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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

8 de febrero de 2010

Los Hijos de Barinas: Alberto Arvelo Torrealba

  • Nacido en 1905 en Barinas. En 1928 publica su primera obra Música de cuatro. Alcanza en 1935 grado de Doctor en Ciencias Políticas de la UCV y desempeñó cargos públicos de relevancia como: Inspector Técnico de educación secundaria del Distrito Federal, Secretario de Gobierno del Estado Portuguesa, Presidente del Consejo Técnico de Educación Nacional, Gobernador del estado Barinas, Embajador de Venezuela en Bolivia y en Italia, Ministro de Agricultura y Cría.
  • En 1955 se aleja de la vida pública y ejerce su profesión de abogado e incentiva sus actividades literarias. 
  • En 1965 le fue conferido el Premio nacional de literatura y en 1968 es elevado a la categoría de Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua correspondiente a la Real Española.
Alberto Arvelo Torrealba, ocupa en nuestra literatura un lugar destacado, por la maestría con la que trabajó “lo regional” en su poesía. Su gran obra Florentino y el Diablo, obtenida tras años de mejoras a las versiones iniciales denominadas “El Reto” y “La Porfía” y “Florentino el que cantó con el Diablo”, es un reflejo fidedigno de la esencia llanera, del paisaje, de las estaciones, de la flora y fauna, costumbres y creencias.

Dice Luis Alberto Crespo en el Prologo de Florentino y el Diablo:
"Alberto Arvelo Torrealba depuró los cantos que gritan y mascullan el ordeñador y el cabrestero, el fullero del contrapunto y del pajarillo desde que la tierra caída pasó con su primer solitario y su primer errante. Enjoyó la imagen rústica y la metáfora áspera con el saber del verso culto castellano, pero cuidando no desdichar el de los labios y la garganta del coplero inmemorial que enardece y se atrista en el jolgorio y la soledad”.

En una próxima entrada, desarrollaremos más la vida y obra de este ilustre venezolano