Buscar este blog

....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

31 de enero de 2016

Cuatro Llanos - Omar Carrero Araque

 Compartimos la mas reciente publicación del Profesor Omar Carrero en su blog Picas Forestales, quien como siempre con su corazón baquiano analiza el Llano  y nos lo muestra de la manera mas amorosa y didáctica.


   CUATRO LLANOS
 
Omar Carrero Araque
Baquiano
2014
 

¡Llano, llano, llano, llano!
Cuatro veces te he mentado
Y a ninguna has respondido
(Rómulo Gallegos en Cantaclaro)

En  expresión de copla resonaban las palabras del mítico Florentino Coronado en una de sus cruzadas por la extensa llanura, tal vez bajo los arrebatos provocados por el tabardillo. Eran coplas en tono de reclamo por el silencio que el llano guardaba ante uno de sus pedimentos. Llama la atención la alusión a cuatro llanos, que en este verso hace Florentino, “el más tarambana de los Coronado de la Concepción de Arauca”, como lo describió el Maestro Gallegos.

La mención a los cuatro llanos nos llevó a rastrear la idea que rondaría en la mente del Coplero para desagregar a ese llano de apariencia única. Se nos antoja que para un viajante empedernido como pintan al Cantador, por ende conocedor del llano total, desde el Boquerón de Banco Largo hasta Rincón Hondo y Hato Viejo o desde Santa Inés hasta El Viento, la llanura no tendría secretos. 

Esa realidad, para un llanero de espíritu observador, ya le había permitido percatarse que en una misma época, podían encontrarse sabanas aguachinadas y sabanas secas, es decir que se tendrían entonces unos Llanos Altos y otros Llanos Bajos.

Igualmente en esos recorridos, en los que sin dudas,  mantenía contacto con sabaneros de uno y otro lado, probablemente oyó expresiones como Llano Adentro y Llano Afuera, que constituían otra diferenciación del llano, en este caso, espacial. De esta manera se habría conformado en la mente del Coplero la imagen de los cuatro llanos aludidos.  

ALTO LLANO y BAJO LLANO

Foto tomada de: Elmer Barrera (@elmerbarrera)


Sabana en el Bajo Llano
Los llanos Altos y Bajos son espacios propios de la llanura aluvial, en los que el hombre llanero, en propiedad del comportamiento de las aguas invernales sobre la sabana, ha diferenciado entre aquellas sujetas y aquellas libres de inundaciones. A unas las llama Bajas y otras, Altas, en una separación que en términos topográficos estaría dada por la Cota 100. 

Esta diferenciación, que en un principio pudo haberse considerado como empírica, ha conseguido firme apoyo de la ciencia, cuyos cultores han observado e investigado la influencia de esta Altura sobre aspectos como el uso de la tierra, la productividad, el comportamiento de la vegetación y de los animales o en la dinámica del poblamiento humano, encontrando respuestas valederas en cada caso.

Se observa curiosamente que la separación entre el alto y el bajo llano, a nivel de bioregiones, sólo es usual para el Apure, no siendo común en ninguno de los otros estados llaneros, por lo menos en el habla popular. Se habla del Bajo Apure o del Alto Apure, en un caso singular que no se repite en otros estados.   

La separación entre el Alto y el Bajo Apure ha sido recogida en la canta folklórica en la que recordamos el viaje que hizo El Indio Figueredo hacia el BAJO APURE en búsqueda de la India María Laya, del mismo modo que en la leyenda de Quirpa se memora que este legendario coplero era “hombre del ALTO APUREÑO”. 
También se registra que el 26 de noviembre de 1925 se publica en Fantoches la versión de Florentino y El Diablo, de Manuel Mirabal Ponce, en una de cuyas estrofas dice:  
Llaneros del Alto Llano,
Llaneros del Llano Abajo,
Ahora mirarán, hermanos,
Al Diablo pasa trabajo

LLANO ADENTRO y LLANO AFUERA

En lo concerniente a la diferenciación espacial, los llaneros  divisan dos situaciones acatando a la posición geográfica de un punto del llano. 

Así se tiene que los lugares situados hacia la periferia de la llanura son considerados como del “llano afuera”, mientras que se califican como del “llano adentro” a aquellos situados hacia el centro. Poblaciones como Santa Bárbara, Barinas, Guanare, Acarigua, San Carlos, Tinaco, El Sombrero, Valle de La Pascua, Altagracia o Zuata, entre otras, estarían en el ámbito del  “LLANO AFUERA” o “LLANO ARRIBA”. 

En San Fernando, por ejemplo, se refieren a los guasdualiteños y a todos los habitantes de los pueblos situados al oeste de Guasdualito, como los “llaneros de arriba”. Por el contario, a los pueblos como Achaguas, Elorza, El Yagual, San Fernando, La Unión, Camaguán o Cazorla, se les distingue como del “LLANO ADENTRO”.

En la canta folclórica, esta última particularidad del llano estaría insinuada en el poema “Aquí estoy llanura mía“, de Don Julio César Sánchez Olivo, escrito  en La Pascua en 1954. Este Poeta, nacido y criado en el Bajo Llano (cerca de Guachara, en  el Cajón de Arauca), expresó en esa oportunidad:

Por aquí llanura mía
tengo algunos enemigos
porque no pueden decir
lo que en el arpa yo digo
cantando un zumba que zumba
la quirpa o el pajarillo
pues cantar como yo canto
no se aprende en ningún libro
eso se aprende en el llano
comenzando desde niño
como se aprende a enlazar
media cabeza un novillo”*

El mensaje del poema podría interpretarse como que “por aquí en La Pascua, un pueblo del llano arriba, algunos me ven con recelo porque no pueden cantar como yo lo hago, de esta forma que sólo se aprende en el Llano, es decir en el Bajo Llano, al que yo considero el llano auténtico”

Es en este “llano adentro” donde se cuajan los conceptos expresados al respecto por el General Páez, por Aquiles Nazoa y por el Barón de Humboldt.

El General Páez escribió:
“el llano es una  gran extensión de territorio, que, como la vasta superficie del océano, presenta alrededor un inmenso círculo cuyo centro parece estar en todas partes”.


En una aproximación similar el Poeta Nazoa señaló:
“el llano es aquel sitio donde uno se siente el eje de un gran círculo”

Mientras que el Barón Alexander Von Humboldt manifestó que:
“un llanero no es feliz sino cuando puede ver hacia todas partes alrededor de él“.

Todas estas apreciaciones dibujan sin duda al Llano Adentro, en donde la visión sobre los 360º no es estorbada por serranía alguna.

SI FLORENTINO VOLVIERA!
Seguramente agregaría a su lista de “tipos de llano” por lo menos dos más: Llano Viejo y Llano Nuevo.

Arreo de ganado - Imagen en el llano nuevo

Ese llano viejo sería ese que él conoció, un llano caracterizado por lo agreste y lo duro, pero regio y portentoso. Ese llano que fielmente retrata Fernando Calzadilla Valdés en sus memorias que llamó POR LOS LLANOS DE APURE. 
Foto tomada de: es.wikipedia.org

Un llano en el cual los llaneros andaban descalzos o cuanto más en alpargatas y no con botas vaqueras; se vestían con calzones confeccionados en dril color kaki, por lo general de tipo Tucos, y franelas de cotón crudo, cuello redondo y manga tres cuartas y no con jeans y camisas vaqueras (léase texanas); se tocaban con sombreros de fieltro o con un “gorro” y no con gorras con emblemas alusivos a equipos deportivos; andaban a caballo o en buey y no en jeep 4x4 o en motos; usaban el Cacho de beber y no el kooler, y se comunicaban mediante Lecos, Cachos o Guaruras y no con guoquitoqui (walkie talkie) o celulares. 

Un llano en el que las sabanas estaban atestadas de reses cimarronas, cachonas  y de pelaje de diversos colores.

El llano nuevo sería este que ya no es abierto y libre pues está enclaustrado entre alambradas; los caminos y terraplenes se han cambiado por carreteras y autopistas; las chipolas de aceite de tártago ya no alumbran el rancho del peón pues han sido reemplazadas por bombillos eléctricos; la palma de los techos ha sido reemplazada por láminas de cinc o acerolit y, las lanchas a motor que ahora surcan a caños y ríos dejaron atrás a las canoas a canalete y palanca y a los bongos. En los potreros se manejan técnicamente  los rebaños que ahora no necesitan ni de tripulaciones de arreo, ni de madrineros, ni de cantos o silbidos. 
El ganado “criollo” se ha remplazado por  el cebú y sus variedades y por los búfalos.  

En este llano nuevo se presenta un escenario tan cambiado al llano de Florentino, que seguramente ahora, no habrían condiciones propicias para una nueva Porfía.   

·      *Este poema se lo cedió Don Julio César a su gran amigo Ángel Custodio Loyola, quien lo grabó con el nombre de Sentimiento Llanero


GLOSARIO

Bongo: Canoa grande impulsada  a tracción humana con el concurso de varios hombres
Cacho de beber: Cacho (cuerno) especialmente trabajado al que se ata un cordel para obtener agua de los caños o ríos si necesidad de apearse.
Cachonas: Reses de “raza criolla” de cachos (cuernos) grandes y muy abiertos
Canalete: Remo
Cimarrón: Res que por haberse criado en libertad se muestra salvaje
Gorro: Sombrero viejo de fieltro al que se la recortado las alas
Guarura: Especie de caracol cuya concha, al soplarse de un modo especial, emite un sonido fuerte que se oye a los lejos.
Lecos: Ecos. Gritos fuertes
Madrinero: Res mansa que se utiliza para guiar a otras bravías
Palanca: Vara larga de hasta 3 m que se usa para impulsar a las canoas
Porfía: Duelo a coplas improvisadas entre dos cantadores
Tripulación: Equipo de hombres que conduce al ganado
Tucos: Pantalones de mangas cortas que cubren hasta media pierna, por lo general de color kaki 

30 de enero de 2016

A 78 años del nacimiento de Adelis Soto Valera

Copiamos texto enviado gentilmente por Alirio Acosta, cronista del municipio Esteller del estado Portuguesa:
Semblanza de ADELIS SOTO VALERA
(En la palabra de cinco poetas portugueseños)

Juan Torrealba*
Foto cortesia de Alirio Acosta
Adelis Soto Valera. (Mata de Caña, 30-01-1938 - Píritu, 31-10-2011). Poeta nativista, compositor, creador de más de cuatrocientas (400) composiciones entre poemas y canciones, llanero a carta cabal, de verbo y trato sencillo, cronista oficioso de su pueblo, portador de un rico anecdotario y de una singular vena humorística. Estas fueron algunas de las honorables virtudes de este portugueseño que lo hicieron acreedor de un profundo afecto popular en su tierra llanera.
De una rica y extensa creación artística, de la cual; alrededor de doscientas (200) composiciones, han sido grabadas en la voz de distintos intérpretes de la música llanera, a lo largo de más de cincuenta (50) años que transitó su poesía, por los infinitos caminos del llano, exaltando con su pluma los valores más genuinos de la llanura colombo-venezolana. Entre los tantos interpretes que llevaron a los estudios de grabación sus composiciones, podemos mencionar al maestro Simón Díaz, Rogelio Ortiz, Armando Martínez, Ángel Custodio Loyola, José Catire Carpio, Cheo Hernández Prisco, Miriam Salcedo, Luis Escalona, Flavio Serrada, Jesús Moreno, Nelson Morales, Héctor Hernández, Luis Lozada “El Cubiro”, Sexagésimo Barco, El Carrao de Palmarito; entre muchos otros, y hasta el reconocido canta-autor apureño Jorge Guerrero, quien junto a Cheo Hernández Prisco grabara la letra de un contrapunteo, escrito especialmente por el poeta Soto Valera para ambos cantadores.
Mantuvo una cercana amistad con el maestro Simón Díaz, con quien trabajo en Caracas, a principios
Adelis Soto y Graterolacho. foto cortesía de Alirio Acosta
de los años 70, en programas radiales como “Rumbos, Coplas y Canciones” (Radio Rumbos) y en programas de televisión como “Mi llanero favorito” (Televisora Nacional), escribiendo las letras de infinidad canciones, joropos y galerones para estos programas de corte criollo. Experiencia que le permitió cultivar la amistad de infinidad de importantes figuras de la radio y la televisión de la época, y de personajes representativos de la llaneridad, como lo fueron: Don José Romero Bello, Julio Cesar Sánchez Olivo, Augusto Braca, Ignacio “Indio” Figueredo, Germán Fleitas Beroes, de músicos como Hugo Blanco, Amado Lovera, Cándido Herrera, cantantes como Alfredo Sadel, Luis D´Ubaldo, Adilia Castillo, entre tantos otros.
Como reconocimiento a su tesonera labor como poeta y compositor, fue galardonado en diversos e importantes festivales nacionales. Ganador del Festival “El Florentino de Oro” (en dos ocasiones), la “Garza de Oro” y el “María Lionza de Oro”. Recibió en vida un sinnúmero de condecoraciones, siendo distinguido como “Patrimonio Cultural del estado Portuguesa” (Concejo Legislativo del estado Portuguesa), “Patrimonio Cultural del Municipio Esteller” (Concejo Municipal del Municipio Esteller) y premiado en el Festival Internacional “El Silbón” (Guanare); además: fue objeto, en vida, de innumerables homenajes y recibió infinidad de placas y diplomas; a lo largo de su fructífera carrera artística.
Hijo de Doña Lucrecia Valera de Soto y de Don Francisco “Pancho” Soto Palacios, ambos de tradicional estirpe llanera, quienes se radicaron en Piritu, provenientes del caserío Mata de Caña, en la década de 1940. Allí cursaría el poeta la educación primaria en la Escuela Rural denominada “Palo Grande” y allí mismo, como él lo confesara, aflorarían sus primeros versos e improvisaciones, bajo la influencia de la recia figura de su padre.
Gran parte de su obra permanece aún inédita. No obstante, para redescubrir un tanto el contenido de su legado artístico y acercarnos un poco a las dimensiones humanas del poeta, revisaremos algunos aspectos de su vida y obra, reseñados magistralmente por otros baluartes de la poesía portugueseña; conocedores del transitar poético y humano de Adelis Soto Valera. Ellos son: Arjuna Castro Castillo, Joel Hernández, Luis Mendoza Silva, Yorman Tovar y el periodista y poeta Luis Bazán García.
Con la anuencia de estos cinco bardos de la poesía llanera, y tomando prestada su prolífica pluma, podemos dibujar de manera sucinta, un perfil de la vida y obra de este personaje popular.

Acerca de la familia Soto Valera, el poeta piriteño Arjuna Castro Castillo, escribe:
“Los padres de Adelis, eran llaneros de cepa. Nacieron y se criaron en ese ambiente templado, de constante peligro, de toro volantón, caballo, soga y llano abierto. Según comentarios, los Soto Palacios, nacieron en ese paño de sabana que baja de los cerros de Ospino, buscando la vecindad con el Municipio Esteller. En cambio, los Valera (eran dueños del Fundo La Esperanza), son nativos de ese cajón de llano que comparte históricamente su extensión entre los linderos de los Municipios Papelón y Guanarito.”

En esta misma tónica, el compositor portugueseño Joel Hernández, reseña lo siguiente:
“Su padre Pancho Soto, era una leyenda en este llano. Hombre llanero de a caballo, de soga buena y certera. Diestro y fino enlazador en cimarroneras, cantador, coleador de toros en su caballo vaquero, debió trasmitir genéticamente y también por formación, a su descendiente, el amor por la llanura, sus costumbres, tradiciones y vivencias. Y especialmente, su querencia amatoria hacia el caballo, unido al cual, su padre era autentico centauro de la pampa… Pancho Soto, convertido en juglar de la llanura, desgranaba como maíz en mazorca, los versos en coplas, cantando al pie del arpa sabanera en los contrapunteos, en la porfía cantada frente a ardorosos copleros, en cuyo duelo sobresalía como triunfante vencedor…”
A finales de la década de 1960, el poeta Soto Valera conforma una trilogía artística junto al arpista y compositor piriteño Rigoberto Ramírez y el cantante y cuatrista Cheo Hernández Prisco. Unidos por una entrañable amistad, emprendieron un trabajo artístico-musical, con el cual, gracias a la constancia y al talento creador, logran cosechar, después de años de trabajo, la semilla del reconocimiento nacional como compositores e intérpretes de la música llanera. Hilvanado versos octosílabos, se va tejiendo la poesía nativista de Adelis Soto Valera, lo cual le permite participar como autor en el renombrado Festival de música llanera “Florentino de Oro”, en San Fernando de Apure, y obtiene el preciado galardón con los temas “Pergamino llanero” y “El bastardo” (en los años 1974 y 1984, respectivamente), con la interpretación vocal de Cheo Hernández Prisco y los acordes y arpegios del maestro Rigoberto Ramírez. Su perseverancia y capacidad creadora lo llevaría, como compositor, a ubicarse entre los autores más reconocidos de la canción llanera en el ámbito nacional, sin perder jamás su sencillez, humildad y la profunda identificación con su tierra y su gente.

El Dr. Joel Hernández (El viejo soguero), acerca de la poesía de Soto Valera, refiere:
“Soto Valera le da rienda al caballo de la inspiración y cabalga al pasitrote por las trochas del octosílabo, que es el verso que identifica al poeta llanero, no solo al bardo culto, sino también al poeta popular.”
Con relación al Romance, como una modalidad de poema característico de la tradición española, cultivado por Soto Valera, Joel Hernández, indica que el poeta:
“…canta a las costumbres, tradiciones y vivencias de nuestra llanura y también; a las recias faenas del llano, en donde el caballo y la soga de rejo se hermanan con el peón llanero para la enlazada del toro bravío. A esa llanura tradicional que la moderna tecnología, los avances y logros de los nuevos tiempos van dejando atrás, para quedarse en el recuerdo y en la nostalgia, a los cuales, se ha han referido muchos escritores de la “llaneridad”, como el barines José León Tapia. Rememora los tiempos antiguos del llano, cuando Florentino venció en un célebre contrapunteo, y en noche de recio aguacero, al mismo Satanás. Considero, que uno de sus romances de mejor calidad poética, lo constituye el titulado “Camilo Pérez”, cantado por Jesús Moreno en son de “Seis Corrido” y perfectamente adaptado a la estructura de la trama de esta modalidad o forma poética antigua.”
Al referirse a los motivos de inspiración y musa del poeta, agrega Joel Hernández:
“Adelis conoce bien su llano portugueseño. Lo ha recorrido. Lo ha transitado por sus caminos y trochas. Comprende todo cuanto concierne a la vida del hombre llanero: Su manera de amar, de sentir, de esperar por la redención social, pero también comprende sus momentos de dicha y alegría, volcadas en el tañido del cantador sabanero y en el zapateo y escobilleo del arrogante joropo. Conoce de la ternura y rudeza de la mujer llanera, de la amante y compañera fiel, de la novia o concubina. Todo eso lo sabe. Por eso, cuando canta a la tradicional faena del coleo, plasma poéticamente en el tema “La novia del coleador”, a la mujer llanera que engalana la manga con sus encantos femeninos...”
Otros aspectos de la poesía de Adelis Soto, referidos por Joel Hernández, se relacionan con la temática del desamor o el despecho, en el pasaje llanero escrito por el poeta, señalando lo siguiente:
En la canción (pasaje) “Llanto de amor”, Soto Valera aborda la embarcación del desamor o despecho. Canta a un tema muy humano en donde el canalete y la palanca lo conducen por corrientes, remolinos, desparramaderos y vueltas fluviales que pueden trambucar la canoa de la existencia. El poeta canta al despecho en este pasaje “guayabero”, expresa que al llanero se le descompone su existencia humana por efecto de haber perdido a su amada mujer.

Por otra parte, el periodista y poeta Luis Bazán García, pincela la semblanza poética de Soto Valera, con las siguientes palabras:
“No es difícil seguir la huella de Adelis Soto Valera. Basta con acercarse a la pulsación de sus palabras para llegar hasta la fuente donde se alimenta su intimidad y la poesía que sirve como instrumento de comunicación. Esa huella y esa palabra tienen fragancias a llanura abierta y de todo cuanto trasciende de esta geografía física y humana que ha sido su cuna de nacimiento, de formación y sobre todo de profunda fidelidad. En consecuencia, todo el caudal de vivencias acumuladas en su vida pueden encontrarse en los poemas y canciones que ha venido creando como testimonio de identidad y referencia de su tierra.”
En cuanto a la sensibilidad y sentimiento que se percibe en la poesía de Soto Valera, Luis Bazán, agrega:
“Siguiendo esa huella, repetimos, nos deleitamos en el paisaje del llano venezolano, no por la vía de la imaginación, sino por la realidad que Adelis Soto Valera perfila en cada verso, en toda metáfora, en los personajes que penetran su sensibilidad de poeta y que él revierte en poesía y música. El llano cabalga en las palabras, con destreza de baquiano en los rumbos y espejismo de la llanura, sin dejarse influenciar por otros espejismos literarios que tratan de abrir nuevos caminos, generalmente imprecisos y oscuros, en la poesía y en el arte en general. Es asombrosa y prolífica su capacidad creadora y la facilidad para trasladar a la escritura todas las vibraciones exteriores y las generadas por su propio espíritu, que han ido conformando una obra valiosa por el contenido y amor sustentador.”
Adelis Soto Valera, falleció en su pueblo, Piritu (Portuguesa), el 31 de octubre de 2011, dejando una extensa obra poética, que en su mayoría permanece aún inédita, y la cual representa un invaluable aporte para el acervo cultural de la tierra que lo vio nacer.

Tras su partida física, Luis Mendoza Silva, poeta, escritor y Cronista Oficial del Municipio Boconoito, estado Portuguesa, escribió:
“Con su alforja repleta de cantares, leyendas, mitos y un exquisito anecdotario recogido por todos los caminos de la patria que le vieron pasar con sus sueños y nostalgias amanecidas, se marchó por los rumbos azules del silencio, quien fuera uno de los más exquisitos y apreciados poetas de la llanura colombo venezolana, Adelis Soto Valera. … nos consolamos en la amistad practicada, en la solidaridad que se hizo eterna, en la fidelidad y el recuerdo de las sustanciosas tertulias, a la cual acudían sus innumerables amigos, para abrevar esperanzas en ese pozo de alegrías, disfrutar de los chistes más sabrosos y de su exquisita conversación, que era como abrir un libro del más puro humor criollo,… Pues, eso fue este gran venezolano, portador de excepcionales valores humanos y, por ende patrimoniales de su comunidad.”

Así mismo, Yorman Tovar, poeta y escritor, destaca el ejemplo cívico y el legado artístico de Adelis Soto, en los siguientes términos:
“Adelis nos transfiere el orgullo portugueseño, la palabra empeñada del llanero y la dignidad de un ejemplar ciudadano, digno de reconocimiento. Murió pobre pero rico de vergüenza, a diferencia de muchos “cultores-folkloristas” que medran a la sombra de la adulación, vendiendo el talento al primer postor politiquero. “El hombre del potro bayo” se ha ido. Los cascos de su corcel quedaron estampados en los caminos que transitó su sencilla poesía. A diferencia del Rey Atila, que dijo: “Donde pisa mi caballo no vuelve a crecer la yerba”, el (caballo) de Adelis seguirá sembrando de cantares los surcos del tricolor patrio. En su humilde hogar quedan las paredes forradas de reconocimientos, y en sus amarillentos cuadernos los versos madrugadores, productos óptimos de un soñador; y en un cacho de venado reposa su inconfundible sombrerón de paño, custodiando los octosílabos que no tuvo tiempo de exteriorizar.”

El poeta Arjuna Castro Castillo, paisano piriteño de Adelis Soto, resalta la identificación profunda que el poeta mantuvo con su tierra, de la manera siguiente:
“En el caso de Adelis Soto Valera, se hace palpable el dolor colectivo de un pueblo que lo hizo suyo y él así lo entendió hasta el punto de declararse públicamente piriteño: Veamos su versos: “Yo soy un fiel piriteño/a la prueba me remito/ como será que al nombrarlo/ hasta el sombrero me quito”. Así cumplió Adelis lo que plasmó en su copla. Amó entrañablemente a Piritu; le sirvió en lo individual, con amor y franqueza y, de esa misma manera, en su condición de funcionario público y, por si fuese poco, dejó un legajo poético-cultural que al parecer sobrepasa de las cien piezas. Era un artista de resonancia interior. Todas estas razones, me obligan a citar, del gran Atahualpa Yupanqui, poeta argentino, los siguientes versos: “Cantor que cante a su pueblo/ ni muerto se ha de callar/ pues; donde vaya a parar/ el canto de ese cristiano/ no ha de faltar un paisano/ Que lo haga resucitar”.

Así era la dimensión humana del poeta Adelis Soto Valera. Un personaje popular arraigado en la memoria colectiva de su pueblo. Un genuino creador, quien nos legara una obra artística fecunda que rebasó con creces las fronteras de su tierra llanera, para germinar, como fértil semilla poética, en los surcos de la vasta geografía cultural de la patria.

(*) Abogado, Economista, poeta.
Correo: juanetor18@gmail.com 

Fuentes consultadas:
Luis Bazán García: Reseña publicada en: “Antología de poeta piriteños.” (2001). Compilador: Francisco Gallegos. Edición particular del compilador.
Joel Hernández. Discurso pronunciado en ocasión de Primer Encuentro de poetas “Adelis Soto Valera”. Piritu, 30 de agosto de 2014.
Arjuna Castro Castillo: “El Adelis que yo conocí”. Diario Última Hora. Acarigua, 20 de enero de 2012.
Luis Mendoza Silva. “Con su alforja de cantares se marchó Adelis Soto Valera”. Tinta y Papel. Noviembre de 2011. Publicación digital en: http://poetaluismendozasilva.blogspot.com/
Yorman Tovar. “El hombre del potro bayo.” Diario Última Hora. Acarigua, Domingo, 6 de noviembre de 2011.

26 de enero de 2016

Enlazando Orejanos en Canoa

Esta entrada fue publicada por primera vez el 07/06/2011, pero vale la pena volver a leerla

El relato que a continuación colocamos, está basado en la narrativa de Don Julio César Sánchez Olivo (1984), en  su libro "Bongos y Canoas".

Al entrar las aguas en Apure, o sea al arreciar el invierno, ya en el mes de junio, el llanero cambiaba el caballo por la canoa; sus viajes eran embarcados por todas partes. No había más vías que los ríos, los caños y las aguas de las sabanas anegadas que eran centenares de leguas en el Cajón de Arauca, y el único medio de transporte eran las embarcaciones, bongos y canoas. Aquel Apure carecía de carreteras y de pistas de aterrizaje, porque no había carros a motor ni aviones.

"Los que vivíamos en zonas anegadizas, como las de la margen derecha del río Arauca, cogíamos la res que necesitábamos para comer, embarcados. Esta actividad se realizaba de la manera siguiente: regularmente la res pertenecía a los ganados llamados  de "rochela", que eran esos rebaños mas salvajes, que huyen y se esconden en los montes al ver o sentir que se acerca la gente. Cuando estos ganados salían a comer a la sabana limpia, o sea sin  bosques, uno se iba en canoa por el lado del monte y sorpresivamente le llegaba al lugar donde estaba comiendo, con el agua a la costilla o mas arriba. El lote de ganado corría entre el agua hacia el monte de su escondite, pero los veteranos llaneros que iban en la canoa, dos de ellos adelante, empujando rápidamente la embarcación con las palancas y otro detrás de patrón con un canalete, velozmente se incorporaban dentro de los animales y enlazaban la res mas gorda y así se iban con el animal enlazado hasta llegar a la parte seca del monte y allí la mataban y descuartizaban. Pero desde el sitio donde la habían  enlazado hasta el lugar donde la mataban, regularmente ocurrían momentos de peligro que solamente los veteranos llanero podían sortear, como reses que furiosas embestían contra la canoa; en ocasiones enormes toros, y todos los que iban en la embarcación se lanzaban al agua, pero sin soltar el animal apresado.

Quiero hacerles saber que nosotros los Sánchez Olivo éramos de los especialistas del llano en estos trabajos de cazar ganado embarcado. Mi hermano Teodoro  era siempre uno de los dos que adelante iban en la canoa impulsándola con las palancas y listos para enlazar la res escogida con la soga que ya se tenía hacia la proa de la canoa; yo siempre era el patrón. Al descuartizar la res, toda la carne era echada dentro de la canoa, y partíamos con la carga para nuestra casa en donde llegábamos en varias ocasiones ya entrando la noche. En ese viaje teníamos que atravesar un brazo del Arauca llamado "El Garzón", que era casi un  río, de fuerte corriente y muchos caimanes. Para atravesarla, mi hermano y el otro marinero sacudían las palancas contra la canoa, yo la golpeaba con el canalete y al mismo tiempo tenía que introducirlo en el agua para que la embarcación no perdiera la dirección y no fuera dominada por la corriente: simplemente cumpliamos con nuestro deber de tripulantes y de espantar los caimanes con los golpes en la canoa, pues a estos animales los atraía el olor a carne fresca. "

21 de enero de 2016

Cacique Tabacare

Tabacare fue Cacique de la zona de Apure hacia los años 1646. Conocío en esa fecha a Miguel de Ochogavía que como ya hemos comentado, fue  el descubridor de la navegabilidad del río Apure.
La descripción de este cacique es la de un hombre atlético de porte impresionante. La crónica dice qeu Ochogavía le proporcionó  vestidos españoles  con los cuales, según dice José Vicente Abreu, lo hacía lucir noble. La etnia a la que pertenecía no está clara pues unas fuentes dice que era descendiente de Otomacos y otras de los Paranoas, etnia que no conozco.
Una de las descripciones que ubicamos en la web es la siguiente, tomada del blog simplemente Venezuela:

"Era de cuerpo agigantado, delgado de cintura, de grandes muslos, piernas y pies formados a la perfección, lindo rostro, nariz bien labrada, primoroso encaje de rostro con la boca pequeña y ojos negros y grandes, la frente ancha con el cabello tan largo que bajaba de la cintura, protegida por un primoroso maure tejido con hilos de varios colores y matices.
Cacique de los llanos y márgenes del Apure, descendiente de los Paranoa con un contingente indígena bien a su favor y también protector de otras huestes."


“Dióle [Ochogavia] muy fino sombrero, camisa guarnecida con sus puntas de Flandes, siendo ella hecha de Ruan de cofre, un jubón de tabi (1) azul con florones encarnados, calzón blanco y ancho con sus flamencas puntas, correspondiente a la camisa, y nueva ésta como aquél, con fundas de la tela misma del jubón; ciñole al cuerpo del gentil gandul un palio de manos de Holanda, labrado con clavellinas rojas, barahúndas (2) y cortados primorosos, con puntos de aire muy sutiles y crecidas puntas en los remates suyos, y sobre una encarnada banda con rapacejos de oro que le abrazaba una y otra punta un grueso botón de escarchado oro a lo francés; le puso un bordado tahalí (3) que sustentaba un terso y damasquino alfanje con embutidos de plata la guarnición y pomo… (CARVAJAL, J., 1985, 161.162).”




Apure es la Hazaña - José Vicente Abreu

Apure es la hazaña. Allí sobrevive su habitante, el llanero, un nuevo mestizaje de la creación de América.
Si se camina como Humboldt por el centro de Venezuela, siempre al Sur, como si se buscara el polo -chaparrales, curujujules, tremedales, de morichal, de estero a estero, ente palmeras de todos los tamaños, entre vuelos que rayan de colores el horizonte, se llega a Apure.

Allí el llanero hace mas por la hazaña que por el heroísmo. Un río que recoge todas las aguas del piedemonte andino surge de pronto como una aparición,  donde el sol refleja sus luces sobre el lomo moreno, para establecer los límites de un territorio que se hace desierto en verano y gran lago interior en invierno donde se ahogan todas las angustias.

Ochogavía - uno de sus descubridores- cuando salió de Barinas, con su cronista Fray Jacinto de Carvajal, se fue por los barrancos, de isla en isla, se levantaban impresionados con la música de los pájaros y cerca de los montículos  artificiales de los indios, encontraron al cacique Tabacare, que se veía noble en uniforme español, pese a su larga cabellera negra que le llegaba hasta las nalgas. Y un mes después  llegan a Santo Tomás de Guayana, donde se podían comer todavía las hayacas angostureñas que traían. No fundaron pueblos, buscaban solamente una ruta, una salida, que ya el ganado vacuno había encontrado en la búsqueda de pastizales vírgenes.
Pero Apure no empieza todavía como hazaña. Dos siglos después, nace en los heroísmos en los llaneros con José Antonio Páez a la cabeza, en la gesta de la Independencia. Apure era libre a punta de lanza, coraje y Vuelvan Caras de la muerte. Y el Libertador, Simón Bolívar viene a encontrarse con Páez en San Juan de Payara, donde hay un parque que lo conmemora. Cunaviche, San Juan de Payara - la tierra del Negro Primero y Guachara- las primeras fundaciones- se quedaron sin hombres en esa guerra. Pero desde entonces Apure y Guerra de Independencia fueron la unidad terrible que llega hasta Bolivia y tal vez más allá.

Cuando el mas grande novelista de Venezuela, Rómulo Gallegos, va a Apure, todavía hay lanzas ensangrentadas, esperanzas, caminos, horizontes, y le dedica dos de sus mejores obras: Doña Bárbara y Cantaclaro. Gallegos es el máximo intérprete  de un Apure que hoy reclama otra originalidad. Toda caminos para andar a pie, a caballo o en bongo. Con aeropuertos en todos los hatos y haciendas, porque en cada banco de llanura pueden aterrizar las avionetas.

Más de 72000 kilómetros de extensión de un bajo llano a un alto llano que también se inunda y sufre sed, pero donde suena la misma arpa que es el instrumento musical predilecto. Una tierra de tránsito entre el Orinoco y Los Andes con partes mas andinas que llaneras. Con su riqueza de ganado vacuno.

Con lo que fue riqueza en sus plumas de garza queun día adornaron la cabeza y el pubis de la Mata-Hari.
Pero hoy ya no es una aventura llegar a Apure. Se pasa el río a San Fernando por un puente que el pueblo bautizó   con el nombre de uno de los personajes de Gallegos: "María Nieves", aquel que se lanzaba primero en la punta de ganado para pasar el río en aquella hazaña del trabajo que necesitaba la paz.

José Vicente Abreu.
Publicado por la Asociación de Escritores del Estado Apure en 1993

ENLACE RELACIONADO CON EL AUTOR: JOSÉ VICENTE ABREU


19 de enero de 2016

A 18 años de la muerte de José Romero Bello

Ayer, 18 de enero se cumplieron 18 años de la muerte de este gran artista. Para recordarlo colocamos un video en su homenaje y un playlist de algunas de sus canciones interpretadas  por Natividad Diaz, con arpa de Joseito Romero, en un disco llamado El Catire Florentino, grabado también  para homenajearlo.
ENTRADAS RELACIONADAS: JOSE ROMERO BELLO; HOMENAJES DE ENERO

El Primer Poeta Barinés

"Según parece, el primer barinés que escribió versos fue el capitán Miguel de Ochagavía, descubridor de la navegación del río Apure hasta el Orinoco, proeza realizada el año de 1647"
Así encabeza Don Virgilio Tosta, un relato publicado en su libro "La Ciudad Viajera".
Según documentación revisada por el escritor, Miguel de Ochagavía nació en "la Barinas primigenia", entre los años 1614 y 1617.
La expedición para navegar el río Apure hasta el Orinoco, fue sin duda un hecho muy relevante. El padre Carvajal, que acompañó el viaje se ocupó de escribir el diario del mismo. El viaje despertó un "cierto júbilo poético" y se empezaron a escribir versos relacionados con el "Colón de Apure" como fue llamado Ochogavía. El padre Carvajal escribió:

Si el grande Philippo viera
el valor  y valentía,
de el famoso Ochogavía
grandes mercedes le hiciera,
título al punto le diera
de muy grande cappitán,
y a los soldados que van
con él por sus compañeros
los armara caballeros
con ábitos de San Juan

En la obra del Padre Carvajal aparecen versos  de varias personas que escriben dandole personalidad a los referidos ríos. El río Apure le escribe al "arrogante y altivo Orinoco":
Mi gran padre Orinoco, yo é traydo
a vuestros fuertes brazos bizarra compañía
su cappitan illustre Miguel de Ochagavia
que mirar nuestras playas á querido....

El "arrogante Orinoco no se queda atrás:
Apure amigo, mis Ninphas se an holgado
Nereydas y Tritones a porfía,
la venida celebran de ntro Ochagavía
y en playas de christal sus cañas an jugado.

Igualmente el "venerable y gran Neptuno", dios de las aguas, dedica otro soneto al "bizarro, valiente y valeroso capitán Ochogavía:
Ya es tuyo Apure, tuyo mi Orinoco
tuyas mis Ninphas, tuyos mis Tritones
Mis Nereydas son tuyas, con mi pesquería
tuyo mi ymperio, quanto rijo y toco
tuyas son ya mis yndicas naciones
pues yo me é rendido al grande Ochogavía.

Y nuestro celebrado capitán, escribe al Gobernador Martínez de Espinosa, que hizo posible la hazaña, el quizás mas antiguo poema  escrito por un barinés en el asiento primigenio de Altamira de Cáceres:

Vine, vide, vencí y vuelvo muy glorioso
de aver visto a Orinoco, surcado sus christales
mirando en la Cantabria sus umbrales
y de Guayana el puerto, muy gocosso
Vencí dificultades victoriosso
en días veintidós, y aún no cabales;
reduce a glorias ya todos sus males
mi ejercito corto, si grande y valerosso,
de Apure las puertas abriendo y franqueando
el pasaje a Orinoco, Guárico y Cabruta
vecina a la cantabria deseada
encrespados alajes quebrantando
sin temer a escollo ni enrriscada gruta
con que é dado fin, señor a mi jornada,
y por tan admirada
le doy a Dios las gracias y la gloria,
si a vos el parabién de mi victoria.


La expedición sobre el río Orinoco se inició  el 5 de marzo de 1647 y el día 26 entraron las embarcaciones en el Orinoco. 5 días después arribaron al puerto de Cantabria, para seguir luego a Guayana. Se emplearon en total 22 días en el cumplimiento del propósito de la expedición

Refranes Llaneros que han perdido Vigencia (II)- Omar Carrero

Les ofremos la segunda parte del trabajo del profesor Omar Carrero (Picasforestales.blogspot.com)

REFRANES LLANEROS QUE HAN PERDIDO VIGENCIA (II) 



COMO PUERCO SIN HORQUETA  
En tiempos idos cuando en las mismas Fundaciones se obtenían los productos de la dieta diaria, los sembradíos ocupaban las inmediaciones de las viviendas principales. En los patios traseros se plantaban los árboles frutales y se establecían cultivos de cebollín, albahaca, cilantro, ají y tomate. Un poco más lejos se ubicaban los maizales, topochales, yucales o cañaverales. Para proteger estos cultivos de la “josa” de los cochinos se recurría a una artimaña sencilla, como era la colocación de horquetas sobre el cuello de estos animales, con la base de la misma hacia arriba. Este artificio impedía que los cochinos pasaran por debajo de las alambradas. De esta manera se limitaba el libre pase de los marranos a ciertos lugares. Por extensión, cuando las personas, sobre todo los jóvenes, andaban realengos o metiéndose en asuntos o espacios que no eran de su incumbencia, se les decía que “ANDABAN COMO PUERCO SIN HORQUETA”. 

MARRANO NO JOSA EN BANCO 
Es conocido el comportamiento de los marranos que en su afán por conseguir alimento en el suelo húmedo, escarban la tierra con su hocico en búsqueda de raíces o tubérculos. A esta acción se le denomina Hozar aunque en el habla de la gente de campo se cambió por “Josar”. Estudios recientes señalan que esta actividad, que también la desarrollan los Jabalíes, da satisfacción y elimina el stress en estos animales (1). Sin duda los cochinos no “josan” en terrenos arenosos porque allí no pueden escarbar puesto que la arena de estos bancos “rellena” de nuevo el hueco hecho, además en esos arenales difícilmente encontrará las raíces o los tubérculos que procura. De allí el refrán “Marrano no josa en banco” al que algunos le agregan “porque no saca terrón”. La moraleja del adagio indica que no se debe gastar ni tiempo ni esfuerzo en acciones que no dejen beneficios. Es un alternativo del que señala que no se debe gastar pólvora en zamuro. Ahora los marranos al estar “presos” en el chiquero no tienen necesidad de josar pues la comida les llega expresamente hasta allí en el proceso de engorde, aunque el instinto no desaparezca el ambiente del chiquero no es propicio para el joseo. 

 SER COMO CABALLO CAPÓN, PURO PEO Y RELINCHO 
Es común en el llano la práctica de capar los caballos que no van a ser destinados a funciones de padrote, sino que serán dedicados a la monta (silloneros) o al trabajo de llano. Un caballo capón al reducir su instinto arisco logra menos impetuosidad y adquiere un comportamiento dócil que facilita su manejo. Además como no disputa las potrancas puede soltarse y juntarse con otros de sus congéneres. Esta práctica es común en los hatos y se ejecuta cuando el animal está entre 12 y 20 meses. Antes de las técnicas veterinarias que reducen el sufrimiento la capa se hacía en vivo, curándose las heridas a punta de creolina y aceite de cabima. Un caballo capón, a pesar de la falta de sus hormonas masculinas mantiene el instinto de acercarse a las potras, aunque este acercamiento no pase de un amago, limitándose según cuentan los llaneros a “a dar carreritas, a relinchar y a tirarse peos” en un acto que no pasó desapercibido por la astucia de los viejos llaneros para acercarlo, por extensión, al comportamiento del hombre “sesentón con la vergüenza caída”. De allí surgió el refrán que señala: SER COMO EL CABALLO CAPÓN, PURO RELICHO Y PURO PEO para referirse al hombre que “ataca pero no levanta”, es decir que no concreta la conquista de una dama, o bien a los viejos sin capacidad de mantener una erección prolongada. También este refrán ha perdido vigencia con la aparición de esa pastillita azul que vuelve potrones a los caballos viejos, y según me cuenta un amigo, dizque da muy buenos resultados! 

IRSE A PIRITU 
Hacia la primera mitad del siglo pasado los habitantes de las soledades en el llano, dependiendo de su capacidad económica, podían realizar los viajes, ya fuera a caballo, en buey o en burro. Otros más afortunados, por vivir a orillas de ríos o caños navegables tenían la posibilidad de hacer los viajes en bongos o al menos en canoa, de impulso manual. Ahora, los menos favorecidos económicamente que no contaban ni siquiera con un burro se veían obligados a viajar a pie, a veces largas distancias. Para estos viajes era necesario contar con un pollero y un sombrero ala grande, pero sobre todo con una vara de píritu, que además de bastón, se usaba a manera de lanza para defenderse de un eventual ataque de las fieras, de perros bravos o de marranos alzaos. El píritu se construía con el tallo de una palma también llamada albarico o cubarro. Este tallo largo y delgado, una vez templado al fuego adquiría la consistencia del hierro, utilizándose como lanza o como arpón, según la necesidad. En fin, los viajes podían realizarse “a caballo”, “a buey”, “a burro” o “a píritu”. De allí la expresión IRSE A PÍRITU. 

Glosario
Hozar: Hociquear. Acción que realizan los marranos escarbando el suelo con el hocico. En el campo se dice Josar.
Capón: Capado o Castrado Hombre sesentón con la vergüenza caída. (estrofa de la canción Mi última travesía-El Cubiro)
Píritu: Palma pequeña de tallo delgado de unos 3 m. Se le identifica también como Cubarro, Albarico y Uvito. Pertenece al género Bactris.
Marrano alzao: Marrano que ha abandonado las instalaciones del Fundo y se ha hecho semisalvaje. Vive en manadas y es muy agresivo.
Pollero: Talego o bolsa de tela, alargado y rectangular, con una abertura longitudinal en el centro. Sirve para cargar alimentos que previamente se han distribuido a uno y otro lado de la abertura. Se cuelga de los hombros para mantener las manos libres.

16 de enero de 2016

Recordando al Abuelo (3)

Ya en Caracas, le tocó al abuelo defenderse solo. En aquellos tiempos era común que familias ayudaran a los muchachos campesinos a cambio de servicios domésticos.  Bajo esa figura llegó el Abuelo a una casa de gente amiga de su mamá. Ellos atendieron el problema de salud del abuelo y lo operaron.
Después de eso estuvo en dos casas más bajo la misma figura, hasta que se independizó y se fue a vivir a una pensión y empezó a trabajar en el antes llamado Matadero Caracas y luego en el Mercado de Coche.

Mientras tanto, estudiaba su primaria y luego su bachillerato nocturno en el Liceo Alcázar. Hago mención de esto porque una de las cosas admirables del Abuelo fue  sus deseo de superación. Nunca se adormeció, él pudo como otros tantos hombres de campo dejar los estudios y ocuparse unicamente de la subsistencia, pero él quería aprender y además tenía unas cualidades mentales y una  memoria maravillosas, al punto que era capaz de dar una clase de algun tema de bachillerato sin siquiera repasar, especialmente de las llamadas "tres marías".

En su vida en Caracas conoció a mi madre y me contaba que cuando yo llegué al mundo,  fui su mayor impulso para iniciar los estudios universitarios. Empezó entonces a estudiar Química Industrial en lo que ahora es el IUTIRLA. La Química fue su pasión. Era increíble como podía  recordar siempre y sin error las reacciones químicas, enlaces, valencias, tabla periódica, etc.

Quizás aquella experiencia del incendio de la casa, en conjunto con la profesión que escogió fue lo que hizo que se convirtiera en Inspector de Riesgos y luego en experto en Prevencion de Incendios,  materia de la que publicó un libro. Fué un hombre muy reconocido en ese campo por su excelencia y conocimientos. También dio clases y fue padrino de una promoción. A pesar de que le encantaba enseñar, no le gustaba mucho hacerlo a nivel académico. Prefería dar cursos.

El Llano se le quedó en la sangre. Sin ser llanero de nacimiento, amó ese entorno. Crecí en un hogar donde la música venezolana de todas la regiones se escuchaba a diario, donde se hacía tasajo en la cocina de un apartamento, donde se comía pisillo de venao o chigüire, donde no faltaba el casabe, donde se tocaba bandola, cuatro y maracas, donde se cantaba, donde se tomaban guarapos, donde se hacían fiestas, donde se escuchaban cuentos, cachos, donde se usaban chinchorros, donde nos contaban el Llano, donde lo único foráneo era la música que mis hermanos y yo escuchábamos en la adolescencia y que no pudo nunca suplantar la música nuestra.

Ya el abuelo no está,  y lamento tanto no haberle preguntado más!!! A veces me vienen dudas de su historia o de cualquier cosa y me quedo como desconcertada al darme cuenta que ya no puedo preguntarle nada. El abuelo siempre estuvo presente, con sus errores, con sus hábitos unos criticables y otros loables. Fue un hombre generoso, que trataba de ayudar a la gente, fue un buen padre y un excelente abuelo. Con frecuencia sorprendo en mí reacciones o pensamientos como los suyos, por eso sé que su esencia está aquí, con nosotros, en estas líneas y en nuestros corazones. Cuando me veo aprendiendo, reaccionado o pensando como él, recuerdo el poema de Pancho Valentía:

-¡Mi risa tu rabia muerde,
yo me burlé del destino;
no has hecho na, Luis Padrino,
mi raza ya no se pierde!-´


ENTRADAS RELACIONADAS: PARTE 1; PARTE 2

14 de enero de 2016

Los Remedios del Campo

Mientras más vivo, más me acerco a lo natural, a lo que nuestras abuelas daban por cierto y aplicaban en nosotros. La vida más cerca de la naturaleza, el aire puro, el sol, el agua, los remedios naturales y el maravilloso uso de  herbolaria, son conocimientos tan antiguos como la historia del hombre. Volver en este siglo a Hipócrates o a  Galeno  está muy lejos de significar un  atraso, es volver a la verdad. No quiero decir con ésto que la medicina  actual sea ineficiente, pero sin duda alguna,  se concentra en la enfermedad y no en la salud, busca el alivio de los síntomas y no se enfoca en el origen del problema. Y ésto sin mencionar los intereses económicos que  en el ámbito de medicamentos, clínicas y honorarios mueve la mal llamada salud. Como nada puede generalizarse, he de decir que habrá sin  duda muchos profesionales  que buscan mas allá, que complementan sus conocimientos universitarios con la medicina natural, que buscan la causa real de la enfermedad, que se aseguran que el medicamento que recetan no acallará un síntoma a costa del buen funcionamiento de algún otro órgano. Pero lamentablemente éstos no son la mayoría.

Así como nuestras abuelas nos mandaban a hacer reposo ante los malestares, o nos aliviaban  con  sus guarapos; en el campo, es aún muy frecuente el uso de montes para tratar las enfermedades comunes, aunque en éste ámbito entran también creencias, superchería e ignorancia, que pueden ser ineficientes o empeorar la situación. Recuerdo en este momento el poema de Germán Fleitas Beroes, Llaneradas:

"Con pastillas de ah malaya!
con oraciones de ensalmos
y con zumo de quién quita
cura el llanero sus males....

Quiero compartir un texto de Francisco Castillo Serrano ensu libro El Último Violín relacionado con "los tratamientos" que se aplicaban en Apure para algunos males:

"La ciudad contaba con boticas surtidas para expendio de medicinas de industria nacional y extranjera. A pesar de ello, el patron sanitario refería -en la mayoría de los casos-al uso de medicina casera: efectiva y económica, razón para encontrar un curioso petitorio de remedios de uso y aplicación común.
Por ejemplo:
Para fortalecer los miembros y estimular la marcha en niños con deficiencias musculares: arena de hormiga negra, espuma de sancocho de cogote o cáscara de huevo molida. Cualquiera de ellas,  frotada sobre las piernas varias veces por día, mejoraba aquella condición.
En fiebres altas: almidón y canela en polvo, o el graso de riñón de res derretido y disuelto en aguardiente de caña, usados en unciones corporales baja instantáneamente la fiebre.
Las hemorroides se trataban confeccionando un taburete cuya sentadera correspondía a la parte ventral del carapacho de un morrocoy, utilizado como silla de rutina surtía increíbles efectos sobre el desagradable mal.
Contra vahídos, desmayos y mareos, se daba a oler tintura de valeriana o plumas de gallina chamuscadas.
Útil para dejar las bebidas alcohólica: tomar en ayunas una copita de aguardiente claro en la que se ha disuelto tuétano de zamurita.
Las inflamaciones se trataban: introduciendo la parte afectada en agua tibia, donde previamente se habían hervido hojas tiernas de mango.
El mal de ojo se aliviaba con baños de ruda y sobando al afectado con hojas de escobilla.
La emulsion compuesta por aceites de oliva, higuereta ( ricino), cristal de sábila y miel de abejas, en idénticas proporciones, administrada en la noche por cucharadas, esun remedio efectivo contra el asma.
Para molestias en la garganta: tocamiento con sangre de drago  o gárgaras del fruto del dividive ( Caesalpinia coriaria).
La hernia umbilical desaparecía ubicando un árbol de ciruelo (Spondeas purpúrea) o indio esnú (Bursera simaruba), tomaban la medida del chichón y hacían una marca idéntica en el árbol, rasgando su corteza, hacia el oriente, pidiéndole permiso al elemental de la planta.
Una hepatitis era tratada con raíz de onoto hervida y consumida como agua común.
Verrugas o cadillos se extirpaban atándolos con un pelo de bestia.
Los dolores de muelas se aliviaban colocando, en la cavidad de la carie, un algodón impregnado con leche de túa túa (Jatropa gossypifolia).
A tales conocimientos apelaban al momento de enfrentar fatigas y afecciones propias de la región, donde la distancia era el primer adversario al momento de tratar dolencias y hacer frente a los designios dela fatalidad."

Probablemente algunos de estos "tratamientos" no son efectivos pero forman parte de la creencia popular y me hacen recordar la canción de El Cubiro, Mi última Travesía:

MI ULTIMA TRAVESÍA
Interpreta: Luis Lozada - El Cubiro.

Ah cosa rara yo ví
en mi última travesía
en el monte San Camilo, primo
ví a palma de dos guías
la culebra voladora
la mariposa encendía
perfume de zorro guache, chico
pa la mujer resistía
y rabadilla de iguana
pa la que está entumecía
en donde el mono tití
no carga mucho a su cría
para el hombre sesentón
con la vergüenza caía
consomé de puerco espíno
con 3 gotas de lejía
y el caldo e´chencheno macho
que da la fuerza perdía
manteca de araña mona
para la gente tullía
la sangre del rey zamuro
y que cura la bebía
corazón de gavilán
mejora la puntería
si no me vengo ligero
me pulo en la brujeria
con lo poco que aprendí
ya monté una pulpería
y ya tengo un consultorio
y abierta una enfermería
Mas allá de la frontera
hay cosas que no creía
y me tocó que aprendé, pariente
lo poco que no sabía
la gente de aquí no es mala
sino que nace aprendía
son personas cariñosas
y de una gran simpatía
la mujer es un panal
y con la sangre encendía
son de un querer malicioso
y un mirar de picardía
son fieles en el amor
cuando son correspondías
pa una señora mayor
con poca fuerza en la encía
caldo de sapo amarillo
sangre de rata curía
este verano que viene
voy a echá otra correría
ya tengo el mocho ensillao
y la región escogia
de bastimento me llevo
el puño e bellaquería
que aprendí por la frontera
mi última travesía

12 de enero de 2016

Mas Leyendas sobre el diablo cantador

Es realmente interesante ver como en  distintos países se han escrito leyendas relacionadas con cantos de Porfía en los que el Diablo, en rol retador, pretende derrotar al cantador de más fama del lugar. En algunos casos, el Diablo triunfa como se ve en Cantaclaro, y en otros, la mayoría, es vencido por el contrincante aunque éste último, no siempre sale ileso.

Además de las leyendas  mencionadas por el Profesor Carrero en la entrada anterior, tales como "La Carnavalización del Diablo", de origen chileno y  "Francisco El Hombre" de la cultura colombiana, y Florentino, Nepomuceno Guerrero y Nicanor, venezolanas; podemos mencionar al muy famoso gaucho Santos Vega, payador de las pampas que también se enfrentó al “maligno” representado por un personaje llamado Juan Sin Ropa y resultando vencido. Esta historia, ha sido llevada al cine y teatro y varios poetas se han inspirado en ella.  Se dice que Santos Vega existió, era oriundo de la provincia de Buenos Aires, y  vivió alrededor de 1830.

En nuestra Venezuela tenemos también a Federico y Mandinga, escrito por José Jimenez, el Pollo de Orichuna, en la cual Federico y Florentino eran amigos y habían contrapunteado juntos, pero Mandinga  quería  llevarse a uno de los dos. Federico también venció al Diablo, pero después lo encontraron, como a Florentino Lovera, medio muerto y "asombrao" para el resto de su vida.

Florentino Coronado deja la leyenda a su espalda:

"A Florentino se lo llevó el Diablo"

En el caso de Francisco el Hombre, no hubo un desafío directo, sino que "alguien" respondía la música que Francisco interpretaba con su acordeón mientras hacía una travesía. En este caso Francisco venció al recitar el Credo al revés, como único recurso que tuvo a la mano. El Diablo en este caso, sencillamente desapareció sin daño para Francisco.

El Diablo cantador tiene en cada leyenda un aspecto diferente,  lo cual es perfectamente entendible en su condición de "diablo". Florentino se enfrenta a un "indio de grave postura", Federico a un indio Guahibo, Germán Fleitas Beroes en su Majada, pinta un "negro dientes de oro con la lengua colorá", Florentino Lovera y Nepomuceno, cantan con un hombrecito al principio insignificante, tal como Juan Sin Ropa, el retador de Santos Vega.

Santos Vega es vencido :
Ni aún cenizas en el suelo
de Santos Vega quedaron
y los años dispersaron 
los testigos de aquel duelo
pero un viejo y noble abuelo
así el cuento terminó:
-Y si cantando murió 
aquel que vivió cantando
fue, decía suspirando
porque el Diablo lo venció

En la mayoría de las versiones, el Diablo es un cantor a la altura de los copleros, pero en el caso de Santos Vega, la voz, presuntamente muy hermosa, superaba la del payador .

En fin, cada leyenda tiene  una imagen de cada personaje y un final diferente. 

Para Arvelo Torrealba:
En compases de silencio

Negro bongo que echa a andar

¡Salud, señores! El alba

Bebiendo en el paso real

Para Fleitas Beroes:
"Con el perfil de la luna
se volvió una llamará
era el Diablo compañeros
esa es la pura verdá"

Para Gallegos, a pesar que presenta la imagen del Diablo en forma difusa, plantea una escena antes del encuentro final, donde  la alborada hace que se retire:

 "Se oye un alarido espantoso, de rabia y de quemadura de brasa viva en la carne, ruedan por el suelo las maracas y en el rincón, junto al arpa, donde estaba el catador ( sic), se desvanece en el aire una humareda de azufre .Y la concurrencia exclama:-¡Ten cuidado Cantaclaro! Era el Diablo y se ha ido porque escuchó el canto del gallo que anuncia la hora en que empezó la Pasión del Señor; pero ya volverá a buscarte en cuanto los sayones apeen a Jesucristo de la Cruz!


 Para El Pollo de Orichuna y Federico:
 
No volveras a cantar
ni serviras para nada
me miraras en tus sueños
y donde quiera que vayas
sueña con el retador 
de la oscura madrugada
el que te dio la paliza
el hombre de las uñas largas
Para Nepomuceno Guerrero, luego de mencionar "la magnificat", desaparece en medio de una humareda, dejando impregnado el lugar, con un fuerte olor a azufre.....