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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

9 de julio de 2013

El Ángel del Río Apure - Cuento

 Fallecíó Trina Omaira, célebre apureña por haber cruzado a  nado el río apure cuando tenía 10 años.


EL ANGEL DEL RIO APURE (Fragmento)

Soledad Moreno de Cortez 

Había una vez una niña, de piel canela, cabellos castaños, grandes ojos de color almendra, abundantes pestañas, cejas pobladas, que destacaba entre todas las niñas por su belleza. Era la admiración de sus amiguitas en el colegio. Sus trajecitos arruchados, de variados colores, los lacitos que lucía en cada ocasión, lo bien combinado de sus medias y zapatos con la vestimenta de turno; y sobre todo, su perenne y contagiosa alegría.

 Su padre, José Salerno, a quien cariñosamente llamaban “Pipo”, la consentía mucho, pero al mismo tiempo era muy exigente con ella. L a enseñó a nadar en el propio rio Apure. Su madre, dama muy distinguida, alta muy delgada, llena de bondades, sencilla y honesta a carta cabal, dedicada con su esposo a la educación de sus hijos. María Adelaida, se llamaba ella, Tenían residencia en Puerto Miranda, a orillas del caudaloso Apure.

Un día la niña, rendida por el cansancio del diario quehacer, subió a su habitación y se quedó dormida. Soñó que estaba nadando. Al salir del agua se encontró en un jardín pleno de flores de taburín, tan avcogedor que se acostó en él.  Los gallitos de la laguna le llevaban alimento y ella en agradecimiento les sonreía. Más tarde se le acercó un tucusito que le susurró algo al oído. Acto seguido, la niña se lanzó al agua y comenzó a nadar velozmente hasta llegar a la playa donde se encontró con dos toninas que la saludaban cariñosamente y se sentaron con ella en la playa. 
-Mira niña - dijo una de las toninas - sabemos muchas cosas de ti. Tú eres el “Ángel del Río”. Tu padre va a cazar una apuesta con un señor colombiano que pasó el río hace como tres días, y que quiere encontrar a alguien que repita su hazaña. Y tú, mi pequeña niña, vas a realizar esa proeza, nosotros te vamos a ayudar. Acepta el reto.  

-Mira a tu alrededor - dijo la tonina
 -¡Que cosa más bella! –exclamó la niña
 -Esas son corocoras, sus alitas abiertas indican que te están ofreciendo amistad; esas otras son cotúas, garzas paletas, aquel grande junto al garzón es un gabán. Ellos te brindarán protección. Mas allá se divisa el tío babo y el tío caimán. Abren su boca para expresarte su apoyo. Cuando vayas a pasar el río, no temas, todos te cuidaremos.

 Repentinamente las aves levantaron vuelo, quedando el lugar completamente oscuro, La niña, apoyándose en las toninas se levantó y se sacudió el traje de baño. Cuál sería su sorpresa cuando miles de peces salieron del traje.

 La muchedumbre gritaba sin cesar: 
-¡Viva Trina Omaira! 
-Viva el Ángel del Río! 

 Este cuento sucedió en parte, Trina Omaira a la edad de 10 años se hizo famosa en San Fernando por cruzar a nado el río Apure, complaciendo a su papá quien había apostado que lo haría. Fue un acontecimiento en el pueblo y todos fueron a verla. Trina Omaira ya no vive en San Fernando, pero quedó su recuerdo en la leyenda y la representacion de su imagen en un monumento a la Mujer.
Trina Omaira en el 2010


 Fotografías: Manuel Abrizo

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