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....Y vió que el hombre de la llanura era, ante la vida, indómito y sufridor, indolente e infatigable; en la lucha, impulsivo y astuto; ante el superior, indisciplinado y leal; con el amigo, receloso y abnegado; con la mujer voluptuoso y áspero; consigo mismo, sensual y sobrio. en sus conversaciones, malicioso e ingenuo, incrédulo y supersticioso; en todo caso alegre y melancólico, positivista y fantaseador. Humilde a pié y soberbio a caballo. Todo a la vez y sin estorbarse, como están los defectos y virtudes en las almas nuevas" Don Rómulo Gallegos

18 de febrero de 2011

Pedro Camejo Frente a la Vida - Germán Fleitas Beroes (Corrido)

Segunda Parte
Pedro Camejo
Frente a la Vida
A los veinte años escasos
Aquel futuro campeón
Iba en las fuerzas de Yañez
Puntero en un escuadrón.

Pasaron algunos meses
Y en Araure desertó,
Poco menos de una legua
La mula se le cansó
Alguna novilla gorda
En el camino mató;

Su compadre José Félix
A un Hato lo acompañó,
Pero el dueño de la finca
Que al principio lo aceptó
Al saber que era de Yañez
De mal modo lo miró….

Entonces el negro dijo
¡para Apure me voy yo!
Y cuando estuvo en Achaguas
A Páez se le presentó
-¡Me llamo Pedro Camejo!
Realista que se fugó;
Solo aspiro, Mayordomo,
Una casaca marrón,
Un penacho bien bonito
Que pegue con mi color,
Freno y charnelas de plata
Un caballo correlón
Una ”Santa Catalina”,
Un machete bien cortón;
Ser obediente a su mando,
Combatir en pelotón,
Encontrar para Mindola
Aperos de distinción
Para el negro Juan (rafal)
Silla nueva con pellón;
Cada vez que haya trifulca
Matar algún chapetón
Registrarle los bolsillos
Sin mucha contemplación
Porque los godos realistas
Cargan el oro a montón……!

Ante aquellas faramallas
Y ante aquella explicación
Tuvo que soltar la risa
Todo el Estado Mayor
El abrazo del catire
Al negro comprometió
-¡Acomódese Camejo
Que mañana quiero yo
Saber si es verdad que tiene
Tanta destreza y valor!

Una semana después,
¡como por mano de Dios!,
De repente: ¡el enemigo…!
Y Camejo se lució:
Hubo plomo y hubo lanzas,
Hubo gritos de terror
Pudo “mojar la cuchara”
En el primer encontrón,
Después le pasó revista
A los cinco que tumbó
Y se puso la casaca
Del último que mató
En más de veinte combates
El Negro se distinguió
Lo llamaban “El Primero”
Y siempre lo demostró;
Tuvo fama de jinete
Y de buen arrendador;
Soga brava en los rodeos,
Recio como amansador,
Al pie del arpa cantaba
Y sabía quebrar la voz,
Escobillando un joropo
Nunca tuvo contendor,
Era bueno con el cuatro
Con las maracas, mejor;
En el agua, por supuesto ,
Era el caribe mayor,
En amores y amoríos
Fue un Negro conquistador
Porque a todas las muchachas
les robaba el corazón.



Como premio del destino
a BOLIVAR conoció,
Este le puso cariño
el Negro se lo ganó;
le dijo que “diablocracia”
era el sistema mejor
y le contó sus andanzas
por esos llanos de Dios.


En “Las Queseras del Medio”
Cuando el Catire gritó
el Negro Pedro Camejo
fue el primero que volteó
¡a la lanza…..!, se le oía,
Y su nombre figuró
En el grupo de centauros
Que a Morillo derrotó.


Después, camino a San Carlos
El ejército marchó,
Era el convenio de Páez
Con nuestro LIBERTADOR.
Se encontraron los dos jefes,
Por el triunfo se brindó,
Y el plan de ataque y defensa
En ”La Blanquera” nació,
¡Carabobo era la meta,
Era morir con honor,
Era sepultar allí
Tres siglos de humillación”.


El Negro Pedro Camejo
En su lenguaje arengó
A toda la llanerada
Que sonriente lo escuchó:
¡Mañana es la gran “cisiva”,
El que muera con valor
Resucitara más tarde
En los brazos del SEÑOR,
Pero en cambio en el infierno
Estará el Diablo Mayor
Esperando al que recule
Delante del contendor.









































































Arrendador: hombre diestro en amansar bestias; Cisiva:Por decisiva; Chapetón: Europeo recien llegado a América, era un término despectivo; Diablocracia: Por Democracia; Ajo, echar un Ajo: decir una palabra obscena; La Blanquera: famosa casa ubicada en San Carlos donde Bolívar y sus oficiales ultimaron los detalles para la Batalla de Carabobo; Mayordomo: Jefe de hato o hacienda. Así le decía Pedro Camejo al General Páez; Mojar la Cuchara: Momento de propinar el lanzazo y mostrar la hoja del acero o la puya de madera tinta en sangre; Pellón: Adorno primorosamente bordado para colocar sobre las bestias; Santa Catalina: Nombre que el llanero daba a la Lanza ¡Páseme acá mi Santa Catalina!

Un pasaje de la Autobiografía de José Antonio Páez relata el diálogo entre Camejo y el Libertador como sigue:─ ¿Pero qué le movió a V. a servir en las filas de nuestros enemigos?; Miró el negro a los circundantes como si quisiera enrostrarles la indiscreción que habían cometido, (les había pedido que no le dijesen al Libertador que había peleado bajo las órdenes de Bóves) y dijo después:─Señor, la codicia;─ ¿Cómo así preguntó Bolívar?:─Yo había notado, continuó el negro, que todo el mundo iba a la guerra sin camisa y sin una peseta y volvía después vestido con un uniforme muy bonito y con dinero en el bolsillo. Entonces yo quise ir también a buscar fortuna y más que nada a conseguir tres aperos de plata, uno para el negro Mindola, otro para Juan Rafael y otro para mi”
Según Laureano Vallenilla Lanz en su Cesarismo Democrático:“el negro primero como todo hombre primitivo, tenia gran amor por los uniformes brillantes. Cuando el Libertador iba a encontrarse por primera vez con el General Páez, dice éste, que el negro “recomendaba a todos muy vivamente que no fueran a decirle al Libertador que él había servido en el ejército realista” Semejante recomendación bastó para que a su llegada le hablaran a Bolívar del negro con entusiasmo, refiriéndole el empeño que tenía en que no supiese que él había estado al servicio del Rey.(Aquí refiere exactamente el diálogo antes trascrito)“Esta anécdota es de una gran significación histórica, porque revela la mentalidad de la mayoría de los hombres que después que habían servido con Boves y Yañez, cometiendo los más espantosos crímenes, convirtiendo el territorio entero de Venezuela en “un vasto campo de carnicería”, vinieron a ser con Páez, Monagas, Cedeño, Zaraza, los heroicos defensores de la independencia y además comprueba el prestigio que iba conquistando la causa de la Patria en el seno de las bajas clases populares, a los esfuerzos enormes de los próceres. Ya la patria podía ofrecer a los que abandonaban las filas realistas, lo que constituía para ellos una ilusión: un uniforme y un apero; ya podía abrirles el camino de los honores, elevando hasta los esclavos, como Pedro Camejo, a las altas jerarquías militares.

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