La leyenda nace en san Rafael de Onoto, estado Portuguesa y el escrito que a continuación se coloca, fué tomado de Mitos y Leyendas Predominantes del Estado Portuguesa, de la Profesora Carmen Pérez Montero:
Para el año 1954, donde actualmente está la represa de Las Majaguas, eran tierras de Juan de El Morro. El Gral marcos Perez Jiménez, construyó la represa para solucionar el problema de aguas existente en esa zona agrícola. Para esa fecha, ya Juan de El Morro, había muerto y su espíritu vagaba por sus tierras. Empezaron entonces a ocurrir acontecimientos difíciles de explicar, tales como muertes repentinas de obreros que cortaban árboles, derrumbes, arboles que caían sobre los trabajadores, muertes por mordedura de serpiente, obreros que desaparecían sin dejar rastro o se ahogaban. Dicen que una vez Juan de El Morro se le apareció a un hombre, habitante de La Esperanza, le pidió chimó y le dijo: -No me corten la madera, porque esa me pertenece. Este es mi dominio- y desapareció.
Lo describen como una anciano mal vestido, con alpargatas y morral al hombro. La leyenda fue extendiéndose por los pueblos cercanos, incluso los pescadores le ofrecían parte de la pesca a Juan de El Morro, para que les permitiera una buena pesca. Muchos aseguran haberlo visto sentado en una piedra, con su morral, junto a la represa.
Una caracteristicas común de las personas ahogadas en la represa, según cuentan los habitantes del sector, es que las encuentraban agachadas con los ojos abiertos
Otros testimonios dicen que Juan de El Morro es un espiritu que puede hacer bien o mal, depende para lo que se busque.
Como dato curioso, Carmen Pérez Montero, nos cuenta que bajo la represa hay carreteras (incluyendo la carretera vieja a Caracas), puentes, cementerios, etc
Cuentan que para que Juan de El Morro, permitiera construir la represa, Marcos Pérez Jiménez hizo un pacto con él en la Montaña de Sorte, dominio de Maria Lionza. Allí se llegó a un convenio y según dicen, Juan de El Morro pidió, a cambio de la donacion de parte de su propiedad para la construccion de la represa, le dieran poder para durante 40 años, recoger todas las almas de los seres que murieran entre Apartaderos y Acarigua, para hacerlos sus súbditos y nutrir sus dominios. En el año 1955 se cumplieron los cuarenta años del pacto
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