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24 de noviembre de 2014

Homenajes de Noviembre


Hoy  queremos hacer un pequeño homenaje a  tres importantes artistas relacionados con el mes de noviembre. Cojedes, Portuguesa y Guárico tienen el orgullo de ser cuna de  Pedro Emilio Sánchez, Dámaso Delgado y Salvador González y a ellos van nuestras palabras de reconocimiento.

A 83 años del nacimiento y  33 años de la muerte de Pedro Emilio Sánchez

Tinaquillero nacido  el 12/11/1931, de indiscutible  talento  como compositor, fue un gran valor de la música llanera.   Sus letras cargadas de sentimiento pasaron a ser del pueblo venezolano. Romance en la Lejanía, Las Rosas del Sentimiento, Las Ramas del Guayabo, Brisas de Apure, son solo algunos de sus éxitos más sonados.
Hoy lo recordamos  y agradecemos su legado. Su reseña biográfica puede leerla en el siguiente link:



A 74 años del nacimiento de Dámaso Delgado

Oriundo de Guanarito, el pueblo de el Silbón,  Dámaso Delgado llevó al acetato la importante leyenda que en  nuestra infancia nos hacía temblar de miedo, especialmente al escuchar el escalofriante silbido y después la desesperación de Juan Hilario. Su hermosa voz y su clara dicción, da a sus canciones un matiz especial,  lo cual aunado al sentimiento de las letras, hace que  su trabajo musical, sea motivo de orgullo nacional.

Su reseña biográfica puede leerla en el siguiente link: LOSHIJOS DE PORTUGUESA: DÁMASO DELGADO



A 74 años del nacimiento de Salvador González

El Magistral, como llamaban a este artista guariqueño oriundo de Tucupido, fue otro de los grandes valores de la canta llanera. Dirigió su potente voz más hacia el pasaje llanero.
Copiamos un fragmento de unas palabras  en reconocimiento a su trabajo como exponente del folclore, escritas por Eduardo Correa en su Blog Guamachal de mis amores:

“En nuestra memoria guardamos muchas de aquellas vivencias infantiles que tuvimos en el Gurpo Escolar Carlos J. Bello, de Valle de la Pascua, cuando fuimos a cursar el primer grado, que en aquellos tiempos era esperado con ansias porque era la primera puerta que se quería cruzar en la búsqueda de los primeros conocimientos escolarizados. Y él estaba allí, como especialísimo maestro de primaria, y que los incipientes estudiantes tenían el privilegio de oír y compartir con tan dilecto y afable personaje. Y es que en los actos culturales de esa escuela, que empiezan a "ordenar y a darle forma a nuestros primeros sentimientos", este hombre protagonizaba con especial relevancia, y  con su inseparable cuatro y su bien matizada voz, entonaba piezas inolvidables de nuestro folclor.”

La reseña biográfica de este recordado guariqueño puede leerla en: LOS HIJOS DE GUARICO:SALVADOR GONZÁLEZ.







18 de noviembre de 2014

Personajes de Octubre


El mes de octubre  es protagonista de aniversarios de personajes llaneros de relevancia que queremos en cierto modo homenajear en Vivencias Llaneras del Abuelo.

En esta oportunidad queremos dedicar nuestras palabras de reconocimiento a tres personajes orgullo de la tierra llana: dos apureños y un Guariqueño.

A 105 años del Nacimiento de Julio César Sánchez Olivo (21/10/1909 – 22/04/1988)
El 21 de octubre se cumplieron 105 años del nacimiento de este apureño insigne, luchador  incansable del rescate del patrimonio cultural de su tierra, poeta, ensayista, periodista y promotor social, entre otros calificativos  relevantes.

El aporte de Julio César Sánchez Olivo al conocimiento del llano  viejo, fue de dimensiones extraordinarias. Dedicó su vida a difundir sus vivencias y conocimientos para lo cual usó varios medios: su pluma y  sus maravillosos programas de radio, cuyos audios quedaron en custodia del cronista de Apure, Argenis Méndez Echenique con quien intentaremos adecuarlos para ofrecerlos nuevamente al público.

A  medida que he ido avanzando en mis investigaciones,  he aprendido a admirar a ese hombre sencillo y trabajador que a pesar de las adversidades, no se rindió nunca y llevó siempre con gran orgullo la bandera de su apureñidad.  Muestra de ello,  algunos de los versos del poema “Soga de Pecho Llanero” dedicado a Víctor Vera Morales, en respuesta a “De la Pascua a San Fernando” el poema que a su vez le hiciera el poeta guariqueño  :

Llanero muere cantando
Si es que sabe ser varón;
Lo probó a Venancio Laya
Su compadre en la prisión.
El gallo de raza cae
De frente hacia el contendor….
¿Qué la carne se desmaya?
¡Pues en el alma hay vigor!
¿Qué la tragedia es gigante?
¡Pues se empina el corazón!

El Cronista de Apure es quizás quien más posea información del  aporte que hizo este poeta a su estado natal.  Precisamente en el presente año, para la fecha del natalicio de Sánchez Olivo, escribió unas líneas en homenaje a su memoria:

  “Su niñez y años juveniles transcurrieron en el medio rural sabanero, entre El Yagual y Guachara (en “Los Cañitos”), por lo que se compenetró íntimamente con las duras faenas vaqueras del Apure de su tiempo. Su poesía se centró telúricamente en la exaltación de la flora, la fauna, el paisaje y las vivencias de la gente de su querido y recordado “Cajón de Arauca Apureño”. Sánchez Olivo lo expresaba diciendo: “…si es que puede llamarse poesía - es la expresión sincerísima de un coplero sabanero apureño rebelde, orgulloso de su raza y queredor de su tierra”.

 Su rimada canta no lo desmiente, al tremolarla libremente “por el rumbo del recuerdo”:

Del alma salen las coplas
vibrantes de sentimiento
y por eso alma y cariño
hay de sobra hasta en el viento.

       En 1977, cuando nuestro poeta arribó a la edad de 68 años, dedicado en sus últimos tiempos al rescate del  acervo cultural de su pueblo, el “ilustre e integral intelectual venezolano”, como lo calificó Sánchez Olivo, Efraín Subero ((hijo de la isla de Margarita),  le dedicó unos versos, que a continuación transcribimos:

POEMA CON CUMPLEAÑOS
Para Julio César Sánchez Olivo
I
Julio César, me aturde la distancia
Que pone un imposible en el deseo
Que es lo mismo que hace la fragancia
Que despide la flor que nunca veo.

II
Julio César, contigo está el recuerdo
Que rompe en tu homenaje su alcancía.
Las monedas no son sino palabras.
Pero es siempre mi alma una alcancía.

III
Julio César, tranquila es la querencia
Que te quiere, te enjuicia y te proclama
De la vida ejemplar, déjame el leño.
Quédate tu orgulloso con su llama.

IV
Y no olvides el filo de la esquina
-su amenaza terrible es el olvido-
Y no olvides la rama cuando empina
Su cuerpo grácil donde mece el nido.

V
Los años no son más que una palabra
Sesenta y ocho veces repetida.
El guerrero que cuenta sus victorias
No repara jamás en sus heridas.

E. Subero
Caracas, 21/10/1977.


A 15  años de la muerte de Marcelo Quinto (16/01/1923 – 22/10/1999)

Marcelo Quinto, destacado contrapunteador apureño, hijo de San Rafael de Atamaica, fue otro pionero de la canta llanera. Lamentablemente es poco lo que hemos podido conseguir sobre su biografía y para  este pequeño homenaje a su memoria, tenemos que recurrir a una entrada anterior, de la cual colocamos el link: LOS HIJOS DE APURE: MARCELO QUINTO.



A 15 años de la muerte de Ernesto Luis Rodríguez (29/02/1916 – 24/10/1999)

Sin lugar a dudas, Ernesto Luis Rodriguez es un referente importantísimo de la poesía llanera. De verso culto y  lleno de imágenes  de su patria chica, su pluma ha trascendido y traspasado las fronteras de Venezuela.

La pluma de “Ernesto Luis” como popularmente se le llamaba,  es vibrante, romántica  y llena de emoción. Con ella realza de manera armoniosa y delicada, no solamente la mujer a quien dirigió muchos poemas, sino a los paisajes y costumbres del Llano.
La casa de la cultura de Zaraza, su pueblo natal, lleva su nombre. Es muy amplia su obra y genera mucho interés en el lector atento, ya que las hermosas metáforas que utilizaba sorprenden por lo acertado de sus descripciones.
Ernesto Luis, utilizó su númen también en la composición de canciones inolvidables como Rosario, Aquella Noche ( Mujer Querida), Junto al Jagüey, Valencia, entre otras,
Hemos publicado varios de sus poemas en este Blog por lo que los invitamos a colocar su nombre en el buscador, para conocer mas de la vida y obra de este importante guariqueño.

Acompañaremos la entrada con algunas de sus coplas, agrupadas con el nombre de “Cantares”

CANTARES
Ernesto Luis Rodriguez

 -I-
1..... Vistió de luces el llano
para avisar tu llegada
y en la comarca del río
hizo una torre la garza.

2 Volcaron todos los nidos
sus paraulatas al viento
y yo mis ojos alegres
sobre el país de tu seno.

 3 Por los caminos de verte
me floreció este cariño,
como a chaparro sediento
que lo enlucera el rocío.

4 De inaugurar los retoños
oyes que viene la brisa
y eres un ramo de aromas
que recogió la llovizna.

5 Todas las flores al patio
dieron su claro perfume
y a tu suspiro sus mieles
le dio la caña más dulce.

6 La canta abrió su corola
sobre el cogollo del arpa.
¡Cómo quisiera el sonido
para tu piel de guitarra!

7 De la curiara al costado
va floreciendo la espuma,
como a la orilla del alma
tu voz que todo lo arrulla.

8 Tú dices que me quisiste,
pero que ya no me quieres,
nadie recoge el bagazo
cuando la caña se muele.

9 Toda la gente conversa
que me la paso jugando,
mas como tú me desprecias,
gano dinero en los dados.

10 Tu fina piel de cochano
la parapara no envidia;
ella negrita por dentro
tiene la concha amarilla.

11 Me duele cuando tu gente
con el carbón me compara:
¡carbón será tu marido
que vive al pie de la llama!

12 No importa si te sacudes
como palmera en el viento;
si tus suspiros se caen,
 yo los iré recogiendo.

13 La brisa por los senderos
conmigo besos te manda,
pero si tú no los quieres
se los daré a tu ventana.

14 Sé de memoria los tonos
que me enseñó la guitarra,
pero por ti no sé cuántos
son los pesares del alma.

15 De Pariaguán a Cazorla,
de Tucupido a Cantaura,
cuando tú pasas, el aire
vive un olor de guayaba.

16 Si por aquella mirada
te di mi potro amarillo,
no sé ni cuánto daría
por una noche contigo.

17 Deudas de antiguos amores
ya te las he cancelado.
Préstame ahora tus besos,
que yo después te los pago.

18 Cuando eras moza te quise,
hoy ya casada te adulo;
que si la piña está verde,
prefiero el mango maduro. 

-II-
 19.- Hoy salieron por el campo
tus amores y los míos
y en la brisa levantaron
una aldea de suspiros.

20 Una aldea de suspiros
en la brisa dejaremos.
¡Ojalá que me nombraran
 comisario de tus besos!

21 Hay azules en los caños
y alegría en las estrellas,
con el roce de tu cuerpo
 se perfuman las cosechas.

22 Se perfuman las cosechas
por el llano donde pisas
y se quedan a tu paso
 conversando las espigas.

23 Mil caminos en el llano,
mil motivos en el verso,
y no hay uno que no lleve
 hacia tí mi pensamiento.

24 Vas alegre por la calle
y en tus manos la sombrilla
finge una garza de seda
parada en una canilla.

25 No querías que te viera
la pierna llena de gracia,
pero la brisa y mis ojos
te levantaron la falda.

26 Ya que tienes pulpería,
véndeme un poco de afecto;
¡mándame un real de miradas!,
 ¡dame la ñapa de un beso!

27 Son tan dulces las palabras
en tus labios de jarabe,
que las avispas me siguen
cuando vengo de besarte.

 28 Sales desnuda del agua
con el amor de la copla
y en la potranca del seno
va galopando el aroma.

29 La tinaja fue contigo
 a buscar agua llanera
y la sacaste del río e
mbarazada de estrellas.

30 Quisiera no haberte visto
o haberte visto mil veces,
o nunca haberte querido

para empezar a quererte.

31 Para besarte quisiera
domingos, lunes y martes;
y el resto de la semana
para volver a besarte.

32 En el buzón de quererte
eché una carta muy hondo:
la escribí en papel del alma
con la tinta de tus oJos.

16 de noviembre de 2014

Pisillo de Chigüire Tradicional

Acabamos de vivir una hermosa experiencia: el reecuentro con una de las tradiciones venezolanas del Llano. En esta ocasión fue presenciar la elaboración de un pisillo de Chigüire en la casa de la señora Rafaela Zapata, habitante de Corozo Pando.

La experiencia  buscada para apoyar tres jóvenes a punto de graduarse de chef, resultó ser un encantador compartir con la gente sencilla del Llano y especialmente un aprendizaje que compartimos con mucha alegría.

Mi  tarea como tutora "cultural" de las muchachas, consistía en proveerles la experiencia de hacer un pisillo utilizando un pilón, tal cual se hacía antiguamente.

La búsqueda resultó muy sencilla a través de Sorelia Franco, la hermosa dama llanera de corazón y guía turistica más conocida del eje San Fernando - Calabozo, que se ha destacado por 18 años consecutivos  por una atención esmerada a sus  visitantes y en la difusión de los espacios naturales de la zona.

Ella nos puso en contacto con Esperanza Zapata y su madre Rafaela. La primera, encantadora y dedicada anfitriona y la segunda, de esas señoras generosas, de alma sencilla que se dan al 100%, que abundan en nuestra tierra y que uno aprende a querer al conocerlas.

La Señora Rafaela
Para hacer el pisillo de Chigüire, según nos cuenta Rafaela, se recomienda  iniciarlo el día anterior mediante la hervida por 3 veces de la carne para que pierda el fuerte olor y para desalarla, ya que debe hacerse con la carne seca tipo tasajo. En algunas ocasiones, se envuelve la carne en hojas de topocho para hervirlo las tres veces. A la última hervida, se le añaden algunos aliños como cebolla, pimenton, ají dulce y si es ají apureño mucho mejor, ajo etc.

Luego de ablandarse la carne se echa con los aliños cocidos y otros frescos en el pilón.

Luego se inicia el proceso de pilado o "pisado" como dice Rafaela, hasta que la carne quede desmenuzada muy finito.




Luego se lleva al fuego de nuevo, con un poco de aceite onotado. En pocos minutos se tiene listo el pisillo.




10 de noviembre de 2014

El Reclamo - Germán Fleitas Nuñez




“EL RECLAMO” o “DE CÓMO UN JOVEN NOVELISTA LLANERO, SE ATREVIÓ A CAMBIAR CON SU IMAGINACIÓN, EL ROSTRO DE CARACAS”. 
 
 
(Fragmento de las Palabras leídas por Germán Fleitas Núñez en la Academia Venezolana de la Lengua Correspondiente de la Real Academia Española, el lunes 29 de octubre del 2002, con motivo de su incorporación como Miembro Correspondiente por el estado Aragua).

En estas primeras palabras recordaré a un joven novelista frustrado, desestimulado y olvidado, campesino, llanero, guariqueño, nativo del pueblo de la Humildad y Paciencia de Camaguán, situado en el centro de la llanura, al lado de los esteros, a un costado del río La Portuguesa, quien a sus 22 años se atrevió a -con su imaginación- cambiarle el rostro a Caracas.

No soy llanero pero soy agradecido y es mucho lo que le debo a la llanura.

Crecí oyendo hablar del llano con cariño y con respeto. Mi padre era un poeta llanero y toda su poesía, sus pensamientos y sus conversaciones, tenían como tema central a la inmensa llanura y a su gente.

Conocí a distinguidos llaneros. Muchos de ellos tenían silla propia en esta mesa. Recuerdo a don Pedro Sotillo, a don Pedro Díaz Seijas, al gran poeta Alberto Arvelo Torrealba, a don Mariano Hurtado Rondón, verdadero autor de “María Laya”; al Maestro Juan Briceño Zapata, el hombre que “le daba al cuatro con una muñeca rara”; al poeta Sánchez Olivo; a José Antonio de Armas Chitty, a don Luís Barrios Cruz. A mi profesor don Luís Loreto, a José León Tapia, a Ernesto Luís Rodríguez, a mi querido maestro Virgilio Tosta; a mi abuela paterna, la calaboceña Susana Beroes Peralta de Fleitas Fleitas; a doña Margarita Rojas de Fleitas Beroes, al pariente José de Jesús Loreto Loreto, a Jorge Dáger zaraceño y a mi padrino Julio De Armas Mirabal. Con la venia de Ustedes, intentaré desde este Santuario de las Letras, saldar una partecita de esa deuda.

En 1935, el recién creado Ateneo de Caracas, para celebrar el cuarto aniversario de su fundación, convocó un concurso literario, cuyas bases y condiciones fueron publicadas en la prensa nacional. Se trataba de una novela de tema libre con un máximo de 160 páginas, escrito a máquina a doble espacio. Se premiaría a la mejor y todos los concursantes recibirían un diploma de participación. Entre los concursantes, estuvo un joven aspirante a novelista, de 22 años, estudiante de 5° año de derecho en la Universidad Central de Venezuela, nativo del entonces lejanísimo pueblo de Camaguán.

Su novela se llamaba “El Reclamo”, tenía 146 páginas y fue enviada con el pseudónimo “Estudiante”. En la plica iba la identificación: Autor: Pedro Fleitas, Profesión: estudiante y el nombre de la Pensión donde estaba residenciado.

Era una novela futurista, optimista, bien organizada y bien estructurada, escrita en buen castellano, dividida en tres partes llamadas “Lucha”, “Trabajo” y “Rumbo”, cada una de ellas subdividida en siete capítulos. Muy acertadas descripciones, buenas narraciones. El autor logra un buen diseño de cada personaje y de su perfil psicológico y va narrando en tercera persona, todo lo que va pasando. A diferencia de la narrativa actual, si llueve, el autor dice que está lloviendo, pero “no hace llover”. El lector percibe la lluvia pero el agua no le moja los pies.

Los personajes son pocos, bien definidos, pocos diálogos pero los necesarios, hermosas descripciones del paisaje caraqueño, del centro, de los alrededores, del cerro, de los pueblos aledaños a los que -a semejanza de los ríos- llama “tributarios que afluyen hacia la capital”. Hombre de tierra llana, era un apasionado admirador de “El Ávila”; ya viejo decía que era tan bella nuestra montaña, que parecía un gigantesco cuadro de Manuel Cabré.

El argumento es sencillo y lineal: se trata de un joven caraqueño de familia pudiente que viaja por dos años a Europa y Estados Unidos y ante la novedad del viejo mundo, sueña con la transformación de su ciudad natal, a la que a falta de mejores argumentos para su defensa, esgrime siempre que “es la cuna de Bolívar, de Miranda, de Bello y del 19 de abril.”

A su regreso, como suele suceder, ya es otro, lleno de ideas y de proyectos. El reencuentro con La Guaira y con Caracas es duro. La Guaira desde el barco, de noche, parece un nacimiento decembrino, pero cuando amanece, la realidad choca con su sensibilidad. Remonta la carretera serpenteante y al final evoca a Pérez Bonalde: “Caracas, ahí está”. Sus mismos techos rojos pero como que cada vez más pegados del suelo; su misma blanca torre, sus mismas azules lomas, sus mismas “bandadas de tímidas palomas” pero que no hacen llenar de lágrimas sus ojos sino de una mezcla de ternura con rabia y de esperanza con alegría.

Reincorporado a su actividad normal se entrega a proyectar a la nueva ciudad que -según él- está pidiendo paso para emerger. Dice cosas extrañas, como esta: “si se escucha a Caracas en forma horizontal, invita al repaso histórico, pero si se la escucha en forma vertical, se ve una incontenible ambición de mejora”. Plantea que hay que escucharla y es lo que hace; ella es la que dice, es la que pide, es la que reclama. Y ese reclamo se vuelca en un Proyecto de reformas que incluye (el autor escribe en 1934) la demolición de 28 manzanas en el centro (7 X 4); la construcción de una gran Avenida llamada Avenida Simón Bolívar, que una a la ciudad antigua con el Este; La construcción de una nueva Universidad que saque a la Universidad Central de Venezuela de este venerable pero ya estrecho edificio que hoy nos alberga; la construcción de una moderna avenida que una a Catia con La Guaira que se llamará la Calle del Mar; dos grandes avenidas paralelas a la Bolívar que se llamarán Calle del Comercio y Calle del Pueblo; un gran Monumento al Libertador en el comienzo de la Avenida Bolívar; un aeródromo, dos avenidas (él las llama calles) que lleven a Catia y Antímano, la profundización del calado del Puerto de La Guaira, creación de nuevos muelles; y un camino de la montaña que comunique a Caracas con el litoral; la construcción de teatros y hoteles y sitios de recreo y esparcimiento.

El personaje en la novela se vale del apoyo de la prensa, publica su proyecto, surge un nutritivo debate (muy técnico), el gobierno respalda la idea, lo contrata para que se él mismo quien lo dirija, se hacen las expropiaciones, demoliciones y construcciones y se desemboca en grandes inauguraciones y todo es felicidad en el país.

Era como si se vislumbrara una ciudad futura que siempre había sido la bella “Odalisca” de Pérez Bonalde, “rendida a los pies del Sultán enamorado”, pero bella “odalisca rendida, con el sueño liviano”, que podía despertar de un momento a otro, como en efecto sucedió diez años después.

Cuando se lee la novela, echando a volar un poco la imaginación, se presiente entre sus páginas, al general Medina Angarita, “pico en mano”, dando el primer golpe para derribar el viejo barrio de “El Silencio”, lo cual ocurrió diez años después, o firmando los decretos de expropiación de la “Hacienda Ibarra” para construir la “Ciudad Universitaria” o al doctor Villanueva dibujando los planos; a Tomás Sanabria proyectando el “Hotel Humboldt” o al general Pérez Jiménez inaugurándolo, o a don Juan Bernardo Arismendi y don Luís Roche urbanizando unos remotísimos chiribitales que pretendían vender a medio el metro cuadrado.

Como el amor se atraviesa en todas partes, desde el segundo capítulo, paralelo al argumento central, coexiste pacíficamente una novela rosa (cursilona), tan del gusto de la época, especialmente para quienes apaciguábamos los temporales de nuestros corazones leyendo novelitas de Corín Tellado, folletones de a dos bolívares o novelas radiales, “jirones de amor y de dolor arrancados de la vida misma”, cuya máxima expresión fue y sigue siendo “El Derecho de Nacer” obra cumbre de Félix B. Caignet. Resulta que Enrique Delgar, el proyectista soñador, a quien para resumir al mínimo y no detenernos en detalles, llamaremos “El Muchacho”, se enamora de Lourdes Tejano a quien llamaremos “La Muchacha”. Ella no corresponde a sus requiebros porque está interesada en Jorge Larray, a quien llamaremos “El Malo” porque se vale de artimañas y tramposerías para descalificar al muchacho y a su proyecto, pero al final, todo se descubre, todos se dan cuenta de la verdad, especialmente “La Muchacha”, quien se enamora de “El Muchacho” y aun cuando la novela no lo dice, yo me permito imaginar que se casaron, tuvieron hijos, vivieron muchos años y fueron muy felices. Como tenía que ser.

El Jurado Calificador estuvo integrado por el gran poeta Andrés Eloy Blanco quien lo presidió, don Enrique Bernardo Nuñez, futuro Primer Cronista Oficial de Caracas y de Venezuela y hoy Patrono de los Cronistas, don Rafael Angarita Arvelo Individuo de Número de esta Academia, doña Ada Pérez Guevara y don Augusto Mijares Individuo de Número de esta Academia y de la Academia Nacional de la Historia y futuro Ministro de Educación.

Llegado el día de la premiación, todos los participantes recibieron su Premio o su diploma, menos “El Reclamo”, porque no solamente no ganó y ni siquiera quedó en último lugar, sino que se perdió. Sencillamente se perdió.

Y aquí empieza la novela de “la novela” o el reclamo de “El Reclamo”.

Conversas de Hato - Omar Carrero Araque



Como siempre, el material que nos envía el Profesor Carrero, es de primera calidad. No dejen de leer este relato que encierra no solamente el hablar del llanero, sino su chispa y sentido del humor

CONVERSAS DE HATO
Omar Carrero Araque
Baquiano
2013
  
En una de mis estadas en una fundación ganadera de la bajura apureña tuve la oportunidad de compartir vivencias y conversatorios con el peonaje y con algunos caporales de sabana en una actividad que me llevó hacia una experiencia única por lo enriquecedor que resultó el  contacto. 

Desde la quietud del chinchorro de mosquitero coliao pude escuchar, antes que intervenir,  la conversa que sostenían los peones, referidas a su participación en los trabajos de ese día, casi siempre cargada de picardía y chalequeo, una conversa que me llevó a las coplas guerrereñas de “al café y a los caballos” en las que el cantador y poeta elorzano  hace  una bonita apología  de la faena llanera.

Lo curioso del caso se refiere a los vocablos especiales que manejan los  llaneros de hato, un vocabulario restringido y las más de las veces incomprensible para todo aquel ajeno a la vida hatera. Parte de estas conversaciones pasaron a rellenar algunas páginas de mi cuaderno de anotaciones, las cuales transcribo para su lectura y ensayo de comprensión por parte de los legos de la llanería auténtica:

Peón 1: Mire parientico, déjame asegurá el jico para guindá y tratá de enderazá este chinchorro que me salió con tanta pierna que se me dificulta pegá el ojo. Esta madrugá yo entuavía  estaba finito, con los ojos pelaos como bocachico en nevera y vide cuando apareció becerrero más brillante que nunca  poallá encima de aquel Toco viejo.

Peón 2: Está bien familia, yo también voy a guindá pa´ vé si pongo los chíscanos de pa´ rriba y dales un reposito porque ya llevo una semana metiéndoles la mocha en estos barriales que me han puesto las ñaras taquiás de sabañón y de seguí así, segurito primo que me cae hormiguillo.

Hoy voy a pegá el ojo bien contento porque me rindió la brega, moví bien los guarales y pegué 20 chifles y encima deso maté de un chaparrazo a una bocafría de esas que mi agüelo nombraba palpo que por poco me malogra.

Peón 3: Yo tampoco me puedo quejá porque de vuelta vide un  aguaje en el pozo de las chenchenas y apenas lancé el albarico y ahí mismito atravesé a un buen chereco.  Chacá la toca le dije al Sute, mi compinche de siempre,  pa´ raspá y relajá este bocao. Un poco más abajo, en el pozo de las caramas, revisé el chirare y ahí enrredao en sus propias barbas estaba el bastimento pa´ los barrigones, un pijoleto rayao empeñao en meté retroceso para juyí, pero que vá.

Peón 4: Esa es la suerte que nos da El Viejito cámara, que nunca le falta a naiden, en mi conuco la macuca y los topochos están pidiéndole al chocotero que los saque y los ponga a jerví  y que revise el agaje pa´ que los junten en el plato con un buen pedazo de queso pumé  de ese  concha negra, jecha de bosta fresca y baba e´guamacho.

Peón 5: Bueno Catire a dormir tempranero porque en la mañanita te tienes que ajilá a cebá el molino del rincón pero no se te olvide llevarte un ñaure por si te encuentras con los báquiros y también te cargas el murrial porque los jobales están soltando mucha marapa y así podrás traerte  un buen bojote pa´ los chuzos enchiqueraos, que así tendrán como  chasquiar por unos días. Endemás  deja ya de está chalequeando al  guate Leonidas  porque tú sabes que ese niguatoso así con lo jipato y to, es muy corisco y de ná se pone como chinata cuquiá y lo más jodío  es que tira pata y manga sin piedá y de verdaita te digo que nunca le falta una pico e´loro empretiná.

Mira Rafelinacio, tu que estás más cerca del mecho,  apágalo pa´llamá sueño, pero antes nos suelta un buen cacho pa´pegá los ojos entre chacotas y así dormí como pijita con teta. 

Peón 6: Ahorita Ñerito no estoy pa´cachos porque entuavía ando con un tembleque por todo el cuerpo y asustao  por el topetazo que me di con manomota, frente a frente en la pica del caujaro. Allí de sopetón me jayé en la boca de ese animalón pintao y bigotú con la capotera subida  que me mostró los de rompeñervo casi a medio metro de las chingas. Yo me entregué a  matasilva y entre chorros de miao le imploré por mis suticos, que me sacara de la desgracia. Ahí mismito vi  un puntico de luz por entre las agallas del tigre y por ahí mismo, sin dilatá un segundo, metí  la zurda por ese hueco con tal juerza  que me salió pal otro lao y sin mucho  dilatá le agarré el rabo y con la misma templé con toda la gana que pude y en ese trance voltié al animal que quedó con el costillar pa´fuera.  Así parienticos que por esta esta vez me  discurpo  pero les prometo que en la primera los cacheo!!  Buenas noches y que sueñen con Yo!!    

Al desdibujarse el alba,  puntero apaga su fulgor y el amago  de un caballorucio alborota las carrizas que entre chiflidos sienten el frescor del riego que baja del cielo, que de gota en gota enchumba los lambedorales del fangurrial.