Esta leyenda, en la misma tónica de nuestro ícono nacional Florentino y el Diablo, plantea un contrapunteo entre un cantor llanero llamado Paulino el Turupial (coplero) y Custodio Quendo personificando al Diablo, musicalizado y escrito por José Romero Bello con la voz del Carrao de Palmarito, con cambios entre Pajarillo y Chipola tal como se grabó el famoso Florentino y el Diablo.
El autor usa algunas expresiones del poema de Arvelo y en general se maneja en forma similiar, salvo el final en que ambos copleros desaparecen.
Llama nuestra atención que en un poema de la pluma de Victor Vera Morales, Custodio Quendo es mas bien el coplero. Les copiamos el referido poema:
CUSTODIO QUENDO Y EL DIABLO
Mi nombre es Custodio Quendo
Y vengo de Tucupido
Y me siento complacido
Que ustedes me estén oyendo
Alma que te vas durmiendo
Dale tono a tu alegría
Que se acerca la porfía
Y el Diablo espera sufriendo,
Aquí le estoy repitiendo,
Yo soy de Santa Lucía
Yo soy de Santa Lucía
Y la voz quedó en suspenso,
En usted Custodio pienso
Habló el Diablo en alegría
No creo en la valentía
Que en estos rumbos le han dado
Y mil veces he cantado
Con otros que tienen fama,
Acérquese: mi voz lo llama
Para dejarlo plantado
Para dejarme plantado
Y lo dice con desprecio
A mí no me asusta necio
Ni Diablos enmochilados
Perro que ladra
amarrado
No muerde ni de cerquita,
Y aunque su piel es negrita
Y su mirada es candela,
No me asusta su manera:
Yo tengo una virgencita
El Diablo salió corriendo
Rumbo al infierno lejano
Y esta conseja en el llano
Todavía está viviendo
Pero un traidor fue siguiendo
A este Custodio valiente,
Y en El Socorro, vilmente
Lo esperó una madrugada
Y de cuatro puñaladas
A Custodio le dio muerte
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