Las imágenes que a continuación se muestran, fueron tomadas esta semana en el estado Guárico, unas en Camaguán y otras por la vía a Cazorla. Nos ofrecen una visión muy clara de la crudeza de la vida del llanero, donde lo extremo de las estaciones, marca un modo de vida que se vuelve habitual y donde el hombre desarrolla instintos para sobrevivir al medio. Todos hemos escuchado alguna vez que las sabanas de Guárico y Apure se inundan (aniegan, según la terminología llanera) y también hemos escuchado y lo hemos escrito aquí muchas veces, que el llanero en el invierno cambia el caballo por la canoa y que navega las sabanas haciendo gala de su incomparable sentido de orientación que le permite guiar su embarcación por el rumbo que ha de tomar para llegar a su destino. Definitivamente no es lo mismo leerlo o escucharlo que vivirlo: Cuando las aguas desbordadas de ríos y caños se adueñan de la sabana, las plantas acuáticas a su vez se extienden sobre las mismas semejando una infinita alfombra verde y el paisaje se vuelve tan uniforme que solo el ojo experto del llanero puede detectar las señales que le indican "el rastro". Errar el camino en esa superficie sin variación, puede ser muy grave pues podria requerir muchas horas para recuperar el rumbo. Aún en las ocasiones en que la misma naturaleza modifica las señales acostumbradas, el llanero, parado en la canoa o embarcación, observa por un instante el paisaje y sin dudar, tan solo con una seña, le indica el camino a seguir a su compañero que guía el motor, y abriéndose paso por la tupida vegetación, al poco rato se llega nuevamente al "rastro" que se estaba siguiendo. Es tan perfecto su sentido de orientación, que al navegar por la sabana sabe perfectamente los sitios en que las cercas divisorias de los hatos permiten el paso:
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Agua Verde. La vía acuática oculta la carretera rural existente |
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Navegando en el pasto |
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La casa rodeada de agua. Llegamos en "Motor" |
El agua desbordada en la sabana aisla las viviendas, y así como en verano el llanero trata de llevar el ganado a sitios mas húmedos con pasto fresco; en invierno, debe igualmente sacarlo de los hatos pues se les dificultará considerablemente la alimentacion diaria:
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Ganado en los Potreros |
El Llanero utiliza los recursos naturales tal como se presentan. Acostumbrado a estas condiciones extremas, en la sabana inundada, en los ríos, caños y aún desde sus mismas casas, lanza el anzuelo o el chinchorro para aprovechar la abundante pesca que obsequian las aguas. En la imagen, un niño, por una ventana de su casa inundada, a la orilla del río Portuguesa, pesca un pequeño caribe. Es de resaltar, que una vez atrapado el pez, lo golpeó repetidamente contra la pared, antes de sacarle el anzuelo.
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