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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

31 de agosto de 2011

El Profeta Enoch

Siempre siento curiosidad por buscar los orígenes de las cosas. La historia del Profeta Enoch en su paso por el llano venezolano, ha quedado plasmada en muchos escritos y lo ví por primera vez, en Cantaclaro:
Bajó por el Uribante, de su vida anterior nada se sabía, lo siguieron las gentes, dícese que llegó a arrastrar en pos de sí mas de ochocientas personas. Era un hombre vulgar, ya viejo, sin fulgor visionario en la mirada ni acento mesiánico en la voz. Quienes lo conocieron no se explican, cómo pudo fanatizar a tanta muchedumbre. Decía sencillamente:

“-Ha llegado la hora del apocalipsis! ¡Llanero no comas carne, abandona el trabajo que te esclaviza al hombre, ensilla tu caballo y sígueme!. Ya está prendida en las cuatro puntas del mundo la candela que lo arrasará todo, pero el que me siga, será salvado, porque solo yo conozco el lugar donde se empataran los dos cabos de esa gran culebra de fuego que viene rodeando la sabana.
Y la alarma cundía, preparándole el camino”

Jose Natalio Estrada a su vez, compuso el siguiente poema denominado EL Profeta Enoch  pasó por el Llano:
Señores les contaré
Lo que pasó en Venezuela
Vino un Profeta del Norte
De esa naciones de afuera
Él predicó en Los Corrales
Y en la manga e Periquera
Anunció que ocho naciones
Se acabarían en candela
Nueve con La Martinica
Y diez con Venezuela

Les voy a decir mi nombre
Me llamo Laureano Ojeda
Ni me mojo ni me empuerco
Lo más que presndo es candela
Y paso el rio y la mar
Con agua a la chocozuela
Pa mi no hay fango ni lago
Ni objeto que me detenga

Madres que tenían sus hijos
Al oír se enternecían
Y aquel hombre misterioso
Que dulcemente decía
“El mundo se ha de acabar
Ya se nos acerca el día
Y solo se salvarán
Si oyen palabras mías”

Pero es el escritor Guayanés, Horacio Cabrera Sifontes, quien dedica un estudio histórico sociológico en su libro denominado EL PROFETA ENOCH

Nos parece muy interesante contarles algo del contenido del libro, que aunque ubica geográficamente la historia en el estado Bolívar, se describen paisajes y costumbres típicas del llano. Asímismo, el autor narra una conducta del Profeta  un poco distinta a la que describe Don Rómulo Gallegos, en cuanto a la invitación a seguirlo.

Hemos leído que este Profeta recorrió gran parte del país con sus prédicas y sus trágicos vaticinios. La venida de este personaje, coincidió con un verano muy largo ocurrido en 1926 que también es mencionado por Rómulo Gallegos en Cantaclaro. Se llamó el “Año de la Humareda” y la angustia de la gente por la tardanza de la entrada de aguas, fue el caldo de cultivo perfecto para que el Profeta entrara en sus sencillas almas.

´Dibujo por Paul Ferricelli
Dice Cabrera Sifontes: “Durante el año 1925, no llovió como de costumbre en el interior de guayana. Se empataron los veranos en 1926, con el consiguiente disturbio meteorológico”. (…) Empezó a operarse un curioso fenómeno físico, que se generalizó, en mayor o menor grado a toda la Nación. El pueblo que todo lo patentiza lo llamó: “El año de la Humareda”.
Cúmulos de condensación aparecieron por la curvatura llamada: El Terror, donde termina la sabana y se inicia la selva infinita. El nimbo se formó sin entusiasmo de tormenta. Se convirtió en un denso techo atmosférico, a manera de espesa bruma que madrugaba contra el suelo, luego ascendía lentamente descubriendo el ganado del corral, las cercas, las casas y aveces un mezquino pedacito de horizonte. No había despejo a distancia, las nubes no se desplazaban. Una nebulosa fija, de asfixiante presencia con su secuela de irritante calor, generaba, una sed caprichosa psicológica”

Este extraño fenómeno, nos describe el autor, duró varios meses, trayendo como consecuencia cambios en la conducta de la gente, temores y angustias. “ En la conducta pastoril, el llanero dolía un pesar natural porque tenía reducido el horizonte, su innata curiosidad no podía explorar a distancia. Le recortaron la vista. No había panorama. El inexpresivo gris plomizo de la “humareda” le había robado el paisaje.”

Adicionalmente, al no caer la lluvia, la sequía causó estragos e irreparables daños en la agricultura y ganadería.
los ricos manantiales de otros tiempos se agotaron en su mayor parte. La calidad de los pastos, ya leñosos por haber concluido su ciclo vegetativos, no se veía renovada ni se vislumbraba la posibilidad de nuevos retoños. Los animales acusaban deterioro violento. Los ganados cerriles viajaban de noche grandes distancias en búsqueda de agua. Los bovinos, buscando clorofila se internaban en la selva y apoyando las patas delanteras en los árboles o bejuqueros, como lo hacen los chivos, comían las hojas a su alcance.”

La mortandad de ganado y animales en general fue notoria y los hombres tuvieron que cambiar muchos de sus hábitos de trabajo. Y en ese ambiente de desolación y desesperanza, apareció "El Profeta" vaticinando muerte y más desgracias, y aquellas mentes debilitadas por la incertidumbre y desamparo en que los había sumido el interminable verano y la desconcertante humareda, se influenciaron creyeron profundamente en la autenticidad del “santo”

Cuando este hombre apareció, vestido con andrajos, sucio, descalzo, exigiendo arrepentimiento, la gente sencilla creyó y se fanatizó. Caían de rodillas, lo seguían largos trechos, lloraban y hacían mil manifestaciones de devoción. Unos se trastornaron para siempre, otros aún creen en su santidad

El enfoque que le da Cabrera Sifontes a este personaje, es el de un hombre normal, sin rasgos de divinidad, más bien de charlatanería, que en su paso por Guayana buscaba los caminos más solitarios, dando la apariencia de hombre que huye, mirando siempre por encima de los hombros y evitando en lo posible el contacto con los hombres. Dice que aquellas personas más incrédulas, al exigirle explicaciones o someterlo a pruebas de “santidad”, encontraban un hombre huidizo y evasivo en sus respuestas. Sin embargo, tenía siempre una actitud de superioridad y de displicencia, muy alejadas de la imagen santa que se supone debía tener. Altivo, autoritario y soberbio, dejaba regados en el camino sentencias y vaticinios de desgracias

Dice Cabrera Sifontes que “Hoy nos parece mentira que el solo paso por la zona de un hombre desconocido, de respetable porte pero de aspecto sucio y maloliente en su limitado ropaje, causara un revuelo psicopático y contagioso en la cuidad. A pesar de la supuesta santidad y de su hábito apostólico, sembró desconsuelo en todo el ámbito con sus manifiestas preocupaciones. Parecía propagandista del miedo antes que cultor de la serenidad, agente de la locura en los bajos estamentos antes que consejero sensato sobre un portento inminente. Hacía oraciones y pedía que las copiaran para que le rezaran a él sus alabanzas y exigencias, nivelándose a la altura de Dios indulgente".

No tardó en circular el triunfo de sus “milagros”. La gente aseguraba que lo que dijo había sucedido y estaba sucediendo. Que lo adivinaba todo.

Circularon profusamente copias de su efigie en pintura y en creyón o carbones, realizados con genial maestría por Francisco Daza Carmona, Juez de Tumeremo, quien mucho lo admiró."
Sin embargo, cuando la gente del pueblo le hacía preguntas sobre el futuro, como por ejemplo cuándo vendrían las lluvias, el hombre contestaba de manera ambigua o diciendo que le estaba prohibido contestar con exactitud cosas que dependían de la voluntad divina. Los mas escépticos, trataban de probar a través de sus respuesta su falsa santidad, pero el profeta no perdía sus poses de enviado del cielo. Sin embargo, en ocasiones perdía sus cualidades santas, cuando por ejemplo era objeto de burlas o era tildado de loco, allí dejaba ver sus “debilidades “ humanas, lanzando odio en forma de maldiciones o profecías intimidantes.

Todo el embrujo pasó cuando llegó la entrada de aguas. Enoch dejó de ser novedad al empezar el invierno. El interés que había generado en la región se desvaneció y así los sustos de sus prédicas. Algunos que lo catalogaron como santo, guardaron su imagen en lápiz y lo conservaron como consuelo, otros aún lo veneran, considerando que fue un verdadero santo que vino a la Tierra.

Cabrera Sifontes, con su espíritu de investigador, y con testimonios incluso de familiares que tuvieron la posibilidad de intercambiar palabras con el Profeta, deja ver que fue un charlatán, que abusó de lo mas ingenuo y sano del corazón de nuestro pueblo. Incluso, al final del libro en un capítulo denominado “TREINTA AÑOS DESPUÉS”, el propio autor narra que accidentalmente volvió a saber del Profeta que vivía totalmente aislado y ermitaño en la Selva colindante con la Isla de Curiapo en el bajo Orinoco.

En esta reliquia, se representa al profeta rubio
En cuanto al aspecto del Profeta, también podemos decir que fue un poco “divinizada” unos decían que tenía los “crespos rubios que le caían de los lados sobre los hombros como en la pintura del "Sagrado Corazón”. La mirada era bondadosa; exhibía el talante de una personalidad superior y algunos llegaron a verle en las manos las marcas de los clavos con que lo aseguraron en la cruz. Se negaba a ver matar un animal, no comía carne de ningún tipo, caminaba escotero y sin maleta como pobre integral. Veía mucho a la gente pero les hablaba poco”. En la imagen superior pueden verse ofrendas de creyentes.

Otros lo describieron como hombre de mirada airada, sucio, sandalias de peregrino; batola del tipo apostólico o un sencillo pantalón y camisa con “almizcloso hedor”, pelo largo y barba descuidada. Hay coincidencia en su frugalidad y vegetarianismo. Les ofrecemos los dibujos de su persona que se hicieron en la época.

Como característica muy resaltante de este personaje, está su excelente caligrafía y redacción, lo cual lo cataloga como una persona instruída. Aprovechó estas destrezas para hacer oraciones que la gente debía rezarle para ser “salvada”:

Escribió en impecable letra de molde como lo hizo el El Manteco, en papel de estraza sin rayas, con sorprendente habilidad artística, trazo sereno y rectitud linear

A continuación transcribimos una de las oraciones que el Profeta redactó para que le rezaran:

ORACIÓN AL PROFETA ENOCH
Hermano nuestro Enoch por la gracia espiritual, con que te ha iluminado, el OMNIPOTENTE CREADOR y la naturaleza infinita y como huésped que has sido de este Planeta Tierra, os rogámoste (sic) tu bondadosa intersecion con el Altísimo,para que nunca se aleje de nosostros la buena fe en nuestras acciones, palabras y obras, y el arrepentimiento de nuestras culpas en este mundo plagado de miserias humanas, que perdure la Paz Universal y las pavorosas bestias del Apocalipsis, retrocedan al AVERNO. Hermano nuestro Enoch, tu espíritu visionario y puro, en el nombre de DIOS TODOPODEROSO, nos alentará en nuestras andanzas, en nuestros negocios, nos protegerá en nuestros hogares, afirmando El Señor para con nuestros semejantes, apartandonos de todas las malas acciones, así como de las traiciones y de las desgracias humanas. Hermano nuestro Enoch, te alabamos (borrado) para que nos defiendas de todos los peligros que nos        (borradas varias palabras).
Proteged también nuestro (borrado) por el amor de Dios y de sus divinas Leyes, apartándonos de las pasiones, despojando de las intrigas y de las dificultades (borrado). Que tu influencia espiritual penetre en nuestros corazones y en nuestras conciencias. (borrado) los frutos de la misión (borrado) son acogidos por nosotros los que palpamos elevación de sentimientos y pureza de alma. Alabado sea el Señor, tu influencia espiritual (borrado), nuestras buenas obras, en este planeta
AMEN.
La oración original tenía esta nota: (Esta oración fue escrita por el Profeta Enoch, a orillas del rio Yuruari, via El Manteco, en Guayana, el 16 de Octubre de 1926

30 de agosto de 2011

Por el Rumbo del Recuerdo-Julio César Sánchez Olivo


Hoy tengo una triple emoción, y algo muy valioso que ofrecerles: POR EL RUMBO DEL RECUERDO, el libro de poemas del ilustre poeta apureño Julio César Sánchez Olivo, publicado en 1975 con el apoyo de Efraín Subero. Libro que seguramente solo está en las bibliotecas de estudiosos venezolanos de antaño, pero que ahora compartiré con los lectores de este Blog, transcribiendo alguno de sus bellísimos poemas.


La segunda emoción la constituye el poder ofrecerles los rasgos de la caligrafía del poeta en dedicatoria dirigida al también poeta Fleitas Beroes, quien fuera propietario del libro que les estoy comentando.



 Y la tercera emoción es decirles que puedo completar estas entradas con audios de algunos de los poemas declamados por el mismo poeta, gracias al apoyo de un nuevo colaborador que se ha dedicado a recoger la música llanera de antaño, la de los pioneros que la hicieron conocida y que la llevaron fuera de las fronteras del llano. Este colaborador prefiere ser identificado a través de su perfil FaceBook Folklorvenezolano Joropo Llanero, perfil que invitamos a visitar por ser un interesante lugar para encontrar esta música.

No puedo dejar de transcribir algunas de las palabras del poeta como introducción al poemario, pues hablan de su capacidad de levantarse ante las calamidades, asido del amor por su tierra:

Una serie de calamidades me acosaron últimamente, entre ellas seis operaciones quirúrgicas en menos de dos años, que culminaron con la amputación de un pié. Acorralado por estas calamidades y ante la imposibilidad de vencerlas, sintiéndome físicamente aniquilado, no me quedó otro camino-entiendo yo- aguijoneado por la rebeldía de mi temperamento, que escaparme por el rumbo del recuerdo hacia aquellos tiempos en que era toda una potencia corporal, para irme a vivir de nuevo, espiritualmente, esos primeros veinticinco años de mi vida, y apelé al canto, porque solamente cantando podía sentirme el mismo, viendo con indiferencia al destino que desahogaba su furia en mi pobre cuerpo hasta cansarse. Recordando mi vieja época de coplero al pié del arpa y por los caminos de mi tierra, le canté a ella, a mis compañeros y amigos de entonces y a lo que se me ocurrió, con ese afecto apasionado de que habla mi amigo, en el lenguaje que esa misma tierra me enseñó…..Y el destino quedaba como un tonto, distraído con mis carnes desgarradas y mis huesos mutilados, mientras o improvisaba corridos y coplas con el mismo optimismo de aquellos años idos.”
SOGA DE PECHO LLANERO
Autor: Julio César Sánchez Olivo
Declama:  Julio César Sánchez Olivo

El romance es la otra soga
Del poeta cimarrón.
Por eso con este lazo
De compañero aquí voy,
¡Oh Víctor Vera Morales,
Hijo de sabana y sol,
Que cuando el pasaje alegre
Salta del tiple al bordón,
Con el sabor de esta tierra,
Que es bravura y es amor,
Olvidas que en tu alma llevas
Mucho más de un aguijón
Y el verso franco te brota
Del pecho vuelto calor.

Dices que cantando voy
“en bongo del la porfia”,
Y creo que tienes razón;
Pues aquí en el valle tuyo,
Amplio , noble, acogedor,
En donde ya eché raíces,
El mismo de siempre soy:
Con la mente al pasitrote
Por Arauca y su Cajón,
Sin impactarme el destino
Que a muchos trata mejor
Y manteniendo en su sitio
La correa del pantalón.
Aunque ahora mutilado
-un solo pié y un muñón-
Por error imperdonable
De un eminente doctor,
Tambaleante con muletas
No altero mi condición

Cantemos, Víctor, cantemos
Como canta el cantador
De esta tierra ancha y pareja
Sea caporal, dueño o peón,
Que en cada copla le brota
El sexo dado por Dios

Llanero muere cantando
Se es que sabe ser varón;
Lo probó a Venancio Laya
Su compadre en la prisión.
El gallo de raza cae
De frente hacia el contendor….
¿Qué la carne se desmaya?
¡Pues en el alma hay vigor!
¿Qué la tragedia es gigante?
¡Pues se empina el corazón!

Feliz el hombre que es hombre
Y canta en pleno dolor,
Alfonso Reyes, el Grande,
Lo dijo en una ocasión,
Que por eso hasta envidiaba
Las penas de Andrés Eloy,
Porque cuando la amargura
Lo desgarró con furor
Su canto en el cielo azteca
Flameó como un pabellón.

Y hasta aquí llega mi soga
De poeta enlazador,
Cabresteando va en su punta
Cacho y muela mi intención
Por el rumbo de tus versos,
Guariqueño trovador.
Valle de La Pascua, NOV 1955



MI VERSO
Autor: Julio César Sánchez Olivo
Declama:Víctor Morillo

Mi verso viene del llano
Y vuelve al llano mi verso;
De allá viene, hacia allá vá,
Por el rumbo del recuerdo.
Como me lo dio mu tierra
Asimismo lo devuelvo:
Rudo, orgulloso, sencillo,
Sin adornos forasteros.
Retorna con su pureza,
Íntegra de nacimiento…
El no conoce los moldes
Que han fabricado los técnicos,
No sabe lo que es gramática
Ni que cosa llaman metro:
Como el ventarrón ignora,
Lindero y camino ajenos.
Solo se ajusta al repique
Rítmico del bordoneo
Cuando en el arpa, brioso,
Retoza un “Seis por derecho”
Entre las ásperas manos
Del arpista sabanero,
Marcándole la medida
Del corrido a los copleros.
Mi verso y yo somos uno,
De mi sale y voy adentro:
En mente pecho lo cargo
Y cuando hacia afuera lo echo,
en él van apretaditos
Corazón y pensamiento.
Mi verso no es como un río
De agua clara y sucio lecho:
Es como el Arauca mío,
Bárbaro, cerril, violento,
Pero de barrancas firmes
Y con un fondo sin cieno.
No soy una cosa yo
Y otra distinta mi verso.
Mi verso es el canto mío
Y yo canto como siento,
Y cantando – y sin cantar-
Soy siempre llanero auténtico:
Tengo callos en las manos,
En las rodillas no tengo
Y a mí no me compra nadie
Porque a nadie me le vendo.
Por eso mi verso vale
Justamente lo que cuesto
Y por eso lo que valgo
A mi llano se lo debo.
Valle de La Pascua: Sep 1957

 


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25 de agosto de 2011

Florentino Lovera, el origen de la Leyenda de Florentino y el Diablo


Creo que se puede decir que sin lugar a dudas, Florentino y el Diablo, o Florentino el que cantó con el Diablo, constituye nuestra leyenda mas importante  y ha sido objeto de análisis y estudios por un sin fin de venezolanos. Nuestro gran poeta Alberto Arvelo Torrealba, convirtió la historia en el mas sonado y famoso de sus poemas. Nuestro gran escritor Rómulo Gallegos, en su obra Cantaclaro (escrita prácticamente en simultáneo con la primera versión del poeta Arvelo), recrea la misma leyenda aunque con final distinto. El poeta Fleitas Beroes, también la plasmó en su poema La Majá del Diablo. Pero la historia no es producto de la creación de esos grandes venezolanos, ellos pusieron su arte para difundir la leyenda que andaba de boca en boca por todo el llano venezolano. De hecho, tanto en Florentino y El Diablo, como en Cantaclaro, se citan expresiones, lugares o coplas entre comillas, dejando ver que no son de la autoría del escritor.

Muchos análisis se han  efectuado a ambas obras y muchas incógnitas han surgido de los mismos, como por ejemplo el lugar dónde se dio el contrapunteo. Particularmente, siempre he querido conocer el origen de la historia y hasta dónde fue producto de la imaginación popular. En los valiosísimos manuscritos que le dejó "Ño Aguedo" al poeta Fleitas Beroes, hay algo de esta sorprendente historia, y transmite lo que se hablaba en el llano antiguo sobre la misma. ¿Verdad?, ¿Fantasía?. Les invitamos a leer este texto y sacar sus propias conclusiones:

Cuenta Ño Aguedo:
"En La Unión de Barinas llamaban a Clara Blanco de Zárate “Ña Clara Blanco”, tenía 93 años y atendía a muchos quehaceres domésticos porque eso es el llanero, allí no es raro encontrar a un viejo o una vieja cumpliendo sus deberes como en los buenos tiempos.

Ella con sus 93 y yo como mis 10 años, y como éramos de Camaguán, las dos mentes iguales en pensar y apreciar las narraciones históricas y las anécdotas de la gente del pueblo; pasábamos largos ratos, ella narrando las historias del pasado y yo preguntando y oyendo. 

Mi padre era dueño de una “pesa”-hoy se dice carnicería- Félix Zárate era el matarife de mi padre y de allí el resultado de mi estrecha amistad y confianza con la alegre y chistosa anciana. En su infancia conoció a Florentino Lovera-decía ella- era un indio alto, alegre y dicharachero, tocado siempre de un sombrero “pelo e guama”, color araguato, blusa blanca, pantalón oscuro, alpargatas finas y un pañuelo de seda blanco, ajustado al cuello de la blusa por una aro de oro reluciente, portaba siempre un pardillo amarillo y en su parte superior, es decir, en el puño, artísticamente encabuyado. Fue para aquella época, el mejor poeta relancino de los llanos del Guárico y Apure, no necesitaba pensar para arreglar un cuarteto referente a lo que veía. 

Florentino apreciaba y quería a la muchachita Clarita Blanco que a las cinco de la mañana, encaramada sobre una silla, alcanzaba el fogón y colaba el aromado café llanero. Florentino se presentaba a esa hora y versificando le decía:

Buenos días Clarita Blanco
Dame un traguito e ‘café
No pude dormir anoche
Y ya me mata la sed

Clarita le traía el café y como ella “acotejaba” versos, le contestaba

Aquí tienes el café
Mi querido Florentino
Pa´que te quite la sed
Y te haga más relancino

Cuando la viejita narraba ciertos pasajes de su vida, muchas veces mi mente de niño no entendía por qué sus mejillas se llenaban de lágrimas al recordar el pasado alegre y triste a la vez para ella. 

Me contaba que una noche por Pascua Florida se presentó en la enramada forrada de bajeros donde su hijo Antonio Zárate (Recordemos que Ña Clara fue la esposa de Juan rafael Zárate, el guitarrero de Quirpa) celebraba sus bailes populares, un hombrecito de rara apariencia; momentos antes, Florentino baladroneando, había dicho que se atrevía a cantar hasta con el Diablo. El hombrecito tomó las maracas y pidió al arpista que registrara un “Seis Numerao”, entonó su cantar y desafió al mejor cantador y en el acto, Florentino le contestó. Durante su contrapunteo, éste le dijo: “El alma se la doy al Diablo, si usted me derrota a mí”.

Empezaron hacia las 11 de la “prima” noche y eran las 3 de la mañana y Florentino jadeaba, el arpista no resistía y varios habían sucedido al guitarrero. Cuenta la tradición que en terrenos lejanos y apartados, pertenecientes a las inmensas sabanas del Hato de La Rubiera, existieron dos grandes bosques de alcornoque, uno en la parte alta y otro en la parte de bajíos, o del Río, allí el primer dueño hizo construir dos grandes majadas en sendos sitios misteriosos, donde atrapaba grandes cantidades de ganado ajeno e innumerables orejanos; un hombre que jamás dijo su nombre y procedencia los construyó y al terminarlos en la noche desapareció sin arreglar cuentas, ni percibir la grande suma que el dueño le adeudaba, ni pasar las dos enormes trancas de las puertas de las grandes majadas construidas. Una llevaba por nombre “El Alcornocal de Abajo” y la otra “Alcornocal de arriba o del río”. Florentino las conocía. Hacia las cuatro de la madrugada, cuando Florentino dio muestras de cansancio y agotamiento, el hombrecito cantó:

Zamuro de la Barrosa
Del Alcornocal del Río
Albricias pido señores
Que ya Florentino es mío

Al oír esto, Florentino comprendió que estaba luchando con un ser sobrenatural que era imposible vencer... Florentino era religioso, sabía de memoria aquella salutación de Isabel, la madre de San Juan Bautista, cuando la Santa Virgen fue a visitarla y la contestación de María, que el pueblo católico ha titulado “La Magnífica”. Florentino la cantó en verso de su propio numen y remató con este cuarteto:

Zamuro de la Barrosa
Del Alcornocal de Abajo
Magnifica y en grandeza
Por si acaso fuere el Diablo.

Florentino cayó al suelo extenuado y casi con el conocimiento extraviado. Se lo llevaron cargado y estuvo muchos días convaleciente. La viejita me decía que estaba “asombrao”. A pesar que era muy niña, recordaba todo y al narrar este episodio se santiguaba y juraba que aquel hombre era un espíritu malo, por la razón que al terminar Florentino la narración de “La Magnífica” en su propia versificación, el hombre soltó las maracas y se fue caminando lentamente perdiéndose entre las brumas del amanecer y nunca más volvió.

Esto creó un gran revuelo entre los numerosos vecinos y se creó la conseja hasta hoy, de: “Florentino cantó con El Diablo”

Ño Aguedo finaliza este interesante relato, con una insólita nota del autor :

“NOTA: Querido Germán, los ascendientes de Florentino, tú los conoces.”

Confieso que esta lectura me transmitió toda su magia y emoción y por eso me parece muy importante divulgarlo. He preguntado a la familia del poeta Fleitas Beroes si tiene algún conocimiento sobre la Nota de Ño Aguedo, pero la respuesta es negativa. Se imaginan lo importante que sería conversar con alguno de los descendientes de Florentino Lovera?

El poeta Fleitas Beroes en su Majá del Diablo, enfocó su poema en la vieja historia de La Rubiera, en esa que contó Ña Clara sobre las majadas. Los invito a leerlo y escucharlo en el enlace que mas abajo se indica:

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23 de agosto de 2011

Cantos de Trabajo del Pueblo Venezolano: Cantos de Pilón

Como ya hemos descrito en la entrada referente a la arepa, la tarea de pilar y moler el maíz siempre ha estado destinada a la mujer. En la Venezuela de antaño, el pilado se efectuaba a finales de la tarde. Incluso algunas mujeres tenían específicamente el oficio de pilar e iban a las casas a realizar este servicio a cambio de una paga.
El pilado generalmente se efectúa entre dos mujeres, cada una de las cuales se sitúa provista de su respectiva “mano” (mazo largo de madera y de un peso aproximado de 4 kilos), frente al pilón.
Una vez colocado el maíz dentro, y convenientemente humedecido, empieza la faena que consiste en golpear con la punta de la “mano” en el fondo, sobre el maíz. El peso de la “mano”, de por sí, es suficiente para que el grano vaya soltando la piel; el trabajo y lo pesado de la actividad consiste en levantar el mazo, operación que cansa desde los primeros momentos”. La funcionalidad de este curioso canto de pilar se expresa muy bien en esa sílaba “oy”, ( a veces dicen “ay”) que acompaña el momento en que desciende el mazo. En ese momento la mujer expele con fuerza el aire, para respirar de nuevo a levantar el mazo

Oy oy viva el sol, viva la luna
Oy oy oy
Viva la mata e limon
Oy oy oy y que sigan mis amores
Con el joven asuncion
Oy oy oy
A ay que sigan mis amores
Con el joven Asunción



Fuente Consultada: Cantos de Trabajo del Pueblo Venezolano- Luis Felipe Ramón y Rivera

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21 de agosto de 2011

Imágenes del Invierno Llanero

Las imágenes que a continuación se muestran,  fueron tomadas esta semana en  el estado Guárico, unas en Camaguán y otras por la vía a Cazorla. Nos ofrecen  una visión muy clara de la crudeza de la vida del llanero, donde lo extremo de las estaciones, marca un modo de vida que se vuelve habitual y donde el hombre desarrolla instintos  para sobrevivir al medio. Todos hemos escuchado alguna vez que las sabanas de Guárico y Apure se inundan (aniegan, según la terminología llanera) y también hemos escuchado y lo hemos escrito aquí muchas veces, que el llanero en el invierno cambia el caballo por la canoa y que  navega las sabanas haciendo gala de su incomparable sentido de orientación que le permite guiar su embarcación por el rumbo que ha de tomar para llegar a su destino. Definitivamente no es lo mismo leerlo o escucharlo que vivirlo: Cuando las aguas desbordadas de ríos y caños se adueñan de la sabana, las plantas acuáticas a su vez se extienden sobre las mismas semejando  una infinita alfombra verde y el paisaje se vuelve tan uniforme que solo el ojo experto del llanero puede  detectar las señales que le indican "el rastro".  Errar el camino  en esa superficie sin variación, puede ser muy grave pues podria requerir muchas horas para recuperar el rumbo. Aún en las ocasiones en que la misma naturaleza modifica las señales acostumbradas, el llanero, parado en la canoa o embarcación, observa por un instante el paisaje y sin dudar, tan solo con una seña, le indica el camino a seguir a su compañero que guía el motor,  y abriéndose paso por la tupida vegetación, al poco rato se llega nuevamente al "rastro" que se estaba siguiendo. Es tan perfecto su sentido de orientación, que al navegar por la sabana sabe perfectamente los sitios en que las cercas divisorias de los hatos permiten el paso:
Agua Verde. La vía acuática oculta la carretera rural existente

Navegando en el pasto

La casa rodeada de agua. Llegamos en "Motor"
 El agua desbordada en la sabana aisla las viviendas, y así como en verano el llanero trata de llevar el ganado a sitios  mas húmedos con pasto fresco; en invierno,  debe igualmente sacarlo de los hatos pues se les dificultará considerablemente la alimentacion diaria:

Ganado en los Potreros
El Llanero utiliza los recursos naturales tal como se presentan. Acostumbrado a estas condiciones extremas, en la sabana inundada, en los ríos, caños y aún desde sus mismas casas, lanza el anzuelo o el chinchorro para aprovechar la abundante pesca que obsequian las aguas.  En  la imagen, un niño, por una ventana de su casa inundada, a la orilla del río Portuguesa, pesca un pequeño caribe. Es de resaltar, que una vez atrapado el pez, lo golpeó repetidamente  contra la pared, antes de sacarle el anzuelo.

Dulces de Topocho

El topocho es un alimento muy utilizado en los llanos venezolanos, que sustituye al plátano de otras regiones de Venezuela. Se consume generalmente sancochado o frito a modo de tostón. Maduro, tiene un sabor dulce y muy agradable y puede comerse crudo como un cambur.
Hemos encontrado en el libro de Gastronomía Apureña de Carmen Beatriz de Estrada, dos sencillas recetas con este fruto:


DULCE DE TOPOCHO MADURO:
Se utilizan 10 topochos y una taza de azúcar. Los topochos se pelan y se hace un puré, se le agrega el azúcar y se monta al fuego hasta que tenga punto, que se consigue cuando se despega de la olla.

TOPOCHOS MADUROS EN ALMÍBAR:
Como ingredientes  se utilizan 10 topochos, 1 taza de azúcar, 6 cucharadas de aceite y 1/2 taza de agua.
En un caldero con aceite, se coloca el azúcar en el centro sin moverla. Cuando comienza a dorarse el azúcar, se van colocando los topochos en ruedas o tajadas. Se doran por ambas caras, sin dejar que el azúcar se queme porque se pone amarga. Al estar dorados, se agrega el agua y se deja que espese un poco. Se puede añadir queso blanco rallado por encima al servir.


Turrón Llanero

 Cmo ingredientes para este turrón, tenemos 1 kilo de maíz tostado y molido, 1 panela (papelón) y agua. El maíz se desgrana y se tuesta en un caldero o se coloca en un recipiente en el horno, moviéndolo de vez en cuando hasta que esté tostado. Luego se muele hasta que quede como harina.
La panela se ralla, se agrega el agua y se prepara un almíbar. Este almíbar se mezcla con la harina de maíz y se monta al fuego, moviendolo con cuchara de madera hasta que dé punto. Se extiende sobre una tabla de madera dejando la mezcla con un espesor de 2 cm. Se deja enfriar y se corta en pedacitos rectangulares. Se sirve frio.

Receta tomada de Gastronomía Apureña- Carmen Beatriz de Estrada

20 de agosto de 2011

Distintas Formas de la Copla Llanera (3/3)

Ofrecemos, de la misma fuente que hemos venido trabajando: CIEN COPLAS de Germán Fleitas Beroes, otras opciones para la creación de la Copla Llanera:

Cuando consta de seis versos que el llanero distribuye a su manera: cantando primero dos y después cuatro, o viceversa; y haciendo una breve pausa para aclararse el pecho o referirse brevemente a algo que no tiene relación con lo que está cantando, para después continuar

Escuche compadre Roso
es preciso que comprenda
(pausa)
¡No vaya a decirle a Rosa
que anduve por "Santa Rosa"
ni que le llevé una rosa
a Rosa la de Rosenda...!

A mi mujer y mis hijos
les digo que cuando muera
me zumben de cualquier modo
pero me tapen con tierra
(pausa)
¡Que si he de volverme polvo
ésa es la mejor manera!

hay un indio que le afina
las luces a los luceros
y después las bordonea
con las puntas de los dedos
(pausa)
¡Apuesto hasta mi caballo
que es el Indio Figueredo!

Cuando de refiere a la familia, al amor y a la amistad:

Me llevaron el anzuelo
esos caribes del río;
¡ojalá que tú también
te llevaras algo mío!

Yo soy un hombre feliz
-aunque no tengo un centavo-
con mi guitarra, mis hijos,
mi mujer y mi caballo

Cuando va de boca en boca y de caney en caney

La mujer cuando es prudente
siempre pasa por zoqueta,
pero tiene en la palabra
mas puntas que una falseta

¿Que esta pasando en Caicara
que el Orinoco bajó...?
¡no la han visto llorar mas,
es es que el hombre volvió!

La copla se transforma en un entrevero, cuando la persona que la canta le intercala dos versos endecasílabos, casi siempre al principio del contrapunteo:

Soy Patricio Regalado
mi apelativo -no vale-
arrímate a los bordones, catire,
que quiero cantar contigo, Rosales
aunque parezca mentira
no tengo quién me regale.

Si se suprimen los versos endecasílabos, la copla sigue teniendo sentido:

Soy Patricio Regalado
mi apelativo -no vale-
aunque parezca mentira
no tengo quién me regale.

18 de agosto de 2011

El Comercio en el Estado Apure: La Piel de Caimán 2/2

Imagen de Por Los Llanos de Apure- Calzadilla Valdés
Nos apoyaremos en el maravilloso libro Por los Llanos de Apure donde Fernando Calzadilla Valdés, nos relata la forma como se desarrollaba la cacería de caimanes para usar su piel.

 "Fueron unos americanos, por los años de 1894 al 95, los iniciadores de la industria de pieles de caimán en Apure. Llegaron de Ciudad Bolívar por el río Arauca a El Yagual y después de investigar la región y observar la abundancia del artículo, se decidieron por algunas playas como centro de operaciones. Los cazaban con armas de fuego, ahuyentándose y mañoseándose con el ruido de las detonaciones, y como la cacería es generalmente de día, a la sola presencia de una persona se zambullían. También los cazadores se ponían al acecho bien entrada la tarde con el objeto de sorprender a los quedados en la playa. Al cerrar la noche se acercaban con precaución a cierta distancia para asestarles un certero hachazo por la nuca o entre los morrillos de los ojos. Con el sistema de tirarlos, el animal, aunque herido de muerte, en ocasiones iba a morir lejos dominado y arrastrado por la corriente y muchas veces al sangrar por la herida mortal, era devorado por los caribes y aún por otros animales. Los americanos se servían de unos botecitos metálicos plegadizos para trasladarse rápidamente de un punto a otro en persecución de los heridos, también llevaban unas grandes cajas metálicas con capacidad para treinta o mas pieles, acomodándolas después de cubrir cada una con suficiente sal y plegándolas convenientemente. Las cajas bien repletas y herméticamente soldadas, las forraban con madera para su exportación al exterior.”
Sin embargo, para esos tiempos, no era tarea fácil por lo escaso de los recursos del medio y por los altísimos costos para exportar las pieles, por lo tanto la actividad quedó paralizada por un tiempo hasta que otros empresarios franceses y alemanes la reiniciaron años después.

“El tiempo a propósito de dedicarse a la cacería de estos anfibios en cuando se ha instalado de fijo el verano, por encontrarse entonces circunscritos a los ríos, caños y lagunas, prestándose por otra parte las playas y riberas para el establecimiento de las rancherías y los varios manejos del negocio. Mientras más bajo el río, se hacen más tranquilos los remansos por la disminución de la impetuosidad de la corriente.

Imagen tomada de Por los Llanos de Apure- Calzadilla V
Las expediciones se conducen a lugares conocidos y estudiados de antemano, donde abunden, llevando embarcaciones grandes, bongos con la sal, utensilios y bastimento suficiente para los días a permanecer en donde se establecerán rancherías. Como utensilio indispensable se llevan canoas pequeñas, arpones fuertes, potentes linternas y cantidad de mecate en lugar de soga usada antes, pues aunque la soga se escurre mejor aprieta el pescuezo del caimán, es trozada más fácilmente por los caribes al engrasarse de sangre. Una vez establecida al ranchería central, partirán expediciones en las canoítas, a hora adecuada en la tarde según la distancia al punto elegido por cada una, de modo de llegar temprano en la remontada, observando bien todas las ensenadas y remansos para hacer el mismo recorrido de bajada cuando ha cerrado la noche, tomando las debidas precauciones y sobre todo en absoluto silencio.

En la canoita viajan regularmente el patrón en la popa, dirigiéndola, el arponero va en la proa con el arpón en la mano derecha en actitud hostil y la linterna en la izquierda; si la canoa es de suficiente tamaño, puede ir otro individuo de gran utilidad en el preciso momento de la brega para rematar el animal. El arponero va parado, circunstancia que requiere suma habilidad para mantenerse en equilibrio mientras el bamboleo de la minúscula embarcación, al mismo tiempo en actitud escudriñadora en las aguas de la costa alumbradas con la potente linterna hasta enfocar dos puntos rojos, brillantes, los ojos del caimán al cual también habrá avistado el patrón para enrumbar silenciosamente la canoa en esa dirección. Es indispensable mantener los ojos del saurio apresados por la luz del foco sin alterar la posición, porque pasado el encandilamiento se zambulle para no salir más. En esa forma van acercándose los cazadores paulatinamente y con gran sigilo, hasta alcanzar una distancia suficiente a no errar el golpe, uno o dos metros según la práctica del arponero, descargándole seguidamente el arponazo con fuerza e inmancable puntería en la papada; hemos llegado al momento culminante y critico porque el animal sintiéndose herido se revuelve y panquea (acción del caimán recién arponeado de revolverse en el agua, dando coletazos, mostrando la barriga de coloración mucho más clara que el dorso o lomo) con fuerza, barajustando algunos hacia la canoita y volteándola, razón por la cual el patrón procura enfrentársela colocándola ventajosamente entre el animal y la tierra para el recurso de poder alcanzarla en la huida mientras él se debate, y enderezarla en caso de ser volteada; todo ejecutado sin abandonar la linterna, ni la cuerda del arpón, ni las bogas, muchas veces además defendiéndose del arponeado y de los otros caimanes, pues casi nunca es uno solo.

Tan pronto asegurada la presa, procura cambiarse la tripulación de la canoita de cacería a otra grande o bongo capaz de resistir las acometidas del caimán

Al caimán se desuella con dos grandes incisiones una por cada costado, empezando de la papada hacia la cola, aprovechando la barriga, los costados y las extremidades.
Inmediatamente después de desprendida la piel, bien lavada y oreada sin asolearse, se cubre con una capa de sal gruesa, por la parte desollada, doblándola sobre si misma y guardándola de seis a ocho días, para al cabo de los cuales limpiarla de la sal y ponerle nueva mas menuda, reteniéndola unos quince días más, para limpiarla otra vez y definitivamente cubrirla con sal mas fina, casi molida, enrollándola hacia adentro y atando el rollo con una cuerda fuerte de manera de no permitirle desdoblarse"


Golpes de Joropo Llanero

Para apreciar la belleza de los golpes de joropo llanero, debemos recurrir a los instrumentales. Aún para el no entendido en la materia, al escuchar con atención la ejecucion de un arpa recia, cualquiera puede percatarse del arte y profundidad de cada uno de los golpes. 
Estos golpes han conformado la musica llanera desde muchísimo tiempo atrás, muchos de ellos se atribuyen al folclore nacional por desconocer sus autores. Las recientes investigaciones que hemos realizado,  apuntan a que el autor de la mayoria de los mismos, fue José Cupertino Ríos Viña, quien no solo fué "un mago del arpa" , sino también un gran cantante e impovisador. Se dice que era capaz de crear hasta 3 piezas nuevas en cada baile. Según las investigaciones de sus sobrinos Petra Ríos y Waldimiro Ríos,  fué el autor de golpes como El Gavilán, San Rafael, Nuevo Callao, el Gabán, el Pajarillo, la Catira, La Guacharaca, La Quirpa, Zumba que Zumba, Los Merecures, Seis  Numerao y Seis por Derecho, Unicatorce, entre muchos otros que han sido  determinados como de autor anónimo y por tanto pertenecientes al folclore nacional. Si  esto es así, Cupertino fue la primera piedra en la estructura de nuestro folclore musical.
Les ofrecemos a continuación, 14 golpes de joropo llanero, interpretados magistralmente por Urbino Ruiz, en una ejecución limpia, "sabrosa", con acento sabanero, sin excesivos adornos lo que permite apreciar la belleza de cada uno y permite su identificación. Los colocamos como un playlist, lo cual les permitirá escucharlos mientras leen o navegan por la web.


Se hace la salvedad que el golpe denominalo Los Diamantes, es de la autoría del Indio Figueredo. Si desea conocer algo mas sobre la obra de Cupertino Ríos y sobre Urbino Ruiz, les ofrecemos los siguientes enlaces:

ENLACES RELACIONADOS:
LOS HIJOS DE APURE: URBINO RUIZ

15 de agosto de 2011

Sigue Lloviendo.....

"Llovía desde la madrugada con gruesos goterones que aplastaban los techos pajizos. Un aguacero interminable, cerrado, denso, turbio, muro de plata de la mañana convertida en tarde, la tarde en noche y la noche en cielo sin luz, como si hubieran caído apagadas las estrellas.
Flores doblegadas, ramazones caídas, nidos destruidos, charcos ocres que invadían los corredores, atrayendo ranas terrosas de canto desvaído
Pozos desbordados en los patios, animales refugiados bajo los aleros, rebaños ajilados en busca del cobijo de los árboles, madrinas de caballos desbocados, levantando con sus cascos el barrizal de los esteros. Lluvia y lluvia en monótona cadencia, mientras la mujer se quejaba en los aposentos.
Mas tarde arreció el aguacero con ráfagas intermitentes de chubasco y garúa, relámpagos y truenos y al amainar lentamente, casi hasta aparecer el sol, nubes negras cerraban el firmamento para continuar lloviendo
El río acrecentado rugía entre los disparos de las centellas, árboles arrancados a raíz, chispazos y relámpagos, poblados por inmensos caramos arrastrados por la corriente y centenares de reses y bestias aboyadas en el cauce espumoso y pestilente". José León Tapia- Los Vencidos