Encontramos un interesante artículo, escrito por Erika Perera, en la web www.scielo.org.ve, donde se hace un recuento documentado de la evolución de esta importante pieza musical que nos identifica como venezolanos en cualquier parte del mundo.
El Alma Llanera es considerada hoy como el segundo Himno Nacional y no creo que haya ningún venezolano que la escuche fuera del país sin emocionarse y cantarla a todo pulmón.
En pleno gobierno del General Juan Vicente Gómez, quien como parte de su proyecto político, incentivó el criollismo y popularización de las artes, mediante la incorporación al teatro de guionistas, actores, cantantes y músicos nacionales; “Rafael Bolívar Coronado y Pedro Elías Gutiérrez formarían parte de este proyecto, componiendo así en 1914 la zarzuela de un cuadro: Alma Llanera, estrenada en el teatro Caracas y compuesta con un cierre de joropo cantado por una mujer.”
La Zarzuela fue estrenada la noche del sábado 19 de septiembre de 1914, conjuntamente con otras dos obras de teatro criollo: una de Leoncio Martínez llamada “El rey del cacao” y otra de Anán Salas, “El Capitán Uñate”.
“La música estaba compuesta por el maestro Pedro Elías Gutiérrez, músico, compositor, contrabajista, militar y director de la Banda Marcial de Caracas desde 1903 hasta 1946. Esta institución era la única de carácter nacional con el nivel para poder interpretar zarzuelas, operetas y óperas en la época. La letra y el libreto fueron escritos por Rafael Bolívar Coronado, poeta y escritor colaborador de “La Revista”, joven que se encontraba dentro del círculo de los escritores, poetas, músicos, científicos, etc., de una institución llamada “Culto a Osiris” en donde formaban las más serias y también humorísticas y originales tertulias, con cordiales veladas, recitales y representaciones teatrales. La interpretación de esta zarzuela estuvo a cargo de la compañía española de Matilde Rueda, cuyo nombre gozaba de mucho prestigio en Venezuela. Ycontaba también con los primeros actores nacionales Jesús izquierdo (1881-1937) y Rafael Guinand (1881-1957) que se destacaron en el reparto del estreno. Formaba parte de las expectativas que tenían en la época una celebre cantidad de artistas dedicados a producir otra modalidad de zarzuela con aires más populistas para el disfrute de la sociedad caraqueña que asistía frecuentemente al teatro”.
“En El Universal encontramos los respectivos anuncios de la época, mas una crítica del día después del estreno. Respecto al estreno, los anuncios de prensa no fueron muy llamativos; de hecho, sólo constituye un recuadro con el nombre del “Alma Llanera” y el otro anunciando su estreno junto con otras dos zarzuelas más para ese día, lo que implica que no era mucha la expectativa por parte de los diarios oficiales. Pero lo que sí se puede notar es que la crítica al día siguiente estaba cargada de elementos nacionalistas típicos de la época de Gómez, lo que significó para muchos un período de legitimación (o construcción) de la identidad venezolana donde emerge una “popularización de las artes”. El gobierno junto con los sectores letrados comienzan a crear un discurso ideológico referido al llanero con todas sus tradiciones y costumbres, que se convierten en atributos manipulados ideológicamente para representar a un ser nacional, forjándose así una imagen llanera representante de toda la identidad del país. Su espacio socio-cultural, el llano, se convierte en un estereotipo de soledad, inmensidad y peligro constante y el llanero –hombre– en el ser capaz de solventar las más hostiles e inhóspitas condiciones naturales y culturales del llano. Es, entonces, cuando los diarios, el teatro y los artistas se vuelven reproductores de esta identidad en su máxima expresión”.
“Dos años después de su estreno no se encuentran críticas respecto a esta zarzuela, al menos en los diarios oficiales, hasta el 9 de enero de 1916, en La Revista, en donde Rafael Bolívar Coronado publica una crónica sobre la actuación de un grupo de muchachas titulada “Las risueñas alumnas de la Academia” y no desperdicia la oportunidad para dar a notar su inconformidad con respecto al libreto escrito por él, refiriéndose a su novedosa zarzuela Alma Llanera:
"De todos mis adefesios es la letra de Alma llanera del que mas me arrepiento. En efecto, es esta mi página dolorosa; el hijo enclenque de mi espíritu, la cana al aire, la metida de pata. Amigos abandonados, por consolarme, dicen que su mediano estreno en el Teatro Caracas y su pavorosa “reprise” en el Municipal, fueron culpa de los cómicos que la montaron, que eran muy malos.
Pero a mi no me engañan esos cantos de sirena entonados por la amistad desgranada en piedades. Es cierto que los cómicos eran malos (…)pero el libreto era “mas peor” y (…) ¡adiós seguidilla! La música fue lo que salvo la situación con su mezcla de risas y quejumbres del predio. El maestro Pedro Elías Gutiérrez me hizo un quite muy a tiempo!”
Muy a pesar de su propia opinión, Bolívar Coronado fué premiado por Juan Vicente Gómez, con una beca para estudiar en España.
Asímismo, plantea el escrito de Erika Perera, que en efecto, Pedro Elías Gutierrez tuvo gran responsabilidad en el éxito y posterior identificación de esta pieza como manifestación de la identidad nacional, pues además de su calidad musical, como director de la Banda Marcial de Caracas por 43 años (1903-1946), única de la época hasta 1930, presentaba retretas de jueves a domingo en la Plaza Bolívar, que cerraban con el Alma Llanera (debido a la aceptación de la pieza en la noche del estreno y por petición del público), contribuyendo así a la difusión de la misma, al tener la posibilidad de llevar “a su audiencia de forma complaciente, las piezas más aclamadas por el público asistente a la plaza y la piezas musicales aprobadas por los entes ligados al poder de Estado, así era bienvenido cualquier elemento que fortaleciera ese icono nacionalista del hombre llanero creado en la época gomecista”.
Sobre este particular, Erika Perera concluye que parte del “ proyecto político de Gómez fue el de instaurar nacionalismo mediante “discurso y estética del criollista y un sentido de patria a través de la educación, la artes, los medios de comunicación, el poder militar etc., por lo que constituyó así la figura del llanero como un símbolo de identidad nacional. Los intelectuales que apoyaban este proyecto político de los sectores dominantes durante el gomecismo, se centraron en fomentar una ideología aglutinadora que ofreciera una determinada visión de la sociedad criolla, equivalente a toda la población llanera y a su espacio geográfico, a sus costumbres y tradiciones, a sus modos de trabajar, su culinaria, música, tradiciones orales etc., debido a que constituían la región y los agentes sociales que garantizaban la producción agropecuaria. La enseñanza de la historia se orientó a destacar los elementos culturales consecutivos del ser criollo, concebidos como aquellos de la “llaneridad” (Vargas, 2005). Pedro Elías Gutiérrez no se escapa de este cuadro de intelectuales que forjarían esta ideología gomecista.”
Asimismo, el joropo, además de ser un género musical, se fue convirtiendo en “una representación cultural muy diversificada desde su vestimenta, su baile, sus caricaturas, portadas de disco y partituras, ensayos, novelas poesía y composiciones musicales que versan sobre este ritmo, influyendo en la construcción de ese sentido de lo nacional del joropo y sobre todo en el “Alma Llanera””
“El joropo del Alma Llanera ya no sería visto como una zarzuela; se convierte en el icono musical identificativo del ser nacional, por lo que se reproduce en el cierre de los conciertos y retretas por más de 40 años en las plazas públicas cobrando un efecto impactante en la población".
“La invención de la tradición se expresa y reitera en prácticas repetitivas dotadas de una naturaleza simbólica para inculcar determinados valores dentro de la identidad nacional. Esta invención se puede apreciar, y no es extraño para nadie, que los cierres de cualquier espectáculo musical, fiestas privadas y concurridas, ferias, cierres de campaña, entre otros, se den con el Alma Llanera”
Imágenes tomadas del libro: Un Hombre con más de seiscientos nombres ( Rafael Ramón Castellanos)
Imágenes tomadas del libro: Un Hombre con más de seiscientos nombres ( Rafael Ramón Castellanos)
Zarzuela es un género lírico-dramático español en el que se alternan escenas habladas, otras cantadas y bailes incorporados.
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