Publicado originalmente el 25 de abril de 2013 . Hoy el coplero del Llano estaría cumpliendo 87 años. Lo recordamos con un poema de otro valor apureño que recientemente partió a su vuelo eterno, el poeta José Vicente Rojas.
Publicado originalmente el 01/11/2013 Hoy 11 de Julio, recordamos a El Cubiro, al cumplirse aniversario de su fallecimiento. Por mucho tiempo he estado buscando información sobre este artista, pero no he tenido mayor éxito, sin embargo creo que Vivencias Llaneras del Abuelo le debe su espacio entre los grandes.
Era uno de los favoritos del abuelo y cuando oía el “Grito alegre y bochinchero” de El Cubiro, se contagiaba de parranda!!! Yo me preguntaba en aquel entonces la razón por la cual Luis Lozada tenía ese tañío tan escandaloso, que incluso a veces me molestaba (creo que más que todo por el volumen que le daba el abuelo y sus ruidosas carcajadas cuando lo escuchaba), pero ahora mas adentrada en la cultura llanera, la cual he adoptado como propia, entiendo la fuerza y el efecto energizante de la forma de Luis Lozada de iniciar el canto que no tiene mejor forma de expresarse que los versos de una de sus canciones cuando dice que:
“cuando pegaba un grito,
bajaba la cara el otro”
parpadeaban las mujeres
se formaba un alboroto
y gritaba la hombrería
AHORA SÍ EMPEZÓ EL JOROPO!!
Aunque cantó bellos pasajes, creo que tanto él como su público se sentían más cómodos con sus interpretaciones recias en las que casi siempre dejaba ver la malicia y bellaquería del llanero parrandero.
Particularmente, me rio mucho con sus canciones cargadas de picardía y doble sentido. Canciones como Travesía de San Camilo, No me gustan los refranes o A las Suegras muestran precisamente las características de su canto.
Pienso que seguramente esas canciones eran el reflejo de su naturaleza.
Lo poco que he podido reunir de su vida se limita a su nacimiento ocurrido el El Real, estado Barinas y su muerte el 11 de julio de 1996, fecha en que sus amigos y familiares se reúnen en el pueblo a homenajearlo. Está enterrado en su suelo natal como una de las glorias del canto recio llanero.
Hijo de María Antonia Lozada y Martín Camacho fue el octavo de nueve
hermanos y comenzó su juventud dando serenatas a las muchachas llaneras,
fue en el llano practicando su deporte favorito, (bolas criollas) que nació
su apodo y nombre artístico “El Cubiro”.
Elba Romero López, administradora el blog Orinoco Padre Rio, recopiló información sobre este artista de la carátula de uno de sus primeros discos, donde se indica que se convirtió en cantante de música recia muy joven haciéndose conocido por radioemisoras y presentaciones personales en Barinas y Portuguesa y posteriormente en Colombia.
En 1963 grabó su primer éxito llamando La Boda del Gabán y pronto su segundo éxito llamado el Hijo de Florentino.
Lo acompañaron en el arpa Los Hermanos Oropeza, Eudes Alvarez, Joseito Romero, Antonio Osto, entre otros.
Cantó además de sus propias canciones, temas de distintos compositores de renombre como el poeta Rojas, Eladio Tarife, Juan Pablo López, Alexis Heredia, Manuel Luna, Alexis Prieto, Pedro Felipe Sosa Caro, José Oviedo, Antonio Heredia, entre otros.
Me gustó mucho leer la opinión de Oscar Camero en su blog Pasión llanera que dice sobre El Cubiro:
“Luis Lozada El Cubiro es como si dijéramos adrenalina del llano. Su música genera un efecto multisensorial, donde pájaro, trueno y ritmo de llanura alebrestan el estado en reposo de la percepción, como si nos lanzaran un pedazo de paisaje a la cara. "
Hace referencia aquí a dos de sus temas denominados Arpa, Bandola y Joropo y Al Pié del Arpa, donde en efecto se escucha un pedazo de llano.
En mi afán de reconstruir algo de la vida de El Cubiro para ofrecerlo en este espacio, encontré este testimonio (cuentosdelaranero.org.ve/el-cubiro):
"Desde niño Luis Lozada comenzó a cantar. Tenía un grito característico, un grito que arrancaba la emoción en todos aquellos lugares que lo vieron pasar durante más de cuarenta años, componiendo canciones, recogiendo de las sabanas, de la esperanza, recogiendo de los hombres, de las mujeres, de los niños, de toda esa pasión por lo nuestro y lanzándola con un amor gigantesco, una fuerza extraordinaria. "
"Cuarenta años pasó “El Cubiro” recogiendo de los esteros, de las lagunas, de los palmares, de los garceros, de los palmaritales, de la sabana inundada por el invierno, de la sabana reseca por el sol del verano, en las riberas de los ríos, desde San Fernando hasta Guasdualito, desde Guachara a El Cajón, como dice el verso, desde Barinas hasta El Baúl, recorriendo y recogiendo el sentimiento de la sabana y expresándola en canto, expresándola en poemas, expresándola en versos."
"Yo tuve la dicha de conocer a “El Cubiro” cuando fui presidente de las fiestas patronales de Elorza. ¿Ustedes saben cuánto cantó sin parar? Hora y media. Se tiró una cadena y recuerdo que terminaba una, volteaba y le decía al arpista: “¡Arpa, compadre!”. Aquel hombre estaba como poseído, muy emocionado y no paraba, ¡dos horas tocando! A Cristóbal, que era la estrella, lo pusimos de último del programa, y entonces se puso bravo: “¡Bueno, mayor!, ¿usted cree que yo soy un gallo para cantar al amanecer?”. Estaba saliendo el sol, pero cantó como tres canciones. "
"Pasó “El Cubiro” ocho días cantando en las esquinas del pueblo. Lo poco que le pagamos por sus honorarios profesionales lo gastó en el pueblo jugando gallo, jugando bolas criollas. Le regalaron un gallo y se vino con su gallo pidiendo cola desde Elorza hasta Mantecal, yendo hacia Barinas.”
Finalmente, un recuerdo de Enrique Volcán, sobrino de “La Llaneraza, Antonia Volcán:
“Hoy les dejo este breve reconocimiento.a la memoria del cantor más alegre que haya parido la llanura colombo-venezolana, LUIS LOZADA EL CUBIRO, quien me cargó en sus brazos en el viejo bar Capanaparo de Doña Antonia Volcán y legaron en mí, la defensa de nuestra música llanera por el mundo. Al igual que ellos lo hicieron, lo haré hasta mi último aliento. Un día como hoy nos dejó sin previo aviso, el hijo de El Real de Barinas, Descansa en Paz mi viejo querido.”
Coloquemos para acompañar esta entrada algunos de los éxitos del Cubiro, como son Grito Alegre y Bochinchero, Al pié del Arpa y No me Gustan los Refranes.
AL PIE DEL ARPA
Yo no es mucho lo que canto
Sino lo que me acomodo
Entre las cuerdas del arpa, cámara
Para cantar a mi modo
Yo vengo de la sabana
Yo soy el llanero criollo
Soguero de mañosera, compa
Coleador de filo e lomo
Cantando yo no me pelo
Ni que me cambien el tono
Con giros giros de tenorete
A ningun cantor le corro
Ni que me vaya pegando
La ventilacion del zorro
En los caminos del llano
Los que siempre yo recorro
La fama me la he ganado
Pecho a pecho, codo a codo
Con mis versos relancinos
Que tienen sabor a todo
Las bellezas y motivos
Del llano que más añoro.
Llanura de mi cariño
Y de este golpe sonoro
De esteros reverdecidos
Con sus lirios y sus boros
Cuando te voy a cantar
A mi verso lo decoro
Con lo que tú me enseñaste, llanura
Que aquí en el pecho atesoro
Tengo que volver al llano
A montar mi potro moro
En las fiestas de mi pueblo, cámara
Para ver si me enamoro
Tristeza me da de ver
Que me estoy quedando solo
Voy a buscá una veguera
Al monte de ticoporo
Que sepa pelá una yuca
Y que me raspe un coporo
Y que en una sola palabra
Que sea charrasca pa todo
Lástima de cantadores
Que nunca salen del lloro
Ponen a mi llano triste
Con el arpa en ese tono
Por eso regresaré
Para alegrarlos a todos
GRITO ALEGRE Y BOCHINCHERO
Grito alegre y bochinchero
Que en las treinta y dos, galopa
eres quien me identifica, llanura!
en las melódicas notas
El Cubiro se emparranda
cuando escucho una marota
Me vuelvo un caballo viejo, primo!
Cuando persigo una potra
El ánimo se me crece
Las coplas se me alborotan
Las rimas se juntan solas
Y en mi pecho se rebozan
Soy llanero hasta la cacha
De esos de cobija y colcha
De los que se hincan delante
A un toro cuando le chocan
Si la res es volantona,
Prefiero la soga corta!!
Me crié trabajando el llano
Y bregando con la bosta
Cuando al muchacho lo criaban, señores!
Con atol de manirota
Y lo formaban un hombre
De una crianza dura y tosca
Y a los veinte años cumplidos,
tiempos pasados
Le ponían larga la ropa
Y era diestro en la sabana
Cadeneando por la trompa
Y cuando pelaba un lazo, chico!
iba ligero a la mota
En el zumbío le conozco
Si es arica o es guanota
Arriaba a los animales
Amansaba bestias potras
Dejando mulas machiras
Bien arriendaos por la boca!!
NO MEGUSTAN LOS REFRANES
Yo diría que este poema
tiene de dulce y salao
no me gustan los refranes
por no ser maleducao
ni le debo real a rico
porque son muy desconfiaos
nunca duermo con muchacho
por no amanecé orinao
zamuro que ha caído en trampa
no lo cogen descuidado
no hay araguato dormío
con aguacero ventiao
quien ha visto burro bueno, camarita
en un barrial atascao
el perro más haragán
se come el mejor bocao
a mí que nadie me venga
con gatos enmuchilaos
por todos estos caminos
tengo mi nombre regao
pero no ha sio por ladrón, camarita
porque yo nunca he robao
si quiere vaya a mi casa
pa que vea cuero estacao
dirán que yo estoy alegre
por los tragos que me he echao
lo que pasa es que yo siempre
cargo mi trompo enrollao
y conozco al marruñeco
así lo mire sentao
lo que le venía contando
casi se me había olvidao
resulta que yo tenía
mi conuquito sembrao
estaba así más o menos
algo como acomodao
tenía mi caballo e’ silla
y un marrano enchiquerao
Y por lo menos no faltaba
allá en el rancho un bocao
antes de llegá las nueve
ya me había desayunao
aunque fuera ñema frita
con topocho sancochao
y de ñapa en la solera
tenía unos reales guardaos
ya es hora me dije Pancho
de que estés arrejerao
unos más pobres que tú
a esta hora ya se han casao
y tienen en la mañana
el cafecito colao
Ahí fue que yo me di cuenta
Del tiempo desperdiciao
Ni corto ni perezoso
Me metí un flux bien planchao
Y me ajilé pa un parrandón
Que tenían del otro lao
Había un bojote e muchachas
Al gusto del más pintao
Yo las miraba a toditas
Pero muy disimulao
Le clavé la vista a una
De cabellos entorchaos
Le hice el cambio de luces
Un poco medio apenao
Y me paré de mi butaca
Caminando tongoneao
Y como por obra de Dios, camarita
Reventó un seis numerao
Vamos a bailá le dije
Y ahí mismo estaba guindao
Como no soy tan pendejo
Pa soltá un escubillao
Le eché la escubillá del perro
Y un zapateo tapareao
Dije a azuzarle los perros
Ya el pleito estaba ganao
Dije a lamberla todita
Como la avispa al melao
Y la muérgana se torcía
Como caimán arponeao
Y ese otro día en mi chinchorro
Habíamos dos acostaos
Y yo tranquilo como el pato
En la horqueta encaramao
Vocabulario: cuero estacao: Los que roban reses entierran el cuero por ser evidencia del robo, el que lo estaca para secarlo y venderlo; Mulas machiras: palabra usada en el alto llano para significar alquien muy resabiao; Le eché la escubillá del perro:Uno de la tantos pasos del joropo, tal vez producto de la inventiva del bailador;
Charrasca: En algunas partes del llano, a manera de localismo, el término se utiliza para decir que alguien es muy bueno o competente. Marota: especie de soga doble o también una vara larga que se le pone en los cachos a las vacas para que no se metan al monte; Mota: pelos en que termina la cola de las reses. Al "pelar" el lazo, el llanero puede optar por colear el animal; arica o erica: abeja sin aguijón un tercio mas pequeña que la guanota. es negra con un escudete en el tórax rodeado de vellosidad rojiza. tiene franjas transversales amarillas. Su miel es líquida, rojiza y muy dulce; Guanota: la mas grande abeja sin aguijón. Es de color negro grisáceo con vellosidad blanquecina.Produce grandes cantidades de miel.
Llegó Julio, mes de crecidas donde la llanura se llena de agua al superar su cauce los grandes ríos que surcan los Llanos. El llanero cambia su caballo o su tractor por su canoa y se orienta de manera asombrosa entre la copa de los árboles, casi tocando con la mano los nidos de las chenchenas y a los araguatos que lo saludan con su ronco cantar. El gabán pionío recupera los nidos del año anterior y varias especies de aves se preparan para inciar su proceso reproductivo, el ganado ha sido trasladado a tierras mas altas.
La llanura nos muestra otra de sus hermosas caras, la del ciclo de la vida, la del agua y el sol. Las especies fluviales se apoderan de la sabana y muchas de ellas desovan en los esteros. Mas tarde, cuando el agua vuelva a su cauce, llevará de regreso los alevines a las corrientes de los ríos. Si bien es cierto que las inundaciones traen algunos problemas para el hombre de llano y muy especialmente a los que tienen sus residencias en las orillas de los ríos, todo forma parte del ciclo anual y el hombre sabe como afrontar las características extremas del medio donde vive.
Y sobre esa llanura inundada, haremos nuevamente un viaje desde nuestra identidad para recordar algunos hombres que dejaron huella en la historia cultural de nuestro país en este mes. Algunos de ellos abrieron sus ojos por primera vez en las llanuras de Apure o Guárico, otros los cerraron en los mismos lugares o en algún territorio que habían escogido como residencia en sus últimos años, pero todos dejaron un gran legado.
Empezaremos el viaje en Caracas, la ciudad capital, para recordar el nacimiento del poeta Luis Cruz, el autor de nuestro famosísimo Cumpleaños Venezolano, pero también autor de numerosos poemas y canciones enmarcados en los paisajes del Llano. Estuviera cumpliendo el día 17 de julio, 88 años:
Caracha
compañero que verano
Se están
secando los jagüeyes de mis ojos
Caracha
compañero ah buena lava
Ya los
caballos de mis sueños se cansaron
Los años
han trochado los caminos
Que Dios
le puso al caballo de mi vida
Mi soga
por el tiempo carcomida
Solo
quedó pa´ rejo y pa manea
Enrumbamos hacia el estado Guárico, donde visitaremos la tierra de dos grandes hombres de medicina y en el camino, ante los paisajes de Venezuela, recordamos nuevamente a Luis Cruz:
"Quién será el que
no suspira, con estas cosas
mi hermano, quién será el que
no se inspira, con esa estampa
del llano, quién será el que
no se siente, mucho más
venezolano"
En Zaraza, la Atenas de Guárico, recorreremos las calles donde tantas veces el sabio Torrealba, vestido con su típico slak y su andar pausado, sanó el cuerpo de los pobres del pueblo, estudió las enfermedades que los aquejaban y prestó sus servicios gratuitos a quien lo necesitara, sin apartar nunca su caracter humilde a pesar de sus increíbles conocimientos que obtuvo en gran medida, de manera autodidacta. El 24 de Julio de 1973 cerró sus ojos para siempre a la edad de 77 años. Muchas anécdotas quedaron de la vida de este hombre que siempre fue hombre de pueblo, sensible ante la necesidad de la gente, indiferente a las normas "sociales" impuestas.
Luego de recordarlo y reconocer su humanitaria huella, nos iremos a Guayabal, al oeste del estado Guárico, tierra de esteros y de arpistas, para evocar a otro médico insigne como lo fué Julio de Armas, quien cerró sus ojos el 28 de julio de 1990, a la edad de 82 años, luego de una vida llena de éxito profesional y huella profunda en los anales de la historia de la medicina en Venezuela. Estos dos hombres guariqueños son orgullo de nuestro país, aunque tristemente ya pocos los recuerden.
Con el corazón lleno de los paisajes húmedos de Guayabal, tomamos la vía asfáltica nuevamente hacia San Fernando de Apure ubicado a tan solo a media hora de camino y llegan reminiscencias del Llano antiguo donde el mismo recorrido por agua y "bestia" podía durar dos o incluso tres días. Entramos al Puente Maria Nieves y nos imaginamos al "catire" arreando su punta de ganado sobre el Apure:
"Ajila, ajila novillo, dice el llanero en su canta, dice el llanero en su canta, más que canto es un lamento, que nace de su garganta"
Llegando a San Fernando de Apure, abrazamos a Isabelita Aparicio, la novia del sol quien con su característica forma de cantar, nos ha deleitado con muchos pasajes del folclore nacional. El 08 de julio cumplió 72 años. Y nos recibe cantando:
Porque todo tu amor fue una traición
fue mentira, todo este gran amor
que juraste con tanta devoción
me engañaste lo mas que pudiste
fingiendo alegrías en mi corazón.
Llegó la hora de partir nuevamente y vamos bajando hacia Cunaviche, recordaremos a Antonio José Torrealba Ostos, el famoso recopilador de historias del Llano apureño plasmadas en el Diario de un Llanero a partir de 40 cuadernos manuscritos que dejó. Como otros tantos cultores de nuestro país, aparentemente no contaba con estudios formales y sus conocimientos fueron adquiridos en forma autodidacta, alcanzando unnivel cultural bastante aceptable a juzgar por detalles incluidos en su obra. El 14 de julio se estarían cumpliendo 68 años de su muerte, no conseguimos datos de su nacimiento.
Cerca de allí, en Algarrobito, habia nacido el 31 de julio de 1899 el Indio Figueredo que estaría cumpliendo 118 años. Su arpa incansable marcó un hito en la historia del Joropo en Venezuela. El Gabán, Maria Laya, El Pajarillo, El Cunavichero, son solo algunos de los temas que lo inmortalizaron, además por supuesto de haber sido el arpista de muchísimos copleros afamados.
Si me llegas a olvidar, cielito lindo te juro que por ti muero (bis).
Llorarán los chaparrales, mi canción luna y lucero
y quedará solitario, mi sentimiento apureño
al saber que se ha marchado la mujer que yo más quiero
Plenos de sabana enrumbamos hacia el Yaguala visitar la tierra de don Eneas Perdomo, quien el 11 de julio estaría cumpliendo 87 años. Los versos inolvidables de Fiesta en Elorza, suenan no solamente en su voz, sino en la de muchos copleros que la grabaron.
Y un lunes por la mañana Principio de la semana
Se despidieron mis ojos De ese lindo panorama..
Nuestro viaje está por terminar, pero nos falta algo, nos falta escuchar un "grito alegre y bochinchero" el mismo de El Cubiro, así que nos disponemos a recorrer muchos kilómetros de sabana para llegar a Barinas y de allí a El Real, pueblo que vió nacer a Luis Lozada, el famoso Cubiro. El 11 de julio se cumplieron 21 años de su fallecimiento. Coplero lleno de energía, con un estilo único que lo inmortalizó:
Quiero compartirles un interesante y como siempre sabio artículo del profesor Omar Carrero, publicado en su blog Picas Forestales. Leerlo me hizo recordar los cuentos del abuelo en sus vivencias en el campo y confirmar aquellos versos del poeta Germán Fleitas Beroes " con pastillas de ah malaya, con oraciones de ensalmos y con zumo de "quien quita", cura el llanero sus males". Sin embargo en el relato se plasman las medicinas naturales del medio rural resultado del saber popular demostrándose entonces que además de la fe para curar, también existían conocimientos empíricos, además de la fortaleza, resistencia e inmunidad física innata del hombre de campo. Esas curas o remedios naturales siguen siendo efectivos aún hoy, a pesar del avasallamiento de la industria médica y farmaceútica y seguramente siguen en aplicación en muchos lugares aislados del territorio nacional. Con los años, luego de su casi desaparición, la medicina natural ha tomado nuevamente impulso y a nuestro entender, sigue siendo la mejor opción acompañada de una buena nutrición.
SOBRE LA FORTALEZA QUE DA EL ENTORNO RURAL
Omar Carreo Araque
Baquiano
A mediados del pasado siglo, muchos caseríos vivían en un aislamiento casi total dentro de su espacio rural, sin servicios públicos y sin asistencia sanitaria integral. El contacto diario, en este caso unidireccional, con las ciudades capitales lo tenían sólo a través de la radio. En mi condición de morador de uno de esos aislados parajes intentaré revivir aquellos escenarios para mostrar someramente cómo el ambiente urbano nos ha hecho más vulnerables y dependientes.
Para señalar las condiciones de vida de ese entonces comenzaré por decir que nuestra casa seguía las líneas de construcción típica de las viviendas llaneras, con un techo de palma a “dos aguas”, de alto caballete sobre el envigado montado en una fuerte horconadura. Las paredes de bahareque lucían blancas gracias al frecuente encalado. El alumbrado nocturno se lograba de lámparas de fabricación casera llamadas “Chipolas” que funcionaban con aceite de tártago.
La casa, como todas las de la comunidad seguía la línea de un Caño que además de suministrar el agua de uso doméstico, cumplía con las funciones de traslación, baño y lavadero. En unidades como esta se levantaban las familias, por lo general numerosas, pues cada núcleo de no dejaba de estar conformado por una docena de personas.
Estos núcleos se repetían en trechos de aproximadamente dos kilómetros, aunque esta separación no impedía la vecindad. Allí en esos conglomerados estaban todos los elementos necesarios para la sobrevivencia: la alimentación basada en carne y pescado, leche, queso o cuajada, todo acompañado de arroz, yuca, ocumo, plátanos o topochos; si la situación se ponía difícil es decir “si la canoa se ponía alta” entonces se recurría a la cacería para solventar la mengua.
El azúcar se remplazaba por melao preparado en grupo o “cayapa” por la misma comunidad en tiempos de molienda. Los niños se criaban a punta de teta, complementando su alimentación con atoles preparados con leche de vaca, sin temor alguno a la “intolerancia a la lactosa”. Pese a esas “limitaciones”, “la selección natural” no apretaba tan fuerte pues eran pocos los “velorios de angelitos”.
Además de la autosuficiencia en productos de la dieta diaria, se contaba con los “prestadores de servicios” que ayudaban a la persistencia del grupo: El Jefe de Aldea o simplemente Aldea, que representaba a la autoridad civil y mantenía el orden; el Maestro o Maestra, que también hacían las veces de enfermeros o enfermeras, atendían hasta tercer grado a los jóvenes de “edad escolar”, que por lo general se iniciaba a los 14 o 16 años.
Existía además un Ensalmador-Sobandero quien con sus conocimientos "ocultos" curaba toda clase de afecciones incluyendo las “picadas” de culebras y alacranes, y con las Sobas, sanaba los males de las Gomas (nódulos) y Tronchaduras (esguinces); la Partera que atendía la llegada de nuevos miembros a la comunidad; el Enterrador que se encargaba de enviar los difuntos al más allá, en un oficio que además de la confección del Cajón, incluía velorios sin muchos rezos ni llantos, apertura del hoyo y colocación de la cruz.
También estaban los Vaqueros que hacían los trabajos de llano y los Vegueros que cultivaban la tierra en las vegas de los ríos, a escala de Subsistencia. Entre estos vecinos destacaban algunos músicos y cantadores.
En época de verano, cuando los “Yips” y Camiones podían atravesar la sabana baja, llegaban también los comerciantes de ganado y los “mercachifles” que traían objetos como baldes, poncheras, radios, pilas, espejos, telas o medicinas. En este mundo aparte se vivía feliz sin mucha necesidad de la ciudad.
Los viejos se morían de viejos sin saber nada de su próstata o de su colesterol, y las viejas, después de doce partos, morían de viejas sin saber nada de ginecólogos, psicólogos o gimnasios. Se les decía Tísico a los enfermos de tuberculosis pulmonar o Cardiacos (así sin acento) a los enfermos del corazón. Cuando una persona moría inesperadamente, el diagnóstico se encuadraba en la expresión “murió de repente”.
Las medicinas más comunes se vinculaban con males más comunes como el “ataque de lombrices”, contrarrestado con bebedizos de pasota; los catarros para los que se recomendaba el aceite de Seje o de Cajaro o la manteca de Raya; las heridas que se trataban aplicando un chorro de alcohol y aceite de Cabima, que en el caso de los animales, el alcohol se cambiaba por creolina; para las mordeduras de culebra, además del Ensalme correspondiente, el tratamiento se complementaba con 30 gotas de Extracto de Curarina, una medicina considerada una panacea pues se usaba para tratar cualquier tipo de mal como los generados por la picadura de insectos, fiebres, dolores de oído, de cabeza o de muelas, entre otros.
Las diarreas se trataban con pastillas de enterobioformo. Los dolores de cabeza o la congestión nasal se frenaban con una embadurnada de Mentol. El yodo se aplicaba sobre los dientes cariados para calmar los dolores, además de la colocación de cataplasmas de almidón con alcohol sobre los cachetes.
El graso animal empapado en alcohol curaba los “corrimientos” o inflamación de las encías. Los antibióticos que eran llamados Combióticos se usaban sólo en caso de heridas graves, en este caso, las pastillas también podían pulverizarse para aplicarlas en polvo directamente sobre las heridas. Se recuerda a la Dicristicina como el combiótico más usado.
Las paperas se trataban con un apósito de hojas de tártago fritas en aceite, pero, en el caso de los varones, si el mal ya había “bajado” y estaba afectando a las turmas (testículos), entonces se colgaba al enfermo por los pies, manteniéndolo así por una hora. Las fracturas de los huesos se trataban entablillando el miembro afectado o recubriéndolo con una tira de tela embebida en leche de higuerón mezclada con cal, la que al secarse adquiría la consistencia de yeso.
Cada tres meses los funcionarios de la campaña antimalárica, llamados popularmente “los pastilleros o repartidores”, recorrían los campos a lomo de mula repartiendo pastillas de Aralén o Quinina; estos pastilleros, que también portaban bombas espalderas, rociaban DDT en las viviendas para eliminar a los insectos trasmisores de enfermedades, principalmente a los zancudos.
La conexión con Dios, en el caso de los católicos se establecía a través de La Virgen del Carmen o de El Señor, entre los evangélicos. Se invocaba a San Pablo para protegerse de las culebras.
Ahora cuando nos hemos convertido en urbe-dependientes, si vale el término, no podemos vivir alejados de los supermercados, farmacias, gimnasios, acueductos, electricidad, televisión, teléfonos, internet, pero sobre todo de los profesionales de la salud, y como consecuencia colateral, de las farmacias.
En el caso de los profesionales de la medicina nos sentimos tan dependientes de su auxilio que no podemos concebir la vida sin estos facultativos, mucho de los cuales han alcanzado tal grado de especialización que ahora podemos tratarnos por separado los males de los huesos, con especialistas en rodilla, brazo, cadera, hombro, muñeca, mano y codo, en un insólito despliegue de ciencia que ahora, lejos en el tiempo y cerquita en la dependencia, se nos hace difícil entender como un curandero de pueblo sanaba a los quebrados, con tablillas de cubarro y leche de higuerón.