peligro, el Proero o Palanquero,  se debía lanzar al agua con la Boza (mecate) en la mano para apoyarla en un  tronco de árbol o en tierra, aguantarla con su cuerpo. De esa manera este héroe impedía que la mercancía se perdiera o que la embarcación naufragara con la pérdida de la nave o de vidas. Julio César Sánchez Olivo,  refería  que un Chicharronero remontando el Apure desde San Fernando a Guasdualito, tardaba treinta días y desde esa población a San Fernando (Aguas abajo) quince días, en ese caso, navegaban a canalete por el centro del río. En uno y otro caso, era admirable la destreza de estos trabajadores. Asimismo ante la cercanía del puerto, anunciaban su presencia con el agradable sonido de sus guaruras (caracoles de mar),   llenando de vida el paisaje apureño. De allí el refrán apureño, "Con puerto cercano no hay marinero cansao."
   
 La permutamodalidad practicada por los Chicharroneros
En esa época existía un comercio a base de trueque  entre las  regiones dedicadas exclusivamente a las actividades agrícolas como Arichuna y Atamaica; poblaciones productoras de panelas de dulce, fríjol y maíz y la zona cunavichera productora de queso de cincho  y carne gorda salada. En esas actividades económicas Los Chicharroneros eran el medio que dinamizaba ese  intercambio. En ese sentido, era habitual ver en los puertos de San Fernando  como el Puerto Barbarito o Barbaritero, Ligerón, El Tamarindo, El Guasimito, La Pastora, Puerto Arturo, El Resguardo, Las Mucuritas y  Mi Cabaña el descargue de grandes bongos  de Los Chicharroneros, que atracaban repletos de queso de cincho, frijoles, tercios de dulces (treinta y dos panelas cada uno), sacos de algodón, pescado salado, salones de chiguire, cueros de res, de venado, de caimán, sebo de ganado (materia prima para elaborar jabones), latas de manteca de marrano (cerdo),  tasajo (carne de res seca salada) y plumas de garza; productos que habían obtenido del canje  con los ribereños.         

¿Qué intercambiaban   Los Chicharroneros?
     En raras ocasiones recibían dinero  efectivo por sus mercancías, preferían  canjearlas por queso de cincho, cueros de res, venado, manteca de cerdo, cochinos en pie, salones de chiguire, pescado salado, plumas de garza, carne de res salada (tasajo) para la provisión, sebo de ganado (materia prima para la elaboración de jabón).  El Chicharronero, en cambio ofrecía en Medicinas: La Emulsión de Scott (la del hombre con el bacalao al hombro), de ahí el refrán ¿Vas a seguir con ese bacalao en el hombro? La esencia maravillosa marca Coronado, que al decir popular  “se buscaba para una cura  y servía para todas las cosas”  (así el campesino la usaba para taponar una cornada, como para prevenir un mal parto); las píldoras maravillosas del Doctor Ross , “chiquitas pero cumplidoras” , la tintura de yodo para cortaduras, el árnica  para porrazos (todavía se utiliza), la Valeriana para la pérdida del sentido (desmayo, Yeyo o Yeyera);  el Bálsamo Catódico, la Creolina, el Cholagogue Universal de Ochoa Castillo, recomendado contra el paludismo en todas sus fases; la quinina italiana en  pastillas; la Cafiaspirina Bayer, el Cafenol en pastillas, el Sulfato de Soda, el Bicarbonato y la Sal de Higuera y el Aceite de Higuereta para purgar a los muchachos (quedaban limpiecitos como pata e´yaguazo o como pata e´ perro de agua); el Elíxir Paregórico a base de Opio, el Mentol Davis, “el de la cajita roja” (todavía se vende), el Vaporux y otras muchas medicinas de uso popular con las que la gente  se automedicaba. Víveres: Ofrecían: café en grano para tostar en el hato, sal en grano en sacos de fique de veinticinco kilogramos, aguardiente, ron, anís, tabaco, cigarrillos, chimó, y arroz. Mercancías: Para las damas ofrecían los cortes de tela, en seda o algodón en hermosos estampados, la Crehuela, la Cretona, el género blanco para las enaguas y pantaletas; el liencillo para los mosquiteros. También ofrecían  las joyas de fantasía; así como  las de plata y las de oro. Asimismo  los broches, cierres y botones; las cintas para el cabello, la tira bordada y el encaje; el hilo Elefante, el Tricofero de Barry  contra la caída del cabello (por cierto, había en San Fernando un calvo apodado Tricofero), la Loción Pompeya de Paris, los Polvos de Venus, el jabón para baño (coloquialmente nombrado Jabón de olor)  Reuter, alpargatas  y cuchillos,  lámparas de kerosén,  linternas, pilas,  fósforos de palitos de madera,  maquinas de coser  a mano Singer, maquinas de moler a mano  Corona, ollas, sartenes, calderos, canaris,  naipes y juegos de dominó. Tampoco podían dejar de llevarles el popular almanaque de los hermanos Rojas, conocido como Almanaque Rojas Hermanos (comenzó a publicarse ininterrumpidamente desde finales del siglo diecinueve hasta hoy), el cual era una valiosa “herramienta”  para los pobladores de Apure, quienes lo colocaban en lugar visible e importante de la casa. Es que ese calendario, era muy completo, por cuanto,  junto con las fechas, traía el santoral que utilizaban los campesinos para ponerle el nombre a los recién nacidos; así, era común escuchar nombres como: Ramona, Gumersinda, Dorotea, Bárbara, Petra, Francisca, Pedro, Eleuterio, José, Casimiro, Sinforoso, Bonifacio, Federico, entre otros. Pero lo más importante era que informaba acerca de las fases lunares, que les indicaba la fecha que debían sembrar, cosechar, castrar toros e incluso cuándo cortarle el cabello a los muchachos. 
 La Compañía Anónima Venezolana de Navegación CAVN en los ríos apureños.
Almacén Michelángeli (Apure en Cuerpo y Alma)
Puerto El Tamarindo (Apure en Cuerpo y Alma)
Al principio los barcos de esta empresa que atracaban en San Fernandoeran de chapaleta accionados por motor a vapor (caldera), alimentado con leña; de la que se abastecían en los pueblos y caseríos  ribereños. Los más emblemáticos eran: El Delta, El Apure, El Arauca, El Amparo, El Alianza, El Boyacá, El Meta y El Masparro. Estaban estas embarcaciones constituidas por dos niveles; uno superior y otro inferior o bodega, la cual se destinaba a la carga  y el  nivel superior para los pasajeros. Esas embarcaciones eran muy hermosas, seguras y limpias; constantemente  eran pintadas con colores muy llamativos y característicos. Estos vapores al entrar en desuso fueron vendidos a Brasil y  remplazados  por barcos modernos movidos a hélice  y gasoil, de los cuales arribaban a los puertos de San Fernando  El San Antonio, El Orinoco, entre muchos otros. Traían mercancía variada, pero principalmente sal en grano, la cual venía contenida en sacos de fique de aproximadamente veinticinco kilogramos, la cual se  utilizaba  para salar los quesos, los cueros de res o caimán, la carne seca (tasajo); alimento para el ganado  y para el consumo humano. Las operaciones de descargar la sal representaba para los caleteros de San Fernando una fuente de empleo directo. Estos trabajadores apilaban los pesados sacos  en el depósito llamado  La Salina, ubicado en el Puerto El Tamarindo,  exactamente frente donde ahora se halla la Biblioteca Pública José Manuel Sánchez Osto.

 Desde San Fernando a Trinidad en vapor
Antiguo puerto de San Fernando (Apure en Cuerpo y Alma)
El Delta fue el barco de chapaleta y leña más grande de todos y el más hermoso;   cubría la ruta desde San Fernando, la isla de Trinidad, hasta las costas marinas de Venezuela (navegación de cabotaje). Otro vapor emblemático fue El Apure que atracaba en casi todas las poblaciones del Estado como: Arichuna, Puerto Nutrias y Periquera. Otros vapores como El Arauca y El Masparro  transportaban ganado a Colombia y pasajeros desde Ciudad Bolívar a San Fernando y a todos los afluentes del Apure.
  
Los vapores en Apure y el comercio con Estados Unidos y Europa
De Apure se despachaban hacia Estados Unidos y Europa en estas embarcaciones,  miles de cueros de res, venado, chiguire y caimán. Por cierto que la gran explotación de cueros de babas y de caimán  puso en peligro de extinción a estas especies. Estos barcos median de cincuenta a noventa metros de eslora.
Por la Aduana de Ciudad Bolívar los comerciantes de San Fernando importaban de Estados Unidos, Alemania, Inglaterra, Francia, Italia, España y otras naciones europeas: medicinas e instrumental médico-quirúrgico, telas, perfumes, literatura científica, literaria, así como revistas, estableciéndose estrechos nexos socio-económicos y culturales entre San Fernando y Ciudad Bolívar.

¿Cómo recibían los sanfernandinos el arribo de estas naves?
La llegada de estos vapores era grata ocasión para la población de San Fernando;  familias enteras presurosas se dirigían a los principales puertos de la ciudad. Estas embarcaciones cuando venían procedentes de Ciudad Bolívar, anunciaban su cercanía a San Fernando, mediante tres largos y sonoros pitazos, el primero al pasar  por La Rompía  cerca del aeropuerto, otro al pasar por el puerto Mi Cabaña  y el tercero y último al atracar en o en el Puerto Barbaritero. Centenares de familias pudientes,  así como gente del pueblo  estaban a la espera en el puerto, para  celebrar la ocasión. En estos vapores amén de mercancías venían pasajeros procedentes de Europa, Trinidad, Ciudad Bolívar y puertos ribereños. Cumplidos los trámites de la Aduana, el barco era invadido  por todos los que quisieran visitarlo; unos a curiosear, otros a recibir al amigo o al familiar; pero casi todos subían a comprar la sabrosa y abundante dulcería inglesa, los perfumes, las telas, vinos, whisky, quesos, frutas exóticas, etc. Además la CAVN tenía establecido que sus buques se aprovisionaran en los puertos donde sus embarcaciones atracaban. En ese sentido, el comercio local hacia muy buenas ventas; incluso, hasta las cortesanas del pueblo hacían su agosto rebuscándose con los marineros  (a quienes popularmente los sanfernandinos nombraban los vaporeños), quienes ansiosos acudían a los lupanares a entregarse en los brazos de esas damiselas.

El Masparro y el transporte de tropas Gomeras
Estos vapores también eran utilizados para movilizar  tropas del gobierno, que  perseguían a los opositores alzados contra el dictador Juan Vicente Gómez. En esas operaciones El Masparro uno de los vapores emblemáticos de  esta empresa, naufragó en las aguas turbulentas del río Apure, precisamente transportando tropas al mando del Coronel Tomás Márquez Pérez, las cuales iban destinadas a controlar la toma de la población de Periquera (actual Guasdualito). Este buque fue sorprendido a medianoche por una fuerte tempestad, produciéndose casi de inmediato el hundimiento; ahogándose muchos integrantes de la tropa y de la tripulación.

 ¿Por qué estos buques dejaron de navegar por los ríos apureños?
      La CAVN  abandonó estas actividades  debido a la poca profundidad que comenzaron a presentar los ríos  por los fuertes desbarranques. También contribuyó la aparición de las carreteras, que tanto en verano como en invierno comunican rápidamente a San Fernando con las demás poblaciones del Estado y la disminución del comercio entre San Fernando y Ciudad Bolívar  vía Orinoco-Apure. Fueron agentes de la CAVN en San Fernando: Fernández y Cía., Hermanos Barbarito y Julio Domínguez Fernández.          

CONCLUSIÓN:
Los Chicharroneros, fueron esforzados trabajadores, pero ante todo, héroes, por cuanto, a punta de espadilla, palanca y canalete, debían afrontar peligros como era remontar torrenteras, enfrentar remolinos, evadir carameras, atravesar sabanas anegadas o navegar en medio de un chubasco para realizar inciertas pero importantes transacciones en recónditos lugares de la geografía apureña. Entonces el transporte de pasajeros y mercancías por los ríos, caños  y sabanas; en canoas, bongos, vapores y barcos  hasta finales de la década de los años cuarenta del siglo veinte;  representó un rasgo relevante y característico del proceso de integración socio-económico y cultural en el Estado Apure. En ese sentido,  Los Chicharroneros, constituyeron para los habitantes de los apartados lugares de esta entidad, el principal medio comunicacional (posiblemente el único) de entonces, porque amén de llevarles mercancías, herramientas y medicinas; les llevaban información, es decir, por una parte, sus comentarios acerca de la situación política, económica y hasta cultural, del acontecer  nacional e internacional y por la otra, les llevaban: libros, revistas y periódicos (aunque viejos), que los mantenían informados. 
Publicado en el diario  ABC  de San Fernando de Apure el 13-04-2008.  Nro.  64.198.

 
Palanca: Vara de 3 m de largo por 2 cm de diámetro.Es un instrumento que se utiliza para empujar las canoas y
las embarcaciones pequeñas de los varaderos o sitios con poca agua, permitiendo dar impulso, donde el canalete pierde su utilidad.  La palanca es empleada por pescadores o navegantes en las orillas del río Apure, caños y  sabanas.
Canalete:
El canalete permite desplazar ala canoa o al bongo por las aguas del río, caño o lagunas, pues proporciona el impulso necesario para ello. Está elaborado con el corazón de la madera de samán, la cara-cara y el cedro. Tiene forma de pala larga. Mide 1,5 m de largo por 3 cm de espesor. El mango por su parte mide 70 cm de largo por 15 cm de espesor. El canalete es considerado como un instrumento para los medios de transporte fluviales más importantes dentro de la región.


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