Pajarillo, pajarillo
Que vuelas por la ribera
Voy a cantarte otra vez
Con mi garganta altanera
Recordando aquellos tiempos
Allá en la Mata Arzolera
De La Unión y Calabozo
Del Ave María Sanchera
Estas coplas de la inspiración de Ángel Custodio Loyola aparecen al pie del pequeño obelisco levantado en su memoria justo en Mata Arzolera, lugar de su nacimiento. Loyola, un guariqueño de canto impresionante logró difundir a lo largo y ancho de la tierra venezolana la música del llano-llano, ahora desvirtuada por la llegada del joropo urbano que aún manteniendo la tríada de arpa, cuatro y maracas, disfraza la verdadera música llanera,
Ángel Custodio nació un 4 de septiembre allá por 1926; exactamente donde el paralelo 8º 36´ se da la mano con el meridiano 67º 53´, en un rincón donde Guárico, Barinas y Cojedes se hermanan; en invierno, a través del traslape de las aguas del Portuguesa, del Tiznados y del Cojedes y; en el verano, a través de tolvaneras y humaredas. En esas coplas, el mejor cantor llanero de todos los tiempos, triangula el espacio de sus primeras correrías al situar su Mata Arzolera en medio de Calabozo, La Unión y Arismendi (fundado sobre las tierras del hato Ave María Sanchera). Desde allí vislumbraba a las calcetas de Monte Oscuro, los topiales de Corocito y los bancos de Palo Quemao, llanos genuinos donde doblan la punta los pastos pa´ los lados que va el viento; llanos tantas veces cantados en sus coplas ingenuas y sencillas pero que su voz cargada de sentimiento, de claro timbre y de mejor fraseo se encargaron de ponerlas en alto sitial. Ese mismo viento que dobla las puntas de la lambedora, en uno de sus tantos remolinos sacó de Mata Arzolera el canto puro de Loyola para que las gentes de otros parajes pudieran conocer la música propia de los hombres y mujeres del bajío, en una época difícil para la música venezolana porque los ritmos caribeños irrumpían con fuerza en nuestros escenarios. Pero Loyola apoyándose en su propia convicción de que el joropo es sentimiento, alma y ganas de cantar pudo hacerse oír por encima del mambo y de la guaracha. Desde entonces la voz de este supremo cantor se extendió por todo lo ancho del llano y más allá, porque también las costas y las serranías vibraron ante la recia entonación de un pajarillo o de la sublimidad de un pasaje como Cajón de Arauca Apureño. Loyola con su canto contribuyó grandemente a la llanerización musical de Venezuela, identificada a través del joropo y del pasaje y más recientemente de la tonada. El 24 de septiembre se cumplieron 25 años desde que el alma de Loyola abandonó su cuerpo físico en Cagua, estado Aragua, sin embargo, su grito altivo sigue oyéndose a lo largo y ancho de su tierra venezolana, en donde lamentablemente, con el advenimiento de nuevos intereses y maneras de componer y cantar se vive un proceso de desllanerización del joropo y del pasaje. Este hecho, con toda seguridad hubiera obligado al Cantor a desempolvar su vieja copla de reclamo y empuñarla en su lucha contra esta afrenta:
Muchos pasajes mi amigo, óyelo bien, que por ahí se oyen tocá
Que dicen que son llaneros como tabaco e´mascá
Te lo juro por Dios Santo, del llano no tienen ná
Y otros son como albajaca, verdaíta y cómo no, con colonia perfumá
A seis décadas de la irrupción de este Coplero en el mundo artístico venezolano y considerando su valiosa aportación a la canta criolla y a la cultura venezolana, vale preguntarse si este ícono de la llaneridad ha sido valorado en su justa dimensión.
Ojalá que los venezolanos pudiéramos copiar el sentido de identidad de otros hermanos latinoamericanos, manifiesta en la exaltación que hacen a sus figuras representativas, tal como ocurre en México, Argentina, Colombia o Cuba, donde Jorge Negrete, Carlos Gardel, Rafael Escalona y Miguel Matamoros son recordados con veneración y su espíritu vive en cada uno de sus connacionales. Ojalá que pudiéramos lograrlo porque así Loyola en su voz tonante permanecería por siempre en cada uno de quienes tenemos a la tierra de gracia como querencia mayor.
Omar Carrero
Lambedora es una gramínea propia de las áreas inundables del llano. Tal vez es el pasto criollo de mejor calidad. Casi todos los pastos que hay ahora en el llano son introducidos, la gran mayoría africanos, que han entrado por Brasil. La Lambedora o Lamedora (Leersia hexandra) es bastante nombrada en los cantos llaneros: "pa´mí el llano no se acaba / lo digo en mi canto recio / relancino y altanero / mientras que siga naciendo / lambedora en los esteros / habrá sabana y calcetas / cundías de ganao matrero (Jorge Guerrero – Al Café y a los caballos)
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