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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

5 de junio de 2011

Los Cachos de Pajarote

Fragmento tomado de Cantaclaro de Don Rómulo Gallegos:
Candela fea la que vi una noche, navegando por el Meta. Asina, sobre un ribazo, miramos de pronto unas luces, y creyendo que eran casas, nos acercamos a la orilla para ver si se encontraba algo de comer, porque se nos había acabado el bastimento y el hambre nos llevaba trozados. El ribazo era un médano, y las luces ¿Qué creen ustedes que eran? Un solo rollo como de mil culebras - ¡Ave María Purísima!-que se estaban restregando unas con otras en el arenal. Era asina como cuando se frota un fósforo entre los dedos.
-No sea ponderativo, vale-dícele Maria Nieves
-¡Ah caramba! ¡Es que usted no ha visto nada, indio! Métase por esos ríos para que vea cosas raras. Eso es lo mismo que el pasaje que les he contado otras veces, de cuando estuve trabajando en la pesca de la tortuga en el Orinoco.
-Como es eso?-pregunta uno de los peones nuevos
-¡Guá! Que un día del año, ahora no recuerdo cual, al punto de medianoche, pasa un viejito en una curiara , íngrimo y solo y sin que nadie haya podido descubrir todavía quién es ni de dónde sale. Algunos dicen que es nuestro Señor Jesucristo en persona. Lo cierto es que se para en una punta de playa y pega un leco, que lo oyen todas las tortugas del Orinoco, desde las cabeceras, allá mas arriba del Roraima, hasta las bocas. Esa es la señal que esperan las tortugas para salir a poner sus huevos en la arena de las playas. Ahí mismito se empieza a oir el trueno de los millones de carapachos tropezando unos contra otros.Y esta es tambien la señal que esperan los que saben, para salir a cazarlas mansitas.
Y antes de que se rompiese en risas el momentáneo silencio de credulidad:
-¿Y de lo del Dorado que vieron los españoles? Yo también lo he mirado. Ese resplandor que algunas noches se distingue desde aquí, por los lados donde cae el Meta.
-Esas son las quemazones de la sabana, Pajarote
-No, señor, vale Antonio. Yo le aseguro a usted que ése es el Dorado que mientan esos libros que usté me leyó una vez. Sobre el Meta se ve clarito y grande como una ciudad de oro.

Como ilustración a este cacho, colocaremos una foto perteneciente a la iconografía de Rómulo Gallegos. Pajarote es el hombre acostado sobre la cola del caimán. La imagen fue tomada del libro Los Paisajes Llaneros de Rómulo Gallegos AL Porvenir, de Pedro Cunill Grau.

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