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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

23 de agosto de 2012

Los Cuivas


Imagen : Interpretando el paisaje, blogspot
Se llaman a sí mismos Jiwi (gente) en Venezuela y Jivi Wamone (gente familia), en el territorio colombiano. Habitan las sabanas limítrofes entre Venezuela y Colombia. En Venezuela se encuentran localizados al suroeste del estado Apure, específicamente en la margen derecha del alto Capanaparo, aproximadamente a unos 30 kilómetros del pueblo de Elorza, en los asentamientos conocidos como Barranco Yopal y El Paso, desde donde se movilizan constantemente recurriendo a la instalación de campamentos temporales que ubican entre la región comprendida entre los ríos Capanaparo, Riecito, Meta, Cinaruco, Caribe, Arauca y la población de Elorza (Coopens, 1975; Hurtado & Hill, 1987).
En territorio colombiano, los Cuiva están emplazados al noreste de la región llanera, en el resguardo de Caño Mochuelo, ubicado en el departamento de Casanare.

Constituyen un subgrupo cultural y lingüístico poco conocido de la familia Guahiba. No hay muchos estudios antropológicos sobre esta etnia y los que existen se basan en las crónicas de los misioneros jesuitas .

Los Cuivas del Capanaparo se autodenominan también Wajemonay. Existen varios grupos lingüísticos emparentados: Los Parapijiwe o Chiricoas en el Arauca; los Kauri, en el Cunaviche, cerca de Guachara; los Kategwa, nómadas en la zona cercana a Riecito; los Janiurawa en el Meta; los Aitopijiwe a lo largo del rio Casanare ( Colombia).

El antropólogo Walter Coppens, en su libro Los Cuiva de San Esteban de Capanaparo, indicaba que los principales núcleos poblacionales de esta etnia están precisamente en San Esteban de Capanaparo y El Pozón, ambos cercanos a Elorza. Al momento que Argenis Méndez Echenique, escribió Historia de Apure (1985), ya dichos lugares se encontraban prácticamente despoblados.

La cosmología Cuiva explica el mundo a partir de tres horizontes superpuestos reflejo de su mundo real: un nivel bajo (el agua), uno medio (la tierra), y uno alto (el cielo, las nubes). En cada horizonte o nivel es posible la vida de los Cuiva, ya que se consiguen en estos, un ambiente de sabana y un ambiente de río (arenales) con elementos de la flora y la fauna, propios del llano. La Cuiva del “otro mundo” no incluye ningún lugar distinto al reino del “cielo, de la abundancia y la felicidad”, tal como podría ser el purgatorio o el infierno para los católicos. Se refieren a su origen y a su territorio ―en conjunto con el de algunos pueblos indígenas vecinos, como un lugar geográfico específico procedente de debajo de la tierra y donde un grupo de ellos, viven lejos del lugar donde tuvieron origen, apremiados por la migración y la presencia de los criollos en su territorio (Sumabila 1985, 2005).

Su fuente de subsistencia era la recolección, pesca y caza, vivían en chozas del tipo “paraviento” constituidas por una enramada cuyo techo parte del suelo. Los hombres llevaban guayucos de corteza de árboles.

De cultura material reducida, su vivienda o bomojo, era rectangular, sin paredes y con techo a dos aguas, construido con hojas de macanilla.

Su composición cuenta con un capitán que dirige la cacería colectiva, inicia los bailes rituales, recibe los visitantes y distribuye la comida entre la comunidad.

A los niños se les coloca nombre a partir de los 5 años, mientras tanto se les llama Pejuyo (pequeño)

Buscaban la causa de sus enfermedades en el “mal de ojo”. Cuando muere alguien de la comunidad, se organiza el entierro, que se realiza en dos tiempos si el difunto es hombre. Se entierran a corta distancia de la localidad en posición sentada con los brazos junto a las rodillas. A los hombres se les entierra con sus arcos y flechas. Las mujeres no son exhumadas, en cambio los hombres, son desenterrados después de 3 a 5 años. Los huesos se sacan de la tumba, se los quema y se arrojan las cenizas al río.

Consumen Yopo, al igual que los yaruros, que es un alucinógeno utilizado para las invocaciones chamánicas..

Tienen un chamán que creen que es el único que puede detener procesos que conduzcan a la muerte, por eso, cuando alguno está enfermo va al chamán para que lo sane. cuando fallece un cuiva “jiwi”, el destino es nacer de nuevo pero en forma diferente a la terrestre, generalmente se convierte en un pez,.

En el año 2001 la población Cuiva alcanzaba a 1050 personas, 450 en territorio venezolano y 600 en Colombia, aunque su crecimiento demográfico ha estado afectado en las ultimas decadas por enfermedades asociadas a las condiciones de vida impuestas por el “proceso forzado de sedentarización" (Coopens, 1975; Hurtado & Hill, 1987; INE, 2001; Sumabila 1985, 2005).

"Esta etnia ha sido objeto de persecucion y racismo por parte de la población criolla, sustentada en "un infortunado interés por las tierras ocupadas ancestralmente por este pueblo indígena, junto a los Pumé (yaruros) y los Jivi (Guahibo)". Son frecuentes los testimonios que narran cómo los Cuiva, enlos dos siglos pasados, fueron objeto de masacres llevadas a cabo por los colonos, actividad conocida como Gaujibear, o Cuivear (cazar Guajibos o cuivas) y comúnpor largo tiempo en la zona. Tristemente célebre fue la matanza del pueblo Cuiva acaecida en el hato La Rubiera en 1967, pero mas lamentable fue que posterior a esta fecha, siguieron siendo masacrados por los dueños d elos hatos y peones criollos, sin que las autoridades locales y nacionales, se inmutaran ante este hecho (Mosonyi & Jackson, 1990; Sumabila, 2005)".

Sobre ese hecho, existe una canción interpretada por Nelson Morales, la cual colocaremos a contínuación. José León Tapia, en su libro Los Vencidos, cuenta un suceso similar, donde los colonos fueron ganándose la confianza de un grupo grande de indígenas, hasta lograr llevarlos a una fiesta donde los emborracharon para posteriormente asesinarlos. El autor ubica este hecho en el Hato Caujarito, y cuenta como despues de la masacre de mucho indios, los enterraron en las cercanías del Hato. Nadie pagó este crimen.
Fuentes consultadas: La Historia de Apure - Argenis Méndez Echenique
                                    silviagomezr.blogspot.com

MASACRE DE LA RUBIERA
Era una fresca mañana
 de un 23 dediciembre
Cuando 18 indios cuiba
salieron  de sus viviendas
Bajo el engaño  más cruel
Del caporal de una hacienda
Quien les dijo que con él
Chicos y grande sse fueram
con el fin de disfrutar
De una fista en La Rubiera
adoonde les aguadaba
La  muerte malvada y negra
Los bandidos esperaban
Que todos se reunieran
Fue entonces cuando salieron
De su escondite pa fuera
a matar cobardemente
 a hombres,  niños y mujeres
ni de aquellas criaturitas
se condolieron siquiera


Dos mujeres criminales
Que tenían de compañeras
Preparaban el banquete
macabro de la Rubiera
Par que inocentemente
los pobres indios murieran

Los indios era 18
pero dos no perecieron
Estos lograron salvarse
De un crimen  verdugo y  fiero
Un perrito que los indios
llevaban de compañero
Tampoco pudo escapar
De aquella infame tragedia

Fueron 16 los indios
Que asesinados cayeron
Después de ser arrastrados
Por cuatro bestias cerreras
Fueron el siguiente día
Echados a la candela
 Y aquí termina señores
Lo triste  de este poema
 Que cuenta lo sucedido
De aquella  trágica escena
Pero antes de despedirme
Pido a la ley justiciera
Que castigue a los malvados
Con una doble condena




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