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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

27 de septiembre de 2016

El Majestuoso Río Apure




EL POEMA DEL RÍO APURE
Andrés Eloy Blanco

Aquí, en el río pasmado,
el pelo desmelenado,
preso en el labio un cantar,
desnudas sus gracias blondas,
el amor de ondas y ondas,
mi Musa se va a bañar.
Tarde borracha: el ocaso
llena de vino el gran vaso
del cielo, con su tonel;
el río está purpurino,
como si el celeste vino
se derramara por él.

Cruza una garza los cielos
y empapa los rojos velos
con su copo de algodón,
en tanto hila en su hipnotismo
su ensueño de paludismo
la charca en cavilación.
Con entusiasmo argentino
viene del campo vecino
el relincho de un corcel;
en la lejanía en calma
pinta nubes una palma,
como un lejano pincel.
Peina el río una piragua,
y agitada, rompe el agua
su vasta meditación,
mientras barcas encalladas
añoran, paralizadas,
caimanes en oración.

En un recodo indolente
asume la amplia corriente
curvas de mujer carnal,
y en sus aguzadas proas
proyectan largas canoas
su alfilerazo sensual.
El ocaso, preso en llamas,
pinta lentos panoramas
en los cambiantes de tul;
lengua de fuego que sube,
lame el vientre de la nube,
y ruboriza el azul.
El crepúsculo se apaga
lentamente, en una vaga
mediatinta de carmín;
el río, en un gris desmayo,
con su cola de caballo
se sacude hasta el confín.

Y al fin, el cielo, en un lampo,
que es mar, y es monte, y es campo,
da una verde claridad,
cual si en festines sonoros
una bandada de loros
cruzara la inmensidad
Bajo cielos amatistas
sueñan caimanes budistas
su presa de carne en flor,
y entre mutismo y mutismo,
destila sobre el abismo
la copla del pescador.

 Al pasar de orilla a orilla
un breve barco acuchilla
la serenidad sin fin,
y al atravesar el barco
es musical como un arco
que pasa sobre un violín.
Cuando el hombre de los llanos
hunde en el río las manos
y acompasa una canción,
el agua, el pródigo hisopo,
rocía el pie del joropo
y el pecho del galerón.

 ¡El abuelo! ¡el río viejo,
que copió como un espejo
tantas luchas al pasar;
si sus riberas hablaran,
cuántas cosas me contaran
que no debiera olvidar!
¡Cuántas veces, río amado,
el cacique derrotado
vino a llorar hasta aquí,
y la india en la ribera,
trenzando su cabellera,
se puso a mirarse en ti!
¡Al frescor de tu cariño,
surgió del mestizo niño
el varón, y echó a correr,
con la emoción que sintiera
al mirar, por vez primera,
bañándose una mujer!
¡Allí, donde se encontraron,
indio y guaricha apretaron
corazón con corazón,
y en la playa, blando lecho,
se hinchó en cosquillas un pecho
bajo el ala de un plumón!

¡Cuántas veces en tu cuna
bebió su nueva fortuna
el viejo conquistador,
y a la sed de la garganta,
tu agua dulce, tu agua santa,
fue amarga para el Señor!
¡ Pero, cuando Él vino a verte,
cuando, hostigando a la suerte,
vino a ti el Fatigador,
con qué claras golosinas,
colmaste de aguas divinas
la sed del Libertador!
¿Quién no se siente a tu lado
amoroso hasta el pecado,
o heroico hasta la pasión,
si extendida en la llanura
sacude tu franja oscura
revuelos de pabellón?

¡Ahora comprendo, ahora,
por qué tu savia sonora
dio a la Patria tanto sol;
ahora entiendo la derrota
que en las pampas alborota
los ojos del español!
¡Siento a Páez y a Las Queseras,
donde en celestes praderas
fue su potro volador,
y el lazo de tus lanceros
enlazó siete luceros
para el cielo tricolor!
¡Ahora siento el instante
que el Catire alucinante
eriza de tempestad,
cuando en tus aguas avanza,
buscando a punta de lanza
su pesca de libertad!
¡Salve al pasar, noble río,
vena azul, nervio bravío,
envidia del manantial,
cinta en paz, foete en la guerra,
y en los llantos de mi tierra
rumoroso lagrimal!
¡Cristo-Rey de la llanura,
lleva al mar de la amargura
el Orinoco su cruz,
y tú, centurión y loco,
das de flanco al Orinoco
tu puñalada de luz!
¡Río gris, trémula vía,
vaya tu eterna armonía,
de un palmar a otro palmar,
profunda seda mojada,
como una larga mirada
que el llanto le tiende al mar!
¡Ésta es mi patria! En mi río
siento lo mío más mío,
porque aquí recuerdo yo
que luchando brazo a brazo,
con la sangre de un flechazo
un indio me bautizó.

¡Venid, oh lanzas benditas,
llaneros que en Mucuritas
cansasteis al avatar,
que un poeta quiere veros
y al pensar en sus llaneros
le dan ganas de llorar!





Andrés Eloy Blanco conoció muy bien éste río. Vivió en el estado Apure   y fue abogado de Pancha Vasquez, la inspiración del personaje Doña Bárbara de don Rómulo Gallegos. Probablemente por eso sintió el hechizo  que ejerce el río al visitante atento. En otro poema dirigido al río Orinoco, su pluma dedica otros hermosos versos al río protagonista del Llano venezolano, principal tributario del Orinoco:
Y el séptimo fue el río que bajó de los Andes
y cruzó el Llano, espoleado por la Leyenda,
en el lomo le floreció un Centauro
injerto de Tritón, que tomó Las Flecheras,
caballo del Prodigio, cimarrón de la Hazaña,
Apure es el Pegaso de los ríos de América...

El río Apure fue descubierto en 1647 por el Capitán Miguel de Ochogavia, nace de la confluencia de los ríos  Uribante (Venezuela) y Sarare (Colombia) en un punto muy cercano a Guasdualito llamado El Gamero. Tiene una longitud  aproximada de 850 km.

Este río tiene tributarios provenientes de los estados Táchira, Mérida, Trujillo, Barinas, Portuguesa, Guárico y una parte del Departamento de Santander del Norte. Sus principales afluentes, son :
Margen izquierda: Suripá (que se forma del Anaro, Caparo, Ticoporo, Socopó, Bumbún, Michay, Zapa etc.) – Pagüey – Santo Domingo – Canaguá – Masparro (que recoge las aguas del Caipe) – Portuguesa (que recoge las aguas del Guanare, Acarigua, Guanche, Cojedes, Tinaco, etc) – Guárico (recoge aguas del Chirgua)– Guariquito. La margen izquierda del Apure  en casi toda su extensión, se sitúa en el estado Barinas, pues en sólo unos pocos kilómetros antes de San Fernando, tiene sus dos márgenes en territorio apureño.
Margen derecha: Caños Setenta – Guaritico – Caicara y río Matiyure.  

Los pueblos ribereños del Apure son los siguientes:  En la margen derecha, sentido oeste – este: Guasdualito (situado a orillas del Sarare pero muy cerca del inicio del Apure por lo que podría considerarse como ribereño de este último río). Después aparecen: Totumito – Palmarito – Quintero – San Vicente – Bruzual – El Samán de Apure – Apurito y San Fernando. Por la margen izquierda aparecen pueblos barineses como Puerto de Nutrias, Santa Catalina y San Antonio. Prof. Omar Carrero
El río Apure representa la fuerza, la constancia y el valor del llanero. Fue cruzado muchas veces en la gesta independentista y la Toma de Las Flecheras es el hecho más conocido librado en sus aguas.  Si escuchamos con el corazón, aún podemos oir  en las tardes de verano el canto del cabrestero María Nieves y de muchos otros cabresteros que trasladaban el ganado hacia o desde Apure, atravesando su corriente expuestos a caribes, tartaguitas, tembladores  y caimanes;  se puede ver con los ojos del recuerdo a la pequeña Trina Omaira, su domadora, cruzándolo a nado bajo la mirada atenta de su padre que la acompañaba desde una canoa; se puede escuchar con los oídos de la historia de los pueblos, los gritos de angustia provenientes de la lancha Roma, y se puede oir entre el rumor de las aguas, la guarura que anunciaba la  llegada de los grandes vapores provenientes de Europa, colmados de mercancías para los hermanos Barbarito.

El río Apure no ha perdido su majestuosidad a pesar de la inconsciencia con la que se descargan a lo largo de su cauce, las aguas negras de las poblaciones ubicadas en sus márgenes. Aún guarda en su seno caimanes y gran cantidad de caribes como muestra de su fuerza. Aún llegan a sus orillas las ribazones de coporos y los pescadores que otrora recorrían sus aguas con palanca y canalete, ahora con sus "motores" encuentran cachamas, bagres rayaos y muchas otras especies que alimentan las poblaciones aledañas. Ya no está el valentón ni el manatí que desaparecieron víctimas de la explotación excesiva, como en un tiempo lejano desaparecieron  las garzas y los caimanes en esa tierra de riqueza natural.
 
Imagen de Aborda Apure con Pasión , blog

En el invierno como un gran padre, recibe las aguas  de los rios crecidos que forman parte de su cuenca, que lo ayudan a limpiar sus aguas y a dar vida a más especies fluviales.  Así sigue su ciclo vital, año tras año, sin perder su hermosura.  

Foto Miguel García Moya Fotografo, Bolgspot
Sus aguas nos hablan de Los Areneros, desarrollando ese riesgoso y duro trabajo de sumergirse a pulmón para sacar en baldes, arena del fondo. Nos hablan del Paso Apure que fue el principal paso en gabarra para ir o salir de San Fernando. Nos hablan de celebraciones como El Abordaje del Apure, fiesta que se celebra a inicios de semana Santa, cuando el río tiene menos agua y que consiste en una carrera a nado de caballos  acompañados cada uno por una embarcación que los va dirigiendo.

El río Apure es Llano,  palpita acompasado con el quehacer del hombre llanero. Ha sido testigo de la gloria del Apure y también de su involución. Sus aguas nos recuerdan un pasado de oro y por muchos años se ha mantenido firme esperando noblemente el milagro de la concientización del venezolano.

El río Apure, principal tributario de nuestro gran Orinoco, lleva en su corriente un mensaje de esperanza por un mejor futuro.




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