El turpial o turupial ha sido catalogado como el ave nacional de Venezuela desde 1957. Su nombre de presuntas raíces indígenas, obedece, según opinión de Bruno Manara, estudioso de la flora Y fauna venezolana; a la forma onomatopéyica de su canto, que puede escucharse como turu-pio, turu pio.
Los tonos de su plumaje van con la edad del ave, así los turpiales amarillos son los más jóvenes, siendo los adultos anaranjados.
“ El Turpial es un ave con muchas virtudes que justifican ampliamente su condición de emblema nacional. Es ante todo muy hermoso, resaltando entre el follaje, en el caso de los adultos, sean ellos machos o hembras, su brillante colorido anaranjado, combinado con el negro azabache y el blanco puro, a lo cual se agrega su llamativa franja ocular azul celeste envolviendo sus ojazos amarillos. Su pico agudo de destellos plateados y sus patas de igual color, largas y coronadas por sus robustos muslos emplumados de color amarillo subido, complementan su estampa estilizada que trasluce a la vez fuerza y delicadeza. Representativo de tal dualidad es su canto, tan sonoro que se puede escuchar desde bastante lejos, pero tan pausado y modulado que a nadie podría atormentar.” Sociedad conservacionista audubon Venezuela
La iniciativa para la designación del ave emblemática de Venezuela, corresponde a la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales (SVCN), que en 1957 facilitó su selección, invitando a diversos organismos a proponer especies.
Hay una anécdota curiosa en torno a ésta elección, la cual tomé de la página
audubonvenezuela.org, la cual resumí parcialmente dada su longitud, aunque utilicé también fragmentos textuales. Sin embargo, mi recomendación es que la lean completa en la página mencionada, ya que su redacción jocosa y totalmente documentada, la hace muy agradable:
-Para el momento que se estaba proponiendo la elección del ave nacional, el ambiente del país, bajo la dictadura de Pérez Jiménez estaba bastante tenso, por cuanto estaban próximas a realizarse elecciones que el dictador pretendía ganar, mediante un plebiscito incorporado a la Ley Electoral en una reforma aprobada a la carrera por el congreso el 13 de noviembre, lo cual produjo reacciones en la población y fue finalmente derrocado.
Paralelamente y en forma contrastante, había muchos candidatos para la elección del ave nacional y el presidente de la SVCN, Ramón Aveledo Hostos, envió un telegrama a sus colegas zulianos que decía “nos urge recibir nombre de su pájaro candidato”. La Seguridad Nacional interceptó el mensaje e interpretó que el pájaro candidato sería algún aspirante a competir en las elecciones con el dictador. Por tal motivo, apresaron a Aveledo, lo llevaron a uno de los calabozos de tortura, exigiéndole que “cantara” el nombre del traidor, mientras el pobre Aveledo solo mencionaba al cuacarachero, la paraulata, el cristofué, la corocora, etc y por supuesto el Turpial.
Cuando se aclaró el malentendido, la eleccion del ave nacional tuvo un repunte inesperado pues en cierto modo se tomó como una parodia a las intenciones del dictador. Participaron los intelectuales del país, los poetas, escritores, científicos, caricaturistas, cada uno proponiendo a su ave predilecta. Participaron Angel Rosenblat, Francisco Tamayo ,Aníbal Nazoa, Miguel Otero Silva, Federico Pacheco Soublette, Julio Barroeta Lara, Ida Gramko y otros más.
“Durante la contienda, el turpial llevaba el mayor favoritismo, sin embargo habia empezado a despuntar el gallito de las rocas. La polémica adquirió ribetes que seguramente hicieron poner nervioso a más de uno en el gobierno. El Turpial fue acusado, en «clara alusión al dictador», de «pájaro bravo», condición que «ensalzaron sus defensores como básica para defender su libertad», aunque hubo a quien le pareció que tenía más bien «inclinación a olvidar fácilmente su cautividad con su propio canto». En cuanto al gallito de las rocas, se arguyó que ya no se quería «más gallos en este país», mientras que un indignado anónimo criticaba que se pudiese pretender elegir a «ese pájaro que casi nadie conoce», en lo cual no le faltaba razón
La elección se efectuó en la SVCN, ubicada por entonces en El Paraíso, el lunes 11 de noviembre de 1957, un mes antes del plebiscito del 15 de diciembre. Clasificaron para la gran final, como era de esperarse, el turpial y el gallito de las rocas, luego de unas rondas eliminatorias en las cuales el zamuro, como siempre vilipendiado y discriminado injustamente, fue el primero en quedar fuera, seguido por el guácharo, considerado tenebroso por algunos. La elección fue más reñida de lo previsto, sucediéndose los alegatos a favor y en contra de ambos contrincantes. La crítica más recurrente contra el Turpial fue que éste «vivía en cautiverio, se adaptaba a la jaula, en tanto que el Gallito no», frente a lo cual alguien retrucó que «también el caballo es domado por el hombre y es símbolo de nuestro escudo», en tanto que un tercero aseguró que con la elección del Turpial «se abogaría porque fuesen liberados todos los turpiales”…”Finalmente, al filo de la medianoche 49 doctos electores votaron, obteniendo el Turpial 27 sufragios y el Gallito de las rocas 22. La reseña diría que «sus cualidades canoras, su agresivo vuelo, su lindo plumaje y ese estar metido en el alma popular, le dieron el margen suficiente al Turpial para imponerse en una elección por demás reñida» (Diario El Nacional, p. 1).”