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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

4 de noviembre de 2018

Pegarse un Palo, Hugo Arana Páez

El llanero tiene una forma particular de expresarse. Existen muchas palabras o frases comunes en todo el país, sin embargo algunas tienen una connotación específica en tierra llanera. Les compartimos otro ensayo del profesor Hugo Arana Páez referido a los "traguitos" que disfruta tanto el llanero.
 
                                                               PEGARSE UN PALO
                                                                                                                       Hugo Arana Páez HARPA
                                                                                                     San Fernando, 19 de octubre de 2018



En este ensayo me referiré a una actividad muy ancestral y popular en los llanos venezolanos como es pegarse un palo; quiero decir, el trago o la copa de licor; así escuchamos a dos amigos: ¡Chico vamos a pegarnos unos palos! ¡Fulano y Zutano se echaron cuatro y se rascaron enseguida!
Le he dedicado este trabajo a este hecho sociológico, por cuanto, es habitual que en los llanos, la moledera de caña es una realidad ancestral, presente en los toros coleados, en los gallos, en las fiestas patronales, en los bautizos, en los matrimonios, en los cumpleaños, en las despedidas de solteros, en las graduaciones, incluso hasta en tiempos de Semana Santa, que se supone es una semana de recogimiento, no faltan los bebedores encapillados: esos tercios que beben a escondidas.
 
1. Pegarse un palo
Pegarse un palo parece lo más antiguo, aunque ahora es más frecuente ¡Echarse un palo! o ¡Tomarse un palo! En ese sentido la literatura venezolana está llena de esta viejaza costumbre llanera, así leemos en El Espectador de Caracas del 1 de enero de 1886, se leía ¡Vamos a pegarnos un palo a la salud del año nuevo! En el periódico La Granuja del 26 de enero de 1887, hablaba de los tranvías de Caracas ¡Se paran en cualquier parte mientras el conductor se pega un palito! En la novela Fidelia de Gonzalo Picón Febres ¡Ni a pegarte un palo has venido aquí!. En la novela Música Bárbara de Manuel Díaz Rodríguez se lee ¡No te olvides de pegarte un güen palo de caña en mi nombre!. En Doña Bárbara, leemos ¡Todo el que viene para acá se para en esa pulpería, y por lo menos un palo de caña se pega!. En Las Lanzas coloradas de Arturo Uslar Pietri leemos. ¡Me voy a tirar este palo a la salud de ustedes!. En Tierra Nuestra de Samuel Darío Maldonado, leemos que uno de los personajes dice: Compañero, acérquese y encájese un palo Y dice la copla, jugando con la acepción:
                                                           Cuando dos se dan el palo
                                                            Me recuerdan el refrán:
                                                       Siempre se juntan los mochos
                                                               Para poderse rascar
Palo designa la cantidad habitual que se sirve en una copa, así escuchamos: ¡Sírvame un palo de brandy! Deme un palo doble! Por cierto, ese palo doble es el que se le obsequia a los músicos en los parrandos llaneros para estimularlos a continuar animando el bochinche con su arte. Por eso se les sirve un palo enorme para que no se duerman en el parrando. Por cierto, cuando un bebedor se emburra un trago de cañandonga enorme, se dice que ese tercio se está echando un palo e´ músico o bien un palo de pantalón largo. Es tan general ese valor de palo, que los ingredientes o tapas que acompañan a la bebida se llaman Pasapalos.
Para disimular o minimizar la tomadera se escucha el simpático diminutivo: Fulanito se pegó unos palitos. En Peonía de Romero García, leemos ¡Tomemos otro palito!. El personaje Viruticas de la novela El Forastero de Rómulo Gallegos, trata de explicar a Mariano Urquiza su caso ¡Los palitos, compadre! Y chasqueó la lengua como si saboreara el alcohol. Job Pim recogía la expresión ¡Estar del Palito al Cambur o viceversa! dos poblaciones vecinas, ubicadas entre Valencia y Puerto Cabello, queriendo significar que un tercio es un bebedor habitual.
También añadiría que esos viciosos, andan de taberna en taberna, de taguara en taguara, de tarantín en tarantín, de tugurio en tugurio o como hacían nuestros aborígenes que andaban del timbo al tambo. Por cierto Tambo, era una especie de enramada provisional, que las tribus nómadas precolombinas, construían a las orillas de los ríos llaneros mientras acampaban allí, donde se dedicaban a pescar y de allí se marchaban rumbo a un Timbo. Por cierto, no he encontrado el significado de la voz Timbo. En todo caso amigos, lo cierto es que nuestros ancestrales aborígenes venezolanos precolombinos, se organizaban en tribus recolectoras, cazadoras y pescadoras; deambulaban errantes de un lado para otro. Aunque los que se dedicaban a la siembra y cosecha de maíz o yuca, se establecían en torno a esos sembradíos. Coloquialmente en torno de estas voces aborígenes Timbo y Tambo, se ha derivado el viejazo refrán: ¡Ese tercio anda del timbo al tambo! Esta máxima o aforismo se le aplica a aquellos fulanos que no hallan sosiego, sobre todo se aplica a aquellos flojazos o flojazas que no encuentran qué hacer y ahí es cuando el compañero de trabajo le espeta: ¡Vale, cálmate, que andas del timbo al tambo sin hacer nada! 

2. Tipos de "Palamentazones"
Para referirse a la bebedera de manera coloquial, es decir, a la llanera se usan las formas colectivas: Anoche tuvimos una palazón (que no es pelazón). Ese tercio anoche se echó una palamenta, Se pegó una palamentazón de quinto piso; añadiría yo, ¡Dios mio asi será la tomadera! También se escucha pegarse o echarse una paliza de reserva.
Es muy frecuente escuchar la expresión Palotearse: ¡Esa tercia le gusta palotearse los sábados! ¿Los sábados nada más? yo diría que todos los días. Asi mismo, al final de una fiesta cuando los invitados se marchan, escuchamos alguien decir: ¡Ese tercio no puede manejar así, porque está bien paloteao! Asimismo escuchamos a un amigo decirle a un compañero de tragos: ¡Pana bríndame un palitroque! Por cierto, este palitroque es un palo rustico, sin labrar. En ese sentido, en Guárico alguien pregunta ¿Cómo está el palitraque? ¡A aquel viejo le gusta el palitroqueo! o ¡Aquella chama está bien palitroqueada!
Por cierto, del tercio que está medio borrachón se dice ¡Ese fulano está entre palos o que está metido entre la botella o que está entre palos o que está metido en la botella o que está dentro del litro.
También escuchamos ¡Ese tercio se echó una palamentazón de padre y señor mío! Así será la jaladera de caña. Asimismo escuchamos la expresión: Pegarse o echarse una paliza. Fulano y Perencejo se pegaron una paliza de pronóstico en la fiesta de cumpleaños de zutanita. Esto es el acabose, diría una vieja mojigata. Pero más frecuente es Palotearse. Asimismo la expresión Fulano le gusta palotearse los sábados ¿Los sábados nada más? O el amigo que le comenta al otro: Ese tercio no puede manejar así, porque está bien palotiao.
¿De dónde viene ese uso de palo por trago o copa? Hay que partir de la expresión Estar a medio palo, la cual se escucha a cada momento en los llanos que se deriva del valor de palo o árbol inmenso. Pero es al revés, es que ese Estar a medio palo por estar Medio bebido es mucho más viejo que ese palo. Por cierto, de Estar a medio palo, ha salido sin duda palo con el valor de copa o trago.
También existe una equivalencia entre trago de alcohol y golpe, como: Tarrayazo, trancazo y Lepe. Tarrayazo empezó siendo expresión de pescadores, pero se ha extendido con el valor de golpe. Asi escuchamos: ¡Ese tipo anda buscando que le dé un tarrayazo! y también de trago, que puede ser la copa de alcohol que un fulano le sirve al amigo. Cuando Florentino Coronado, Quitapesares, llega extenuado y sudoroso a la casa de Tereso Coromoto; éste le sirve un trago de brandy y el cantor se lo emburra de un solo trago y el viejo Tereso Coromoto, sorprendido le expresa: ¿Cómo que no crees que sea brandis de verdá? ¡Te has echao el tarrayazo al fondo del guargüero como si juera aguardiente lavagallos!
 
La tranca, me refiero a ese palo grueso y fuerte, que se colocaba en nuestros desaparecidos tranqueros de madera de los corrales (hoy estos tranqueros son de hierro y se llaman portones), también designa la borrachera. Es que en nuestros llanos trancarse es emborracharse. Pero también un trancazo es un garrotazo o golpe dado con contundencia. Así escuchamos el expresivo refrán llanero: Has bien y espera el trancazo. En los llanos, trancazo es también el trago de licor. Enrique Soublette lo emplea en La Fajina. Donde uno de los personajes El Padre Prospero, cura de la población de La Soledad durante treinta años, era modelo de sacerdote entregado a su pueblo, pero le gustaban las riñas de gallos y el juego de bolas. Además mascaba tabaco y se pegaba sus palitos de aguardiente, que él llamaba trancazos. El pulpero se negaba a veces a cobrarle recibir el precio del trancazo.
 

Lepe. Es otro venezolanismo que designa el golpe o manotazo. Ya en la novela Fidelia, de Gonzalo Picón Febres, Lepe era el trago. Por cierto, el personaje Juana una de las criadas de la casa, se hace ilusiones de parranda y se emburraba en la cocina sus lepecitos de cañandonga: Y entre Lepe y Lepe de ron o de cerveza y con la chaveta perdida y bien enamorada como una está, ya puedes figurarte lo que gozaríamos. Aníbal Lisandro Alvarado dice que hay licores llamados Lepe-Lepe; Los bebedores, al cuarto Lepe, ya están hablando tonterías. Se leía en El Morrocoy Azul: Unos tercios se echaban sus lepecitos de costumbre; me refiero a esos bebedores encapillados (tomadores agazapados). También se escuchaba cuando alguien hacía algo de una sola vez: ¡Ese tipo se lo emburró de un solo Lepe! Queriendo expresar de solo golpe; ¡Lo tomé de un solo Lepe!; Llegue a Caracas de un solo Lepe (es decir rapidito y sin paradas).
Hay otra expresiones llaneras referidas a la moledera de caña; por cierto existen unos tercios que los llaman Trapiches o Trapicheros, por cuanto muelen la caña pareja, ja ja ja. Entre esas simpáticas expresiones he recogido las siguientes:
¡Me voy a echar un guamazo antes de comer! ¡Se echó un palo de ron de un solo guamazo! Guamazo es el garrotazo, el latigazo, puñetazo o coñazo, ja ja ja.
¡Fulano se tiró un pepazo de un solo Lepe! ¡Échame un pepazo! Este pepazo viene de semilla, pepa o hueso de algunas frutas.
Guarapazo, Trago fuerte de licor, de ahí la expresión ¡Ese tipo está bien guarapeao! Queriendo expresar que el individuo anda cayéndose. Por cierto, por qué será que el borracho cuando cae, busca caer para el lado de la botella. Por otra parte, guarapazo, significa trago abundante de guarapo asi se escucha: ¡Me pegue un guarapazo!, que también ha pasado a significar golpe o porrazo. Han visto como la malicia del llanero ha cambiado al inocente guarapo, me refiero a esa aromática bebida a base de café y panela dulce, que en la cocina del hato se sirve de madrugada a los peones de hato, en una humeante totumita, cuando van a iniciar las rudas faenas en una bebida que deja al bebedor Bien guarapiao o Bien regañao, ja ja ja es decir, Bien turulato.
¡Un chinchorrazo de ron le deja a uno el galillo bien quemao! Este chinchorrazo viene de la red de pescar o de la hamaca de red, quizás por analogía con tarrayazo.
Hay algunos tercios que al primer cañazo se rascan. ¡Aquel tercio se echó un lamparazo de ron que lo dejó echando chispas! ¡Ese Zutano se bebió el trago de un solo lamparazo!
¡Aquellos tercios se echaron unos linternazos! También el linternazo es cualquier golpe, sin exceptuar el de linterna. ¿Tendrá relación éste linternazo con estar alumbrado?
También se escucha ¡Toma un cachuchazo mi pana! Este cachuchazo viene de cachucha o de gorra, por cierto, hay muchos Pájaros bravos que beben de gorra y por eso los llaman Gorreros, ese es un pájaro indeseable.
¡Me saqué el frio con tres langanazos! Por cierto el langanazo es el garrotazo o golpe contundente; se usa también, con el mismo valor, lagañazo. En todo caso, el frío es el pretexto que el borrachón utiliza para justificar su matinal bebedera, ja ja ja.
¡Aquel tipo se echó un tanganazo!
En San Fernando, de niño yo escuchaba a los borrachitos de la Plaza de los choferes, hoy de los Yutong decir: ¡Ese tipo se echó un guarurazo! ¡A esa tipa le llovieron los guarurazo! En ese sentido, en Guárico y Apure se dice del borrachón que está bien palotiao que le llovieron las guaruras, como si nuestra inocente guarura hubiera sido la culpable de la borrachera de ese vicioso. Por cierto, Guarurazo es el golpe contundente o coñazo, ja ja ja. No jile y sigo empeñado en esta palabra. Estimo el que borrachín que se emburre una botella de licor de un solo guarurazo, queda tendido en el piso como si le hubieran dado un fuerte guarurazo.
También se escucha en los llanos la voz Matracazo, para definir golpe contundente y trago de licor fuerte. Por cierto en Caracas hay un restaurante llamado El Matracazo y al lado un barcito de mala muerte llamado Bar El Tufo, no jile hay que ver. Por cierto, ambos negocios se hallan entre las esquinas Solís y Muñoz, cerca de la Avenida Baralt. De ahí que muchos tercios están entre el Matracazo y El Tufo, Hay que ver como molesta el tufo de un borracho.
En la obra Cuadro disolvente del escritor Manuel Díaz Rodríguez, publicado en el diario El Tiempo, de Caracas del 25 de mayo del año 1912, se halla la siguiente cuarteta:
                                                                  Porque te veo
                                                                   en este vaso
                                                                    Me pego
                                                             este güergüerazo
Esto lo hace el borrachón para justificar su afición al trago. La asociación entre trago, golpe, latigazo y garrotazo, no es juego verbal. Tener unos palos, se corresponde con recibir palos. Cuando alguien se emburra un trago fuerte y lo acusa, es frecuente que diga: ¡Me pegó el palo! ¡Me castigó el palo! ¡Me regañó el palo! ¡Me golpeó! ¡Me pego duro! De ahí simplemente pegarse: ¡Si tuviera medio, me pegaba un trago! ¡Tengo ganas de pegármelo! En Mene de Ramón Díaz Sánchez, se lee: ¡Vamos a pegárnoslo! En la obra Tierra del Sol Amada de José Rafael Pocaterra se lee ¡Amigo, péguese, valecito! También en El Libro Raro, de Picón Febres. Pegarse una borrachera, en ese sentido, en Venezuela es frecuente pegarse una rasca. Los efectos del alcohol se sienten a veces como los de una fuerte paliza. Así escuchamos: ¡Ese tercio hoy como que se echó unos palos, porque anda medio trompeao! ¡Pobrecito ese tipo, amaneció bien aporriao! En este caso designa el malestar de la resaca o coloquialmente ratón o enratonado, por cierto, los sifrinos para disimular el asunto dicen tener una resaca, ja ja ja. Del borracho es muy frecuente decir: Ese fulano está turulato o Está privado, esto es peor. Es que turulato o privado se queda uno de un tremendo palo.
Por cierto del tipo que se encuentra bajo los efectos de los palos se dice coloquialmente que está golpeado, pelado, apaleado o paloteado o peor que el pobre hombre o tercio ha recibido una soberana paliza.

CONCLUSIÓN:
Bien amigos, me he referido a una serie de expresiones llaneras, muy coloquiales como: Tarrayazo, Trancazo, Lepe, Guamazo, Pepazo, Chinchorrazo, Cañazo, Lamparazo, Cachuchazo, Langanazo, Tanganazo, Guarurazo, Linternazo, Matracazo y Guarapazo, entre otras. Por supuesto, estas expresiones tienen que ver con la identidad y sentido de pertenencia del ser llanero o la llaneridad. La forma de hablar del hombre de las sabanas lo define como hombre de toro, soga y caballo, de esos que fueron tras los pasos del Taita Boves, después del Taita Páez y finalmente tras los pasos del soñador, del hacedor de repúblicas ¿Acaso no iban acompañados de sus hábitos, de sus creencias, de sus costumbres, de su jerga coloquial y por supuesto de sus mujeres, porque la independencia fue también un asunto de mujeres, conocidas estas abnegadas guerreras como LAS TROPERAS, quienes para evitar ser violadas por los realistas o imbuidas de la causa de la independencia se irían tras los pasos del esposo, del hijo, del novio, del padre, del hermano o mejor aún, del amante. Esas Troperas, se encargarían de sanar sus heridas, de remendarles el raído uniforme, de cocinarles, de alentarlos en la derrota, en la enfermedad, de lavarles la ropa y también de pelear cual el más feroz de los soldados, pero también, cuando obtenían un triunfo, seguramente, en medio de la sabana, matarían unos “Bichos” y para celebrar, armarían un parrando bajo la luz de la luna y los luceros; seguramente esas mujeres, animarían el jolgorio cantando, bailando y se caerían a palos hasta el amanecer y amanecerían bien palotiás. Ja ja ja.
Para finalizar amigos, este ensayo, dedicado a esa coloquial expresión llanera VAMOS A PEGARNOS UNOS PALOS, aquellos tercios mojigatos, argumentan que esto de los palos, se lo debemos al Almirante Cristóbal Colón, por cuanto, cuando inicio su viaje rumbo al lejano oriente, el hombre salió del Puerto de Palos, por eso que este viejazo asunto de los tragos y moledores de caña en los llanos, la culpa es de Colón. Ja ja ja .
FUENTES:
GALLEGOS, Rómulo Doña Bárbara
---------------------------- Cantaclaro
HERRERA LUQUE, Los amos del valle
---------------------------- Boves el Urogallo
ROSENBLAT, Ángel Buenas y malas palabras
TORREALBA, Antonio José El Diario de un llanero
INTRODUCCIÓN:
En este ensayo me referiré a una actividad muy ancestral y popular en los llanos venezolanos como es pegarse un palo; quiero decir, el trago o la copa de licor; así escuchamos a dos amigos: ¡Chico vamos a pegarnos unos palos! ¡Fulano y Zutano se echaron cuatro y se rascaron enseguida!
Le he dedicado este trabajo a este hecho sociológico, por cuanto, es habitual que en los llanos, la moledera de caña es una realidad ancestral, presente en los toros coleados, en los gallos, en las fiestas patronales, en los bautizos, en los matrimonios, en los cumpleaños, en las despedidas de solteros, en las graduaciones, incluso hasta en tiempos de Semana Santa, que se supone es una semana de recogimiento, no faltan los bebedores Encapillados, esos tercios que beben a escondidas.
1. Pegarse un palo
Pegarse un palo parece lo más antiguo, aunque ahora es más frecuente ¡Echarse un palo! o ¡Tomarse un palo! En ese sentido la literatura venezolana está llena de esta viejaza costumbre llanera, así leemos en El Espectador de Caracas del 1 de enero de 1886, se leía ¡Vamos a pegarnos un palo a la salud del año nuevo! En el periódico La Granuja del 26 de enero de 1887, hablaba de los tranvías de Caracas ¡Se paran en cualquier parte mientras el conductor se pega un palito! En la novela Fidelia de Gonzalo Picón Febres ¡Ni a pegarte un palo has venido aquí! En la novela Música bárbara de Manuel Díaz Rodríguez se lee ¡No te olvides de pegarte un guen palo de caña en mi nombre! En Doña Bárbara, leemos ¡Todo el que viene para acá se para en esa pulpería, y por lo menos un palo de caña se pega! En Las Lanzas coloradas de Arturo Uslar Pietri leemos ¡Me voy a tirar este palo a la salud de ustedes! En Tierra nuestra de Samuel Darío Maldonado, leemos que uno de los personajes dice: Compañero, acérquese y encájese un palo Y dice la copla, jugando con la acepción:
Cuando dos se dan el palo
Me recuerdan el refrán:
Siempre se juntan los mochos
Para poderse rascar
Palo designa la cantidad habitual que se sirve en una copa, así escuchamos: ¡Sírvame un palo de brandy! Deme un palo doble! Por cierto, ese palo doble es el que se le obsequia a los músicos en los parrandos llaneros para estimularlos a continuar animando el bochinche con su arte Por eso se les sirve un palo enorme para que no se duerman en el parrando. Por cierto, cuando un bebedor se emburra una trago de cañandonga enorme, se dice que ese tercio se está echando un palo e´ músico o bien Un palo de pantalón largo. Es tan general ese valor de palo, que los ingredientes o tapas que acompañan a la bebida se llaman Pasapalos.
Para disimular o minimizar la tomadera se escucha el simpático diminutivo: Fulanito se pegó unos palitos. En Peonía de Romero García, leemos ¡Tomemos otro palito! El personaje Viruticas de la novela El Forastero de Rómulo Gallegos, trata de explicar a Mariano Urquiza su caso ¡Los palitos, compadre! Y chasqueó la lengua como si saboreara el alcohol. Job Pim recogía la expresión ¡Estar del palito al cambur o viceversa! dos poblaciones vecinas, ubicadas entre Valencia y Puerto Cabello, queriendo significar que un tercio es un bebedor habitual.
También añadiría que esos viciosos, andan de taberna en taberna, de taguara en taguara, de tarantín en tarantín, de tugurio en tugurio o como hacían nuestros aborígenes que andaban del timbo al tambo. Por cierto Tambo, era una especie de enramada provisional, que las tribus nómadas precolombinas, construían a las orillas de los ríos llaneros mientras acampaban allí, donde se dedicaban a pescar y de allí se marchaban rumbo a un Timbo. Por cierto, no he encontrado el significado de la voz Timbo. En todo caso amigos, lo cierto es que nuestros ancestrales aborígenes venezolanos precolombinos, se organizaban en tribus recolectoras, cazadoras y pescadoras; deambulaban errantes de un lado para otro. Aunque los que se dedicaban a la siembra y cosecha de maíz o yuca, se establecían en torno a esos sembradíos. Coloquialmente en torno de estas voces aborígenes Timbo y Tambo, se ha derivado el viejazo refrán: ¡Ese tercio anda del timbo al tambo! Esta máxima o aforismo se le aplica a aquellos fulanos que no hallan sosiego, sobre todo se aplica a aquellos flojazos o flojazas que no encuentran qué hacer y ahí es cuando el compañero de trabajo le espeta: ¡Vale, cálmate, que andas del timbo al tambo sin hacer nada!
2. Tipos de Palamentazones
Para referirse a la bebedera de manera coloquial, es decir, a la llanera se usan las formas colectivas: Anoche tuvimos una palazón (que no es pelazón). Ese tercio anoche se echó una palamenta, Se pegó una palamentazón de quinto piso; añadiría yo, ¡Dios mio asi será la tomadera! También se escucha pegarse o echarse una paliza de reserva.
Es muy frecuente escuchar la expresión Palotearse: ¡Esa tercia le gusta palotearse los sábados¡ ¿Los sábados nada más? yo diría que todos los días. Asi mismo, al final de una fiesta cuando los invitados se marchan, escuchamos alguien decir: ¡Ese tercio no puede manejar así, porque está bien paloteao! Asimismo escuchamos a un amigo decirle a un compañero de tragos: ¡Pana bríndame un palitroque! Por cierto, este palitroque es un palo rustico, sin labrar. En ese sentido, en Guárico alguien pregunta ¿Cómo está el palitraque? ¡A aquel viejo le gusta el palitroqueo! o ¡Aquella chama está bien palitroqueada!
Por cierto, del tercio que está medio borrachón se dice ¡Ese fulano está entre palos o que está metido entre la botella o que está entre palos o que está metido en la botella o que está dentro del litro.
También escuchamos ¡Ese tercio se echó una palamentazón de padre y señor mío! Así será la jaladera de caña. Asimismo escuchamos la expresión: Pegarse o echarse una paliza. Fulano y Perencejo se pegaron una paliza de pronóstico en la fiesta de cumpleaños de zutanita. Esto es el acabose, diría una vieja mojigata. Pero más frecuente es Palotearse. Asimismo la expresión Fulano le gusta palotearse los sábados ¿Los sábados nada más? O el amigo que le comenta al otro Ese tercio no puede manejar así, porque está bien palotiao.
¿De dónde viene ese uso de palo por trago o copa? Hay que partir de la expresión Estar a medio palo, la cual se escucha a cada momento en los llanos que se deriva del valor de palo o árbol inmenso. Pero es al revés, es que ese Estar a medio palo por estar Medio bebido es mucho más viejo que ese palo. Por cierto, de Estar a medio palo, ha salido sin duda palo con el valor de copa o trago.
También existe una equivalencia entre trago de alcohol y golpe, como: Tarrayazo, trancazo y Lepe. Tarrayazo empezó siendo expresión de pescadores, pero se ha extendido con el valor de golpe. Asi escuchamos: ¡Ese tipo anda buscando que le dé un tarrayazo! y también de trago, que puede ser la copa de alcohol que un fulano le sirve al amigo. Cuando Florentino Coronado, Quitapesares, llega extenuado y sudoroso a la casa de Tereso Coromoto; éste le sirve un trago de brandy y el cantor se lo emburra de un solo trago y el viejo Tereso Coromoto, sorprendido le expresa: ¿Cómo que no crees que sea brandis de verdà? ¡Te has echao el tarrayazo al fondo del guargüero como si juera aguardiente lavagallos!
La tranca, Me refiero a ese palo grueso y fuerte, que se colocaba en nuestros desaparecidos tranqueros de madera de los corrales (hoy estos tranqueros son de hierro y se llaman portones), también designa la borrachera. Es que en nuestros llanos trancarse es emborracharse. Pero también un trancazo es un garrotazo o golpe dado con contundencia. Así escuchamos el expresivo refrán llanero: Has bien y espera el trancazo. En los llanos, trancazo es también el trago de licor. Enrique Soublette lo emplea en La Fajina. Donde uno de los personajes El Padre Prospero, cura de la población de La Soledad durante treinta años, era modelo de sacerdote entregado a su pueblo, pero le gustaban las riñas de gallos y el juego de bolas. Además mascaba tabaco y se pegaba sus palitos de aguardiente, que él llamaba trancazos. El pulpero se negaba a veces a cobrarle recibir el precio del trancazo.
Lepe. Es otro venezolanismo que designa el golpe o manotazo. Ya en la novela Fidelia, de Gonzalo Picón Febres, Lepe era el trago. Por cierto, el personaje Juana una de las criadas de la casa, se hace ilusiones de parranda y se emburraba en la cocina sus lepecitos de cañandonga: Y entre Lepe y Lepe de ron o de cerveza y con la chaveta perdida y bien enamorada como una está, ya puedes figurarte lo que gozaríamos. Aníbal Lisandro Alvarado dice que hay licores llamados Lepe-Lepe; Los bebedores, al cuarto Lepe, ya están hablando tonterías. Se leía en El Morrocoy Azul: Unos tercios se echaban sus lepecitos de costumbre; me refiero a esos bebedores encapillados (tomadores agazapados). También se escuchaba cuando alguien hacía algo de una sola vez: ¡Ese tipo se lo emburró de un solo Lepe! Queriendo expresar de solo golpe; ¡Lo tomé de un solo Lepe!; Llegue a Caracas de un solo Lepe (es decir rapidito y sin paradas).
Hay otra expresiones llaneras referidas a la moledera de caña; por cierto existen unos tercios que los llaman Trapiches o Trapicheros, por cuanto muelen la caña pareja, ja ja ja. Entre esas simpáticas expresiones he recogido las siguientes:
¡Me voy a echar un guamazo antes de comer! ¡Se echó un palo de ron de un solo guamazo! Guamazo es el garrotazo, el latigazo, puñetazo o coñazo, ja ja ja.
¡Fulano se tiró un pepazo de un solo Lepe! ¡Échame un pepazo! Este pepazo viene de semilla, pepa o hueso de algunas frutas.
Guarapazo, Trago fuerte de licor, de ahí la expresión ¡Ese tipo está bien guarapeao! Queriendo expresar que el individuo anda cayéndose. Por cierto, por qué será que el borracho cuando cae, busca caer para el lado de la botella. Por otra parte, guarapazo, significa trago abundante de guarapo asi se escucha: ¡Me pegue un guarapazo!, que también ha pasado a significar golpe o porrazo. Han visto como la malicia del llanero ha cambiado al inocente guarapo, me refiero a esa aromática bebida a base de café y panela dulce, que en la cocina del hato se sirve de madrugada a los peones de hato, en una humeante totumita, cuando van a iniciar las rudas faenas en una bebida que deja al bebedor Bien guarapiao o Bien regañao, ja ja ja es decir, Bien turulato.
¡Un chinchorrazo de ron le deja a uno el galillo bien quemao! Este chinchorrazo viene de la red de pescar o de la hamaca de red, quizás por analogía con tarrayazo.
Hay algunos tercios que al primer cañazo se rascan.
¡Aquel tercio se echó un lamparazo de ron que lo dejó echando chispas! ¡Ese Zutano se bebió el trago de un solo lamparazo!
¡Aquellos tercios se echaron unos linternazos! También el linternazo es cualquier golpe, sin exceptuar el de linterna. ¿Tendrá relación éste linternazo con estar alumbrado?
También se escucha ¡Toma un cachuchazo mi pana! Este cachuchazo viene de cachucha o de gorra, por cierto, hay muchos Pájaros bravos que beben de gorra y por eso los llaman Gorreros, ese es un pájaro indeseable.
¡Me saqué el frio con tres langanazos! Por cierto el langanazo es el garrotazo o golpe contundente; se usa también, con el mismo valor, lagañazo. En todo caso, el frío es el pretexto que el borrachón utiliza para justificar su matinal bebedera, ja ja ja.
¡Aquel tipo se echó un tanganazo!
En San Fernando, de niño yo escuchaba a los borrachitos de la Plaza de los choferes, hoy de los Yutong decir: ¡Ese tipo se echó un guarurazo! ¡A esa tipa le llovieron los guarurazo! En ese sentido, en Guárico y Apure se dice del borrachón que está bien palotiao que le llovieron las guaruras, como si nuestra inocente guarura hubiera sido la culpable de la borrachera de ese vicioso. Por cierto, Guarurazo es el golpe contundente o coñazo, ja ja ja. No jile y sigo empeñado en esta palabra. Estimo el que borrachín que se emburre una botella de licor de un solo guarurazo, queda tendido en el piso como si le hubieran dado un fuerte guarurazo.
También se escucha en los llanos la voz Matracazo, para definir golpe contundente y trago de licor fuerte. Por cierto en Caracas hay un restaurante llamado El Matracazo y al lado un barcito de mala muerte llamado Bar El Tufo, no jile hay que ver. Por cierto, ambos negocios se hallan entre las esquinas Solís y Muñoz, cerca de la Avenida Baralt. De ahí que muchos tercios están entre el Matracazo y El Tufo, Hay que ver como molesta el tufo de un borracho.
En la obra Cuadro disolvente del escritor Manuel Díaz Rodríguez, publicado en el diario El Tiempo, de Caracas del 25 de mayo del año 1912, se halla la siguiente cuarteta:
Porque te veo
en este vaso
Me pego
este guerguerazo
Esto lo hace el borrachón para justificar su afición al trago. La asociación entre trago, golpe, latigazo y garrotazo, no es juego verbal. Tener unos palos, se corresponde con recibir palos. Cuando alguien se emburra un trago fuerte y lo acusa, es frecuente que diga: ¡Me pegó el palo! ¡Me castigó el palo! ¡Me regañó el palo! ¡Me golpeó! ¡Me pego duro! De ahí simplemente pegarse: ¡Si tuviera medio, me pegaba un trago! ¡Tengo ganas de pegármelo! En Mene de Ramón Díaz Sánchez, se lee: ¡Vamos a pegárnoslo! En la obra Tierra del sol amada de José Rafael Pocaterra se lee ¡Amigo, péguese, valecito! También en El libro raro, de Picón Febres. Pegarse una borrachera, en ese sentido, en Venezuela es frecuente pegarse una rasca. Los efectos del alcohol se sienten a veces como los de una fuerte paliza. Así escuchamos: ¡Ese tercio hoy como que se echó unos palos, porque anda medio trompeao! ¡Pobrecito ese tipo, amaneció bien aporriao! En este caso designa el malestar de la resaca o coloquialmente ratón o enratonado, por cierto, los sifrinos para disimular el asunto dicen tener una resaca, ja ja ja. Del borracho es muy frecuente decir: Ese fulano está turulato o Está privado, esto es peor. Es que turulato o privado se queda uno de un tremendo palo.
Por cierto del tipo que se encuentra bajo los efectos de los palos se dice coloquialmente que está golpeado, pelado, apaleado o paloteado o peor que el pobre hombre o tercian ha recibido una soberana paliza.
CONCLUSIÓN:
Bien amigos, me he referido a una serie de expresiones llaneras, muy coloquiales como: Tarrayazo, Trancazo, Lepe, Guamazo, Pepazo, Chinchorrazo, Cañazo, Lamparazo, Cachuchazo, Langanazo, Tanganazo, Guarurazo, Linternazo, Matracazo y Guarapazo, entre otras. Por supuesto, estas expresiones tienen que ver con la identidad y sentido de pertenencia del ser llanero o la llaneridad. La forma de hablar del hombre de las sabanas lo define como hombre de toro, soga y caballo, de esos que fueron tras los pasos del Taita Boves, después del Taita Páez y finalmente tras los pasos del soñador, del hacedor de repúblicas ¿Acaso no iban acompañados de sus hábitos, de sus creencias, de sus costumbres, de su jerga coloquial y por supuesto de sus mujeres, porque la independencia fue también un asunto de mujeres, conocidas estas abnegadas guerreras como LAS TROPERAS, quienes para evitar ser violadas por los realistas o imbuidas de la causa de la independencia se irían tras los pasos del esposo, del hijo, del novio, del padre, del hermano o mejor aún, del amante. Esas Troperas, se encargarían de sanar sus heridas, de remendarles el raído uniforme, de cocinarles, de alentarlos en la derrota, en la enfermedad, de lavarles la ropa y también de pelear cual el más feroz de los soldados, pero también, cuando obtenían un triunfo, seguramente, en medio de la sabana, matarían unos “Bichos” y para celebrar, armarían un parrando bajo la luz de la luna y los luceros; seguramente esas mujeres, animarían el jolgorio cantando, bailando y se caerían a palos hasta el amanecer y amanecerían bien palotias. Ja ja ja.
Para finalizar amigos, este ensayo, dedicado a esa coloquial expresión llanera VAMOS A PEGARNOS UNOS PALOS, aquellos tercios mojigatos, argumentan que esto de los palos, se lo debemos al Almirante Cristóbal Colón, por cuanto, cuando inicio su viaje rumbo al lejano oriente, el hombre salió del Puerto de Palos, por eso que este viejazo asunto de los tragos y moledores de caña en los llanos, la culpa es de Colon. Ja ja ja .
FUENTES:
GALLEGOS, Rómulo Doña Bárbara
---------------------------- Cantaclaro
HERRERA LUQUE, Los amos del valle
---------------------------- Boves el Urogallo
ROSENBLAT, Ángel Buenas y malas palabras
TORREALBA, Antonio José El Diario de un llanero

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