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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

23 de junio de 2014

Canto Criollo a Carabobo - María J. Fernández

CANTO CRIOLLO A CARABOBO
En homenaje a la batalla gloriosa que se libró en sus campos sagrados el 24 de Junio de 1821.
María J. Fernández Y. de González O., 1970





XIV
La tropa está conmovida
pues la batalla ha ganado,
pero en el campo ha quedado
el jefe de la partida.
Sufre el alma estremecida
al ver que el Libertador
sostiene a Plaza llorando
porque el héroe está entregando
su noble vida al creador.


XV
Aturde y causa pavor
el tronar de los cañones,
banderas hechas jirones
tremolan con gran dolor.
En medio de este fragor
viene Páez avanzando,
los llaneros van peleando
como venados en celo,
la tropa real por el suelo,
destrozada van dejando.
XVI
En su caballo jadeando,
se acerca Pedro Camejo,
“Mi General, yo lo dejo”
dice ante Páez vacilando.
Éste lo increpa pensando
que huye cobarde y desleal,
respondió: “Mi General,
digo adiós porque estoy muerto”
y le enseñó el pecho abierto
en el estertor final.


XVII
Honda la herida mortal,
hondo el respeto sentido
por aquel hombre curtido
a quien llamó General.
Valor que no tuvo igual
al seguir un derrotero,
negro valiente y sincero,
supo cubrirse de Gloria
y así ha pasado a la historia
heroico Negro Primero.

 XVIII
Húmedo el campo señero
porque en la noche ha llovido,
húndese en lodo el herido
cuando cae en el fanguero.
Carabobo en un reguero
de héroes se consituye,
la sangre de todos fluye
como agua de manantial
y el campo que era un erial,
una Patria nos construye.

XIX
Morales cobarde huye,
se retira el Valencey,
ya la milicia del Rey
la lucha franca rehuye.
A Bolívar se atribuye
el triunfo de la jornada,
en la sabana diezmada
quedó la tropa realista,
el héroe pasa revista
sobre su gente cansada.

XX
La Libertad es sellada
con sangre en lugar de lacre,
flota amargo un olor acre
en la sabana pelada.
La Patria independizada
tiene el pecho adolorido,
es mucho lo que ha sufrido
en esta gesta de Gloria
y el precio de la victoria
lo pagó en muertos y heridos.

XXI
Sobre voces y gemidos,
el sol cuando se ponía,
con oblicua luz cubría
los cuerpos de los caídos.
Vencedores y vencidos,
tras de la lucha azarosa,
en el fondo de la fosa
comparten la misma tierra
porque al terminar la guerra
los cubrió la misma losa.

XXII
Así el realista reposa
junto al patriota rival,
la muerte fue por igual
con unos y otros piadosa.
Venezuela generosa
rinde honor al que ha caído,
que no lo cubra el olvido,
la patria nos lo reclama
y arde peremne tu llama
Soldado Desconocido.

XXIII
España todo ha perdido,
las campanas de Valencia
celebran la independencia
que al fin hemos conseguido.
Este pueblo tan sufrido,
lanza al viento su alegría,
como la flor de María,
como el vuelo la tigana,
como el sol de la mañana
cuando se despierta el día.

XXIV
Como cuenta de peonía
que se riega en el sendero,
como el canto mañanero
del peón en la vaquería.
Así también se vería
ondear nuestro tricolor,
sobre aquel campo de honor,
esplendoroso de Gloria,
se agigantaba en la historia
egregio el Libertador.

XXV
Bolívar el soñador,
en pleno triunfo se empina,
toda América Latina
se baña en su resplandor.
Un arrullo es el clamor
de las dianas inmortales
y en aquellos pajonales
sangrientos de Carabobo,
el héroe ve con arrobo
su Patria envuelta en pañales.

XXVI
Cantos y gritos triunfales
acunan su tierno lloro,
la Libertad es tesoro
para mitigar sus males.
Oh, los héroes inmortales,
los nombro de corazón:
Manrique, Vásquez, Salom,
Muñoz, Córdoba, Briceño,
Rangel, D’Eluyar, Cedeño,
Uslar, Mariño, Rondón.

XXVII
Todos los padrinos son
de la patria que nacía,
bajo el sol del mediodía,
en el trueno del cañón.
Pisamos hoy con unción
suelo con sangre regado.
En aquel campo sagrado,
por ver mi Patria nacer,
siendo como soy, mujer,
hubiera sido soldado.
 


  
 I
Soplos de invierno mecían
los calientes pajonales,
en ellos las tropas reales
en vela se mantenían.
Ya los Patriotas venían
concetrándose en el Llano,
en el ardiente verano
con olor a primavera,
era impaciente la espera,
era inclemente el arcano.

II
Era el porvenir lejano,
era la lucha segura,
la Libertad, lumbre pura,
era un lucero en la mano.
Como ganado orejano,
la tropa en alerta estaba,
cuando cantó la guacaba
volando sobre el poblado,
bajo un augusto techado
la batalla se gestaba.

III
Bolívar con Páez hablaba,
enfrente Plaza y Cedeño,
todos poniendo su empeño
en lo que allí se planeaba.
Venezuela vislumbraba
el final de una quimera,
vana ilusión ya no era
y el pueblo así lo sabía,
porque ansioso presentía
el triunfo de su bandera.
 
IV
Estaban en La Blanquera,
en San Carlos de Cojedes,
entre vestustas paredes
de la casona llanera.
Ah malaya, quién pudiera
buscar el eco perdido
que se encuentra allí escondido
en pasillos y rincones
para escuchar las razones
de aquel héroe convencido.

V
Luego la ruta ha seguido
en blanca cabalgadura,
la legendaria figura
del jinete esclarecido.
Con la tropa confundido
iba en pos de un ideal
y en aquel camino real
de Tinaquillo a Valencia
iba dar la Independencia
su clarinada final.

VI
El hispano fue el rival
de una lucha empecinada,
quedó la tierra empapada
de sangre noble y leal.
Lucharon de igual a igual,
soldados y generales,
corrió la sangre a raudales,
costosa fue la victoria,
poque el tributo a la Gloria
fue de despojos mortales.

VII
La Torre, también Morales,
alzaban con galanura,
en medio de la llanura
soberbios pendones reales.
Esperando los rivales
con orgulloso valor,
los miró el Libertador
desde lo alto de una loma,
presto retrocede y toma
una vereda mejor.

VIII
Así trazó sin temor
la táctica del encuentro:
Plaza comadaría el centro,
poniendo en ello su honor;
Páez lucha con rigor
flanqueando por la derecha
y por la quebrada estrecha
iba al combate Cedeño,
pero murió en el empeño
y el Gloria desde esa fecha.

IX
Cuando la suerte se echa
no ha llegado el mediodía,
la tropa real ya veía
la fuerza de Páez desecha,
pero en eso abre una brecha
el intrépido Farriar,
oportuno fue su entrar
en esa lucha titánica
porque la Legión Británica
fue quien los pudo salvar.

X
Páez logra organizar
su tropa y lucha de frente,
Farriar con toda su gente
vuelve a la carga a luchar.
La Legión logra frenar
la feroz arremetida,
como la lucha es suicida
pone en tierra la rodilla
y en esa forma sencilla
hace ofrenda de su vida.

XI
La guerra no está perdida,
caen Davis y Scott también,
soldados sin saber quien,
besan la tierra querida.
Es fuerte la arremetida
del ejército Patriota,
con la bandera ya rota
se nos entrega el Basbastro,
por el suelo quedó el rastro
de un batallón en derrota.

XII
En los realistas se nota
una enorme confusión,
el criollo es la abnegación
por una causa devota.
Ah mundo, en tierra remota,
el Rey de una corte blanda,
ignora su hora nefanda
que da fin al coloniaje,
Venezuela da el viraje
que su povenir demanda.

XIII
Ambrosio Plaza es quien manda
la tercera división,
con innata distinción
a sus soldados comanda;
cuando Infante se desmanda
y busca ansioso la huida,
lo alcanza y da una batida
contra el hispano pendón,
es su lucha la del león
al que desangra una herida.

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