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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

28 de abril de 2014

El Palacio de los Barbarito - Hugo Arana Páez

El Palacio de los Barbarito es una edificación emblemática en San Fernando de Apure, que guarda la historia de la época de oro de esa ciudad. Vio llegar y partir los barcos de vapor que navegaban las aguas del río Apure y significó un importantísimo  bastión  de comercio nacional e internacional. Para el momento en que fue construído, estaba ubicado a la orilla del río, posteriormente los cambios geográficos  en el sector, ocasionaron que el borde fluvial se alejara, quedando el palacio en la ciudad y rodeado de calles.
Tiene dos plantas y un corredor abierto  que antiguamente funcionaba como receptor de mercancía. La planta baja era destinada al comercio y la alta a la residencia de la familia

Nuevamente el profesor Hugo Arana Páez, nos cuenta la historia de los rincones de San Fernando, precisamente en nuestra serie EL SAN FERNANDO DE AYER:

18 de abril de 2014

Pisillo de Chigüire- Otto Gómez Pernía



"La carne del Chigüire (Hydrochoerus hydrocaeris) se ha consumido desde mediados del siglo XVIII, cuando los ganaderos de los llanos intentaron exterminarlos porque pensaban que enfermaban al ganado vacuno y caballar. Comenzaban la cacería entre los meses de febrero y marzo, ya que era el periodo seco, para aprovechar que estos animales se concentraban en lagunas, ríos, etc. y lo hacían sin aplicar ningún tipo de método de conservación que fuera selectivo. Debido a la gran cantidad de carne que tenían, y por la inexistencia de otros medios de conservación, lo normal era salarla y secarla para poder aprovecharla mejor y de allí nació la tradición del consumo de esta carne. 

Fue gracias a una bula papal que el Chigüire pudo ser consumido en tiempo de cuaresma por considerarlo un animal de agua y no de tierra.
 
A continuación esta esta receta para preparar la carne de Chigüire salada en Pisillo que es la manera tradicional de consumirla en todo el país, sin embargo debo decir que la carne fresca es sensacional y les sugiero que si llegan a tener la oportunidad de probarla en algún festival, no lo dejen de hacer ya que es algo único.

Ingredientes:
2 Kg. de Chigüire salado.
2 pimentones rojos o verdes.
3 Cebollas medianas
1 cabeza de Ajo (6 dientes)
4 ajíes dulces
2 ajíes picantes
Cebollín y Cilantro al gusto
1 Tomate
Aceite de onoto
1 taza de caldo de pollo
Sal y comino al gusto
 
Preparación:

Desalar la carne:
Se coloca la carne salada en un recipiente con agua por una hora. Se descarta el agua y se pone a sancochar en dos o tres lts. de agua cambiando el agua cada 30 min. hasta que se ablande. Luego se saca, se deja enfriar y se desmecha o se pisa con una piedra (por eso el nombre de pisillo).
Sofrito:
Se cortan las cebollas, los pimentones, ajíes, y tomates en tiritas. Se machacan los ajos. Y el cebollín y el cilantro se cortan finamente. Caliente el aceite de onoto y sofría los ingredientes hasta dorar. Luego agregue el Chigüire desmechado y sal, el comino y la taza de caldo. Se revuelve bien, se baja la llama y se tapa hasta que reduzca el caldo. Se deja reposar y listo para servir. "
Otto Gómez P


16 de abril de 2014

Palabreo de Tierra Llana - Omar Carrero Araque

Les ofrecemos otro trabajo del profesor Omar Carrero Araque, escrito desde el sentimiento. Nos parece una hermosa forma de describir el Llano utilizando palabras que en sí mismas lo definen. Leyendo esta cantidad de términos independientes y a la vez asociados entre sí, podemos respirar esa tierra amada, pues nos hablan de  cultura,  de cultores, copleros, poetas, paisaje,  clima,   flora,  fauna,  ríos, literatura, creencias,  espantos, batallas, tradiciones y faenas.


PALABREO DE TIERRA LLANA 

Omar Carrero Araque 
Baquiano 2014 

 "A mi hermano José Guevara González (Coco Guevara) quien persiguió con afán su nombradía de Doctor por sabanas, selvas, colinas, mesas, médanos y ríos de los llanos circuidos por la cota 250, siempre de la mano ductora de Don Manuel Costa-Talens, de la Vniversitat de València."

Extensión – Horizonte - Poesía - Sabana 
Costemonte - Arrebol - Espanto - Resolana 
Esteros – Bajial – Medanal - Cañada 
Río – Laguna – Rompía - Carama 

Verano - Merma - Candela - Humarea 
Tolvanera – Dragal - Pericos - Ribazón 
Luna – Apareo - Terecaya - Matajea 
Amanse – Molienda – Queso - Bordón 

Invierno - Aguazal – Plaga - Rumazón 
Canalete – Palanca – Hilero - Barrial 
Destete – Quesera – Brete - Botalón 
Uverita - Cachapa - Cocuyo - Maizal 

Primavera - Remolino - Siembra - Verdor 
Vaquería – Aparte – Hierra - Arreo 
Chubasco - Bandadas - Potrancas - Ardor 
Asado – Cayena – Bandola - Zapateo 

Espesura -Toco – Masaguaro - Jabillo 
Menuita – Araguato – Lapa - Cachicamo 
Hachador – Baquiano – Paradero - Novillo 
 Mapanare - Araña - Garrapata - Gusano 

Sabana – Chaparro – Pajonal - Corozo 
Mastranto - Estoraque - Macolla - Zurales 
Chigüire - Alcaraván – Dorodoro - Oso 
Tranquero - Alambrada - Molino – Corrales 

Palma llanera – Mastranto – Alcornoque - Manirito 
Querebere – Yaraguá – Lirio Mayero – Cadillo 
Caruto – Paraguatán – Lambedora – Platanico 
Candilero – Camoruco - Guatacare – Saladillo 
 Gamelote - Palma Yagua - Chaguarama – Espinito 
Guamo Chigo – Artemisa - Chigüirera - Corocillo 

Gabán Pionío – Garza Morena – Carrao Carrao – Garza Reznera
Garzón Soldado - Tarotarito – La Paraulata – Garza Chusmita 
Alcaraván – Ñénguere Ñere – Zamuro Rey – Garza Veranera 
Garza Paleta – El Turupial - El Cari Cari – Codúa Agujita 

Becerrero - Ponte - Manea - Totuma 
Bote – Cuajero – Cincho - Horqueta 
Mariposa - Nube de Agua - Lucerito - Espuma 
Corral - Camaza - Rejo - Banqueta 

Bola e` Fuego - Sin Cabeza - Picapica - El Catire 
Sin-Sin - Tirano – Mata Silva - La Sayona 
El Silbón - Mula Maniá -Negro Charles -Taguapire 
Ahorcado - Ánima Sola - Juan Machete - La Llorona 

Mucuritas - El Yagual - San Fernando - Las Queseras 
El Setenta - Santa Inés – Cañafístola - El Sombrero 
Los Taguanes – Calabozo - Achaguas - Las Flecheras 
Urica - Guasdualito – Mata e`Miel - Mosquiteros 

Nazareno - San Miguel - San Lorenzo - San Rafel 
Coromoto - Candelaria - Piadosa Virgen del Real 
Juan de Mata - San Gerónimo - San Fernando - San Gabriel 
Las Mercedes - Santa Inés - Dulce Virgen del Pilar 

Florentino – Marisela - María Nieves - Juan Veguero 
Juan Parao - Santos Luzardo - Mujiquita - Brujeador 
Doña Bárbara - Barquero - Pajarote - Cunavichero 
Guariqueño - Mondragón - Altamira - Bramador 

Alberto Arvelo - Jiménez Leal - José Natalio - Lazo Martí 
Vicente Rojas - Emilio Sánchez - Pedro Felipe – Soto Valera 
Vera Morales - Ángel Eduardo - Sánchez Olivo - Ernesto Luis 
Yorman Tovar - El Tío Simón - Fleitas Beroes - Cándido Herrera 

La Portuguesa – Caño Caribe – Guanare Viejo - Capanaparo 
Cunavichito – Bartolo_Aguaro - Masparro_Caipe - Morichalito 
Boca Pagüey – Caño La Garza – Apure Seco – El Guanaparo 
Caparo_Sioca – Arauca_Apure – Guárico_Pao - Rìo Guariquito 

La Cruz Rubiera – Alcornocal - La Yagüita - Hato El Cedral 
Flores Moradas – Hatos de El Frío – Hato Oliveros – El Menoreño 
Hato El Setenta – El Cardonal – Hato Paraima - Caracaral 
 La Candelaria – La Trinidad – Hato Agualinda - El Woodereño 

 Juan V. Torrealba – Don Cupertino – La Doña Adilia - José Romero 
Catire Carpio - Ángel Loyola – Eneas Perdomo - Jesús Moreno
 Eudes “Bordón” – Urbino Ruíz - Carlos González - Jorge Guerrero 
Isabelita – Juan de Los Santos – Nelson Morales – Jesús Quintero 
 Luis “El Cubiro” - Don José Alí – Tigre Montoya – Indio Figueredo 
 La Llaneraza Antonia Volcán - Marcelo Quinto –Freddy Salcedo 

 Mata Arzolera, tierra de altanero grito 
La Marinela, la flor del llano infinito

10 de abril de 2014

Pioneros (4)

Doña Antonia Volcán. Imagen Llano Adentro
Angel Custodio Loyola y Urbino Ruiz. Portal FB Urbino Ruiz

Carrao de Palmarito y Urbino Ruiz . Portal FB de Urbino Ruiz

Carrao, Omar Moreno, Eleuterio Rojas. Imagen Llano Adentro

Carrao de Palmarito

Ultima imagen tomada de "Victor Morillo, 50 años de entrega espiritual a su pueblo

8 de abril de 2014

Almaque Llanero: Julio y Agosto: Jorge Plaz

JULIO

Julio viene llegando encapotado,
pleno de agua, pleno de humedad;
truenos lejanos se escuchan hacia el sur preludiando tan breve tempestad.

Plenos están los ríos y las sabanas
surcados se ven por embarcaciones
campos plateados míranse en la noche
y se ven bellas constelaciones.

Y las garzas desgajan sus plumajes
en las turbias aguas del estero;
sabrosos maniritos maduraron
y cachapas comen los vegueros.

Muy pronto el temporal de San Lorenzo
la paz del llano adentro turbará;
mas al fin vendrá Santa Rosa
y San Ramón que no se queda atrás.

Empiezan las garzas a hacer nido
el aruco anida en los tapones.
el chirulí en los platanicales
y la montañera saca sus pichones

El cachicamo está parido en nido
el garzón recoge el nido abandonado
el parpasen anida en los pajonales
de los esteros altos anegados

Hay tristeza en la llanura incierta
pues no se oye el cabildeo del ganado
los burros no rebuznan en julio
ni se oye el balido del venado
AGOSTO 

Llegó agosto, tronitoso y frío
una noche en negro temporal
rugir el tigre se escucha allá en el monte
y pita un toro allá en el medanal.

Babas en celo braman ardorosas
de hojarasca seca haciendo nidos;
lejos, muy lejos, hacia el sur lejano
de un huracán oyóse el sonido

 Los rebaños huyeron a los altos
médanos y bancales del lugar,
hacia donde también se fueron
los demás animales a invernar

En los hatos reposa la peonada
los caballos en los invernaderos
en los corrales renació la grama
brusca y escoba en los paraderos

Los vegueros gozan en agosto
parrandean en sus grandes bailes
con pescado y cachapas blandas
mantención de sus grandes bacanales.

Los taburíes abren sus coronas
por la noche hasta el amanecer;
las ranas verdes se les oye graznar
y los lépidos que cantan, también

Mes de agosto, horrible para el llanero
por el trabajo que sufren los rebaños
lo asalariado que se ponen los burros
y el pasto es malo y les hace daño

Toma de las Flecheras




A propósito del video de El San Fernando de Ayer, donde el profesor Hugo Arana Páez, nos habla del Paso El Diamante, les ofrecemos ahora La Toma de Las Flecheras,  otro impresionante éxito bélico de José Antonio Páez, caracterizado como casi todas sus acciones, por una intrepidez asombrosa llevada a cabo con sus lanceros, justamente a través del referido Paso.

Este hecho se dió en la segunda en la segunda fase de la Campaña del Centro o de 1818, iniciada por El Libertador Simón Bolívar en Angostura ( hoy Ciudad Bolívar) el 22 de noviembre de 1817con tres batallones que partieron hacia Apure y que se irían engrosando con la incorporación de otros jefes patriotas con sus respectivas unidades,  y formar un gran ejército de unos 6.000 hombres, antes de llegar a su destino.

Después de dos meses de difícil marcha y navegación, llegan al Orinoco el 22 de enero de 1818 y comienza el paso del río. Paso a colocar citas textuales tomadas del blog General en Jefe José Antonio Páez, de la pluma de Oscar J.Márquez, donde se hace una cronología de la ruta tomada por el ejército:

Comienza el crucé del río Orinoco a las 09:00 horas con la presencia de Bolívar y del secretario del General Páez, quien había venido a recibirlo, acampando ese día el ejercito al sur de la desembocadura del Arauca en el Orinoco. 

El día 23 luego de marchar un lengua (5,572Kms aproximadamente) se pasó por primera vez también en barcas, el río Arauca y por segunda vez, después de otra legua más adelante, por un puente de barcas construidos por los llaneros de Páez. Finalmente el ejercito se detuvo a las tres de la tarde, debido a que la caballería había seguido otra ruta, llegando a las 08:00 horas del día 24 de de enero. 

El día 25 arribaron a Araguaquen el parque, equipaje y el hospital de campaña; el 26 llegaron los caballos que había mandado Páez y el 27 se movió el ejercito por el Arauca a Caujaral; el 28 se adelantó Bolívar con la caballería y esperó a la infantería para acampar en la Aguadita, en la orilla derecha del río Claro, en el paso carretero. 

El 29 partieron a las 05:30 horas, haciendo alto en la orilla derecha del río Clarito; tras caminar 30 kilómetros, acamparon en el hato Buroz. El día 30 a las 05:30 horas partieron para el hato Cañafistola, que distaba 10 Kms., donde se detuvieron a las 11:00 horas para racionar a las tropas. Poco más tarde llegó el General Páez quien conoció en ese momento a Bolívar, su relación había sido solo epistolar y muy escasa hasta ese momento. 

Se unían así dos titanes en un abrazo fraternal, dos héroes de nuestra gesta emancipadora, y quedaba sellado el circulo de generales guerreros que se sometían al mando único de Bolívar y, reunidos los dos Jefes, partieron con la caballería para Cajuaral. El 31 de enero se movilizó la infantería que también llegó a Cajuaral, donde se encontró a Bolívar, motivado a que la caballería se había extraviado. 

La noche anterior los infantes habían cruzado el Arauca, luego lo hizo la caballería y Páez retorno a San Juan de Payara con El Libertador Simón Bolívar, donde fue recibido como jefe supremo con manifestaciones de alegría, salvas de cañón y la guarnición sobre las armas. Poco tiempo después llegaba el ejército de Guayana y se unían en fraternal abrazo con el ejército de Apure. Páez obsequió ese día una cena a Bolívar y sus oficiales. San Juan de Payara se encuentra a 35 Km de San Fernando. La infantería acampó en el pueblo y la caballería lo haría el día 1º a las orillas del río, por haber terminado el paso del mismo. 

El ejército de Bolívar había recorrido en ocho días doce leguas, los días 2 y 3 fueron de descanso y en ellos se terminó de remontar la caballería de Guayana. En Payara, Bolívar le manifestó a Páez una vez más su inquietud de cómo pasar el río Apure con un ejército, ya que carecían de embarcaciones suficientes. Recordemos que los españoles aún permanecían en San Fernando, bajo el mando del jefe realista Quero, quien defendía la plaza amurallada la cual para esa época a pesar de que ésta era sitiada por tierra desde el 17 de enero por la noche, cuando el General Páez había tratado de tomarla infructuosamente por sorpresa. Esto se debía a que estaba protegida por tres castillos, guarnecidos por veinte cañones, con 650 hombres y cerrado por trincheras. A todo esto debía agregarse una escuadra sutil, con numerosos buques, cañoneras, pedreras, flecheras y multitud de barcos menores que controlaban y protegían el río Apure hasta su desembocadura en el Orinoco. 

Simón Bolívar se encontraba en gran incertidumbre por no vislumbrar la forma de resolver aquella situación de cómo pasar sobre el río Apure un gran ejército. El General Páez le instaba “... yo le animaba que se pusiera en marcha, asegurándole que le daría las embarcaciones necesarias. El me preguntaba: pero hombre, ¿Dónde las tiene usted? - Yo le contesté que las había en el paso del río para oponérsenos. - ¿Y de qué manera podemos apoderarnos de ellas? - Con la caballería. - ¿Dónde está esa caballería de agua? Me pregunto él, porque con la de tierra no se puede hacer tal milagro...” 

Para el día cinco se habían concluido la remonta de la caballería que vino por el Orinoco y el Arauca. Ese mismo día se reunieron la Guardia de honor y el batallón de infantería de Apure, se distribuyeron a los oficiales de infantería los caballos, sillas, bridas y a las tres de la tarde partió el ejercito a San Fernando de Apure con El Libertador y su Estado Mayor General, marchando hasta el anochecer y acampando en una sabana al este de San Juan de Payara, donde levantaron el vivac. 

El día seis en la madrugada nuevamente se inició la marcha del ejército y a las diez de la mañana se llegó al paso del Coplé o del Diamante, en el río Apure, a 1 Km., aproximadamente, al este de los muros de San Fernando donde ondeaba la bandera española. Era el único sitio por donde podían pasar los patriotas sin el riesgo de que los alcanzara el fuego de los cañones realistas ubicados en San Fernando. 

El ejército quedó detenido: no podía pasar el río por falta de embarcaciones, las cuales se encontraban del otro lado del rio, algunas de ellas amarradas frente a la ciudad fortificada. El ancho del río en ese lugar es de 700 metros aproximadamente, con una velocidad en sus aguas de 4 millas por hora (7,4127.Kms por hora) el cual a su vez estaba infestado de caimanes y sus aguas aun estaban un tanto altas. Es el mismo General Páez es quien nos narra al respecto en su autobiografía: “...una milla antes de llegar al río se le suplicó que hiciera alto con el ejército para sacar de él la gente con la que íbamos a tomar las lanchas enemigas y todavía le parecía que todo aquello era un sueño o una broma, sin embargo, procedió a mis deseos...” 

Páez tomó cincuenta hombres de la guardia de su caballería, entre ellos Aramendi, Genaro Vásquez, Cornelio Muñoz, Pedro Camejo (el Negro Primero), Juan Carvajal, Felipe Mauricio Martin, José de la Cruz Paredes, José María Briceño Méndez, Pedro Pérez, Antonio Romero, Juan José Rondón, y otros que se pierden en el anonimato de la historia, todos jinetes en briosos caballos sobre silla fuerte, que quitaban sin desmontarse, junto a sus cinchas y gruperas, al igual que sus calzones; en las bocas las lanzas, sus espadas estaban sujetas a la espalda o colgadas al cuello, se lanzaron al río nadando con un brazo y acariciando con la otra los cuellos de sus caballos a la vista del ejercito. A una distancia de 400 metros sorprendieron a las embarcaciones españolas. 

Los realistas no salían de su asombro, que no podían imaginar tal situación, reaccionaron efectuado varias descargas de mosquetería y algunas de cañón sobre las cabezas de los hombres y caballos que remontaban la corriente, sin darles en su humanidad. 

El pánico y el caos se apoderaron de los españoles, quienes se arrojaron de los barcos que estaban amarrados al río para ganar a nado su orilla, abandonando las flecheras y cañoneras. Los intrépidos llaneros se montaron sobre la grupa de los caballos, impulsándose para abordar las flecheras, guiados por su jefe el taita Páez. Así se apoderaron de ellas encontrando solo una mujer que había disparado contra los asaltantes el último cañonazo. 

Catorce flecheras dos cañoneras y otras embarcaciones menores fueron capturadas. “...Asombrado Bolívar, dijo que si él no hubiera presenciado aquel hecho nadie habría podido hacérselo creer...” El mismo general Páez señaló en su autobiografía que la misma partida de jinetes corrió a ponerse al frente de San Fernando para impedir la salida de cualquier realista que fuese a dar parte a Morillo de lo sucedido. 

El ejército patriota procedió a acampar en la sabana de la rivera derecha del Apure. La caballería del General y la infantería de la guardia iniciaron el paso. Bolívar mandó a parlamentar en la plaza. intimando a la rendición de la misma: “...el ejército libertador de Venezuela debe tomar a San Fernando dentro de veinticuatro horas, este término debe bastar a usted para resolver a entregarse o morir...” 

Esta acción sin igual sorprendió a los realistas, neutralizándolos, ya que no utilizaron sus fuerzas sutiles que apoyadas por la guarnición de San Fernando ni siquiera hostigaron el paso del ejército patriota por el Apure. El camino estaba expedito hacia Calabozo con un gran ejército integrado por más de cinco mil efectivos, el primero de su índole que se constituía con tan cantidad de efectivos desde 1810, estructurado bajo el mando único de Bolívar que lograrían sorprender a Morillo en Calabozo con su Estado Mayor. 

Pero no abatirlo por errores tácticos al no sitiar la ciudad como debió de ser, permitió que este se escapara con su Estado Mayor y la guerra se prolongara por varios años más.

Flechera:   Embarcación liviana de guerra que se usó en Venezuela, especie de canoa en la que iban indios armados con flechas. Eran embarcaciones alargadas de más de 20 metros, entre la proa y la popa,  con cubierta movida por unos 30 ó 40 remeros parecida a una canoa con una quilla alargada que le permitía ligereza en la navegabilidad con una capacidad de 100 a 120 hombres y que fue utilizada en la guerra de independencia en Venezuela como medio bélico por los realistas y patriotas.
Bibliografía 
1. Documentos de la Libertad. Oficio de Bolívar para Páez del 15 de enero 1818.. Caracas: servicio Grafico Editorial S.A tomo 14, Pág. 12 
2. oficio de Bolívar para el Gobernador de Angostura del 4 de enero de 1818, Caracas: servicio Grafico Editorial S.A tomo 14 Pág. 27 
3. Márquez Oscar J. La Toma de las Flecheras Caracas: IMARLITI, CA, 2004 
4. Páez José Antonio. Autobiografía. Caracas: Academia Nacional de la Historia, Italgrafica 1987 
5. Vowell Richard. Campañas y Cruceros. Caracas: Biblioteca de la Academia de la Historia 1973. 

6 de abril de 2014

Moromoy es un Árbol - Freddy Páez

MOROMOY ES UN ARBOL 

 Profesor Freddy Páez 

Con el nombre de MOROMOY se conoce a una meseta situada al Noroeste de la ciudad de Barinas, en la zona del pie de monte andino y donde hoy se asienta la ciudad de Barinitas. En la historia de la región, esta meseta es conocida por haber sido el lugar donde se asentó por segunda vez la ciudad de Barinas a raíz de su traslado, en el año de 1628, desde la meseta de Altamira de Cáceres donde originalmente había sido fundada. Sobre el origen del nombre autóctono de esta terraza, es generalmente aceptado por algunos que el mismo proviene de la existencia de una tribu “los Moromoyes” que habitaban esa región y para otros de una princesa indígena cuyo nombre era “Moromoy”. 

Haciendo un trabajo de recolección de plantas en una zona del pie de monte barines, un baquiano me señaló como punto de referencia un “palo de MOROMOY”, lo cual despertó de inmediato mi curiosidad y al indagar sobre el origen de ese nombre, la respuesta obtenida fue que así se conoce el árbol en cuestión en Barinitas y áreas adyacentes, lo que fue posteriormente ratificado por otras personas nativas de la zona. Sin embargo este nombre común no aparece en obras especializadas tales como: Plantas comunes de Venezuela (Schnee,1973) o Manual de las plantas usuales de Venezuela (Pittier,1978), quizás por no haberse recolectado para el momento en que se escriben esas obras; por lo que se procedió a su muestreo y a la determinación de su identificación botánica. 

Botánicamente el MOROMOY es un árbol perteneciente a la familia de las MIMOSACEAS, su identidad botánica es: Acacia langlassei (Britton et Rose) Bullock. Colectado por primera vez en México en 1939 (Kew Bull.1939), en el país fue recolectado con el mismo nombre común en la zona de Barinitas e identificado por la Dra Lourdes Cardenas, del Herbario MY, Facultad de Agronomía, U.CV.

 Es un árbol de 10 a 15 metros de altura, de copa abierta, con espinas escasas muy dispersas en sus ramas, las cuales son quebradizas, pierde pocas hojas en la estación seca, con flores blanco-cremosas, las cuales están presentes entre los meses de Noviembre a Febrero, para esa época se observa una intensa actividad apícola a su alrededor, salvo esta y su uso para leña no se le conoce otra utilidad; Localmente hemos observado índividuos dispersos desde los 300 m.s.n.m (Santa Elena de Caramuca) hasta los 500 m.s.n.m (La Barinesa) siempre bordeando o muy cerca de cursos de agua (planta riparia). En el parque Moromoy, en Barinitas, existe un pequeño grupos de estos árboles bordeando la Quebrada El Mijao. 

Indagando sobre el origen del nombre Moromoy no encontramos en la revisión bibliográfica referencia alguna a la existencia de indios moromoyes ni princesa con ese nombre en la región, mientras que si encontramos una referencia a la existencia del árbol, en la obra Historia de Barínas, 1577-1800, pag 294, cuyo autor es el historiador Virgilio Tosta, en la que se hace una descripción de la Barinas del año 1758 y la cual textualmente señala, "... Las cuatro manzanas que rodeaban a la plaza pública hallábase cubiertas de bosques y ´´´barzales o montes muy tupídos´´´, poblados a trechos con robustos árboles de bucares y moromoyes...". 

El conocimiento del nombre común dado al árbol en la zona, unido a la referencia histórica, permite afirmar que MOROMOY, es el nombre autóctono que sirvió para designar al árbol descrito y es conocido así por lo menos desde el año 1758. Puede ser valido pensar entonces que el término mesa de Moromoy como era conocido el sitio que sirvió de asiento a Nueva Trujillo de Barinas, y hoy a Barinitas, derive su nombre de la presencia de ese árbol en esta zona. Ojalá pudiéramos lograr que alguien se ocupe de propagarlo y reforestar algunas partes de la mesa con él, manteniendo vigente el sonoro nombre de MOROMOY y adoptándolo como el árbol emblemático de la región lo que por derecho le correspondería. 

Acento de Cabalgadura: La Miel

LA MIEL
Acento de Cabalgadura
Enrique Mujica


 El matajei hembra es el que carga. Ese es redondo, coma una bola, como una tapara. Ese es el que carga porque el macho, que es largo y delgao como una manga, lo que echa son unos ramitos de miel. En un palo que llaman diente e perro se cria el matajei. Yo creo que es porque ese palo echa unos tallos, unas varas con crucetas que es de ande se agarra el matajei, de ande se va tejiendo. De ai del Porvenir pa abajo, pacia El Barinal, buscando una jilera e cujises que van orillando una madrevieja y varios conucos, seguro que se consigue uno con un matajei cargao. Será porque por esos laos la tierra es una grea negra y lo que hay son unos rastrojos sombríos que se llenan de ese bachaco culón rojo. Debe se por eso que por ese camino abunda el matajei, y también porque más abajo, en los conucos, eso to apretao de topocho y cambur y ma's allaita se ven las jileras de melero y en el palmar la flor de campana y la fruta e palma. 

Porai por esas costas del Barinal pasábamos pa la escuela. Eso fue en un tiempo en que la Niña Isabel Valera nos daba la primaria en una casita e palma con corredor de cin que el viejo Vicente Valera, su hermano, había hecho en la entrá el hato. Un verano tuvimos yendo pa esas clases, un puño e muchachos, como treinta. Me acuerdo que la Niña Isabel, que estaba bien vieja, se ponía a comé hallaquita con queso, entonces empezaba a conversá y a esplicanos. No se le entendía to que decía, nosotros to que hacíamos era ve como se le salía de la boca aquel burucero de pan y queso que nos echaba encima. La Niña Isabel no duró en las clases sino hasta ese verano. Después pasamos un tiempo con el maestro Jesús Garrido, que era un viejo largo y seco que hablaba roncote. Ese nos decía versos y nos ponía sacar cuentas. "Ese pez largo y redondo que vimos desde la orilla juguetear, allá en el fondo", nos decía, y otros versos que no recuerdo. También nos contaba las historias de Bolívar y nos enseñaba el mundo en una pelota azul. Solamente ese tiempo tuve yo en la escuela, hasta que aprendí a leé. Eso era cuando tenía diez o doce años. Después no supe más de lecturas, lo que me gustaba era un caballo bien bueno y una soga. Nunca más vi al maestro Jesús Garrido, no se que se hizo.

Por ese tiempo lo que si aprendí fue a castra un matajei. Un día por la mañanita nos quedamos castrando uno. Nos pusimos de acuerdo y no fuimos pa la escuela. Le dejamos un jumo e bosta un rato largo, hasta que se le fueron toas las avispas. Después fue que lo abrimos y nos trajimos la miel en dos taparas. Esa era una avispa brava y peligrosa. Un día jurungamos unas y nos picaron. Llegamos a la escuela y la Niña Isabel tuvo que ponenos cataplasmas de saliva e tabaco. Pasaron muchos años y yo seguí yendo a castrá matajei en ese punto. Más de uno castré. Ai era ande me acordaba de la escuela, del chorro e muchachos saliendo de la escuela, como avispas. Entonces pensaba que la escuela era también un matajei, pero sin miel.

Matajey: Pequeña avispa. Prácticamente llamas matajey a la casa de esta avispa, que es grande, de casi  70 u 80 cm de largo, siempre cargada de miel. La casa es construída utilizando la rama de algún árbol. Vocabulario del Hato. J.A. De Armas Chitty

4 de abril de 2014

El Gaucho y el Llanero


"Tocando los extremos norte y sur de la América austral se encuentran dos grandes porciones de territorio de análogos aspectos físicos y habitados por agrupaciones étnicas que presentan los mismos rasgos en sus caracteres. La una de estas porciones forma parte de la Confederación Argentina, y se extiende desde las montañas cordobesas al bajo Paraná, y del estuario del Planta hasta las estribaciones de la Patagonia. La otra comprende gran parte de la República de Venezuela y abarca casi 500.000 kilómetros cuadrados en las antiguas provincias de Apure, Barcelona, Barinas, Carabobo, Caracas y Guayana. 

Característica topografía de esas extensas regiones es la línea horizontal, que a veces se prolonga hasta el límite en que la tierra y el cielo parecen confundirse. Océano de verdura del cual diríanse olas las manchas ondulantes y movibles del ganado vacuno y caballar que en ellas pasta; e islas los oteros y mesetas que sirven de refugio a hombres y animales cuando, en la estación de las lluvias, las aguas de las nubes y las que se desbordan de los ríos inundan la sabana, entonces solo transitable en bongos y canoas. 

 Magnífico espectáculo el de esas soledades de la América, sin límites determinados ni caminos conocidos. Cada una tiene peculiaridades geográficas y geológicas dentro de la configuración general de su superficie. A veces el suelo se esconde bajo altos pajonales que se agitan al soplo del viento; en ocasiones la tierra apenas deja ver escaso césped o palmeras enanas. En las márgenes del Paraná y el Orinoco espesos bosques donde viven en acecho el tigre y el jaguar; bajo las gramíneas el áspid; en los caños el caimán, el caribe y el temblador; en los esteros las aves acuáticas de vistoso plumaje.

 (…) En la Argentina como en Venezuela, encuadrados en el marco que apenas bosquejamos, destacan el Gaucho y el Llanero su singular personalidad. Acerca de la estructura fisiológica del primero nos dice Carlos O. Bunge que: “es fuerte y hermoso por su complexión física; cetrino de piel, tostado por la intemperie; mediano y poco erguido de estatura; enjuto de rostro como un místico; recio y sarmentoso de músculos por los continuos y rudos ejercicios; agudo en la mirada de sus ojos negros, acostumbrados a sondear las perspectivas del desierto”. Y José María Salaverría, en su libro El Poema a la Pampa, nos traza esta rápida silueta: “Un hombre a caballo salió de entre los sauces. En la frescura matinal el hombre aquel cabalgaba con hidalga prosopopeya, sin apurarse, reposadamente, como quien no siente el acicate de ninguna actividad perentoria. Iba tieso sobre su caballo, noblemente erguido, con rumbo a la inmensidad. Por un momento le distrajo el tren; pero volvió la vista luego, ajeno a la loca carrera del convoy mecánico. Parecía ser un ideal que marchaba a sumergirse en el infinito de luz y en el otro infinito de la llanura. Y a pesar del vacío y la soledad del sitio, aquel hombre, que cabalgaba noblemente, sin prisa ni afán de ninguna clase, daba la impresión de una felicidad plena, redonda y definitiva” 

 Con ligeras variantes el llanero nuestro presenta las mismas cualidades y los mismos vicios del gaucho, como que ambos tienen antecedentes idénticos e idénticos hábitos de vida en razón de su industria. En lucha contra toda clase de peligros, sus músculos se fortalecen, sus sentidos se aguzan, sus movimientos se aligeran, su valor se retempla. Para las diversas operaciones que la ganadería exige posee especiales condiciones de energías y habilidad. Sobre el potro salvaje o frente al toro bravío se encuentra en pleno circo y en la constante disyuntiva de vencer o morir. 

 Daniel Mendoza, de pura cepa llanera, al estudiar la psicología de su coterráneo se expresa así: El llanero resulta pícaro y socarrón algunas veces. Y ése es el atavismo del pechero. Otras, indómito, y bravío; y ésa es la sangre india batiéndose desesperadamente en la defensa de su independencia y de su suelo. Otras, pensativo y hosco, casi sombrío, se ve en el fondo de sus ojos el alma de una incógnita tristeza: es la pesadumbre del negro atado por las cadenas de la esclavitud. Del amasamiento de esos tres morbos no podía menos que producirse ese auténtico ejemplar de raza pampera que ama, llora o canta como el turpial salvaje: vestido de oro por la magnificencia de su selva y de negro por la incurable barbarie de su fatalidad. 

 Conocido es el abolengo andaluz del habitante de nuestras pampas. Con ese elemento y el autóctono se formó el nuevo tipo étnico, que conserva sus estigmas de origen con las modificaciones impuestas por el medio circundante. Mezclados los cordobeses con los árabes, heredaron y trajeron a estas regiones su inclinación a la vida pastoril, que deja grandes intervalos de reposo, en oposición a la agricultura, que pide perenne actividad.

El hombre nómade, no puede concebirse sin el caballo, que es absolutamente indispensable para el continuo trajinar. Así el gaucho y el llanero viven a lomos del noble animal, con el cual pudiera decirse que constituyen una sola entidad biológica.

 La indumentaria del gaucho, como la del llanero, es pintoresca y adecuada a su género de vida. Usa el primero Chiripá, pedazo de tela cuadrilonga que pasa por entre los muslos y se asegura a la cintura por ancha banda o tirador de cuero, donde guarda sus avíos de fumar, el dinero y la faca, que no abandona en ningún tiempo ni por ninguna circunstancia; el poncho, capa que le cubre los hombros hasta la cintura, dejándole completa libertad de movimientos; la bota de potro, cómodo calzado que se fabrica con la piel de las patas traseras de este animal; pañuelo al cuello y en la cabeza el chambergo, ladeado con petulancia o echado hacia atrás.

 El traje de gala del segundo consiste en camisa blanca, rizada,, de largas mangas acuchilladas, y cuello y puños estrechos, con botonaduras de oro; garrasí, que es un pantalón largo, abierto en las pantorrillas y cortado de suerte que caigan dos picos sobre el tobillo, para formar lo que llama uña de pavo; pañuelo de seda de vivos colores anudado a la nuca; sombrero pelo e guama, atado con barboquejo; pie calzado con cotizas (sandalias) de piel de res, curtida; cinturón para la lanza, espuelas de plata o de oro, cinceladas, con anchas rodajas. De viaje nunca le falta la espada de totuma, de dos filos, vaina de cuero y guarnición de plata; y la cobija, que se compone de dos telas de bayeta, la de arriba azul y la de abajo encarnada, como de seis pies por lado, unidas y superpuestas, con abertura en el medio por donde pasa la cabeza. Protege al jinete de la lluvia, del abundante rocío de los trópicos y el sirve de lecho cuando le es imposible tender la hamaca.

 Propia de pueblos pastores es la sobriedad. Bástale al ganadero del Plata, como al de Venezuela, un rancho de paja cobijado con yerbas forrajeras, que aquél planta a la sombra del ombú y éste entre el follaje del morichal. Allí viven con su mujer que el uno llama “mi china” y el otro “mi prenda”; y con los hijos que al ser crecidos continuarán la vida tradicional del padre. Por muebles, cráneos de caballo o de caimán, que son asientos; por camas, cueros secos sin curtir, si no tienen el privilegio de la hamaca para descansar el cuerpo con mayor comodidad. Por alimento, la tira de carne asada, con galleta dura, arepas o casabe; por bebida, agua; por distracción, la guitarra; por vicios: para el gaucho el mate, la ginebra y el cigarro; para el llanero, el café tinto y el tabaco de mascar.

Como todos los primitivos, los hombres de la pampa tienen filosofía propia, creencias raras y especial vocabulario. De las nociones religiosas que los misioneros les enseñaron, o que han podido adquirir, solo conservan groseras supersticiones. Se preocupan poco de Dios, pero son fervientes devotos de la Virgen del Carmen, o de cualquiera otra advocación. No van a misa, pero cargan al cuello reliquias o amuletos con extravagantes oraciones, cuya mayor eficacia consiste en su misteriosa oscuridad. La del Justo Jué tiene varias aplicaciones y virtudes; la de San Pablo les preserva de los animales ponzoñosos; la del San Marcos del León les hace invisibles; la Piedra de Ara, con otros aditamentos, los libra de los riesgos del combate; el colmillo de caimán, de maleficios. El General Páez llevaba una reliquia a la cual atribuía la singular circunstancia de no haber sido herido jamás, a pesar de su incomparable arrojo. 

El aislamiento en que vivían gauchos y llaneros, frente al grandioso espectáculo de la naturaleza, y en lucha perenne con el medio, produjo ese tipo de inconfundible personalidad, que no se encuentra sino en América, aunque tenga puntos de contacto y semejanza con el árabe y el beduino.

(…) Vencidos por la evolución biológica van desapareciendo, o desaparecieron ya, el gaucho de la Argentina y el llanero de Venezuela. Sus figuras legendarias se alejan y se borran a medida que nuevos elementos penetran en sus dominios. Pueblos de mentalidad inferior no conservan sus características si los ponen en contacto con otros superiores. El alambre de púas dividió la inmensidad; el automóvil espantó al caballo; lo útil reemplazó lo poético; lo práctico a lo heroico. 

 Sin embargo, ellos ejercen aún en estos pueblos nuestros una doble función sentimental y educativa: como elemento literario, porque caracterizado, o a lo menos dan motivo a la poesía genuinamente popular y a las leyendas y tradiciones con que según Rodó, mantienen las madres la atención ingenua de sus hijos, o embelesa el trovador plebeyo a su rústico auditorio; y como tipo histórico y patriótico, porque ofrendaron a la patria el tributo de su sangre, junto con los más altos ejemplos de lealtad, valor y audacia. 

Fueron gauchos los que, primero con las montoneras de Güemes y de López, y luego militarmente organizados, concurrieron a casi todas las batallas de la independencia en Chile y Argentina. En San Lorenzo, a las órdenes de San Martín, cargaron con furia a los infantes españoles, desconcertados bajo aquel brusco ataque; en Chacabuco, conducidos al fuego por sus comandantes Melia, Medina y Ramayo, desbaratan a sus asombrados contrarios; en Maipú, con Bueras y Freire a la cabeza, y tendidos sobre las crines de sus caballos como los árabes del desierto, despedazan a los Lanceros del Rey y a los Dragones de La Concepción; y en la pampa de Reyes y en las faldas de Condorcunca contribuyen a la independencia definitiva de la América Hispana. 


En Venezuela, toca a los llaneros la parte más heroica y romancesca de nuestra prolongada y sangrienta lucha. Al principio guerrearon con Boves contra la Emancipación; luego, regidos por Páez, Monagas y otros caudillos, a favor de la República. Su acero centelleó con rojos fulgores en cien campos de exterminio: El Yagual, Mucuritas, Mata de Miel y Las Queseras. En Barcelona, Maturín, Apure, Guárico y Guayana, los Arismendi y Silva, Iribarren y Vásquez, Mina y Figueredo, Muñoz y Carvajal, Zaraza y Sotillo, realizan hazañas increíbles. Un día toma las flecheras a nado; otro un grupo de jinetes sorprende a un escuadrón para apoderarse del bestiaje; ocho hombres destrozan a los Húsares de La Torre. En las márgenes del Arauca, ciento cincuenta héroes desorganizan un ejército. Para su valor no hay obstáculos. Su arrogancia es igual al peligro. Bien pudo augurar la victoria esquiva en el Pantano de Vargas, con la célebre frase: -Rondón no ha peleado todavía; y erguirse sobre el éxito de la batalla para responder a la admiración de los suyos: -Así se baten los hijos del Alto Llano. En Carabobo el impetuoso Mellados advierte al camarada que quiere adelantársele en una de las cometidas del Valencey:- Compañero, por delante de mí, la cabeza de mi caballo …..

Y siguen los llaneros camino hacia el sur. Sus corceles de guerra abrevan en los grandes ríos de la América y tramontan las más altas cordilleras del planeta. Lo que hicieron lo sabe el mundo y lo canta la Epopeya. Entre el Orinoco y el Desaguadero recorrieron vasta trayectoria, con posas inmortales en Boyacá y Pichincha, Junín y Ayacucho. Hablar de sus proezas es evocar todo un pasado glorioso. Peones oscuros tocaron con la punta de sus lanzas en el templo de la fama y abrieron para sus nombres las puertas de la inmortalidad. "

José E Machado

3 de abril de 2014

La Música del Palmar

Les comparto estas líneas que me parecieron hermosas, pues entendí con ellas lo que dicen muchas canciones y poemas sobre "La Música del Palmar":

 El ganado cimarrón penetra corriendo al palmar, y se va disipando su tropel mientras crece el ruido de silbidos entretejidos en todos los tonos imaginables. Ruido característico del palmar, que con la ventolera va desde el violín al redoblante en confuso susurro y fuga de notas, formando un ambiente en la oscuridad en que cualquiera puede creer todos los cuentos de la noche y avalar la presencia de lo sobrenatural. Las fibras menudas de las palmas contra el viento, dan un sonido estridente. Las partes mas burdas producen otros sonidos, y finalmente el cuerear de la palma entera sacudida. La vibración del palmar en la oscuridad hace nacer leyendas y en su cacería de misterio los llaneros hablan a media voz, nadie grita como en sabana abierta, como si temiera la contestación de algún espíritu ofendido. Es más, los muchachos estan en silencio: en el palmar no se grita porque uno no sabe quien le puede contestar... 
Horacio Cabrera Sifontes
La Rubiera

1 de abril de 2014

El Paso del Diamante- Profesor Hugo Arana Páez

Les ofrecemos otro de los videos del Profesor Hugo Arana, realizado en San Fernando de Apure, con la intención de mantener viva la memoria de la capital del estado Apure, mediante una serie de grabaciones que hemos denominado El San Fernando de Ayer.

En esta oportunidad, el profesor Arana nos habla del Paso el Diamante, tambien llamado Paso de las Flecheras, como un recuerdo a la acción del Catire Páez mediante que con 50 llaneros cruzó el rio Apure y sustrajo de las líneas enemigas embarcaciones de guerra, con las cuales reforzó su propio ejército.

El paso el Diamante es también recordado por haber sido la ruta que recorrió a nado la niña Trina Omaira, para complacer una apuesta de su padre. Asímismo,  fue por ese paso por donde llegó a la ciudad de San Fernando de Apure, el primer automóvil.

Sin más, les ofrecemos El Paso del Diamante:

Las Faenas Llaneras en La Rubiera (3/3)

Culmina Horacio Cabrera Sifontes su narración sobre la faena llanera en La Rubiera, con la descripcion de la misma  durante el invierno llanero:


En el invierno, en el Llano rubiero todo cambia. Todo parece diferente. El sistema de vida es otro. Los ganados se refugian en las partes altas, en los médanos. El caballo se cambia por la canoa. Los cuatreros roban en canoas. Matan la res en los médanos, a la que atrapan fácilmente cuando está en el agua, le traman el. cacho contra el borde de la canoa, y allí mismo la descabellan con la puntilla en la nuca. Como en el agua no pesa la res, la arriman al médano para descuartizarla, y en sacos van metiendo la carne en la canoa. 

El Llano se inunda, pero la paja de agua sobresale del nivel del agua como para tapar la canoa. Se puede mirar a distancia, por encima de la sabana inundada, y no se ven las canoas de los cuatreros. Solamente el gavilán primito los delata. Fijándose en la actitud del gavilán se descubre a lo lejos el pendolear de la palanca con que impulsan la canoa. Un palanquero hábil recorre la canoa agachado, empujando la palanca a fin de que la paja que sobresale del agua lo esconda. Hay que fijarse bien para ver la palanca. Solamente el gavilancito los acusa, como si dijera: allá está. Los sigue constantemente y cuando uno se va aparece otro. La misión del pajaro detrás de la canoa es solo la de buscar su alimento. Sabe que la canoa en su trayecto va a levantar paticos, tiganitas y gallitos de agua. Cuando éstos se levantan en vuelo, el gavilán primito, estratégicamente ubicado detrás de la canoa, les vuela desde atrás y se les mete por debajo, a la vez que él mismo se pone boca arriba para agarrar su presa por el pecho, seguidamente invierte la posición y es el patico el que queda boca arriba, en la imposibilidad de hacerle resistencia, é1 toma su vuelo normal y se dirige al médano donde hará su comida.  Asi mismo la garcita llanera se para junto a la cabeza de la res que está comiendo, porque sabe que espantará la tara que le va a servir de alimento. Técnicas y mafias de un mismo medio. 

En el invierno rubiero se puede apreciar la gran riqueza de la fauna acuática. El Orinoco y el Apure se desbordan. El Guariquito sirve como canal de entrada de millones de peces grandes de todas clases. Los muchachos en Garcitas saben por la mañana cuántos manaties subieron en la noche, porque les contaron los soplidos. Los peces de los grandes rios toman una vacación y se riegan por la sabana inundada comiendo a su gusto desde taras, ranas y lombrices hasta retoños y frutas silvestres. Por cardúmenes sube del Orinoco el morocoto grande renegrido, que en el Llano se llama “cachama”. Es muy fácil su arponeada, porque se anuncian desde lejos con el aguaje. 

Los ganados se recuestan a los médanos y muchas veces hay que hacer grandes “cayapas” para sacarlos del aislamiento. En La Rubiera las aguas de inundación llegan hasta El Alcornocal y el ganado tiene hacia el norte muchas partes altas donde defenderse. A Mata de Pelo y a la costa del Guariquito suben miles de venados desde los llanos inundados. La época de invierno es la de mayor carne robada en La Rubiera. Los dueños de ganado se hacen amigos del gavilán primito. No lo son del gavilán colorao, porque éste les avisa a los cimarrones la presencia de los llaneros, haciéndoles perder el día. La naturaleza genera su propia defensa."
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