CANTO CRIOLLO A CARABOBO
En homenaje a la
batalla gloriosa que se libró en sus campos sagrados el 24 de Junio de 1821.
María J. Fernández Y. de
González O., 1970
XIV
La tropa
está conmovida
pues la
batalla ha ganado,
pero en
el campo ha quedado
el jefe
de la partida.
Sufre el
alma estremecida
al ver
que el Libertador
sostiene
a Plaza llorando
porque el
héroe está entregando
su noble
vida al creador.
XV
Aturde y
causa pavor
el tronar
de los cañones,
banderas
hechas jirones
tremolan
con gran dolor.
En medio
de este fragor
viene
Páez avanzando,
los
llaneros van peleando
como
venados en celo,
la tropa
real por el suelo,
destrozada
van dejando.
XVI
En su
caballo jadeando,
se acerca
Pedro Camejo,
“Mi
General, yo lo dejo”
dice ante
Páez vacilando.
Éste lo
increpa pensando
que huye
cobarde y desleal,
respondió:
“Mi General,
digo
adiós porque estoy muerto”
y le
enseñó el pecho abierto
en el
estertor final.
XVII
Honda la
herida mortal,
hondo el
respeto sentido
por aquel
hombre curtido
a quien
llamó General.
Valor que
no tuvo igual
al seguir
un derrotero,
negro
valiente y sincero,
supo
cubrirse de Gloria
y así ha
pasado a la historia
heroico
Negro Primero.
XVIII
Húmedo el
campo señero
porque en
la noche ha llovido,
húndese
en lodo el herido
cuando
cae en el fanguero.
Carabobo
en un reguero
de héroes
se consituye,
la sangre
de todos fluye
como agua
de manantial
y el
campo que era un erial,
una
Patria nos construye.
XIX
Morales
cobarde huye,
se retira
el Valencey,
ya la
milicia del Rey
la lucha
franca rehuye.
A Bolívar
se atribuye
el
triunfo de la jornada,
en la
sabana diezmada
quedó la
tropa realista,
el héroe
pasa revista
sobre su
gente cansada.
XX
La
Libertad es sellada
con
sangre en lugar de lacre,
flota
amargo un olor acre
en la
sabana pelada.
La Patria
independizada
tiene el
pecho adolorido,
es mucho
lo que ha sufrido
en esta
gesta de Gloria
y el
precio de la victoria
lo pagó
en muertos y heridos.
XXI
Sobre
voces y gemidos,
el sol
cuando se ponía,
con
oblicua luz cubría
los
cuerpos de los caídos.
Vencedores
y vencidos,
tras de
la lucha azarosa,
en el
fondo de la fosa
comparten
la misma tierra
porque al
terminar la guerra
los
cubrió la misma losa.
XXII
Así el
realista reposa
junto al
patriota rival,
la muerte
fue por igual
con unos
y otros piadosa.
Venezuela
generosa
rinde
honor al que ha caído,
que no lo
cubra el olvido,
la patria
nos lo reclama
y arde
peremne tu llama
Soldado
Desconocido.
XXIII
España
todo ha perdido,
las
campanas de Valencia
celebran
la independencia
que al
fin hemos conseguido.
Este
pueblo tan sufrido,
lanza al
viento su alegría,
como la
flor de María,
como el
vuelo la tigana,
como el
sol de la mañana
cuando se
despierta el día.
XXIV
Como
cuenta de peonía
que se
riega en el sendero,
como el
canto mañanero
del peón
en la vaquería.
Así
también se vería
ondear
nuestro tricolor,
sobre
aquel campo de honor,
esplendoroso
de Gloria,
se
agigantaba en la historia
egregio
el Libertador.
XXV
Bolívar
el soñador,
en pleno
triunfo se empina,
toda
América Latina
se baña
en su resplandor.
Un
arrullo es el clamor
de las
dianas inmortales
y en
aquellos pajonales
sangrientos
de Carabobo,
el héroe
ve con arrobo
su Patria
envuelta en pañales.
XXVI
Cantos y
gritos triunfales
acunan su
tierno lloro,
la
Libertad es tesoro
para
mitigar sus males.
Oh, los
héroes inmortales,
los
nombro de corazón:
Manrique,
Vásquez, Salom,
Muñoz,
Córdoba, Briceño,
Rangel, D’Eluyar,
Cedeño,
Uslar,
Mariño, Rondón.
XXVII
Todos los
padrinos son
de la
patria que nacía,
bajo el
sol del mediodía,
en el
trueno del cañón.
Pisamos
hoy con unción
suelo con
sangre regado.
En aquel
campo sagrado,
por ver
mi Patria nacer,
siendo
como soy, mujer,
hubiera
sido soldado.
I
Soplos de invierno mecían
los
calientes pajonales,
en ellos
las tropas reales
en vela
se mantenían.
Ya los
Patriotas venían
concetrándose
en el Llano,
en el
ardiente verano
con olor
a primavera,
era
impaciente la espera,
era
inclemente el arcano.
II
Era el
porvenir lejano,
era la
lucha segura,
la
Libertad, lumbre pura,
era un
lucero en la mano.
Como
ganado orejano,
la tropa
en alerta estaba,
cuando
cantó la guacaba
volando
sobre el poblado,
bajo un
augusto techado
la
batalla se gestaba.
III
Bolívar
con Páez hablaba,
enfrente
Plaza y Cedeño,
todos
poniendo su empeño
en lo que
allí se planeaba.
Venezuela
vislumbraba
el final
de una quimera,
vana
ilusión ya no era
y el
pueblo así lo sabía,
porque
ansioso presentía
el
triunfo de su bandera.
IV
Estaban
en La Blanquera,
en San
Carlos de Cojedes,
entre
vestustas paredes
de la
casona llanera.
Ah
malaya, quién pudiera
buscar el
eco perdido
que se
encuentra allí escondido
en
pasillos y rincones
para
escuchar las razones
de aquel
héroe convencido.
V
Luego la
ruta ha seguido
en blanca
cabalgadura,
la
legendaria figura
del
jinete esclarecido.
Con la
tropa confundido
iba en
pos de un ideal
y en
aquel camino real
de
Tinaquillo a Valencia
iba dar
la Independencia
su
clarinada final.
VI
El
hispano fue el rival
de una
lucha empecinada,
quedó la
tierra empapada
de sangre
noble y leal.
Lucharon
de igual a igual,
soldados
y generales,
corrió la
sangre a raudales,
costosa
fue la victoria,
poque el
tributo a la Gloria
fue de
despojos mortales.
VII
La Torre,
también Morales,
alzaban
con galanura,
en medio
de la llanura
soberbios
pendones reales.
Esperando
los rivales
con
orgulloso valor,
los miró
el Libertador
desde lo
alto de una loma,
presto
retrocede y toma
una
vereda mejor.
VIII
Así trazó
sin temor
la
táctica del encuentro:
Plaza
comadaría el centro,
poniendo
en ello su honor;
Páez
lucha con rigor
flanqueando
por la derecha
y por la
quebrada estrecha
iba al
combate Cedeño,
pero
murió en el empeño
y el
Gloria desde esa fecha.
IX
Cuando la
suerte se echa
no ha
llegado el mediodía,
la tropa
real ya veía
la fuerza
de Páez desecha,
pero en
eso abre una brecha
el
intrépido Farriar,
oportuno
fue su entrar
en esa
lucha titánica
porque la
Legión Británica
fue quien
los pudo salvar.
X
Páez
logra organizar
su tropa
y lucha de frente,
Farriar
con toda su gente
vuelve a
la carga a luchar.
La Legión
logra frenar
la feroz
arremetida,
como la
lucha es suicida
pone en
tierra la rodilla
y en esa
forma sencilla
hace
ofrenda de su vida.
XI
La guerra
no está perdida,
caen
Davis y Scott también,
soldados
sin saber quien,
besan la
tierra querida.
Es fuerte
la arremetida
del
ejército Patriota,
con la
bandera ya rota
se nos
entrega el Basbastro,
por el
suelo quedó el rastro
de un
batallón en derrota.
XII
En los
realistas se nota
una
enorme confusión,
el
criollo es la abnegación
por una
causa devota.
Ah mundo,
en tierra remota,
el Rey de
una corte blanda,
ignora su
hora nefanda
que da
fin al coloniaje,
Venezuela
da el viraje
que su
povenir demanda.
XIII
Ambrosio
Plaza es quien manda
la
tercera división,
con
innata distinción
a sus
soldados comanda;
cuando
Infante se desmanda
y busca
ansioso la huida,
lo
alcanza y da una batida
contra el
hispano pendón,
es su
lucha la del león
al que
desangra una herida.
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