El milagro es esta rosa
de aroma tierno remanso
donde el junco del ensueño
rescata suspiros náufragos
La abeja su afán destila
en el panal acendrado
y la punta de la lengua
liba mieles de milagro
Exaltación Lírica del Milagro
Luis Barrios Cruz
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REBELDIA
Hay un destino de selva
Clavado en el alma india
Que de la flor no disfruta
Sin el punzar de la espina..
Reniega el coromotano
Brutal de la nueva mística
A que lo somete ahora
La norma de la Conquista;
La selva terrible y sola
Quiere el cacique por vida
Y la selva pronto busca
Burlando la disciplina;
Que en el corazón del hombre
Fiero combate se libra
Y por cada levantarse
Sufre siempre una caida.
Pero la fuga del bravo
Coromoto, si no digna,
Tampoco es de aquellas fugas
Tomadas pro cobardia.
¿Acaso la duda lóbrega
Su fe de hogaño le mina,
Entre las recias visiones
De las prácticas antigias.
No diga incredulidad
Quien conozca de esta huida:
Diga un destino de selva
Clavado ene l alma india.
Alza el cacique su orgullo
Al pensar que se esclaviza:
Ni incrédulo ni cobarde:
Se marcha por rebeldía
Esto lo ve de seguro
La Santa Señora linda
Y maternalmente acude
A interponerse en la huída
La noche es total, doquiera
Ha derramado su tinta
Y el contorno de las cosas
Desde un palmo no se mira;
El cacique en su cabaña
De pesadumbre se abisma
Mientras el hondo silencio
Murciélagos acuchillan;
Mas a la puerta del rancho
Llega la Virgen María,
Como ayer en la quebrada
Con su faz de miel y brisa.
Clavado en el alma india
Que de la flor no disfruta
Sin el punzar de la espina..
Reniega el coromotano
Brutal de la nueva mística
A que lo somete ahora
La norma de la Conquista;
La selva terrible y sola
Quiere el cacique por vida
Y la selva pronto busca
Burlando la disciplina;
Que en el corazón del hombre
Fiero combate se libra
Y por cada levantarse
Sufre siempre una caida.
Pero la fuga del bravo
Coromoto, si no digna,
Tampoco es de aquellas fugas
Tomadas pro cobardia.
¿Acaso la duda lóbrega
Su fe de hogaño le mina,
Entre las recias visiones
De las prácticas antigias.
No diga incredulidad
Quien conozca de esta huida:
Diga un destino de selva
Clavado ene l alma india.
Alza el cacique su orgullo
Al pensar que se esclaviza:
Ni incrédulo ni cobarde:
Se marcha por rebeldía
Esto lo ve de seguro
La Santa Señora linda
Y maternalmente acude
A interponerse en la huída
La noche es total, doquiera
Ha derramado su tinta
Y el contorno de las cosas
Desde un palmo no se mira;
El cacique en su cabaña
De pesadumbre se abisma
Mientras el hondo silencio
Murciélagos acuchillan;
Mas a la puerta del rancho
Llega la Virgen María,
Como ayer en la quebrada
Con su faz de miel y brisa.
De plácidos resplandores
La tiniebla se ilumina
Y las gentes congregadas
Se doblegan de rodillas.
No el cacique: lo contrario:
Eleva la frente ríspida
Y le ordena a la Señora
Marcharse de su guarida,
Porque ya mas no desea
Su inoportuna pupila
Escudriñándole el alma
Seca de melancolía
La Señora permanece,
Más espléndida y más linda,
Y el cacique se abalanza
Con su flecha para herirla
La bella Virgen se esfuma
Y vuelve la sombra íngrima
El rebelde sin ventura
La flecha al polvo resigna
Y siente una extraña cosa
Donde la flecha tenía
¿Cómo misteriosa imagen
El indio mantiene asida?
¿Su efigie dejó la buena
Virgen de las maravillas
Entre ese puño salvaje
Y el negro de amarga ira,
Como prueba de su santo
Amor a la gente indígena?
Aquí la guardo, el rebelde
Lleno de soberbia grita.
Aquí la guardo en mi mano,
Por fin la tengo vencida.
Nunca más ha de escaparse
Y en esta cabaña misma
Voy a pegarle candela
Para trocarla en ceniza.
Así el cacique vocea
Entre la sombra maldita
Y en el corazón rugiente
Feroz combate se libra.
EL hombre siente la gracia
Pero la culpa lo abisma
Y por cada levantarse
Sufre siempre una caída.
Luis Barrios Cruz
La tiniebla se ilumina
Y las gentes congregadas
Se doblegan de rodillas.
No el cacique: lo contrario:
Eleva la frente ríspida
Y le ordena a la Señora
Marcharse de su guarida,
Porque ya mas no desea
Su inoportuna pupila
Escudriñándole el alma
Seca de melancolía
La Señora permanece,
Más espléndida y más linda,
Y el cacique se abalanza
Con su flecha para herirla
La bella Virgen se esfuma
Y vuelve la sombra íngrima
El rebelde sin ventura
La flecha al polvo resigna
Y siente una extraña cosa
Donde la flecha tenía
¿Cómo misteriosa imagen
El indio mantiene asida?
¿Su efigie dejó la buena
Virgen de las maravillas
Entre ese puño salvaje
Y el negro de amarga ira,
Como prueba de su santo
Amor a la gente indígena?
Aquí la guardo, el rebelde
Lleno de soberbia grita.
Aquí la guardo en mi mano,
Por fin la tengo vencida.
Nunca más ha de escaparse
Y en esta cabaña misma
Voy a pegarle candela
Para trocarla en ceniza.
Así el cacique vocea
Entre la sombra maldita
Y en el corazón rugiente
Feroz combate se libra.
EL hombre siente la gracia
Pero la culpa lo abisma
Y por cada levantarse
Sufre siempre una caída.
Luis Barrios Cruz
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