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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

26 de mayo de 2011

La Mula Maniá

Esta vez, nos apoyaremos en un  artículo del poeta y compositor Yorman Tovar, publicado en el Blog. Letras del Cojedes

"Una de las creencias más fantásticas la representa “La Mula Maneá”, y se refiere a la muerte del Presidente y caudillo de la “Revolución Legalista”, General Joaquín Crespo, muerto de un lanzazo o de un balazo en un sitio del estado Cojedes: “La Mata Carmelera”, específicamente entre los caseríos Camoruco y Camoruquito, por la carretera nacional, en la llamada “Curva de Guabina”, sitio donde han ocurrido los más tétricos accidentes automovilísticos; y según dicen los lugareños de esos caseríos, se deben, más a la mala influencia de “La Mula Maneá”, que a la imprudencia de los conductores.

Cuentan los relatos orales que el día en que ocurrió el magnicidio de Crespo, éste andaba remontado en una mula blanca que le habían traído de las sierras peruanas, y en el momento en que comenzó la escaramuza, entre balas y lanzazos, a Crespo se le encabritó la mula y no pudo dominarla, y fue cuando el viejo zorro lancero Luis Loreto Lima (a quien se le atribuye la muerte del caudillo) aprovechó para lancearlo. Este magnicidio, al igual que el de Zamora en San Carlos dan muestra de que en Cojedes no se juegan con nadie para darle el pasaporte a cualquier caudillo, por más peligroso y poderoso que este sea. Desde el día de la muerte de Crespo, el ánima en pena de este General condenó a la pobre mula a ser un eterno fantasma, reaparecido o espanto de caminos.

Lo cierto es que la mula no respeta si es de día o de noche, ni escoge las víctimas a espantar; y pobre de aquel que no sepa que es un espanto, porque la bicha, aparte de espantar, muerde y patea al que no sepa rezar. Dice la leyenda que la única manera de quitársela de encima, a pesar de que fue su jinete quien la condenó a ser un espectro, es rezar un Ave María o invocar tres veces el ánima de Joaquín Crespo de esta manera:

¡Ánima de Joaquín Crespo,
no te pongas resabiá!
Sálvame, que no me mate
Tu vieja mula maneá.

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