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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

3 de enero de 2011

El Incendio de San Fernando de Apure

No me ha sido fácil ubicar información sobre este suceso ocurrido en 1819, presuntamente el 26 de enero en el que se aprecia  la determinación del llanero apureño y  de sus familias, cuando en el horror de la guerra, dirigidos por José Antonio Páez, abandonan sus hogares e incendian su ciudad para no dejarla en manos del enemigo español, apoyando así, la estrategia del Centauro de los Llanos. Una prueba mas de la fortaleza y dignidad del venezolano. La trascendencia de este suceso, alcanzó mucha importancia,  ya que después de esta resolución, las familias de los hatos aledaños a San Fernando, se sumaron a  esta emigración, logrando la salvación de muchas personas. Adicionalmente, este hecho permitió a los patriotas actuar con mayor libertad al no poner en riesgo a los ciudadanos.

Empezaremos con un fragmento del libro "Aventuras de José Antonio Páez" de Vinicio Romero Martínez:

"  Arde San Fernando de Apure por los cuatro costados"

 " En San Fernando lo que hubo fue una sublime resolución, un noble desprendimiento de cada uno de los ciudadanos, dispuestos a seguir a Páez y abandonar la ciudad, pero no para el disfrute de sus enemigos, sino incendiada cada choza, cada hogar llanero, convertido en una tea ardiente".
"Páez sabe muy bien que el ejercito de Morillo tiene unos 7000 hombres y que seria un suicidio enfrentarle a sus llaneros. Entonces reune a los vecinos, les explica su plan y todos responden conformes".

"  Al ver a San Fernando envuelto en llamas, Morillo, que es un experto en guerrillas, piensa que en esa modalidad de la guerra, Páez le lleva ventaja y que será muy difícil vencerlo. Pero cuenta con la superioridad numérica y la calidad de los oficiales que le acompañan.
 Entonces hace lo que esperaba Páez. Atraviesa el río Apure, mientras los patriotas se establecen del otro lado del Arauca. Morillo pasa revista a su ejército y dispone que al día siguiente será el ataque; pero vuelven las marrullerías de Páez. Ata unos cueros secos a las colas de cuatro caballos salvajes, y luego de disparar  unos tiros, los suelta en dirección al campo enemigo.

¡Menuda Sorpresa! La tropa de Morillo piensa que se trata de la caballería patriota que en la oscuridad de la noche intenta una acción descabellada. El ejército realista se desparrama, despavorido, y Morillo tiene que perder unos días más en organizar de nuevo la tropa".
  
Posterior a este suceso, las páginas de nuestra historia de llenan de  gloria, pues después de algunos enfrentamientos menores, se da la batalla de Las Queseras del Medio.

Hemos encontrado otra referencia sobre el incendio de San Fernando de Apure, en el libro "Las Sabanas de Barinas" del Capitán Vowel.

“No fue, sino hasta recibir la noticia de que la ciudad fortificada de San Fernando de Apure, única plaza importante en los Llanos, había sido reducida a cenizas, cuando vinieron a darse cuenta que un ejército invasor penetrase hasta sus remotas viviendas. Escaso número de ellos había ocasionalmente visitado a San Fernando con motivo de las festividades solemnes de la iglesia como en la Pascua de la Natividad y en la Pascua Florida, trayendo al regreso tan exagerada idea de su fortaleza e importancia, que la noticia de su destrucción se consideró casi increíble. Finalmente despertaron de su engaño con la llegada a cada hato, de unos cuantos llaneros que iban del ejercito y a quienes Páez, con la paternal solicitud de un jefe, había enviado a advertir a sus respectivas familias de la urgente necesidad de emigrar inmediatamente, y asimismo para que ayudaran al traslado de ancianos e inválidos a una región mas inaccesible de las llanuras".
 
En efecto, el libro narra esta emigración, donde no solo se trasladaron las familias, sino también ganado suficiente para su manutención, eligiendo un sitio seguro donde pudieran permanecer a salvo mientras pasaban los enfrentamientos necesarios para nuestra independencia. Este suceso  se mezcla entre lo ocurrido en ese año tan trascendental para nuestra  libertad, pero quisimos resaltarlo pues consideramos que es una muestra del valor y determinación de nuestro llanero.

La estrategia de Páez de colocar cueros en las colas de los caballos, originó una nueva palabra para las lenguas españolas y francesas, que fue incorporada al diccionario de estos idiomas. Se trata de Rastacuero (español) y Rastaquouere (francés). Los franceses señalan que la palabra viene el español, y los españoles señalan que se originó de guerrilleros latinoamericanos. La verdad es que se originó de la táctica de Páez, a partir de la cual, se empezó a llamar Arrastracueros, a las personas que aparentaban más de lo que en realidad tienen (ostentosos, vividores, nuevos ricos); de allí derivó Rastacuero. Don Ángel Rosenblat, en su libro Buenas y Malas Palabras, presenta una copla popular en los llanos referida a esta palabra: "A mí no me arrastra cuero, el que no mate ganao, porque si lo arrastra seco, yo se lo arrastro mojao". Se entiende que el cantador le dice a su rival que si no tiene dinero, no le arrastre cuero seco que puede conseguirse en cualquier parte, porque él si puede mostrarle un cuero mojado (fresco) porque sí tiene ganado.

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