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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

18 de enero de 2011

"La Rubiera" y los Mier y Terán - Entrada 3/3

Muchas historias se tejen alrededor de esta familia. Historias que datan de antes de la época de la Independencia, donde los hombres de la familia, de distintas generaciones, tuvieron participación importante en la sociedad de entonces. Nos llamó poderosamente la atención esta historia:

Otro "  Rubio" , su sucesor, fue amigo del General Páez, al que hospedaba en su casa solariega de Calabozo. Y de ese Rubio, decía la gente que le había vendido su alma al diablo. Al morir, su cadáver fue llevado a Calabozo en fastuosa urna. Y se cuenta que al levantarse la tapa, el féretro apareció vacío. Había regresado al  Caño del Caballo, donde durante años, transformado en caimán amarillo y de ojos azules ("el Rubio"), devoraba seres humanos con la misma crueldad que en vida."

"Su hijo, Don Francisco Mier y Terán, "  El Rubio Viejo" de los cazorlenses de hoy, tiene también su leyenda. Se cuenta que logró con artimañas diversas, apoderarse de las tierras de sus vecinos. Tampoco él perdía pleito. Los relatos lo presentan como un señor feudal, que cuidaba sus tierras con guardias armados (sus famosos "campos volantes")"...."  Y también de él se dijo que había vendido su alma al diablo, con la condición que le construyera un gran corral, con su puerta cerrada. El diablo se había puesto a la labor, pero al colocar las traviesas, se le formaba la cruz, y no podía seguir. Entonces levantó con troncos de congrio un corral de palo a pique. Pero al cerrar la puerta y poner las trancas, volvía a formarse la cruz. Tuvo que desistir, y de ese modo un Rubio triunfó sobre el demonio. El nombre de la Cruz de la Rubiera, favorecía sin duda la leyenda".

Sin duda esta última leyenda inspiró al poeta Germán Fleitas Beroes  para el poema "La Majada del Diablo" que dice en esa parte:

-Ya ése es tuyo Florentino,
me dijo una voz sagrá,
si con la pura garganta
lo quieres desparpajá,
recuérdale al pié del arpa
"aquello de la majá"....-
era Dios que me alentaba,
y la garganta cansá
me la sentí fresquecita
como palma llovizná.
.................
Le respondí con aplomo
sin quitarle la mirá:
Arrímese caballero,
que le voy a recordá,
el hombre que tiene rabo
carga la lengua amarrá....
si le puso dos tranqueros
de samán a la majá,
métale las cinco trancas
que la quiero ver cerrá,
póngamele las diez cruces
de a dos en cada cruzá
yo no recibo corral
con la puerta destrancá...
El negro cambió e´color,
no me pudo contestá,
yo con la cara hacia arriba
y él con la cara agachá;
cuando le hablé de las cruces
fue tan grande la espantá,
que se llevó siete cintas
de alambre en la reculá.













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