Alejandro Armas, Abuelo de Vivencias Llaneras |
Hemos querido detener temporalmente nuestro viaje virtual a los pueblos de Apure, para hacer un salto e introducirnos un poco en el mundo de San José De Guaribe, estado Guárico.
¿El motivo? Buscar los recuerdos del abuelo, que llegó a este pueblo como a los 7 años según su propia estimación, luego de escapar con su madre y hermanos apresuradamente de las garras del paludismo.
Nacido en Rio Grande, caserío mirandino, vivió sus primeros años como cualquier muchacho campesino, desarrollando el instinto de supervivencia en un medio totalmente desasistido de salud, educación y demás necesidades básicas. Esas vivencias, que recuerda con exactitud asombrosa, fueron en su momento la inspiración para desarrollar este espacio.
Un rancho temporal a la orilla del río, desencadenó para la familia, la necesidad de abandonar esa tierra y refugiarse en San José de Guaribe, que se ubicaba a aproximadamente a unas 14 horas de marcha a pié y que contaba con mínimos servicios de asistencia, para por lo menos defenderse un poco del terrible flagelo que azotaba a todo el país y que ya había cobrado la vida de dos hermanos.
Francisca (Pancha) Armas |
Pancha, su madre, mujer resteada como todas las mujeres venezolanas, emprendió la marcha con sus tres hijos, cruzando tres pasos de río crecido, pasándolos uno a uno sobre su espalda, recorriendo entre cada uno, kilómetros aguas arriba calculando el sitio donde debía lanzarse para que la corriente la llevara aproximadamente al sitio donde la esperaba el siguiente. Tres pasos de río con tres niños a cuestas, sin duda una proeza increíble, propia de una madre venezolana.
Y así, tras la marcha de todo el día y la noche, a eso de la 1 de la madrugada llegaron a San José de Guaribe, a buscar refugio en la casa de un hermano de Pancha, considerado hoy como patrimonio cultural del pueblo: Rafael Elias Armas. Cuenta el abuelo que recuerda con precisión un delicioso olor a pueblo, y la emoción profunda de pisar por primera vez, un centro poblado.
Y allí permanecieron un tiempo, ella lavando y planchando para subsistir, y los muchachos haciendo mandados y correteando por las calles polvorientas.
Guardo hermosos recuerdos de ese pueblo en mi mas tierna infancia, relacionados con mi abuela Pancha, ya que me mandaban para allá en mis vacaciones escolares, cuando tenía unos cuatro o cinco años. Sus casas de barro de paredes pintadas con cal blanca, sus puertas de madera, la vieja costumbre de tomar “el fresco” en las tardes sentados en las silletas recostadas de la pared, mientras los muchachos correteaban por las calles de tierra, la tibia leche recién ordeñada, una deliciosa e inolvidable natilla que yo llamaba mantequilla blanca…..
Un patio con árboles y muchos morrocoyes, algunas gallinas, el “taturo” de agua, donde había que bañarse con totuma, y los enormes sapos que llenaban el patio en la noche.
Y cuando llovía, el permiso para bañarme en la lluvia en ese rio de agua que bajaba, marrón al arrastrar la tierra de las calles. Y las reuniones en las casas de quienes tenían televisor para ver una “comedia” (telenovela), cuando prendían la planta eléctrica, creo que hasta las 8 de la noche. Inolvidables recuerdos para un niño caraqueño, acostumbrado a las restricciones de la vida citadina.
Durante esta semana les estaremos ofreciendo en honor a esos recuerdos, algo de la historia y cultura de San José de Guaribe.
Rafael Elias Armas. Nació el 4 de diciembre de 1908 en San José de Cúpira, municipio Pedro Gual, estado Miranda. Llegó a Guaribe a los 16 años de edad, desempeñándose como carpintero y barbero. Estableció la primera fábrica de bloques para la construcción en la región, al igual que en 1950 fundó el único cine de la comunidad ubicado en el Club Social de Guaribe. Falleció el 15 de octubre de 1990.Cuadernos del IPC
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