Las creencias y supersticiones van de la mano en todo el mundo, y en un mismo país cambian de una región a otra. Universalmente, se consideran a los buhos y lechuzas como aves de mal agüero, igualmente a los gallos en ciertas situaciones y a las mariposas negras entre otros.
En esta oportunidad hablaremos de aves llaneras, que las creencias populares han hecho famosas por los malos designios que traen sus nombres. Su presencia o canto provoca temor supersticioso sobre el porvenir de la casa o de los miembros de la familia, cuando las ven o las escuchan.
Hemos modificado el contenido original de esta entrada pues al parecer, distintos nombres apuntan a la misma ave, como es el caso de la Guacaba y Yacabó, e incluso, Pavita.
Hemos modificado el contenido original de esta entrada pues al parecer, distintos nombres apuntan a la misma ave, como es el caso de la Guacaba y Yacabó, e incluso, Pavita.
El Aruco (Anhima corneta)
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Se resumirá brevemente un completísimo artículo sobre esta ave, perteneciente a la web audubonvenezuela.org: "Mide unos 90 cm desde el pico a la cola, es un ave corpulenta con la cabeza muy pequeña, tiene pico pequeño como de gallina y un apéndice cartilaginoso sobre la cabeza, parecido a un cuerno, que crece con la edad del ave y que es bastante frágil. Son poco sociables y muy sedentarios, estableciéndose las parejas en territorios no muy extensos, usualmente en zonas húmedas, que defienden frente a cualquier potencial usurpador, siendo las vocalizaciones la forma predilecta de hacerlo. Poseen dos espuelas largas y afiladas en los codos de las alas que utilizan forma amenazadora pero que en realidad tienen poco efecto dañino. No es comestible por su desagradable carne esponjosa
Se hace mención especial al canto del ave, el cual puede oírse a mas de 1 km de distancia y que es sonoro y estridente, mezcla de sonidos guturales, chirrido, ladrido o rebuzno. Aparentemente lo emite como alarma o signo de perturbación, cuando ve algún extraño.
Principalmente en Barlovento, el Aruco es considerado mensajero de la parca: «Si canta el aruco / viene la muerte». Sin embargo en ciertas regiones se considera un ave benefactora". En el Llano venezolano, se le conoce ampliamente, pero no se le asigna ninguna condicion específica, es decir, no se le conoce como ave agorera, pero tampoco como benefactora.
dice que tiene el poder de “empavar”. Tiene un canto dulzón, triste, grave y acompasado que ha asustado a la gente por generaciones, especialmente en el interior del país, donde tiene peor fama que la mariposa negra y compite con la guarura, en ser portadora de mala suerte. Tiene hábitos más bien diurnos, aunque sus grandes pupilas les permiten ver perfectamente en la oscuridad. Cuando son jóvenes, el plumaje tiene franjas claras y oscura.
No es raro escuchar expresiones como: ‘¡Ya cantó la pavita!’ ‘¡Nos cayó la pavita!’ ‘¡Qué pavita tan ciriaca!’, todas alusivas a esta ave.
Ramón Páez en "La Vida en los Llanos de Venezuela, dice que " la pavita es apenas mayor que una tórtola y según dicen, es el espíritu de algún buen pariente que viene a avisar una próxima calamidad. En este caso, cree que nada es tan aceptable para la pobre alma, como unos pocos padres nuestros y ave marías, con lo que generalmente tratan de desembarazarse del desagradable visitante, recitando varias veces esas oraciones, después de santiguarse dos veces con mucha devoción. Donde quiera que se escucha tan temido búho, se produce en el acto una escena de confusión y consternación; los niños corren a esconderse en las faldas de las mujeres, éstas buscan protección de los hombres, mientras éstos se contentan con murmurar la sagrada invocación ¡Ave María purísima!, la cual es siempre para todos, el talismán favorito contra los peligros."
Nos cuenta nuestro colaborador Omar Carrero que "Algunas especies del Género Glaucidium se conocen con el nombre vulgar de Guacaba o Pavita. Son buhos. Ahora, la Guacaba de la mala suerte casi seguro que corresponde con Glaucidium brasilianum (sub especie medianum). Es un mochuelo pequeño sin “cuernos” y con el disco frontal imperfecto; es patipluma (se llaman así a las aves que tiene plumas en los tarsos), sus alas son fuertes y cortas, la cola es más o menos larga.
Personalmente pensaba que la Guacaba, Pavita y Yacabó eran aves diferentes, pero al parecer, se trata de la misma avecilla, cuyo canto inquieta. El Glosario de Voces Indígenas de Lisandro Alvarado, clasifica esta ave como Glaucidium ferox y nos indica: " Esta ave canta hacia el crepúsculo o durante el día, repitiendo tres notas que parecen decir ya acabó, pero comenzando con las primera y última y ascendiendo en la escala hasta fijarse en las tres susodichas, Los labradores dicen que canta pidiendo agua, y que por eso anuncia la estación lluviosa en escala ascendente, que parecen decir ya acabó. Se dice que su canto llama la lluvia".
Se infiere de la anterior explicación que la pavita, guacaba y yacabó es el mismo pájaro, sin embargo, especialmente sobre el último, en muchos sitios se le atribuye otra apariencia física (mas bien de buitre) . Gallegos dedica unas líneas al canto del yacabó diciendo que "hiela el corazón del viajero"
“De pronto cantó el yacabó campanadas funerales en el silencio desolador del crepúsculo de la selva, que hielan el corazón del viajero. Ya...cabó, ya...cabó...". (Doña Barbara. Rómulo Gallegos).”
Ramón Páez, La vida en los Llanos de Venezuela, escribe: "Anuncia la muerte inminente de los moradores de las casas y por eso es escuchada con pavor por hombres capaces de no vacilar en habérselas con el toro o jaguar mas formidable. Ciertamente, el espantoso grito Ya acabó, ya acabó, parece lleno de tan cruel misterio, que pocos serán los corazones que no se conmuevan. El único expediente posible para liberarse en caso semejante, consiste en hacer una cruz con ceniza en el frente de la casa, por cuyo poder, según se cree, será espantado el nefasto mensajero."
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